Este relato tiene algo de especial, ya que se involucran dos mujeres, madre e hija.
Hacía ya años que no probaba una mujer nueva por así decirlo, desde los 25 años a los 32 que ahora tenía, sólo tuve relación con 4 mujeres, con las cuales compartí el lecho en esos 7 años.
Cuando ví por primera vez a Clarissa, yo tenía 13 años de edad, acabábamos de cambiar de domicilio, y ella vivía al final de nuestra calle, quizás a unos 400 metros, la veía muy poco, muy rara vez, acaso una vez cada tres meses, y en el supermercado, acompañada de su esposo y de su pequeña hija de un año.
Ella tenía 23 años de edad, su esposo calculo que unos 35 años. Era una mujer muy atractiva, alta, delgada, blanca, cabello negro oscuro y unos bellos ojos verdes, pechos no tan grandes pero bien firmes, y cintura fina, llamaba mucho la atención, era una mujer que no pasaba desapercibida, eso si bastante seria, a veces con mi madre se cruzaban un escueto saludo.
Habían pasado ya 19 años de esa día que la conocí, me extrañó verla en el funeral de mi madre, y muy amablemente me dieron sus condolencias junto a su hija ya de 20 años, hermosísima por cierto, e idéntica a su madre.
A partir de la muerte de mamá la veía mas seguido ya que siempre estaba temprano por casa, y una tarde en el supermecado me la encontré, casualmente yo había salido a pié, y empezó a llover mientras hacía mis compras, ella se ofreció a llevarme y en el camino me comentó que había tenido cierta relación con mi madre en los últimos tres años. Ya que ella le llevó sus asuntos legales después del fallecimiento de si esposo.
Durante el año siguiente nos veíamos a menudo y nos saludábamos y charlábamos, y llegamos a tener mucha confianza, claro guardando las distancias, pero poco a poco la confianza fue mayor hasta llegar a practicar cosas más picantes.
A 4 años de la muerte de su esposo, se ofició una misa, cierto grupo de vecinos fuimos invitados a tomar un café a su casa, poco a poco se fueron retirando hasta quedarme sólo con ella y su hija, momentos después la chica salió con unas amiguitas y al despedirse ella me acompañó unos metros ya que compraría algo en una farmacia cercana.
Caminamos despacio y me preguntó que si tenía pareja, le dije que vivía sólo pero que si salía con mujeres, ella me dijo que para un hombre era más fácil solapar su soledad, ya que para una mujer era difícil, como su caso y poder llenar una relación sexual, por ciertas necesidades como el estar 4 años con abstinencia, lamentablemente llegamos a la farmacia y una vecina se puso hablar con ella disculpándose de la ausencia de la misa, por lo que me despedí.
Pasaron los meses y la veía seguido pero sin oportunidad de hablar mucho, llegó el día del aniversario del fallecimiento de mi madre, ni ella ni su hija asistieron a la misa, ésta fue día jueves y por la hora se les hizo imposible dado sus compromisos. Al día siguiente llamó por teléfono, y me dijo que se había enterado por el periódico, que personal de la industria que trabajaba en el departamento de Escuintla, lugar donde está la fábrica, había publicado el aviso de una misa a las 7 de la noche, y que a ella le gustaría asistir, y preguntaba que si yo regresaría esa misma noche, le dije que me quedaba pero que si ella y su hija querían ir, podían dormir en la casa que tenía frente a la playa, por lo que quedé de pasar por ellas a las 4 de la tarde del día siguiente.
Sólo ella asistió a la misa, en el camino hablamos sobre su soledad y ya en la noche sentados sobre unos sillones en el corredor de la casa, con la vista perdida en el horizonte oscuro, observábamos las luces reflejadas en las aguas del canal,y al fondo el ruido de las olas del mar, la brisa fresca era agradable, mitigando así el calor del litoral del pacífico guatemalteco.
Empecé a tocar de nuevo el tema de su soledad, ya al calor de unos tragos que nos habíamos tomado, de nuevo ella con lo que nosotros los hombres tenemos la facilidad de satisfacer nuestros deseos, pero el caso de ella con una hija, y de un lugar que darse, y se declaró abiertamente que recurría a la masturbación, yo escuchaba con cierto morbo y sin poder insinuar algo, por el respeto y temor a enfadarla.
Luego ella me preguntó si tenía algo de prestarle para meterse a la piscina, le dije que había un traje de baño de dos piezas que mi madre nunca había utilizado y que por ser de la misma talla le quedaría. Al verla aparecer me quedé extasiado, ahora sabía por que mi madre no lo utilizó, era muy atrevido, los pechos quedaban casi al descubierto, cubría una mínima parte y el pezón, y la parte baja de pierna alta, era una pieza pequeña cubría su vagina unicamente, y con el hermosos cuerpo esculpido, sus piernas largas y blancas deliciosamente torneadas, su culito parado, si bien es cierto o era durísimo, sus nalgas redondas y caderas preciosas, era una delicia, se metió a la piscina y empezó a nadar, momentos después le acompañé,estuvimos por casi una hora en la piscina, ya eran casí las 10 dela noche y la brisa era más intensa, a punto de tener un poco frío, yo esperé a que ella se secara y fuera a colocarse una bata, yo tenía que esperar a que la erección me bajara.
A la hora de irnos a dormir me preguntó si había una habitación que tuviera dos camas, pues le daba un poco de temor dormir sola, quedándonos en una habitación, y mientras veíamos televisión se quedó dormida. Al estar dormida hizo algunos movimientos que el camisón que utilizaba se le subió, no tenia ropa interior y por tener arriba de la cintura la ropa, con la luz del televisor podía ver su vagina cubierta de pelos finos y ralos, Apagué el televisor pero no podía dejar de pensar en ella y lo que había visto, la verga ya me estallaba, de lo hinchada que estaba, cuando reaccioné es porque ya mi boca estaba chupando su vagina y mi lengua jugaba con su clítoris, ella despertó pero no se movió, ni cabe duda que las caricias le estaban gustando, sentí el saborcito de su cuca, y sus líquidos brotaban abundantemente, con mis labios tenia aprisionado su clítoris, y la punta de mi lengua jugaba con él, y fue el momento que gimió de placer, y su ah, assiií, sus piernas se abrieron completamente, y siguió gimiendo de placer, luego me dice: No aguanto más, por favor hazme tuya, penétrame por favor, introduzca tu pene, lo deseo adentro.
Lentamente fui subiendo besando su vientre hasta llegar a sus pechos, los pezones erectos y duros, los chupé por varios segundos, luego besé su boca y me estaba esperando ansiosa, mi verga estaba en la entrada de su panocha, mi glande empezó a deslizarse,pero no entraba, lo mojé con saliva, y despacito sentí como se deslizaba, su pusa empezó a ensancharse al recibirme, las 8 pulgadas se fueron enteritas, ella pujó y me dice: Sácalo un poco.
Me voy a acondicionar, al estar afuera, se voltea a encender la lámpara y me dice, quiero ver lo que tienes, porque me llenaste de carne y sentí como abriste mi cuca, al ver la pija parada y gruesa, se llevó la mano a los labios y los ojos bien abiertos, y me dice te sentí topar los testículos en mis nalgas, o sea que me comí todo eso, y la tomó con una de sus manos y se la llevo de nuevo a su entrada, y empezó el mete y saca, gritó, gimió, sollozó, se fué unas cuatro veces, estaba bañada en sudor, luego la llené de leche, era espectacular la cantidad de semen que le salió de su vagina cuando retiré mi verga dura, y la empezó a chupar, limpiándola de semen y jugos, pero mi verga no se aguardaba, y menos con la mamada que me estaba dando,por lo que de nuevo la embestí, echándonos otro polvo maravilloso.
Ya teníamos año y medio de tener una relación de locura cuando supe lo de la famosa deuda, y con la cual tuvo que salir a relucir su hija Daniela, pero eso se los relataré en otra ocasión.