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Soy una mujer de 30 años, felizmente casada con dos hijas pequeñas, vivimos en Facatativá, soy de 1.75 metros de estatura, blanca, cabello corto color negro azabache, tengo unas tetas medianas 34B muy firmes, un culo muy apetecible, todos me lo miran al pasar. Sexualmente soy muy activa, con mi esposo follamos todos los días, al acostarnos y el mañanero. Mi esposo trabaja en Bogotá, debido al alto flujo vehicular por esta vía, se decidió que mi esposo viviría en la capital, los viernes por la noche llegaba a casa y lunes muy temprano viajaba hacia la ciudad.
Tengo un joven vecino muy guapo, Carlos, de 1.90 metros de estatura, complexión fuerte, 25 años, blanco, ojos acaramelados, muy amable, respetuoso y detallista; se nota que tiene un buen paquete. Siempre nos saludamos de beso en la mejilla, pero últimamente al saludarme de beso siento una punzada en mi chocho y me mojo, además de ponerme muy nerviosa y él lo ha notado. La verdad es que ya el miércoles siento la ausencia de mi marido y mi chocho está pidiendo una buena verga, pues sin chicanear mi marido tiene una verga de 22 cms, es gruesa y venuda, la que devoro con ansias hasta que se corre en mi boca y me trago su semen.
Un jueves por la tarde nos cruzamos con Carlos, saludo de beso, mojada de chocho, piropos y halagos de su parte que me ponen a mil, esa tarde me regalo una rosa y un helado de ron con pasas y me dijo: para la mujer más hermosa del edificio. Yo muy nerviosa miré la flor y el helado y le dije: ¿cómo sabias que es mi sabor favorito del helado? Y él respondió: el sabor del helado debe ser igual al de una mujer como tú, linda y atrayente. Se despidió su beso cubrió la mitad de mi boca, salió corriendo no sé a qué y dijo perdón, pero muy rico. Yo me quede muy azorada chorreando flujos vaginales. Me subí al apartamento, me masturbé violentamente imaginando la hermosa polla de Carlos.
Al día siguiente hacia las ocho y media timbraron, abrí y era Carlos, lo tome de la camisa y lo hale dentro del apartamento y cerré la puerta, él vino a escusarse por el medio beso del día anterior, me lance encima de él y comencé a comerle la boca con muchas ansias y lujuria, baje mi mano y le acaricie el bulto por encima del pantalón y lo tenía duro, mientras él me magreaba mis tetas, parecíamos dos luchadores el que más besara, lamiera y tocara. Desabroche su cinturón baje su bragueta metía la mano y sentí la palpitación de su verga en mis manos y él subió mi falda me sobaba mi chocho por encima del calzón que estaba chorreando jugos.
Baje su pantalón y boxer su verga salto erecta, dura, gruesa y venosa, que hermosa; me arrodille ahí en la sala le lamí el glande que ya tenía gotitas y me lo metí todo en mi boca y comencé a mamarle la verga con muchas ganas, nunca me había mamado una verga como ese día con tanta ansía y deseos, le apretaba los huevos y mi lengua recorría la longitud de su pene, tenía muy bien escondidos esos 20 centímetros (se lo medí con una cintilla) de carne viva caliente y deliciosa, mamé y mamé hasta que él gimió y se corrió en mi boca, sentí como cinco disparos de rico semen caliente y delicioso porque me lo trague todo, dejándole la verga muy limpia.
Lo cogí de la verga aún dura lo lleve a la alcoba, termine de desnudarlo y lo tumbe en la cama, me desnude y me le subí haciendo un 69 lujurioso, él me comía el chocho me penetraba con su lengua, me mordía el clítoris y me metió un dedo en el ano, que sensación más morbosa, llegue al orgasmo y me corrí en su boca, él me voltio se me subió y de un solo envión me metió su verga en mi vagina, guau que rico sentir esa verga entre mi chocho, follamos y follamos, yo le pedí que me la metiera bien duro, le dije: Carlos, rómpame el chocho, mételo fuerte, dame… dame duro; y follamos hasta que nos corrimos, que delicia sentir su semen espeso, abundante y caliente en mi vagina mezclándose con mi corrida, él se tiro en la cama a mi lado y dormimos un rato. Desperté cuando sentí que Carlos jugaba con mi ano, el bajo y me penetro con su lengua y me chupo el culo un buen rato, jugó hasta que me metió tres dedos, usaba de lubricante los fluidos de mi chocho, y me dijo: te la voy a meter por tu culito hermoso y delicioso que tienes, me puso en cuatro y me la metió con cuidado, una vez me acostumbre a su verga en mi culo me follo y me follo, yo le pedía que me rompiera el culo, y seguía en su mete saca hasta que me lleno los intestinos de semen, que delicia sentirse bien cogida.
A partir de ese día y por los próximos seis meses con Carlos follamos todos los días de lunes a viernes, entre las 8 y las 10 de la mañana, los lunes y los viernes follaba dos veces, con Carlos y mi esposo, fueron 6 meses inolvidables, aún recuerdo la fuerza con que Carlos me la metía y follaba. Siempre se la mamaba hasta que se corriera en mi boca, saborear y tragar su semen, y me llenaba el chocho y los intestinos con sus corridas.
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