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Follando como una loca

~~Esa tarde me dedique a ordenar un poco la cabaña y a tomar el sol. Solo vestía con la parte de abajo del tanga con lo que prácticamente estaba desnuda todo el día. Me levantaba y salía a tomar el sol. Por la noche me quitaba el tanga y follaba como una loca todas las noches. Gustavo saco de mis adentros la parte más salvaje y animal de una mujer. Sabía volverme loca y tocarme en los sitios adecuados. Estuvimos así durante unos quince días. Con el cambio de quincena también aumentaba la dotación de guardavidas. Así fue como llegó Guillermo. Guillermo era Brasilero. Mulato también. En cuanto llegó vino a vivir con nosotros. Vivíamos los tres juntos. La primera noche que llegó follamos con Gustavo como si no hubiera nadie. Gustavo me preguntó si no me gustaría follar con Guillermo. Le dije que sí. sos una putita. una putita rica. con concheta mal cogida. tenía razón. Nos corrimos los dos y me dijo Andá. cojetelo a Guillermo. Quiero verte Me levante de la cama y como una autómata, como una gata en celo fui a la cama donde Guillermo desnudo y con su polla enhiesta me esperaba para darme toda la longitud de su falo. Follé con Guillermo un rato largo. El muy cabrón no se corría. Me dijo que el controlaba. Usaba un método llamado Tantra. Consistía en un control mental del coito. Podía estar dos horas serruchándome que no se corría ni una sola vez. Pase una quincena de miedo follando todas las noches con Gustavo y con Guillermo. El muy cabrón me hacia suplicarle que se corriera porque no daba mas. Me dolían las piernas de tanto follar. Por las mañanas me quedaba durmiendo y no iba a la playa casi nada. Entonces decidí irme. Lo hable con Gustavo. Le dije que debía volver a Buenos aires que me esperaba. que debía preparar unas materias de la facultad. Pero le mentí. Mis planes eran otros. Llamé a Buenos Aires y le dije a mis padres que me iba a Río con unos amigos. Mi mamá me pidió que me cuidara. que no hiciera ninguna travesura. Aún tenía todo mi dinero ya que durante el mes que pasé en Buzios no gasté casi nada. Fui a Río. Me instale en la playa de Leblón. Seguía con los modelitos que había comprado en Buzios. Allí ninguna chica hacia Topless. Estaban casi todas desnudas ero ninguna hacia topless. Incluso me enteré luego que estaba prohibido. Solamente se tapaban los pezones. pero topless no se podía hacer. ¡Una ridiculez! Los primeros tres días me dedique a descansar. Al cuarto día tenía ganas de marcha. de divertirme. y ¿por que no decirlo? Tenia ganas e follar. Estaba desatada. No me conocía nadie y podía hacer lo que me diera la gana. Esa noche decidí salir a dar una vuelta. Estaba en un hotel cercano a la playa. Era un hotel de tres estrellas. El hotel estaba cerca de una zona de discotecas y donde había además lugares para cenar o tomar tragos. Río estaba lleno de Argentinos. No quería correr riesgos. En cuanto veía alguno me iba para el otro lado. Esa noche me vestí de infarto. Mi cuerpo estaba muy bronceado lo que resaltaba mi cabello y mis ojos. Me puse un vestido muy corto de algodón muy ceñido al cuerpo de color blanco. Debajo solo tenía un tanga muy pequeñito. Mis grandes pezones se transparentaban bajo el delicado tejido del vestido. Salí de hotel y caminé unos doscientos metros. Había ambiente. Entré en un restaurante y todo lo que había era comida típica brasilera. No me gustaba. Solo pedí una copa fría con pollo y frutas. Estaba sola. Pensé en Alejandro y lo que me había hecho. Pensé que tampoco era para tanto. Además él me quería y yo le quería a él. En cuanto volviera lo iba a perdonar. Pero debía pasar aún un tiempo para volver. Esa noche tenía y quería divertirme. Pagué y salí. Antes le pregunté al camarero donde podía ir a bailar. Me indicó una discoteca que no quedaba muy lejos. Fui hasta ahí. En la puerta había un montón de chicos todos buenísimos. Entré. Pedí una copa y me senté en un costado en banco junto a unas mesas altas. Terminé mi copa y fui a bailar. Enseguida me encontré en la pista rodeada de desconocidos. La mayoría estaba en pareja, aunque había alguno que bailaba solo. Empecé a moverme al ritmo de la música, abstraída de todo lo que acontecía a mí alrededor. Cuando reaccioné tenía a mí alrededor cuatro morenazos bailando conmigo. Era demasiado para mi. Hice un gesto y salí de la pista. Uno de ellos me siguió. Me preguntó si no quería tomar nada. Lo miré y casi me desmayo. ¡¡Era hermoso!! Era un moreno, mulato de ojos azules, con una sonrisa increíble. Estuvimos hablando un rato. Me contó que su padre era negro y su madre era alemana. Él creía que yo también lo era por lo rubia. Tomamos algo y volvimos a bailar. El negro bailaba de maravilla ¡Bah! Como la mayoría de los negros. Tenía un pantalón de tela blanca muy suelto con una camiseta por encima de su ombligo que dejaba a la vista unos abdominales increíbles. Mientras bailábamos toque su vientre y parecía una tabla. Pensando que quería guerra, mientras bailábamos me toco el culo varias veces, sobándome al descuido las tetas. Al final de la noche nos habíamos dado algún que otro besito pero nada más. Cuando salíamos el negro me preguntó si tenía donde ir a dormir. Le dije que si es que yo no tengo donde dormir. ¿Puedo ir contigo? Le dije que estaba en un hotel y que no podía entrar. Me pregunto en que hotel y en que habitación. Se lo dije y me dijo que no me preocupara que en un rato estaría ahí conmigo. Llegué a la habitación y esperé unos minutos. Cuando ya estaba por irme a dormir. Vi aparecer por la ventana a mi acompañante nocturno. Abrí la ventana y entró. Nos reímos de la ocurrencia. Me dijo entonces que hacía tres días que no dormía en una cama. Estaba agotado. A mi eso me importaba un pepino. De un solo movimiento me quité el vestido quedándome con el tanga. Lo mire y le dije. ¿te vas a perder esto por dormir? El negrito se quitó el pantalón y la camiseta. Me abrazó. Tenía una buena herramienta. Ya me había convertido toda una experta en pollas. Nos besamos y con una mano me arrancó salvajemente el tanga haciéndolo trizas. Esa actitud salvaje me puso a cien. Lo empujé sobre la cama y le agarré la polla con mis dos manos, girando sobre ella dejándole mi coño a la altura de su boca. Nos hicimos un 69 perfecto. Cuando estaba a punto de correrse, me senté sobre él ensartándome de un solo envión su polla. Cuando la tuve toda adentro ¡se corrió! Me di al vuelta para insultarlo cuando me llevé una de las mayores sorpresas de mi vida ¡¡¡Se había dormido!!! No lo podía creer. Quise despertarlo. Ahí caí en la cuenta que no sabía su nombre. ¡Era demasiado! Me había follado a un desconocido y encima no sabía su nombre No me quedó otra que dormirme a su lado. Antes le comí su polla morcillota mientras me masturbaba. El espectáculo era único. Digno de una puta de burdel, no de una niña de la alta sociedad de Buenos Aires, con novio formal pero ¿Quién sabía eso ahí? A la mañana siguiente me pidió disculpas y me dijo que me resarciría con creces pero que estaba cansado. Le dije que no se preocupara. Me dijo que se llamaba Humberto.
 Esa noche volví a la disco. Estaba Humberto. Me presentó a un amigo que se llamaba Roberto. No era feo el negro pero ¿Por qué tanto interés en presentarme a su amigo? Humberto me dijo: ¡¡Ya verás!! Roberto era muy serio. No era lindo pero tenía una cara especial. Me dijo que lo que quería de mi era follarme. Quería saber si lo que Humberto había dicho de mi era verdad. ¿y que te dijo Humberto? que comías la polla como ninguna ¿quieres probar? ¡Claro! ¿A dónde vamos? Sígueme . Lo seguí y a medida que caminábamos me di cuenta lo puta que me había vuelto. Un tipo me pedía que le comiera la polla y allí iba yo a comérsela sin más trámite. Llegamos a una casa de chapas y paredes muy endebles. Estábamos al pie de una favela Entramos. Roberto cerró la puerta que mas parecía una hoja de papel que de madera. Me dijo imperativo ¡Desnúdate! Sin entender porque, obedecí. Me quité la ropa quedando totalmente desnuda delante de un negro del cual solo conocía el nombre. Definitivamente estaba volviéndome loca. Me preguntó porque me había afeitado la raja le dije que era mas cómodo para la playa. Me contesto que las putas se afeitaban el chocho No le contesté. Me dijo que me acercará donde él estaba y le bajara los pantalones. Casi muero de la sorpresa. ¡¡Tenía una polla impresionante!! No menos de 35 cm. De tan grande que era no la podía levantar. Se le ponía dura pero la tenía que mover con las manos. Era increíble. Se la levante y se la chupé un poco. Le dije que esa polla no era para comerla sino para gozarla. Lo terminé de desnudar, lo senté sobre una silla y empecé a cabalgarlo. Su tremenda herramienta tocaba el cuello de mi útero haciéndome doler, y la tenia casi toda afuera. Me movía sobre él como una poseída. Me encantaba sentir esa polla inmensa. Fue tanto el frenesí que no me di cuenta cuando se corrió Me enteré cuando empezó a ablandarse. Me arrodille delante suyo y comencé a comérsela ya que al ablandarse me permitía chupársela mejor. Luego de unos minutos volvió a entonarse. Le dije que quería que me rompiera el culo. Tenía un poco de miedo ya que nunca me habían metido nada igual. Él estaba preparado ya que follaba con muchos homosexuales. Por dinero. En realidad vivía de eso. Me dio la vuelta, me puso un líquido viscoso en el culo y me empezó a meter los dedos. Primero uno, luego otro y al final tres dedos. Estaba tan excitada y caliente esperando esa polla que no me hubiera incordiado que me metiera la mano entera. Mientras yo me masturbaba, acariciándome el clítoris con ambas manos. Roberto tenía experiencia. Me la fue metiendo de a poco. Moviéndose en círculos. Yo desmayaba de placer. Empecé a sentir su polla en la boca del estomago. Cuando me di cuenta ¡¡me la había metido toda!! Era imposible que me comiera una polla semejante. Me movía como si tuviera una convulsión. Roberto volvió a correrse. Luego de un rato salio de dentro de mi. Mi culo aún latía. Descansamos un instante. Volví a tocársela y estaba otra vez dura. Me volvió a follar. Esa noche Roberto me folló él solo, seis veces terminamos cerca de la mañana y dormimos hasta bien pasado el mediodía. Cuando despertamos me dolía el culo y las piernas. Me vestí, me despedí y quedamos que a la noche nos volveríamos a ver. Ya no volví más a la discoteca. Descanse tres días seguidos. Me miraba la espejo para ver si me había quedado alguna señal de la noche con Roberto. No había nada externo. Todo había sucedido en mi cabeza. Algo se había roto.
 El resto del tiempo lo dedique a descansar y a terminar de broncearme. Cerca de finales de Febrero volví a Buenos Aires. Mi madre le avisó a Alejandro y lo primero que hizo fue venir a verme. Me pidió perdón. Me dijo que todo había sido una estupidez. Me dijo que yo era la mujer de su vida y que quería casarse conmigo. Le dije que era muy prematuro. Que seguiríamos siendo amigos. Que cada uno hiciera su vida y que el destino ya nos uniría en realidad le iba a decir que si pero me hacia rogar. Me volvió a pedir perdón y me dijo que no podía vivir sin mi. Yo me deje hacer. Hice como que le creía y le di un beso de reconciliación. Lo mejor vino después. Esa misma noche fuimos a un hotel y follamos como cosacos. La polla de Alejandro al lado de las de los negros que me folle en el brasil es como un escarbadientes comparado con un árbol. Nunca se enteró que me corro pensando en los negros nunca se lo dije. Ahora recurro a este método porque Alejandro me tiene un poco harta. Aún soy joven y estoy de muy buen ver. Quiero disfrutar de la vida y el se enoja si salgo, si me arreglo o si uso algún vestido provocativo. Lo sigo queriendo pero nunca lo volví a querer como antes cuando aún él era el único hombre con el que me había acostado. Lo peor para una mujer es follar mucho ya que tiene argumentos para comparar. Para no perturbar nuestra familia y ya que estamos en otro país con costumbres distintas, perteneciendo a la alta burguesía madrileña, me conseguí un amante que no es muy bueno follando pero, por lo menos, no me aburre. En cualquier momento vuelvo a tirar la toalla. ¡¡Ah!! Por cierto: Alejandro si lees esto quiero que sepas que la que escribe esto soy yo tu mujercita fiel. Por lo menos eso es lo que todos creen de mí.

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