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Forzada

Pablo tenía una erección evidente y, cada vez que las circunstancias de la aglomeración de personas se lo permitían, se quedaba “gentilmente atrás” para observar descaradamente el precioso trasero de su pareja. Alba no parecía advertir la jugarreta y sonreía halagada cada vez que el volvía a su lado en el paseo vespertino al lado del mar. Alba tenía un cuerpo imponente y su compañero, parecía el típico sabio disfrutador que gozaba con la sola observancia de lo “buena que estaba su pareja” y todavía disfrutaba más cuando se daba cuenta de las miradas lascivas que los hombres (y algunas mujeres) lanzaban sobre ella. La tarde era calurosa y se agradecía la suave brisa marina que refrescaba el ambiente. El paseo marítimo estaba abarrotado de gente y así como ella parecía ir metida en su mundo interior mientras cimbreaba sus torneadas caderas, el, aparte de disfrutar con la visión y el roce del cuerpo de su pareja (no paraba de sobarle el culito de vez en cuando), se regocijaba con la visión de otros cuerpos femeninos con los que tropezaba continuamente y casi siempre el choque físico se producía en los senos o el trasero. Estaba claro que era un disfrutador morboso increíble. Se sentaron en una terraza y mientras tomaban una consumición el lanzaba su mano sobre su regazo, acariciaba sus muslos y luego las retiraba, metía la palma entre los muslos unos segundos y aprovechaba para besarla con suavidad en el cuello en la cara. Nada escandaloso, parecían caricias inocentes pero estaba claro que sabía lo que se hacía. Estuvieron algo más de media hora en la terraza y cuando se levantaron, una vez más, el le cedió gentilmente el paso, ello sonrió agradecida mientras la mirada del hombre se volvía a clavar en el trasero de ella. Sus pasos se encaminaron hacia el apartamento de Alba que no estaba muy lejos del paseo marítimo y mientras ella introducía la llave en la cerradura, Pablo se lanzó ya sin ambages sobre su cuerpo, acariciando su culito y besándole el cuello por detrás. La muchacha no parecía disgustada con las caricias pero tampoco demostraba demasiado entusiasmo. Cuando cerraba la puerta, Pablo se abalanzó literalmente sobre ella buscando su boca, comiéndosela con delectación mientras Alba trataba de moderar el entusiasmo del hombre. El se apartó un poco mosqueado y, mientras ella entraba en el baño, se sentó en el sofá y encendió el televisor. Un enorme bulto que no podía disimular de ningún modo, señalaba la tremenda erección que tenía. Estaba un poco molesto con la actitud aparentemente fría de Alba, quien si bien no rechazaba las caricias, tampoco se entusiasmaba con ellas. La joven salió del baño sonriendo como si no hubiera advertido la contrariedad de Pablo, y sus ojos adquirieron un brillo especial al advertir el enorme paquete que este lucía pese a estar sentado fingiendo un interés inusitado por el programa de viajes que estaba en la pantalla. Alba se acercó entre provocadora y divertida sentándose a su lado en el sofá mientras se abría un botón más de la blusa alegando excesivo calor. La muchacha sabía que iban a tener sexo, pero trataba de despertar en el hombre todos sus sentidos haciéndose la desinteresada y provocando en el un deseo incontrolable de follarla. Le encantaba provocarlo y disfrutar de su respuesta animal, y esperaba que esa tarde la cosa funcionara como de costumbre. Se agarró a su brazo derecho y apoyo la cabeza en su hombro mientras comentaba lo bonitos que eran esos lugares que se veían en la tele. Pablo soltó una especie de gruñido mientras de reojo observaba el comienzo de los senos de Alba aprovechando la amplia abertura de la blusa. La muchacha tenía unos senos perfectos, talla 90, turgentes y en su lugar, y estaba claro que era muy morbosa. Poco a poco, ella parecía interesarse más por el, apretándose mimosa contra su cuerpo, pero Pablo trataba de hacerse el duro aunque su enorme polla que parecía ir a reventar sus pantalones parecía decir lo contrario. La joven comenzó a acariciarle la nuca mientras miraba la tele como disimulando, pero el no resistió más y empujándola contra el respaldo comenzó a besarla, a comerle literalmente la boca mientras su mano derecha se metía entre la abertura de la blusa para amasar los preciosos senos de la muchacha. Alba deseaba tener sexo, pero la intensidad que ponía Pablo disgustaba ya que prefería que fuera despacio y más suavemente, pero el estaba fuera de si y no se detenía ante nada. Le abrió toda la blusa y se la quitó para a continuación desabrocharle el sujetador y lanzar su boca sobre los pezones erguidos chupándolos con fruición mientras la mano derecha trataba de sacarle los pantalones. Cuando, gracias a la colaboración de Alba, consiguió bajarle los pantalones la empujó sobre el sofá para colocarla horizontalmente. Ella le pedía que fuera más despacio, pero, inexplicablemente, estás peticiones lo enardecían cada vez más. Una vez la tuvo tendida, le sacó el pantalón y apartó el precioso tanguita rosa para colocar la mano derecha abierta sobre el pubis, amasándolo y apretándolo mientras su boca libaba dentro de la de Alba. Esta parecía agobiada por la situación aunque trataba de disfrutarla sin acabar de conseguirlo. Pablo abandonó su boca para chupar y mordisquear de nuevo las tetas mientras su mano se abría para apartar los labios vaginales y acariciar suavemente el clítoris rozándolo suavemente hasta conseguir que la vagina se lubricara introduciendo entonces el dedo índice y comenzar un suave vaivén en tanto el dedo pulgar seguía frotando el botoncito del placer. Alba comenzaba a disfrutar y pareció abandonarse a las maniobras de Pablo cosa que el aprovechó para meter otro dedo en su coñito para sacarlos lubricados e introducir uno de ellos sin ningún miramiento en su agujero anal. La joven dio un respingo y pareció envararse pero el estaba lanzado y no advirtió su incomodidad. Siguió con el dedo en el culito mientras volvía a colocar el índice en su coñito comenzando un mete saca combinado en los dos agujeros que mantenía a la muchacha tensa y con el culito semi-erguido. El hombre no parecía darse cuenta de nada y seguía a su ritmo, como si estuviera haciéndole pagar su escaso entusiasmo sexual. Abandono el chupeteo de las tetas y la empujó dándole la vuelta para colocarla boca abajo. Ella comenzó a mostrase sumisa y colaboradora a la vista de la decisión con que Pablo actuaba así que, el ya no tuvo obstáculo para colocarla como deseaba. Le levanto el trasero abriéndole las piernas doblándole las rodillas mientras el tronco de la muchacha permanecía aplastado contra el sofá. Pablo colocó su boca entre los glúteos y su lengua comenzó a hurgar en su coñito desde atrás y alternativamente, en el agujero del culito. Alba se estremecía de placer pero Pablo parecía no darle importancia a este hecho. Siguió con sus chupeteos excitando aun más a la joven y cuando los gemidos de ella comenzaron a ser muy evidentes e intensos, el hombre se detuvo y asiendo los brazos de ella hacia atrás, los inmovilizó con su cinturón. La muchacha sorprendida y un poco molesta trataba de protestar así que el agarró la blusa de ella y se la colocó como una mordaza acallando sus protestas. Alba se retorcía y trataba de liberarse pero Pablo le dio dos cachetes en el culito lo suficientemente fuertes para detenerla pero lo bastante suaves como para producirle una mayor excitación sexual. La joven trataba de darse la vuelta para controlar mejor la situación pero el no se lo consentía y colocando sus manos sobre los hombros de ella la aplastaba contra el sofá. Alba se dejó hacer y Pablo, abriéndole más aún las piernas con el trasero en pompa, se situó entre sus piernas y mientras sobaba el coñito con la mano izquierda, agarró con la derecha su hinchada verga y se la hundió sin miramientos. Ella dio un respingo y se venció hacia delante pero el no se inmuto, volvió a levantarle el culo y comenzó un furioso mete-saca mientras se agarraba a los brazos atados de ella sobre su espalda. Empujaba hasta que sus testículos chocaban contra el coñito lo que a ella le producía una gran excitación así que, enseguida los líquidos vaginales comenzaron a resbalar entre sus piernas debido al placer que la situación le estaba produciendo. A pesar de la mordaza de la blusa, sus jadeos comenzaron a ser notorios y antes que el se diera cuenta, Alba comenzó a estremecerse en un orgasmo tan intenso que el tuvo que detenerse porque los espasmos vaginales le hacían difícil las penetración. Soltó sus manos del cinturón y la colocó boca arriba apoyada en el respaldo del sofá y las piernas en el suelo. Alba estaba desmadejada y sus preciosos ojos demostraban una felicidad desconocida para Pablo. Ni el ni ella trataron de quitar la mordaza aunque el hombre no quería que las cosas quedaran así por lo que, colocó las piernas de la muchacha sobre sus hombros y volvió a meter su polla en el coñito inundado de ella, Alba cerró los ojos y trató de disfrutar de esa nueva penetración pero el orgasmo había sido tan intenso que era muy difícil regresar al disfrute. Pablo se dio cuenta que ella no estaba disfrutando igual y en la posición en que estaba se dobló un poco a la derecha para meter de nuevo un dedo en el culito de la joven. Ella pareció interesarse de nuevo con esta variación por lo que Pablo no se lo pensó dos veces y sacó su verga del coñito agarrándola con su mano derecha para frotarla en los labios vaginales y despistarla de sus verdaderas intenciones que, pasados unos segundos se manifestaron al colocar alternativamente la cabeza de la verga en la entrada del coñito y el culito. Alba pareció adivinar lo que trataba de hacer y se tensó, pero Pablo parecía no tener prisa, así que, siguió con sus roces en ambos agujeros y poco a poco iba alternando el introducir la polla en el coñito y empujar otro poco en el ano. Alba pasó del rechazo al placer con esta variante, y su cuerpo se relajó, momento que aprovecho el para clavarle su verga en el culito mientras metía su pulgar derecho en el coñito. El cuerpo de la joven volvió a tensarse pero como Pablo se quedó quieto frotando en su coñito, ella misma situó su mano derecha sobre el clítoris y comenzó a frotarlo mientras al volvía a bombear en su precioso culito. Alba apartó con la mano izquierda la blusa de su boca y a cada penetración de el, correspondía con un gemido que parecía mezcla de placer y dolor. Pero Pablo no quería fijarse en nada que le desviara de sus objetivos así que tras unos minutos de penetrarla en esa posición, se salió de ella y la colocó apoyada con el cuerpo en el sofá y doblada hacia delante con el culo en pompa. Lamió un rato la entrada del ano y volvió a colocar su verga en la entrada mientras la muchacha volvía a frotar su clítoris para compensar el dolor de la penetración anal. Pablo clavó literalmente su polla en el culito de Alba y colocándose sobre ella como si cabalgara a una yegua, comenzó a bombear dentro de su trasero mientras los gemidos de ella se hacán mas fuertes y evidenciaban el dolor que sentía en tanto se frotaba aceleradamente. El comenzó a jadear con fuerza y de su boca comenzaron a brotar epítetos hacia ella como “putón, cerda, ninfómana, putita culera, etc. “. Alba disfrutaba con estos insultos y sus gemidos volvieron a ser de placer y, cuando Pablo se corrió vaciándose dentro de su culo, tuvo un orgasmo tan intenso que sus gritos atronaron el edificio llegando a la calle donde la gente se volvía divertida tratando de adivinar de donde procedía tal manifestación de placer. Pablo se limpio la polla con el tanguita rosa de Alba y en actitud despectiva se sentó de nuevo en el sofá mirando la tele. Ella se levantó y después de ir al baño y limpiarse un poco, se acurrucó en su costado mientras le besaba en la cara y le acariciaba el torso. Sentía que su culito le escocía un montón pero estaba feliz de haber disfrutado de una maravillosa experiencia sexual inesperada. Estaba claro que Pablo podía ser increíble, genial y todo un artista en el sexo, pero ella había visto cumplido una de sus más queridas fantasías, ser follada mientras era privada de alguno de sus sentidos y la verdad, que la experiencia había valido la pena. Ahora tocaba esperar que nueva idea le surgía a Pablo en los próximos días, pensaba Alba mientras se pegaba mimosa al cuerpo de el. Siol Anep

Datos del Relato
  • Autor: Siol Anep
  • Código: 17429
  • Fecha: 02-10-2006
  • Categoría: Varios
  • Media: 5.69
  • Votos: 163
  • Envios: 0
  • Lecturas: 4135
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