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Esto que les cuento sucedió hace un par de semanas, pero primero me presento. Soy Pablo, soy un chico de 19 años, tengo un cuerpo en buena forma ya que practico deporte seguido, tengo una estatura promedio y un soy moreno.
Actualmente no estudio, por lo que tengo que trabajar y aportar a los gastos de casa, donde mis padres me han permitido vivir con ellos mientras de mi cuota.
En mi país la cosa del trabajo no es algo muy fácil, por lo que he pasado de empleo en empleo, desde repartir domicilios hasta en una gasolinera; sigo en éste último, además que lo hago en el turno de la noche siendo el colaborador del encargado, esto me permite dormir en la mañana y el tiempo de la tarde lo gasto jugando al básquet con mis amigos o en ocio.
En una de esas tardes me reuní con mis amigos a jugar, ya al terminar me dirigía a mi casa para ducharme e ir a trabajar, cuando dos de mis amigos me abordan, comenzamos a hablar de varias cosas mientras íbamos por mi camino. Entonces uno de ellos lanzó una pregunta:
-¿Qué harás el sábado en la noche?
-Pues trabajar, como todas las noches –le respondí.
Se me hizo rara la pregunta ya que ellos saben que trabajo todas las noches.
-Es que te tenemos una propuestas, ¿te gustaría oírla? –volvieron a preguntar
-Está bien –respondí, quería saber de qué me hablarían esos dos.
-Es que para el sábado tenemos un trabajo y nos pagaran muy bien…
-lo siento, yo no voy a meterme a delinquir –interrumpí yo antas de que ellos terminaran de hablar.
Ellos se miraron y empezaron reír, yo trataba de ocultar mi incredulidad frunciendo el ceño, ya acabando con la carcajada volvieron a mirarme:
-No es nada fuera de lo legal, simplemente es una presentación.
-¿Una presentación? ¿De qué? –pregunté yo.
-Es donde unas viejas calentonas, solamente tenemos que ir a bailar y nos darán una buena paga –me respondieron-. Además que tienes buen cuerpo y sabes mover esas caderas.
Los tres nos echamos a reír a carcajadas por eso último, la verdad es que no era un gran bailarín pero sabía moverme.
-En realidad no es que necesitas saber bailar muy bien, solamente muévete muy sensual y ya –agregaron.
-¡Paren, paren! Yo no he dicho que sí, además tendría que pedir permiso y no sé si me lo den –esto último era mentira, la verdad es que el permiso si me lo daban, sin recibir la paga de la jornada obviamente.
-No te hagas el difícil, mira que un compañero no podrá ir con nosotros y te estamos dando la oportunidad de que ganes los de una semana en un par de horas, y alguna de las viejas te puede dar propina.
Lo de una semana en un par de horas, eso sí que me llamaba la atención, y lo de la propina también. Si era solamente bailar sensualmente un rato lo podría soportar. Pactamos una cita al otro día para hablar de todo y a ver si podría aceptar.
Llegó la tarde del día siguiente y me encontré con ellos en un parque, nos compramos unas cervezas en lata y me empezaron a explicar todo el temita: no tendría que ser un súper presentación, simplemente bailar, pasar entre las invitadas, mover nuestros miembros cerca del rostro de las señoras y lo mismo con la anfitriona, también tendríamos que desvestirnos.
-¡Desvestirnos! –dije yo sorprendido.
-Tranquilo que no será nada del otro mundo, la ropa ya viene preparada para que se quite fácil, será como en las películas.
Para nada sería como en las películas, allí se preparan y saben que no es real, aquí sí que era real. La verdad me empezó a dar miedo, pero si la paga era tan buena como ellos decían y si sólo sería una noche, valdría la pena el esfuerzo.
Ya el jueves en la madrugada, le pedí permiso a mi jefe para no ir el sábado puesto que se me había presentado un problema y tendría que ausentarme, él amablemente me lo concedió, yo ya sabía que lo haría.
Llegó el sábado y yo estaba que me cagaba de los nervios, el plan era salir como de costumbre y desviarme hasta donde mis amigos y allí arreglar las últimas cosas con todos los muchachos, posteriormente salir al lugar de la dichosa fiesta. Ya estaba a punto de irme pero mi padre dijo:
-Espera, hoy te llevo.
-¿Por qué? no hay necesidad –se me hizo muy raro ya que nunca me había llevado al trabajo, un frío me recorrió el estómago.
-¿No recuerdas que tu madre tiene que ir a la despedida de soltera de su amiga?
Yo ni enterado estaba de eso, yo solamente miraba cómo mis manos estaban frías y temblaban, deseaba que mi madre saliera rápido para poderme ir, no quería que mis amigos pensaran que era un marica y que me había echado para atrás.
Cuando bajó me quedé boquiabierto, sabía que mi madre era una mujer muy buena aún a sus 40 años, pero jamás tuve un pensamiento malo con ella, partiendo de que fui educado bajo principios católicos, pero es que estaba demasiado sexy, muy pocas veces la había visto así de provocativa ya que a pesar de ser muy guapa no le gustaba presumirlo.
Llevaba un vestido bien ajustado sin tirantes de gruesas franjas horizontales de negro y gris, y delgadas franjas de blanco; le llegaba hasta poco más arriba de la rodilla, no llevaba sostén y se le podía notar mejor el buen par de melones que tenía; también por lo ajustado se le podía ver mejor su buen culo. Estaba un poco rellenita pero eso la hacía mucho más sabrosa. El vestido se lo había regalado mi padre por su aniversario y hasta esa noche lo estrenaba, él se sentía orgulloso de tener un mujerón así.
Creo que fue la primera vez que tuve un mal pensamiento con mi propia madre y eso ayudó a calmar un poquito mis nervios, yo trataba de evitar que mis amigos la conocieran ya que sabía que empezarían a molestarme con ella y a hacer sus chistes verdes.
Ella se puso su abrigo, nos subimos al carro de mi padre y nos pusimos en marcha, el susto volvió nuevamente; me temblaban las manos, sudaba frío y sentía el vacío en mi estómago. De pronto recibí un mensaje de whatsapp, era uno de mis amigos:
“¿Qué pasó, tonto? ¿Ya te echaste para atrás?”
“Se me presentó un problema y me retrasé un poco, pero ya voy en camino” –respondí yo.
“¿Algo con tu trabajo? ¿Estás en la gasolinera?” –volvió a escribir él.
“Sí, fue algo con el permiso pero ya lo solucioné afortunadamente” –mentí yo, obviamente no le diría que me estaba llevando mi padre.
“Pues dame la dirección donde te encuentras y pasamos a recogerte”.
Yo le di una dirección de cerca donde ya íbamos, le dije a mi padre que podía dejar ahí e irme caminando, nos despedimos y ellos siguieron su camino, mientras que yo me diría al sitio de encuentro con los otros.
Pasó alrededor de una media hora cuando por fin pasó un pequeño bus, allí estaban mis dos amigos y aparte otros 7 chicos que también harían parte del show, un encargado del sonido y luces, y el conductor que era el jefe de ellos y esa noche el mío.
Me presenté con todos y mis amigos explicaron que ya me habían dicho todo lo que tenía que hacer, fue un viaje de una hora, la fiesta era en una casa campestre a las afueras de la ciudad. Duramente todo el viaje me explicaron nuevamente las cosas que debíamos hacer.
Ya al llegar, nos enviaron a un par de cuartos para cambiarnos; el conjunto consistía en un pantalón de cuero, con el desprendible para que al quitárselo fuera muy fácil, una chaleco dorado sin botones dejando el pecho descubierto, un corbatín negro, una máscara veneciana y una tanga. Esta me hizo sentir raro, era bastante pequeño el calzón, al momento de ponérmela fue bastante incómodo ya que me quedaba bastante ajustada y se me metía entre el culo dejando mis nalgas al aire, esto último fue lo más incómodo de todo. También me dieron un frasco con un tipo de aceite para que me esparciera por el cuerpo.
Cuando ya estaba todo listo llegó nuestro momento, el encargado nos dijo:
-Bueno, ustedes ya saben qué hacer, si la temperatura sube se dejan llevar.
Esta última frase no la había entendido bien, pero ya no era hora de pensar las cosas sino de actuar, salimos en medio de una algarabía y música a todo volumen, eran unas 30 o 40 señoras que hacían mucho ruido, estaban ya demasiado ebrias. Al principio me puse a bailar tal como hacían los otros, todo estaba muy oscuro y la máscara tampoco permitía ver bien, pero trataba de imitarlos y pensaba para mis adentros que todo estaba saliendo bien,
Llegó el momento de arrancarnos los pantalones y sacarnos el chaleco y todas las mujeres volvieron a estallar, sentía como me manoseaban el cuerpo y arañaban. Todos esos roces de diversas manos me empezaron a excitar y el bulto que tenía empezó a crecer. Estaba sudando pero ya no de nervios sino de la calentura que tenía y la máscara ayudaba.
Después de haber meneado mi miembro frente a la cara de muchas mujeres y haber sacado a bailar a otras, por fin terminamos la sesión. Ya estábamos muy cansados, otros tres compañeros debían hacer otros show especial para las damas y la anfitriona en especial, pude darme cuenta que era una despedida de soltera debido a que solamente habían señoras. Me quité la máscara para poder respirar bien, luego fui al baño del cuarto que nos dieron a mear pero estaba ocupado, luego fui al otro y también, así que decidí ir al principal que también estaba ocupado, por lo que subí al segundo piso de la casa y encontré una puerta abierta. Era la puerta de uno de los cuartos, miré y tenía baño, por lo que no me lo pensé dos veces para entrar.
Saqué rápido mi pene, mi erección ya había bajado, estaba pegando una meada muy placentera cuando tocaron la puerta, yo me disponía a terminar cuando volvieron a tocar más fuerte, yo dije:
-¡Espere, ya salgo! –mientras me lo sacudía, volvieron a tocar-. ¡Espere un momento!
Del otro lado decían algo pero no podía entender por el alto sonido de la música, me puse mi máscara, abro la puerta y mi mayor sorpresa, me encontré con mi madre frente a frente y yo casi completamente desnudo. Me quedé de piedra, no supe qué decir ni me podía mover, pensé que me había descubierto.
Ella ya estaba muy ebria y medio lo único que le entendí fue:
-Tú no deberías estar aquí… –me quise morir en ese momento –…tú deberías estar abajo bailando para nosotras.
Ufff, de la que me había salvado, mi primera reacción fue intentar salir de la habitación pero cuando ya lo estaba haciendo, siento cómo me agarra del brazo
-Pero ya que estás aquí, puedes darme un show privado.
Se acercó y me apretó las nalgas enterrándome sus uñas, sentía su calor y sus pechos apretándose contra mí, empezó a darme besos en el cuello de una forma muy lenta, sentía todo su calor. Yo cerré los ojos y sentía cómo miembro se empezaba a levantar nuevamente rezaba y aguantaba para que no pasara, pero la carne es débil.
Me fue empujando lentamente hasta la cama donde bruscamente me empujó, me agarró el calzón y lo fue bajando, yo ya estaba demasiado asustado y mi pene con su erección me decía que también estaba súper excitado. La torre de carne apuntaba hacia arriba, ella me dio la espalda y se dirigió hasta el baño para apagar la luz, luego hacía la puerta de la habitación donde cerró con seguro, caminaba de lado a lado por la borrachera, simplemente se limitó a decir:
-A oscuras y en privado es mejor.
Luego fue caminando lentamente hacía mí, antes de llegar hizo una pausa para levantarse el vestido hasta las caderas, tenía una tanga de hilo dental, se la fue quitando y con la tenue luz que entraba por la ventana se podía ver su vagina peludita, eso me calentó todavía más, agarró mi miembro y la enredó alrededor para posteriormente empezar a darme una mamada. Era la primera vez que me hacían una mamada, era algo tan placentero que me entregué a disfrutar. Lo hacía con una buena velocidad, de vez en cuando me daba un pajazo, luego de unos minutos estuve a punto de venirme del tremendo placer y gusto que estaba sintiendo.
Luego al parecer ya había terminado, mi pene estaba mojado y lubricado con la saliva de mi propia madre, ella se bajó la parte de arriba dejando al aire sus tetas, estaban un poco escurridas pero eran realmente hermosas, me volvían loco. Ella se subió sobre mí, con su mano agarró mi miembro para acomodarlo, y de una sola dejo caer su cuerpo para ensartarse, llevó sus manos hacía atrás acomodándolas sobre mis piernas y empezó una serie de sentadillas, ella fue elevando el ritmo, sus tetas fueron botando cada vez más, arriba y abajo, ya no podía más y me vine dentro de ella. Luego de unos instantes se fue levantando lentamente mientras mi pene flácido salía al tiempo que empezaba a caer de su vagina mi esperma.
Ella se bajó y se fue caminando hacia la puerta riéndose seguía caminando de un lado para el otro hasta que se enredó ella misma y cayó al suelo bastante duro, yo simplemente me limité a mirarla y ella en el suelo empezó a reír, entre esfuerzos se levantó, se arregló el vestido y salió advirtiéndome:
-No te muevas de aquí, ya vuelvo.
Yo me quité la máscara que me estaba asfixiando, estaba realmente exhausto, me senté en el borde de la cama y me fijé que todavía tenía la tanga enredada en mi pene, estaba ya llena con mi semen. Sin asco la cogí y empecé a olerla, había una mezcla de mis líquidos y los de mi madre, eso hizo que excitara nuevamente. Al cabo de un rato nuevamente llegó mi madre, me apresuré a ponerme la máscara nuevamente, venía con dos copas de whisky; una de esas copas me la dio, la otra se la tomó ella de un par de sorbos. Se recostó en la cama boca abajo y dijo:
-Tómate rápido eso que me la tienes que comer.
Yo nunca había hecho sexo oral tampoco, ella estaba con los ojos cerrados, así que me quité la máscara y me tomé el trago rápido, era bastante fuerte y me dejó bastante mareado. Yo me acerqué y metí la cabeza entre sus piernas, el olor generaba en mí un morbo increíble. Empecé a lamer sin importar que tuviera rastros de mi propio semen, pasaba mi lengua de arriba hacia abajo y chupaba. Metía mi lengua en esa deliciosa raja.
Posteriormente empecé a meter mis dedos, fui aumentando el ritmo mientras ella gemía, ella se frotaba el clítoris y fue entonces cuando volví a chupar y ella apretó con sus piernas mi cabeza y de pronto eyaculó en mi boca. En el momento me supo a gloria. Me soltó y me eché hacía atrás, me recosté y al cabo de un rato me doy cuenta que mi madre se había dormido.
Yo agarré mi calzón, me lo puse y me fui de la sala. Al llegar con mis amigos nuevamente me preguntaron que dónde me había metido, yo me limite a decir que simplemente salí a dar una vuelta y a tomar aire. Me puse mi ropa nuevamente y nos fuimos. Durante el trayecto me puse a pensar en lo que había pasado, me gustó, mi madre había cabalgado en mi pene y nos dimos sexo oral.
Al llegar a mi casa lo primero que hice fue hacerme una paja en mi cuarto, la gocé bastante. Mi madre no llegó sino hasta esa tarde, una de sus amigas la había traído, yo ya me estaba disponiendo a salir para volver al trabajo cotidiano y le pregunté:
-¿Cómo te fue?
-Bastante bien, todo salió muy bien –respondió ella con un aire de felicidad en la cara. Yo era el responsable de eso.
Después de eso he procurado tratarla con normalidad, aunque sé que ellas jamás sabrá que fornicó con su propio hijo.
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