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Caminé hasta mi habitación con el pegajoso jugo lubricando mis nalgas y muslos. Cuando me paré frente a la puerta vi a Susy hablando con tres tipos en el pasillo. Me hizo señas para que fuera, pero le respondí negativamente con mi mano y entré.
Mi esposo estaba viendo una porno y al verme me tomó de la mano haciéndome caer suavemente a la cama.
-Como te fue cariñito- me preguntó.
-Muy bien. Estuvimos muy divertidos con juegos de adivinanzas con mímicas y luego bailando un poco. Las chicas son muy tranquilas y los señores muy educados y atinados.
-Pero no me vas a decir que no las trataron de abordar sexualmente.
-No mi amor, no le dimos lugar, las chicas se comportaron perfectamente sabiendo que somos mujeres casadas y que les habíamos dicho que se abstuvieran de hacerse las loquitas.
Mientras hablábamos, él me daba besitos en el cuello y hombros y me acariciaba las caderas y la pelvis. Conociéndome y antes de comenzar a levantar temperatura le dije que me ducharía, pero no me dejó. Las películas porno habían hecho efecto en Toto y quería cojerme ya mismo. Yo sentí que mi ano burbujeaba como esponja con detergente. Me quité las calzas y con ellas disimuladamente me limpié la cola. El olor del semen de Peter, Manuel y Jaime que aún brotaba de mis dos agujeros y de mi boca, invadió el ambiente. Rápidamente tomé un perfume de la mesa de luz y me rocié los senos y el pubis.
-Ya que no me dejas duchar, dejame que huela rico al menos, jaja- le dije
Toto me hizo montar sobre él y luego de varias fricciones que despertaron mis deseos me penetró. Comencé a bombear con goce creciente, aunque la cola me ardía mucho y mi vagina estaba inflamada.
-Te siento muy mojada mi vida.- me dijo en jadeos.
-Es que he estado reprimiendo mis deseos, pensando en ti, mientras estábamos con esos tipos y mis jugos se han acumulado en mi vagina.-
-Eres una putita hermosa y me enloquece sentir como derramas tu flujo, sobre mis testículos. Hacía mucho que no te sentía tan caliente y mojada.
-Siiii, te deseo Torito calentón, como me gusta sentir tu pija nadando en mis jugos. Ay, ahh…..aaaahhhh.
Mientras cabalgaba con frenesí sobre mi dulce amorcito, comencé a acabar como una perra, deleitándome con el chapoteo de mis nalgas sobre sus huevos emborrachados en el semen que salía a borbotones.
Agotados nos duchamos juntos y desnuda caí redonda en la cama quedando profundamente dormida.
Era la mañana del martes, tercer día. El sol alto y su reflejo en el dormitorio me producían una tibia sensación en las piernas. Desperté con unos suaves golpes en la puerta, miré la hora en el celular, 10:45.
Me incorporé con todo el cuerpo dolorido y ante nuevos golpes en la puerta, respondí.
-Siii, quién es?
-Soy José señora, el jardinero.-
-Ya va, aguarde 1 minuto por favor.- No recordaba que Susy me había dicho que a las 11 vendría el novio de Vivi a reparar el grifo de la bañera, para colmo se había adelantado 15 min.
Para no demorarlo me puse solo mi bata corta, que cerré desprolijamente con la cinta y caminando con cierta dificultad por mis dolores, tomé la pomada analgésica que me había dado Susy y me coloque en el ano. Toto se había marchado y había dejado un papel con una nota diciendo que iba a caminar y a hacer ejercicios y que volvería como a las 12 y media.
Abrí la puerta y me encontré con un joven muy apuesto de pelo castaño claro enrulado, con una caja de herramientas.
-Hola como estás – le dije exhalando involuntariamente un suspiro, mientras me acomodaba el cabello
-Eres José, el novio de Vivi?
-Si, me mandó la señora Susy para que repare una pérdida de agua.- Él continuaba parado en el pasillo.
-Pasá, esa es la puerta del baño.
Entró y de inmediato se puso a sacar sus herramientas para trabajar en la grifería.
Yo me apoyé en el marco de la puerta del baño y comencé a dialogar, preguntándole de donde era, cuánto tiempo llevaba en el hotel, cuanto de novio y todas esas cosas, intentando conocerlo y saber cosas. Me dijo que tenía 28 años. Yo tenía intriga por saber si estaba al tanto de las actividades de los huéspedes y si Vivi le había contado algo de su escapada nocturna.
-Sabés que hacen los señores que se hospedan aquí?
-Si claro, hacen estudios y experimentos con drogas.
-Ahh, mirá. Como es eso?- José intentaba eludir mis preguntas y cambiar de tema, pero finalmente lo fui cercando y comenzó a contarme como joven de campo que era, con mucho respeto y timidez.
-Hacen drogas para aumentar la potencia del hombre, la cantidad de, deeee…..esperma y bueno el aumento del tamaño del….ehh.
-Del pene? –le dije sin mayores reparos, para hacerlo entrar en confianza.
-Y vos sabés si obtienen resultados satisfactorios con sus experimentos?
-No se imagina señora Hilda. Mire, el señor Benson me dijo al principio, si quería ofrecerme como voluntario para un tratamiento intensivo. Cuando le conté a Vivi, ella se entusiasmó con la idea, porque bueno, usted sabe, ella es muy cariñosa en la intimidad, me entiende?
-Si claro, se nota que es cariñosa…y que pasó, aceptaste?
-Claro señora Hilda. Ud. no sabe lo bueno que son esas drogas.- Yo le seguía sacando la historia y lo escuchaba atentamente, mientras él trabajaba en la grifería. Se había quitado la camisa quedando en musculosa, dejando insinuar su torso sudoroso, bronceado, con grandes músculos y sus brazos tatuados
- La verdad es que yo vengo de una familia en la cual los hombres portan su buen tamaño, me entiende? Mi abuelo, mi papá y mis hermanos son también así. Pero con este tratamiento, en casi un mes que empecé a hacerlo, me aumentó bastante el grandor.
-Bahhh, no será para tanto José, jaja?
-Verdad señora Hilda, me gustaría que le pregunte a Vivi, pero no le diga que yo se lo he contado.
-Decime José los resultados fueron inmediatos o pasaron varios días para notarlo.
-No señora, al principio crece más rápido. En los primeros 3 días ya me había crecido como 2 cm
-Y ahora?
-Uhh, como 6 cm, además ando como un flechazo, jajaja. Lástima que Vivi está embarazada. Ella no quiere saber nada con tener sexo así, porque no le gusta que la vea con pancita, Ud. sabe señora cosa de mujeres. Mire si me promete que va a conservar un secreto se lo digo.
-Te lo prometo.
-En ese programa que me hizo entrar Mr. Benson, nos hacen controles y evaluaciones del cuerpo y actividad sexual, así que tuve que tener relaciones íntimas con las chicas que traían de la ciudad. Para colmo una de ellas era prima mía y tuve que darle también. A mí me dio mucha vergüenza pero ella me dijo que desde que era chiquita quería que yo me la…bueno, Ud. me entiende. Espero que nunca me delate mi prima. El problema es ahora que no pueden venir las chicas, no sé qué voy a hacer, ando que por una pluma no vuelo.
Ay José, no seas exagerado, no será para tanto. A ver mostrame tus manos- El se incorporó quedando frente a mí, le tome las manos, muy robustas y firmes, y mirándolo a sus ojos verdes, le dije -Seguro que con estas manazas, alguna manuela te harás ahora que no tenés con quién, jajaja.- y continué, sin soltarle las manos
-Mirá José ya que estamos en confesiones que mantendremos en secreto, te cuento que me gustaría que mi esposo tuviera un pene más grande, ya que es medio poco y bueno, a menudo se sale de mi cuerpo cuando estamos en lo mejor. No me harías el favor de hablar con Mr. Benson para ver si lo quieren incluir como voluntario, aunque sea por pocos días.
-Yo pienso que puede ser señora Hilda, esta tarde lo hablo si quiere.
-Veo que hemos hecho una gran amistad en pocos minutos, eres muy noble. Prométeme que no le dirás a nadie, ni a Vivi ni a tu mejor amigo lo que estamos hablando.- Le extendí la mano en señal de pacto
-Se lo prometo señora, yo seré una tumba, se lo juro por esta.- Me apretó la mano y luego cruzó sus índices en la boca en señal de juramento.
-Me gustaría que no lo vayas a tomar a mal, por favor, pero quisiera tomarle una foto a tu pene con mi celu, para mostrársela a Toto, le diría que me la pasó Vivi. Seguramente así va a ser más fácil convencerlo para que sea voluntario del grupo, porque es medio obcecado e incrédulo.
-Pero señora Hilda, Ud. me hace poner colorado. Me da mucha vergüenza mostrarle mi cosa a una mujer tan respetable y delicada como Ud. y para colmo, siendo huésped del hotel.
-Dale José no seas tontito, yo podría ser tu madre con la edad que tengo, vamos dale no seas malo, mostrame esa cosa, mirá que dicen las malas lenguas que hay que ver para creer, jaja.
-Mire, yo no soy de andar mintiendo señora, se la voy a mostrar un ratito porque usted es muy sincera y buena mujer.- Mientras decía esto se aflojó el cinto y dándose la vuelta de espaldas a mí, se bajó los pantalones. Luego se volvió con sus manos tapándose el pene y su cabeza baja, sin mirarme.
-A ver, dejame ver- le dije apartando sus manos y dejando a la vista una hermosa pija de mas de 20 cm que quedó oscilando como un péndulo.- Yo tragué saliva, disimuladamente me abrí la bata dejando al descubierto mi pierna derecha hasta la pelvis como sin darme cuenta y comencé a sacarle fotos con mi celular. José no dejaba de mirar mi pubis totalmente depilado, yo notaba que estaba comenzando a tener una erección. Él se la bajaba con la mano como si quisiera impedirlo, pero yo me acerqué y le desplacé la mano para tomarle el pene con las mías.
-Me gustaría constatar el tamaño cuando está bien parada, es importante que me asegure y saque fotos de lo que voy a recomendare a mi esposo. Me permites que te toque para que se ponga dura, José?- Él asintió con la cabeza, estaba como asustado o más bien con miedo de excitarse más. Me arrodillé sobre un almohadón desprendiendo el cinto de mi bata que se abrió totalmente dejando ver todo el frente desnudo de mi cuerpo. Comencé a acariciársela con mucha delicadeza y a medida que se ponía rígida, mis movimientos fueron cada vez más acelerados e intensos, transformados en masturbación. Me la llevé a la boca para lamérsela y saborearla. José me tomaba la cabeza y me la empujaba hasta la campanilla, haciéndome atragantar.
-Disculpe señora Hilda, pero estoy a full, por favor saque rápido sus fotos porque no voy a responder de mí.
Casi le digo que no necesitaba más fotos, pero le dije que todavía no la sentía bien dura, a pesar que explotaba rígida e hinchada en mis manos. Me puse de pié y tomé el celular para obtener algunas fotos de ese semental en bolas que estaba a punto para copular. Lo empujé sobre la cama y le dije que se sostuviera la pija bien vertical, saque un par de fotos más y le dije que ahora tenía que comprobar cuanto tiempo demoraba en eyacular. Me subí a la cama parada sobre él, que continuaba tomándose la verga con sus manos sin emitir sonido más que su respiración agitada y sonora.
-Señora Hilda todo esto es muy difícil para mí, si don Juan se entera de lo que está pasando aquí me despide, él es muy riguroso con los huéspedes. Por favor haga rápido lo que tenga que hacer porque me quiero ir, no quiero problemas.
El reloj marcaba las 12:00, en media hora vendría mi esposo pero yo no quería perderme semejante pedazo. Bajé mi cola lentamente y cuando sentí el botón en mi vagina, se la tomé para hacerla entrar hasta el tope. Que hermosa verga, mi esposo jamás lograría algo así, pensé. Estuve cabalgando más de diez minutos y liberando 3 o 4 orgasmos. La pomada de Susy había hecho efecto y ya no sentía malestar en mi cola. Me paré, busque en la mesa de luz la vaselina y me la introduje con dos dedos en el trasero. Luego me puse en cuatro al borde de los pies de la cama, mientras me continuaba masajeando el ano.
-Dale Josecito, dámela por el culo por favor, quiero saber cómo funcionará la de mi Toto en mi traserito. Dale mi vida, plantámela …. tooodaaa… - José ya no pudo contenerse, me la estaba mandando hasta los huevos- Ay mi amor, que ricaaaa pijaaaaa, …….ajjjjhhhh… dame más por favor, quiero máaaas¡¡¡
-La tiene todita adentro señora Hilda, nunca hubiera imaginado que Ud. iba a resultar tan guapita.
-Vos me llevaste a esto poco a poco, eres un tramposito, yo solo quería ayudar a mi esposo, ahhhh… ahhhh, ahora no te voy a liberar hasta que me entregues toda tu lechitaaa, ahhhh….. ahhhhh.
José me acomodaba en distintas poses sin sacármela del culo. De pronto comenzó a cerrar los ojos diciéndome que se venía. Me liberé y le tomé el garrote enfrentándolo a mi boca abierta, en dos minutos más estaba comenzando a derramar su leche caliente en mi lengua. Seguramente había tenido varios días de abstinencia porque la expulsaba como flechazos que se estrellaban en mi garganta, lengua y rostro. Retuve el espeso líquido unos minutos en mi boca, hice gárgaras y globitos y luego me lo tragué. Que delicia saborear tan exquisito manjar.
Me dijo que le quedaba rollo para 2 o 3 polvos más pero yo le dije que debía vestirse e irse porque estaba por llegar mi esposo.
Yo me puse la bata, y me limpie el rostro con una toalla. Mientras lo empujaba hacia la puerta, José me dijo.
-Perdóneme Señora Hilda, pero creo que voy a necesitar sus favores para poder continuar con las pruebas y evaluaciones que los científicos tienen que hacerme. Imagínese, mi Vivi no quiere saber nada de eso y yo no puedo decirle a ninguna de las otras mujeres del hotel porque me van a sacar corriendo. Disculpe mi atrevimiento señora pero es que con Ud. me siento tan a gusto y hoy hemos sellado una gran amistad, por eso se lo pido, le juro por mi bebé que nadie va a saber de esto.
Yo le dije que no tenía inconveniente en hacerle ese favor, que no me era fácil pero sería en agradecimiento si él hablaba con Benson sobre Toto. Nos estábamos despidiendo con un fogoso beso en la boca justo en el momento en que se abrió la puerta. Alcancé a separarme de José y mi esposo se quedó mirándonos impávido, cerrándola tras él.
-Bueno José si hay algún problema con el grifo le aviso.
Le abrí la puerta, saludó a mi esposo y se fue.
-Y éste?- preguntó Toto.
-Es José, cariño, el esposo de Vivi. Le dije a Susy que el grifo de la bañera perdía agua y lo mandó para que lo reparara, la verdad es que lo hizo muyyy bien.
-Ahh, bueno. Cuando abrí la puerta y los vi tan juntitos y vos con esa batita medio abierta, pensé otra cosa.-
-Ay Arturo NN, tenés la puta habilidad de hacerme enfadar por tonteras. Te estaba esperando apaciblemente viendo tele mientras este joven hacía su trabajo, con muchas ganas de hacerte unos mimos, pero tus estupideces me ponen histérica. Si hubiera querido hacer algo con él no hubiese dejado la puerta sin llave.- Realmente había sido un gran descuido de mi parte no colocar el cerrojo cuando hice pasar a José, que susto.
-Bueno amorcito, es que ando medio pelotudo con lo del auto y veo fantasmas por todos lados, perdóname.- Me tomó por la cintura y comenzó a besarme introduciendo su lengua en mi boca, todavía con sabor a José.
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