Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Incestos

Giro de vida: mi yerno me hace su puta

No sé cómo empezar a contarlo, solo sé que en apenas unos días pasé de ser un ama de casa en la actualidad, casada, con esposo y dos hijos, (chico y chica) a ser la zorra del novio de mi hija, mi futuro yerno.



Tal como hacen otras comenzaré describiéndome para que tengan una visión en su imaginación.



Me llamo Micaela, mi marido José Luis y mis hijos Carlos y Rosa. Tengo 37 años, mi marido 53 y mis hijos, Rosa 21 y Carlos 19, ambos en la universidad. Vivimos en Santiago, Chile. Mi marido tiene negocio propio y yo antes trabajaba hasta hace como unos 5 años que cerró la empresa ahora soy ama de casa. Diré que soy de pelo castaño, mido como 170, buenos pechos, mis muslos redondos de gimnasio y culo firme que al ser respingón, se me marca en faldas y pantalones.



En fin el novio de mi hija Diego de 24 años también, estudió en la misma universidad que de ella, salen juntos desde hace como un año. Él trabaja en una empresa.



El inicio



Esto sucedió en Junio de este año, ya con calor



Bueno un sábado por la tarde volví a casa de comprar, no esperaba que hubiera nadie, vivimos en un piso, abrí y entré dejando las bolsas en el salón cuando oí algo de ruido en las habitaciones, la verdad es que mi primera reacción fue pensar que podía haber alguien robando pero el ruido era leve por lo que recapacité y pensé que seguro que alguno de mi hijos estaba estudiando, volví a oír el ruido pero era como gemido más que otra cosa, fui despacio por el pasillo para ver que ocurría y vi la puerta de la habitación de mi hija algo abierta y dentro en la cama a su novio tumbado y a ella de rodillas en la cama comiéndole la polla, me quedé de piedra, suponía que tendrían relaciones sexuales, pero no en mi casa. Aunque lo que más me sorprendió fue la enorme por tamaño y grosor del tamaño de la verga de Diego, su novio. Una no es que sea una mosquita muerta y ha tenido algunas infidelidades, por lo que puedo comparar no solo con la de mi marido, si no con alguna otra. La verga de Diego era enorme de tamaño y gorda, me quedé de piedra al ver como mi hija la hacía desaparecer en su boca solo parte de ella, para luego volverla a ver en su tamaño original, nunca antes había visto algo así. Sin hacer ruido me volví por donde había venido, recogí las bolsas y salí de casa sin hacer ruido, fui a dar una vueltas, hacer tiempo para regresar y que todo estuviera normal en casa.



Regresé pasadas las 20,30 horas, suponía que ya habrían terminado, entré e hice ruido para que se notara mi presencia, llegué al salón y estaban los dos viendo la tele, les saludé y llevé las bolsas a mi habitación eran algunas cosas para el verano. No sabía cómo ir a verlos, se me podía notar algo no sé, era una situación nueva y no esperada, pero le eché valor y fui a verles y a preguntar qué tal la tarde, aunque suponía que la tarde fue espléndida.



Me dijo mi hija que había estado preparando el proyecto de fin de carrera y que Diego la había ayudado y que habían cortado ahora mismo.



Menuda ayuda le había dado él a ella y ella a él, pensé



Volví a salón y me quedé mirando la tele pero mi pensamiento era hacía el pollón de mi, llamémosle, yerno. Me sorprendí a mi misma que en más de una ocasión mirara su entrepierna para descubrir el bulto que debía tener. Durante el resto de tarde tanto con la llegada de mi marido, como la de mi hijo y cenando los 5, mi yerno también, solo pensaba en la polla de Diego, estaba desconcertada por ello, era el novio de mi hija y yo pensaba en su pija, eso no podía ser normal.



Al terminar de cenar mis hijos y yerno se fueron a divertirse y mi marido y yo después de un poco de tele nos fuimos a acostar.



Nuestras relaciones sexuales eran esporádicas, si acaso un sábado si se podía si no nada, esa noche hice par tenerlas, estaba caliente sin saber porque o más bien sabiendo porqué. Mi marido o me sobaba o me comía el coño para luego follarme encima o yo según y Él mientras follábamos me sobaba el pecho, los pezones y descargaba su leche dentro de mí. Yo no siempre llegaba pero le hacía ver que sí, solo que en esa ocasión, mi pensamiento estaba en otra parte o más bien con otra persona, era mi yerno el que me sobaba, me comió le coño y me tocaba el pecho y los pezones mientras que yo cabalgaba como una loca con los ojos cerrados. Sentía que Él, mi yerno estaba tumbado, Yo encima cabalgando como una salida y que la leche que recibía era suya y no tuve que fingir que llegaba, lo hice por lo menos dos veces



Dormí relajada y me desperté con la sensación de estar caliente, pensando en Diego, en su polla mejor dicho, sintiendo que lo pasado por la noche fue con Él.



Esa sensación no era nueva para mí, ya la había tenido antes lo de pensar en un hombre que no era mi marido, al menos en 3 ocasiones a lo largo de mi matrimonio.



La primera estando embarazada de mi hijo me lie con un compañero de trabajo, a Él le ponían la mujeres embarazadas y a mí me ponía él por lo que estuvimos follando hasta casi que di a luz, luego la cosa se acabó.



Otra fue con un camarero de un bar donde solíamos comer las compañeras del trabajo, un día le vi sin querer en el almacén follándose a una mujer y su polla era descomunal por lo que no tardé en ser yo la que estaba en el almacén con Él, fueron una semanas intensas de sexo.



La tercera fue con un becario de la empresa, me miraba de una forma que me comía hasta que en una cena de Navidad acabé en los asientos de atrás de su coche, follando, sobándome y comiéndole la polla, sus prácticas acababan a final del año por eso desde ese día follábamos en el servicio, almacén o algún despacho de la empresa.



Y después de tanto tiempo volvía a sentir lo mismo, un calor por dentro que me consumía, que me impedía respirar y pensar y que necesitaba tener lo que deseaba, y esta vez era mi futuro Yerno. En las ocasiones anteriores la cosa vino y luego se fue sin querer continuarla por mi parte, quizás ahora con la edad se fuera sin necesidad de que ocurriera.



Solo que ya el domingo estaba deseosa de ver a Diego venir a por mi hija y aunque solo podría verlo deseaba ver su entre pierna e imaginar su polla dentro del pantalón. Vino por la tarde y fue desesperante con mi marido allí, mi hija sin poder observar tranquila lo que quería. Diego estaba como siempre. Él siempre reía, hablaba y dispuesto a ayudar en cualquier cosa ya fuer poner una bombilla que ajustar la tele o le ordenador de mi hija, o ayudarla en el proyecto de fin de carrera, aunque yo creo que las visitas a su habitación más tenían que ver con tocarle o dejarse tocar.



En fin el lunes pasó lo mismo que otros días, yo estaba en casa, hacía la cosas, mis hijos estudiaban y por la tarde llegaba Diego a casa para ayudar a mi hija, aunque ella muchas veces quería estar sola, ahora entendía que para poder hacer el proyecto porque con el novio haría poco de ello y entonces Diego venía al salón a ver algo la tele o hablaba conmigo. Solo que es lunes fue distinto mi conversación fue más amigable, cercana, distendida. Empezamos en la cocina charlando y al final acabamos sentados en los sofás del salón. Pusimos la tele para ver algo y me fijé que Diego no siempre miraba la tele, se le escapaban miradas a mi cuerpo, piernas… eso antes nunca lo observé. Ese lunes llevaba una falda y una camiseta como otras veces, de estar en casa. Pero por mi nueva faceta de mirona vi que él también me miraba. Eso en lugar de molestarme me dio un punto más de seguridad y autoestima, que un chico tan joven me mirara con, quizás, algo de deseo me ponía la moral por la nubes.



Yo también miraba su pantalón y creía adivinar que su polla se le marcaba más de estar en reposo, a ver si resultaba que yo le ponía.



Sus miradas estaban haciendo que mi interés subiera más enteros hacia el deseo de estar con Él.



Después llegó mi marido y el morbo de sus miradas acabaron, mi hija salió de estudiar y junto con mi hijo nos dispusimos a cenar. Y como otra veces Diego vino a la cocina a llevar platos, vasos… Yo estaba terminado de hacer la cena cuando Él estaba por allí, le miraba de reojo y le veía mirarme el culo y las piernas. Bueno una tiene su edad pero mi culo es firme y se marca, cosa que los hombres agradecen, lo mismo que mi pecho queda marcado, sus miradas a mi perfil eran algo descaradas con eso de Yo estar cocinando, solo que en esa ocasión no solo cocinaba y sin lugar a dudas vi como su polla se le marcaba mucho más que antes en el pantalón.



Cenamos como siempre y los chicos se fueron a tomar algo a alguna terraza, mi marido y yo no tardamos en acostarnos. Durante toda la noche estuve dando vueltas pensando en lo que me ocurría, en que Diego era el novio de mi hija y en cómo me miraba y como a mí me ponía Él. Tomé la decisión de no entrar al juego de sus miradas ni yo querer buscar algo más.



Al día siguiente tenía el firme propósito de no buscarle con la mirada y lo mejor sería no estar a sola con él en ninguna estancia de la casa. Llegó como siempre y me saludó al entrar con su amplia sonrisa y galantería



Diego- buenas tardes, suegrita (Siempre me llamaba así), como fue el día



Sentí su mirada en mi pecho a la vez que sonreía



Yo- ah bien bien, como siempre.



Diego- voy a ver a su hija



El simple hecho de notar su mirada fue determinante para que olvidara mis pretensiones de la noche anterior, me fui a la cocina y sin saber porque metí mis manos por debajo de la camiseta y del sujetador y me tiré de los pezones y manosee bien mi pecho, lo tengo muy sensible y siempre me excitó sobre manera el que me lo hicieran. Me puse excité como hacía tiempo que no me pasaba, fue tal el subidón que tuve, que por un segundo pensé en quitarme el sujetador para que cuando Diego saliera viera mis pezones duros marcándose en la camiseta, al final lo descarté, también estaba mi hija y mi hijo y mi marido no tardarían en llegar y el verme así ellos sería de un corte brutal.



Al final me fui a salón y puse la tele para intentar rebajar mi grado de excitación. Diego no tardó en dejar a mi hija estudiando y vino al salón conmigo mirando la tele.



Yo- tomas algo, Diego, yo me voy a poner un vino



Diego- bien una cerveza



Me levanté y fui a la cocina y volví con la bebida, me senté de nuevo pero, lo juro sin ser consciente, doblé una pierna y me senté encima de ella, dejando la otra normal puesta, mientras bebía y dejaba el vino en la mesa.



Yo- cambia de programa si quieres ver otra cosa.



Según hablaba me di cuenta que por la postura mi falda estaba bastante subida y pude observar como con disimulo Diego miraba mis muslo y más arriba, seguro que podía verme las bragas y Yo, solo de pensar que eso podía suceder, hizo que mi coño se mojara. Así estuve unos minutos, Él hablándome y Yo respondiendo y aguantando la calentura que tenía en mi cuerpo.



Mi pensamiento era el de decirle: te gusta lo que ves pues sin bragas lo verás mejor y podrás tocarlo



Esa noche acabé masturbándome en el baño como una primeriza adolescente.



La semana continuó en la misma línea, hablando mirándome y Yo viendo crecer su entre su bulto en el pantalón y por la noche, caliente como una perra, acababa de masturbarme en el baño



Pero llegó el sábado y ese día la cosa cambió del todo



Por la mañana se fueron todos pero me llamó mi hija por teléfono diciéndome que vendría Diego a por una cosa que necesitaba para estudiar en la casa de la amiga donde fue.



Sin saber porque, fui una autómata, me fui a mi habitación y busqué una ropa más sexy, pensé que cuando se fuera Diego volvería a cambiarme pero por una vez estaría a sola con Él. Me puse un top blanco anudado detrás del cuello, con la espalda a la vista, por lo tanto no podía ponerme sujetador y una falda de punto negra que me marcaba el culo con un tanga de hilo dental rojo y unas sandalias de tacón. Me miré en el espejo y vi a una zorra en toda regla, pensé en quitarme la ropa y ponerme algo más normal pero mi pensamiento era que Diego entraría me miraría y se iría y Yo sentiría sus miradas en mi cuerpo y que con eso me conformaba.



Estaba nerviosa e intranquila hasta que sonó el timbre, era Él y mi corazón se aceleró, respiré hondo y abrí la puerta



Yo- ah hola vienes a por algo para el estudio de Rosa



Le costó contestar, al verme así en la puerta con es ropa tan ajustada y con los pezones marcándose en el top.



Diego- ah si si eso es



Entró y fue a su habitación, Yo volví a la cocina poniéndome en la encimera haciendo algo, Diego vería mi silueta estaba algo de lado a la puerta, podría ver como se me marcaba el culo y el pecho, dos cosas que a todos los hombres siempre les llamaba la atención y más ahora sin sujetador marcándose los pezones.



Sentí los pasos de Diego venir por el pasillo y como se paraba en la puerta de la cocina



Diego- bueno suegrecita me voy



Le miré sin perder la posición solo volviendo algo la cabeza



Yo- vale



Sabía que me comía con su mirada



Diego- suegrecita que tienes en la espalda



Se acercó



Diego- es una mancha espera que te la quito



Cogió papel de cocina y la pasó por donde decía que estaba



Sentí sus dedos por mi espalda y bajó uno despacio por mi columna vertebral que me hizo tener un escalofrío.



Diego- suegrecita estás algo tensa deja que te relaje con un masaje



Puso sus mano en mis hombros y comenzó a masajeármelos bajando lago las manos por la espalda



Diego- que tensa estás, suegrecita, espera que lo haga mejor



Cogió el nudo del top y lo deshizo cayendo por encima de mi pecho las tiras. Para que no se me cayera el top puse mis manos encima de mi pecho sujetándolo.



Diego ahora podía masajear mi cuello perfectamente y mis hombros perfectamente, bajando las manos por mi espalda y subiéndolas de nuevo



Diego- que tensa estás, suegrecita, tienes mucho nudos que hay que quitar.



Bajaba las manos por mi espalda hasta llegar a mi culo y luego las subía hasta mis hombros y cuello, así estuvo un rato, ninguno hablábamos, yo solo sentía como pasaba sus manos y dedos por mi espalda, hombros y cuello. En un momento dado bajo sus manos por mis brazos acariciándolos con las yemas de sus dedos hasta llegar mi manos, me las cogió y separó del top poniéndomelas encima de la encima



Diego- así mejor que estás muy tensa



Según decía eso tiró del top hacia abajo dejándome el pecho desnudo, puso sus manos en mi pecho y lo masajeó, luego pasó sus dedos índice alrededor de mis pezones poniéndose más duros si cabe, después cogió cada pezón con dos dedos tirando de ellos, en ese momento se me escapó un gemido de placer



Diego- lo ves suegrecita, mejor así



Volvió a tirar de mis pezones y después masajeó con fuerzas mis tetas, apretándolas a mi cuerpo para luego hacerlo entre ellas y después pellizcarme los pezones.



Mi cuerpo temblaba de gusto y mis gemidos iban saliendo más continuos.



Me apretó contra su cuerpo y sentí su enorme polla toda dura en mi culo



Diego- lo ves como una se relaja mejor así, dejándose llevar



Puso sus labios en mi cuello y besó y mordió y después pasó su lengua por mi piel, mis jadeos de gusto empezaban a ser continuó y más fuertes



Diego- lo ves suegrecita, que bien se va quedando una con una buena relajación del cuerpo



Bajó sus manos por la espalda hasta llegar a mi culo que sobó sin miramientos.



Puso sus manos en la falda y la comenzó a subir despacio dejando poco a poco mi culo a su vista



Diego- veamos si por aquí necesitas relación, suegrecita, ya hemos visto que por tus tetas si la necesitabas



Me subió la falda dejándola a modo de cinturón en mi cintura.



Diego- vaya que vemos aquí un tanga de zorrita



Metió un dedo por la tira bajándolo y sacando el tanga de mi culo hasta que llegó a mi coño desde atrás, pasó un dedo por él.



Diego- creo que por aquí también hay que relajarte



Pasó repetidas veces su dedo y mi cuerpo se estremecía y de mi boca solo salían jadeos de placer



Me pegó a su cuerpo, sintiendo su polla en mi culo, su mano izquierda la pasó por delante hasta mi pecho y la derecha la bajó por delante, la metió por dentro del tanga hasta llegar a mi coño todo mojado y comenzó a sobarme el pecho y el coño mientras Yo solo gemía y gemía de gusto



Diego- eso, grita como una buena putita, como una perra en celo, joder que suegrecita mas zorra tengo.



A mi esas palabras en lugar de molestarme me ponían más aun, con lo que tuve un fuerte orgasmo en poco tiempo, pero eso no le importó y siguió tocándome y sobándome, me giró la cabeza y metió su lengua en mi boca jugando con la mía.



Llegue al menos tres veces antes de caer rendida, apoyándome en la encimera con mis manos para no caerme.



Pero eso no le detuvo me cogió y me sentó en la mesa de la cocina, tiró de mis piernas dejándolas colgando, tiro de mi top y lo sacó por la cabeza, luego hizo lo propio con la falda



Diego- menudas tetazas tienes suegrecita, seguro que tu marido te las soba todas las noche



Yo- no tanto



Diego- porque es pendejo y el coño te lo come mucho, porque ahora yo lo voy a hacer, quiero saber a qué sabe tu coño de zorra



Yo- dejémoslo puede venir alguien



Me cogió de la boca y pasó su lengua por encima de ella, luego pellizcó mis pezones fuertemente



Diego- calla puta aún no he acabado, tu harás lo que te diga y ahora quiero que te tumbes en la mesa, vamos zorra no quiero repetirlo.



Me tumbé en la mesa sin decir nada estaba claro que la cosa no había acabado y que Él mandaba



Hundió su cabeza entre mis piernas metiendo su boca en mi coño, pasando la lengua por él, nada más sentirla me volví a estremecer de gusto gimiendo de nuevo en voz alta. A pesar de haberme corrido hacía pocos minutos volví a hacerlo. Mi cuerpo parecía eléctrico de los espasmos y convulsiones que tenía



Diego- que zorra caliente eres, suegrecita, ya sé de dónde sacó la calentura tu hija, de ti, menudo par de zorras y el cornudo de tu marido sabe lo puta que eres, contesta zorra



Yo- no, no, él no sabe lo caliente que puedo ser.



Diego- seguro que tiene cuernos desde el primer día de casarse, seguro que muchos te han sobado esas tetazas y te han comido y follado, dime el culo también te lo estrenó alguno de esos.



Según terminaba de hablar volvía a comerme y sobarme el coño, yo estaba totalmente entregada



Yo- si uno de ellos fue el primero en metérmela en el culo.



Según terminaba de hablar tenía unos espasmos que me arquearon el cuerpo, no podía más estaba reventada del placer que había tenido, quedé tendida encima de la mesa. Después de unos segundos de recupérame abrí los ojos, y le ví de pie entre mis piernas, contemplándome. Su boca estaba mojada de mis jugos



Diego- que bien sabe tu coño suegrecita, a zorra



Entonces se bajó los pantalones agachándose y quitándoselos, luego bajó su slip y se los quitó, cuando se puso de pie pude ver su enorme polla apuntándome. Tiró de mis piernas hacía fuera dejándome el coño al borde de la mesa



Diego- te gusta mi verga, no sé si alguna vez viste alguna de este tamaño, la de tu marido no será así de grande, verdad



Yo- no, no, es más pequeña



Diego- a tu hija le encanta mi verga solo piensa en comérmela y que la monte.



A mí, particularmente, no me apetecía mucho hablar de mi hija ni saber nada de lo que hacían.



Puso su pija a la entrada de mi coño



Diego- ahora te la meteré despacio para que te acostumbres a ella.



Yo- espera, espera ponte un preservativo



Diego- a tu hija la cojo con preservativos pero a ti no, puta.



Sin esperar respuesta la fue metiendo despacio hasta tenerla dentro del todo, luego la sacó y la volvió a meter, repitiendo esta operación hasta que vió como entraba y salía con facilidad. Me cogió con sus manos en mi cintura y me la metió de golpe, sentí como su polla encendía las paredes de mi coño, luego la sacó despacio y después volvió a meterla más fuerte, gemí casi gritando



Diego- te gusta una buena pija dentro, eh suegrecita, que puta eres. A tu hija le pasa igual grita como una puta, pero tu pareces más zorra y guarra, desde ahora serás mi zorra guarra puta



Me cogió de los pezones y me los pellizcó fuerte



Diego- esto te gusta eh puta



Como no decía nada me dio un bofetón en la cara con la mano abierta.



Diego- te he dicho que respondas, puta



Yo- sí, si me pone mucho si



Diego- desde ahora serás mi puta particular, que eres dime



Yo- tu puta, tu puta particular



Comencé a sentir como me llenaba de su leche caliente el coño y como se retorcía de gusto diciendo monosílabos entre mezclados con palabras fuertes hacía mí, yo creo que llegué, al menos, una vez antes de sentir su leche.



Después de llenarme de leche cayó con su cuerpo encima del mio, yo le puse mis manos en la cabeza y se la acariciaba.



A los minutos se incorporó sacando su polla de mi coño y comenzando a caer leche a la mesa y suelo



Diego- vamos límpiame la verga, no puedo irme así



Fui a por papel a coger papel de cocina



Diego- donde vas, hazlo con la lengua, te gustará el sabor de mi leche y tu coño, a tu hija le encanta limpiármela después de quitarme el preservativo.



La verdad es que pocas veces me había gustado el sabor fuerte del semen pero me puse de rodillas y cogiéndosela con las manos le pasé la lengua primero y luego me la metí en la boca



Diego- que bien la mamas zorra, debes ser una mamona de primera pero ahora no puedo comprobarlo tengo que irme a ver a tu hija.



Se fue a por el slip los pantalones y dándome un azote me dijo



Diego- hasta luego suegrecita zorra



Cuando se fue pude ver toda la leche en la mesa, en el suelo y en mis piernas, en ese momento comprendí la locura que había cometido



Continuará…



 


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 7397
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 3.16.82.20

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.523
»Autores Activos: 2.282
»Total Comentarios: 11.907
»Total Votos: 512.104
»Total Envios 21.927
»Total Lecturas 106.079.833