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Fuego en la piscina

~Hacía tanto calor que decidí ir a la piscina de la urbanización, después de tantos años sin ir, a darme un baño y refrescarme; sabía que a esas horas no iba a haber casi gente. Me puse mi bikini blanco, cogí la toalla y me fui. Al entrar al recinto no había nadie, ¡toda la piscina para mí!, así que dejé la toalla en la hierba y me lancé al agua. ¡Estaba helada! pero se agradecía ya que el calor fuera era asfixiante. Los pezones se me pusieron duros al instante y me los acaricié inconscientemente, de repente oí: "está fría el agua, verdad?" me giré y acababa de llegar un vecino que estaba mirándome desde hacía un rato, y se había dado cuenta de mis pezones bien marcados y que se transparentaban al tener el bikini mojado. "Compruébalo tú mismo" le dije, sin poder dejar de mirar su piel morena, su pelo negro y largo sobre los hombros, los ojos tan verdes con los que no dejaba de mirarme, y esa sonrisa perfecta. Y sin dejar de sonreír, se tiró de cabeza al agua, y salió a la superficie justo delante de mí. Me dio la risa tonta, se contagió de mi risa, y así estuvimos un rato riéndonos sin razón. Dijo: "está buenísima!", yo le dije: "es que hace mucho calor ahí fuera", y me dijo: "yo tengo mucho más calor aquí dentro" sin dejar de mirarnos a los ojos y sonriendo. Tenía el pelo mojado hacia atrás, gotas cayéndole por el pecho y los brazos; mis pezones estaban a punto de explotar, por el frío del agua y por la calentura que me estaba invadiendo el cuerpo. Dio un paso hacia delante y yo quise dar otro para atrás, pero me topé con el borde de la piscina, así que tenía su cara y su cuerpo pegados al mío. Podía sentir su calor y su olor, me puse muy nerviosa, estaba deseando lamerle las gotas de agua del cuello, se acercó más y pegó su cuerpo contra el mío. La sensación fue eléctrica, nuestros cuerpos se tensaron a la vez, mis pezones rozaron los suyos, y noté su enorme erección contra mi sexo. Ese instante fue eterno, no quería que se alejara, así que me lancé y le besé la boca, me metió su lengua y empezamos a jugar dentro de nuestras bocas, nos acariciamos todo el cuerpo, me agarró de los muslos e hizo que los pusiera alrededor de su cuerpo, quedando su verga justo debajo de mi entrepierna. Empezó a lamerme el cuello, a mordisquearme la oreja, a besarme los pezones enormes y dilatados que tenía en ese momento. Yo empecé a gemir, a mover mis caderas de alante a atrás, a sentir cómo su verga crecía y crecía, cada vez estaba más caliente. De repente nos miramos a los ojos, y nuestras miradas lo dijeron todo. Apartó hacia un lado con una mano el tanguita de mi bikini, sin dejar de mirarme metió un dedo en mi vagina, creí que me moría, di un respingo y le besé. Movía su dedo en círculos dentro de mí, metió otro dedo, yo movía mis caderas a la vez que él sus dedos para que no parara de moverlos, me corrí y el orgasmo fue brutal, me movía más rápido para que no parara, y entonces sacó sus dedos de dentro de mí, y me empotró con su verga gordísima contra la pared de la piscina. Me la metió hasta el fondo, a ambos se nos escapó un gemido, se quedó quieto con el miembro dentro de mí, le dije que no la sacara de ahí dentro, que me estaba volviendo loca, y empezó a meterla y sacarla sin parar, fuerte y duro hasta el fondo de mí, notaba cómo golpeaba en la pared más profunda de mi vagina. La metía y sacaba a una velocidad increíble, notaba cómo entraba fría y cómo salía ardiendo. Empezamos a compenetrar nuestros movimientos, tuve un orgasmo que me tuvo que tapar la boca con la mano por si alguien nos oía, pero yo me estaba muriendo del placer. Yo no paraba de saltar sobre su miembro, no quería que parara; salía y entraba sola, era una gozada sentirla en cada centímetro de mí. Empezó a jadear, le mordí la oreja y le pedí que se corriera dentro de mí, que estaba ardiendo y quería su leche para mí. Fue decirle eso y su corrida fue eterna, jadeó y me empotró por última vez contra la pared, dejando su verga dentro de mí mientras nos besábamos y nos comíamos la boca, pero sin dejarle que la sacara. Le deseaba, y así nos quedamos durante unos minutos, besándonos y sin darnos cuenta de que ya estaba anocheciendo. Al sacarla me sentí vacía, pero con ganas de mucho más, así que salimos de la piscina y nos fuimos a su casa...

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