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Para los que me leáis por primera vez os recomiendo una lectura previa a mis anteriores relatos, donde podréis saber un poco más de mí y donde intento explicar cómo empezó una vida nueva, llena de travesuras morbosas y juegos de complicidad.
Tras escribir mi relato “en la sala X del sex shop”, me quedé con las ganas de explicar algunas cosas que quizás os ayuden a comprender mi comportamiento. No es que intente justificarme pero como yo digo siempre, en esta vida ni todo es negro ni tampoco es blanco y en la vida de un matrimonio la verdad de lo sucede en la intimidad de la pareja termina cuando se cierra la puerta de la habitación.
Ya os he halado de los continuos viajes de mi marido, pero quizás me faltaba explicar que mi marido es bastante más mayor que yo y que con los años ha ido desarrollando algunos problemas de salud que han provocado que nuestras relaciones hayan pasado de un juego apasionado de complicidades a una situación donde las relaciones son muy esporádicas, puntuales….inexistentes.
A pesar de que ya no soy una jovencita, yo me considero una mujer con muchas ganas de vivir la vida, de disfrutarla y por supuesto todo ello tiene mucho que ver con algunas de las experiencias que os estoy relatando.
En mis relatos tampoco sigo un orden cronológico de como se han ido sucediendo los hechos, tan solo me limito a relatar escenas que por una u otra razón me parecen morbosas de compartir y esa es la razón por la que os podéis encontrar con escenas de mi adolescencia, de mi juventud, de mi vida en matrimonio o de mi madurez como mujer.
En el relato de hoy me apetece contaros una experiencia muy caliente que tuve con un desconocido en un parque en una noche de verano, una de esas noches de calor sofocante, de no poder dormir, de tener la necesidad de levantarme de la cama y distraerme con cualquier cosa que no fuera ver como pasaban las horas del reloj.
Mi marido dormía profundamente, sus ronquidos hacían aun más difícil poder conciliar el sueño y finalmente decidí levantarme sin hacer ruido, me apetecía sentir el aire, caminar un poco y dejar de dar tantas vueltas en la cama.
Salí de casa vestida con ropa fresca de verano, una camiseta de tirantes, una faldita y unas sandalias. Mi intención tan solo era pasear un poco por una zona ajardinada que hay cerca de mi domicilio y que finaliza en un parque público. Durante el día era una zona muy tranquila donde los más pequeños se lo pasan en grande. Ahora, las risas y gritos de los niños habían dejado paso al silencio de la noche. En los porches veía como algunos vagabundos se habían instalado para dormir sobre los bancos, mientras otros se dejaban acompañar por una botella de alcohol ajenos a todo lo que pudiera ocurrir a su alrededor.
Seguí caminando, y me cruce con un grupo de chicos jóvenes que regresaban de su particular noche de fiesta y que al verme sola me invitaron sin éxito a que los acompañara. Intentaron convencerme de que lo pasaría muy bien si me unía a su fiesta, pero decidí seguir mi camino sin dar pie a que la conversación continuara y sin poder evitar escuchar sus expresiones de desencanto llamándome puta y estrecha…
Ya en el parque, todo volvía a estar en silencio y parecía casi desierto. Tan solo alguna alma sonámbula como la mía se cruzaba en mi camino, mirándome con curiosidad como si intentara adivinar mis pensamientos…
Me senté en uno de los bancos, para respirar la tranquilidad y sentir una ligera brisa que acariciaba mi piel, apaciguando el calor de la noche.
Por el camino un hombre joven, vestido únicamente con un corto pantalón blanco de deporte se acercaba corriendo, su torso desnudo me permitió apreciar un bonito cuerpo atlético con unos abdominales bien marcados, mientras su corto pantalón dibujaba un paquete tentador que me alegró la vista.
Sin dejar de correr, se me quedó mirando al pasar frente donde yo estaba sentada, me sonrió y sin decir nada se fue alejando hasta que lo perdí de vista.
Disfrutaba del silencio, de la brisa, tan solo acompañada de mis propios pensamientos sin que hubiera nada ni nadie que me interrumpiera…cerré los ojos para saborear ese momento y mis labios dibujaron una sonrisa al sorprenderme recordando la imagen del corredor que había despertado ligeramente mi imaginación…
Así pase un buen rato y cuando ya estaba pensando en regresar a casa, vi de nuevo al corredor que al parecer estaba haciendo alguna ruta circular y que sin duda, no tardaría en volver a pasar frente a mi.
Decidí quedarme hasta que pasara de nuevo y volver a disfrutar de esa imagen tentadora que ya se iba aproximando.
Sus brazos eran fuertes y tenia un cuerpo fibrado que parecía salir esculpido de un gimnasio… Por supuesto que mis ojos también se fijaron en ese paquete oculto debajo de su corto pantalón y me resultó gracioso comprobar como se movía al compás de su carrera.
A medida que se acercaba, el hombre fue desacelerando su carrera hasta pararse en una fuente que quedaba a pocos metros de donde estaba yo sentada.
Mojó su cabeza y su cuerpo con el agua de la fuente dejando que el agua resbalara sobre su piel. Parecía como si deseara lucir su cuerpo ante mis ojos y por supuesto yo no tenía nada mejor que hacer que seguir admirándolo.
Como si yo no estuviera ahí, el siguió su ritual…con sus manos mojadas por el agua posó su mano sobre el pantalón acomodando su paquete y logrando que su prenda mojada marcara descaradamente su entrepierna.
Yo seguía disfrutando del espectáculo y no dejaba de mirar cada uno de sus movimientos. El en cambio, parecía totalmente ausente de mi existencia, apenas alguna miradita de reojo, sin aparente interés, lo cual me molestó porque una también tiene su orgullo jajajaja.
No parecía que le importara que lo estuviera mirando y se acercó al banco que se encontraba frente al mío para realizar unas series de flexiones y estiramientos que yo seguía mirando sin perder detalle y sin dejar de observar como su mano acomodaba su paquete cada vez que cambiaba de posición.
Quizás fueron imaginaciones mías pero tenía la sensación de que lo hacía expresamente para provocarme, como si supiera que su movimiento atraía especialmente mi atención….y la verdad es que no andaba equivocado jajaja…
Mi imaginación ya había empezado a volar y no podía dejar de tener pensamientos tentadores que apenas lograba reprimir.
El parecía saber que estaba siendo el centro de mis pensamientos y su mano se posaba de forma cada vez más frecuente en su paquete y se entretenía más de la cuenta recolocándolo como si necesitara acomodarlo.
Finalmente si pareció centrar su atención en mi y acercándose a donde estaba yo sentada me dejó helada cuando me preguntó si estaba disfrutando del espectáculo.
Yo quedé un poco avergonzada, y comprendí que quizás me había pasada un poco mirándolo con tanta atención. Le pedí disculpas por si le había molestado y me levanté con la intención de marcharme.
El me agarró entonces del brazo preguntándome a donde iba tan deprisa y que no podía dejarlo así. No me gustó que me cogiera del brazo, pero sus manos eran fuertes y no pude soltarme. Me cogió de la mano llevándosela a que le tocara el paquete que hacia breves minutos me había hecho suspirar y me preguntó si no deseaba verla.
Me sentí perdida, mi mano ya no podía separarse de lo que estaba tocando y sentía como crecía bajo el pantalón…el se carcajeo de mi al comprobar que no se había equivocado y agarrándome de nuevo por el brazo me acompañó para ocultarnos detrás de unos arbustos.
Yo lo seguí medio hipnotizada y también un poco atemorizada. Podía haber gritado y llamar la atención de alguna forma, pero no lo hice…porque supongo que de alguna forma estaba deseando ese momento.
El parecía estar nervioso y tan pronto se sintió seguro en el lugar que había escogido, se bajo con rapidez su pantalón y su slip para mostrarme una potente erección que salto al sentirse liberada.
Me hizo acuclillarme frente a su polla en una clara señal de lo que estaba deseando. Me sentí por un momento indecisa y pensé de nuevo en gritar, pero no hubo tiempo para más, cogió mi cabeza con sus fuertes manos y acerco mis labios a su polla para recibirla con fuerza y obligándome a metérmela en la boca.
Casi me atraganto cuando empezó a follar mi boca con rapidez moviendo sus caderas con fuerza.
No negaré que deseaba sentir esa polla dura y caliente en mi boca, aunque quizás hubiera preferido que las cosas fueran de otra manera.
Ahí en el parque, de noche, oculta tras unos arbustos, acuclillada con la falda casi por la cintura….me sentía como una zorra chupando la polla a un desconocido. Una mezcla de morbo y excitación invadían mi pensamiento y me impedían razonar. Sentía mis braguitas mojadas por esa excitación y sin dejar de chuparle la polla una de mis manos de coló entre mis piernas para apartar las braguitas y acariciar mis labios deseosos de placer.
No pude evitar gemir al sentir las caricias de mis dedos, y eso hizo que mi amante nocturno se volviera loco de excitación explotando en mi boca al tiempo que yo me dejaba llevar por un profundo orgasmo.
Hasta un próximo relato…
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