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La aguja del segundero giraba escalonando rítmicamente su pasmoso recorrido en el reloj que reflejaba el brillo de la luz de emergencia. El corte de electricidad llevaba más de diez minutos.
Yo miraba en el gran espejo del costado esa figura extraña de mujer sexi, con cabellos rubios y anteojos, que no tenía nada que ver conmigo, solo en algunas curvas corporales y movimientos que imitaban los que yo hacía.
Mi mente trataba de entender lo que estaba sucediendo, el vodka lo impedía. Pensé que había llegado demasiado lejos esta vez, en mi permanente búsqueda de lo diferente. Guillermo había sido demasiado inteligente para tender su red, lo había hecho con sabia dilación, cuidando cada mensaje o cada charla telefónica para que no me sintiera acosada o presionada, todo natural, casi lógico, dándole a cada tema el tiempo necesario.
Él lo había logrado, yo en cambio aún no estaba totalmente convencida, me sentía extraña en ese set de filmación y no dejaba de pensar que estaba a tiempo de irme, pero la inquietud de vivir cosas distintas, que ese vendedor de fantasías había despertado tan naturalmente en mí, era mayúscula y mi temperamento no se compadecía de mis dudas.
Recordaba las vacaciones del último verano con mi esposo en Santa Clara del Mar.
Entre las cosas maravillosas que me pasaron en ese lugar, ocurrió ese apasionante encuentro con cuatro caballeros. Uno de ellos, un cincuentón a quien nombro en este relato como Guillermo para no transparentar su identidad. Él me había contado que era productor de videos eróticos y que tenía un estudio de filmación en una ciudad que tampoco quiero dar a conocer. Habíamos agendado mutuamente nuestros teléfonos, ya que él me había invitado a su casa y yo para no ser descortés, le dije que probablemente iría en algún momento.
Siento deseos de relatar lo vivido aunque esta vez para muchos de los que lean este relato totalmente real, les resulte demasiado fantasioso. Voy a cuidar de no apartarme de lo que verdaderamente sucedió.
No quisiera que piensen que soy una puta. He publicado varios relatos anteriores como “Laura” contando mis infidelidades, probablemente los hayan leído. Me encantaría conocer sus puntos de vista o sus opiniones ya que eso me ayudaría a entender mi proceder.
Volveré a dar mis señas. Soy mendocina, 1,53 m de altura, cuerpo bien conservado 86-65-95, piel trigueña, mis senos son menos pero bastante firmes, no tengo rollos ni gorduras y mi cola, piernas y caderas son mi arma letal. Ahora tengo 53 años. Llevo casi 30 años de matrimonio con un hombre maravilloso 8 años mayor que yo, ahora ya algo barrigón. Con él hemos concebido dos hijos, varón y mujer, ambos casados. En la cama no tengo frenos ya que soy multiorgásmica y muy gritona. Me excito fácilmente con solo pensar en el sexo y ni que hablar si tomo algo de alcohol, a los minutos pierdo los estribos. Cuando hago el amor no puedo parar porque siento como una fiebre y una cosquilla que me invade el cuerpo entero haciendo que descargue mis orgasmos uno tras otro. Incluso puedo venirme estando acostada sola en la cama, sin siquiera tocarme, tan solo pensando en alguien. Mi esposo dice que soy ninfómana, el es una bellísima persona y por supuesto soy su gran atracción sexual. Las locuras que hacemos son iniciativa mía y él me sigue. No es hombre de ver páginas de sexo como estas, cosa que a mí por el contrario me encanta ver fotografías y videos porno y leer relatos y distintas vivencias que han tenido otras personas. Me siento totalmente confiada y sin ataduras para escribir mis relatos porque estoy segura que nunca él los verá. Digamos que tiene los atributos de un perfecto cornudo y yo no quisiera cambiar eso. Tengo una adicción a la infidelidad y es algo que no puedo evitar.
Cuando conocí a Guillermo en Santa Clara, junto con otro amigo Juan y dos más, él me dijo que era un verdadero desperdicio que yo no estuviera aprovechando mis atributos y cualidades para hacer videos. Que no era fácil encontrar una dama de mi edad con ese temperamento y apetito sexual y eso en las páginas de sexo era muy bien valorado.
Tendremos que hacer unas filmaciones y fotografías, me dijo, es algo a lo que no puedes negarte.
Yo le comenté que con mi esposo hemos grabado algunos videos caseros. Me encantaría subirlos a alguna de las páginas XXX para verme teniendo sexo, pero no me atrevo por miedo a que nos reconozca algún familiar o amigo, incluso mis hijos o sus amigos. Nuestro círculo de amistades y gente conocida es muy grande. Los compañeros de trabajo de mi esposo también me conocen.
Guillermo, aquél día me dijo que lo dejara en sus manos, que era mucho más sencillo de lo que yo imaginaba y que muy pronto se iba a comunicar conmigo.
Al cabo de un mes, Guillermo comenzó a mandarme mensajes por celular, invitándome a pasar unos días en su casa y a conocer su estudio de filmación. Se revivía esa especie de intriga en mí por saber cómo sería eso. Solamente había estado un día con Guillermo y otros tres hombres en una magnífica batalla sexual, pero no podía saber si era una persona confiable. Además, no me resultaba fácil viajar sin mi esposo. Los mensajes y conversaciones telefónicas fueron cada vez más explícitos y extensos, también convincentes. Transcurrieron más de tres meses hasta que finalmente me decidí a ir, Guillermo es un tipo al que no se le puede decir que no.
Le dije a mi esposo que mis amigas de un grupo que tengo, se iban a reunir en esa ciudad durante una semana a una especie de retiro espiritual y que me encantaría ir con ellas. Él me dijo que no veía motivos para que no fuera. A los 3 días yo estaba saludándolo con mi rostro pegado al vidrio del ómnibus de larga distancia que salía de la terminal de Mendoza con destino a la ciudad donde vivía Guillermo.
El viaje fue algo tedioso pero Guillermo se había ocupado de mandarme a buscar al llegar a la terminal, con un hermoso auto con chofer. El hombre, muy agradable me comentó que era empleado de Guillermo y me dijo que me relajara que teníamos como una hora de viaje hasta su casa. El recorrido fue muy placentero saliendo de la ciudad hacia una zona de campos verdes, ni lo sentí en ese auto automático, con una insignia de cuatro círculos en el tablero.
Llegamos a un extenso muro de cierre donde se abrió un portón con el control desde el auto y en el interior un inmenso parque con árboles de todo tipo, jardines con flores, delicadamente diseñados , incluyendo un lago natural. Al ver la mansión me quedé muda. El auto se detuvo en un hall de acceso y el chofer me abrió la puerta del auto, luego bajo mi bolso. Me acompañó hasta ingresar por un portal inmenso de dos hojas a la sala principal y se retiró diciéndome que tomara asiento que el señor ya venía.
Al minuto apareció Guillermo con muy buena ropa de sport y me saludó alegremente. Tras él había una hermosa dama de unos treinta y algo que me presentó como su compañera Jenny y a ella le dijo que yo era la señora que había conocido en Santa Clara y de la que le había hablado. Ella se mostró muy simpática y agradable y me invitó a subir a los dormitorios para mostrarme mi habitación, una de las doce con baño privado que tenía la mansión.
Esa noche cenamos los tres más un primo de Guillermo llamado Roberto, unos diez años más joven y muy apuesto. Una cocinera nos sirvió un riquísimo plato de pescado acompañado con espumante muy frío, que muy pronto comenzó a hacer efecto aflojando mis sentidos.
Guillermo dijo que le había comentado a Jenny sobre mis cualidades y que me había invitado a su casa para grabar algunos videos. Yo me sentí rara hablando de ese tema con su compañera, pero ella, para hacerme entrar en confianza y que me sintiera cómoda, me dijo que era actriz porno. Le pregunté a Guillermo si él también a lo que me respondió que solamente administraba el estudio. Su primo era camarógrafo y contó que había un grupo de 10 personas en la asistencia técnica de sonido, iluminación, fotografía, videos, maquillaje y no sé qué otras cosas nombró.
La conversación ya era totalmente abierta y yo con el alcohol me sentía desinhibida como para hacer preguntas y contar sobre mi gran atracción por los temas de sexo.
Jenny me dijo que Guillermo había insistido en que yo viajara hasta allí porque necesitaba pedirme que filmara algunos videos en el renglón de “Latinas - mujeres maduras” para venderlos a Europa. Guillermo acotó que era muy difícil encontrar mujeres adultas con un alta performance de erotismo y yo era una diva con un alto voltaje para eso. Me dijeron que a la mañana siguiente me iban a mostrar los set de filmación y algunos rodajes en vivo y si estaba de acuerdo, luego de verificar mi estado de salud con análisis de VIH a la tarde comenzábamos.
Yo pensé que esa locura era lo único que me faltaba. Les dije que no me animaba a tanto y que mis dudas en aceptar, es porque no tenía ningún interés en ser reconocida por algún familiar o amigo. Ellos me dijeron que me despreocupara de eso porque los contratos con los empresarios europeos son muy exigentes y no divulgan sus videos fuera de ese continente.
Mientras saboreaba la frutilla del postre helado pensaba “Laura que tal la propuesta, después de vieja, artista”. Luego de un largo silencio, les dije que lo iba a pensar. Ellos soltaron la respiración contenida sabiendo, al igual que yo, que era mi “OK”.
Luego de una corta sobremesa y sin mucho más de que hablar me retiré a mi habitación. Cuando estaba en la bañera con hidromasaje escuché golpear el vitreaux que separaba el cuarto de baño del dormitorio, donde se dibujó la silueta de un hombre. Siii quien es, pregunté algo sorprendida. Roberto se asomó por la puerta preguntando si necesitaba algo. Con un toallón en la mano y un pote de crema en la otra me dijo, además de camarógrafo soy masajista y seguramente con el viaje tan agobiador estas necesitando un relax.
-Ahhh, que maravilla, eres multifunción le dije riendo.
-Aquí la mayoría hacemos un poco de todo.
Realmente estaba muy contracturada con el viaje y acepté que Roberto me cubriera con el toallón, para salir del hidro.
Boca abajo ya en la cama mi relajamiento fue total con esas manos enormes que repartían crema por todo mi cuerpo. Roberto me había preparado una ginebra que exterminé en dos sorbos. El calor se apoderó de mi piel, el espumante de la cena más la ginebra fueron detonantes de esa excitación irreversible que urgentemente me invade. Levanté algo la cola entreabriendo mis piernas y separé mis nalgas con mis manos hasta que sentí apoyarse en los labios empapados de mi vagina un hermoso botón que no tardó en penetrar hasta lo más profundo de mi ser.
Había tenido sexo con mi esposo antes de salir, pero no habría podido dejar pasar este día sin gozar de tan maravilloso placer y Roberto se encargó de darme lo que necesitaba, primero en la vagina y luego de masajearme el ano, me la dio por atrás mandándomela hasta los testículos. Mis orgasmos fueron enloquecidamente brutales durante toda la sesión que duró más de una hora. Finalmente Roberto me entregó una cuantiosa cantidad de semen en la boca y yo le agradecí inmensamente tanta disposición, mientras el esperma escurría por mi garganta.
El cayó en un sueño profundo, pero yo continuaba muy excitada. Como a las tres de la madrugada ya no podía contenerme un minuto más, entonces le tomé ese hermoso pene y empecé a masturbárselo y chupárselo hasta conseguir su erección. Volví a cogérmelo metiendo esa maravillosa pija en mi vagina y luego en mi ano, mientras mis orgasmos brotaron de nuevo sin pausa. Esta vez me depositó su esperma caliente en el recto y sin que su pene se saliera de mi ano, nos quedamos dormidos haciendo cucharita. Antes de dormirse me dijo que no derrochara mis energías porque se venía un día agitado para mí. Él solo quería dormir y yo podría haber continuado toda la noche sin problema.
Al bajar para desayunar, Jenny me presentó una señora diciéndome que era enfermera, quien amablemente me extrajo una muestra de sangre para el análisis del que me había hablado Guillermo.
Luego de esto, nos sentamos con Jenny y al momento apareció Guillermo a desayunar con nosotras. Ella me preguntó cómo había dormido a lo que respondí que maravillosamente. Guillermo algo preocupado me preguntó si Roberto aún dormía en mi habitación, ya que debía preparar el set para filmación. Yo le respondí que se había levantado antes que yo para ir al set, con lo que se quedó tranquilo.
Como a las once de la mañana Jenny me pidió que la acompañara ya que me quería mostrar el estudio y Guillermo se fue a hacer otras cosas. Atravesamos un amplio jardín interior que separaba la casa con otro edificio. Nos detuvimos frente a una de las puertas que ella abrió y entramos silenciosamente.
El interior era un salón enorme que tenía varios sectores separados uno de otro con amoblamientos distintos simulando dormitorios, living y otros pero abiertos por el frente de modo que se veía todo el interior como una transparencia. En uno de esos sectores estaba un grupo de personas con cámaras de filmación, uno era Roberto, otros con spot de iluminación como los que usan en los teatros, micrófonos suspendidos y en un sillón dos chicas jovencitas dialogaban con un tipo de unos treinta y algo con la cabeza rapada, que estaba sentado entre las dos. Ellas conversaban y lo acariciaban y de pronto comenzaron a desprenderle la camisa y el pantalón. Las cámaras se movían alrededor de la escena y también dos fotógrafos capturaban innumerables tomas. Cuando las chicas sacaron a relucir el armamento del hombre, solo atiné a decir, mamita que pedazo de pija. Mientras una se la masturbaba y chupaba la otra se sacó la ropa y luego cambiaron, quedando las dos desnudas. El tipo ya sin ropa, se puso de pie y las dos arrodilladas le chupaban sin cesar la vergota. Luego él se volvió a sentar, una se la chupaba tragándosela hasta los testículos y la otra le introducía a su compañera un magno consolador por el ano, haciéndole maravillosos masajes. Yo apretaba mis piernas porque la escena me había excitado, Jenny me preguntó si me gustaba, le dije que me encantaba. Después se puso una de espaldas y la otra en cuatro patas haciendo el 69. La de abajo le acariciaba la vagina y se la lamía a la otra que recibía la magna pija por el culo y por la vagina, de vez en cuanto se la sacaba y se la ponía en la boca a la que estaba abajo para que se la tragara hasta el esófago. Después el tipo se puso de espaldas, una se sentó en su pija y comenzó a moverse con mucho frenesí y la otra lo montó poniendo su vagina en la boca del pelado. Cada vez que alguna de las chicas tenía un orgasmo, yo contenía el mío manteniendo las piernas apretadas tratando que los que estaban allí no lo notaran. Luego una de las chicas se puso de espaldas, el pelado se la ponía por la vagina y por el ano y ella le chupaba la concha a la otra que estaba de frente al tipo. De vez en cuando él se la sacaba a la que estaba abajo y se la ponía en la boca a la otra. Estuvieron así como 15 minutos hasta que el tipo comenzó a derramar una cuantiosa cantidad de semen en la pelvis de la que estaba acostada y en la boca de la otra, que terminó lamiendo todo el esperma en el cuerpo de su compañera hasta dejarla totalmente limpia. Fue algo impresionante ver en acción esa tremenda verga.
Le dije a Jenny que las chicas se veían muy jovencitas pero audaces. Me dijo que una tenía 19 y la otra 20, son estudiantes universitarias que vienen del interior y hacen esto para pagarse los estudios. Por lo general no terminan la carrera porque les gusta más coger y ganar plata, la mayoría se drogan para tener más actitud.
Bueno querida me dijo Jenny, vamos a almorzar porque esta tarde debutas vos.
(CONTINÚA EN EL CAPÍTULO 2)
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