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FLORENCIO EL ABUELO DE MI NOVIA

FLORENCIO EL ABUELO DE MI NOVIA

 

Mi novia Lila me había invitado a pasar unos días en la casa de campo que tenían sus abuelos. Los padres de su padre.

Era un lugar de ensueño. Un lugar paradisiaco. Los abuelos de Lila vivían de vez en cuando, en temporadas allí, luego se mudaban a la ciudad.

El verano estaba iniciando bastante moderado y bueno nos íbamos a ir a pasar unos días con aquella gente.

La abuela de Lila era Sara, y su abuelo se llamaba Florencio. Eran una pareja agradable. Muy simpática, mucho más el abuelo, siempre andaba haciendo chistes y de buen humor.

Llegamos y fuimos atendidos de primera desde que arribamos al lugar. Éramos bastante gente pero la casa era muy grande. Había espacios por todos lados. Había cancha de futbol, de vóley, de padle. A Florencio, el abuelo de mi novia, le gustaban los deportes. Tal es así que su aspecto físico era formidable. Brazos fuertes. Pecho ancho. Espalda fuerte. Se notaba que estaba activo en todo nivel.

Además por supuesto había una pileta de natación, muy linda, limpia y de color azul profundo.

No era gente de mucho dinero. Tenían un buen pasar. Trabajaron desde jóvenes y su negocio era rentable. Por eso invertían en propiedades como aquella que hacía años poseían.

Lila el día que llegamos enseguida partió para la piscina. Allí estaban tomando sol todas las mujeres.

Los varones decidimos jugar unos partidos de padle. El sol estaba en el atardecer, así que ese día nos agarro la noche. Por supuesto tenía luz artificial.

__Juegas muy bien__ me dijo Florencio tomándome de los hombros mientras nos íbamos a un descanso porque ya estaba bien por aquel día

__Mas o menos__ conteste agitado

__Vamos a tomar algo…así descansas un poco…

__Gracias Florencio…tu sí que estas en forma…

__¿Tú crees?

__Claro que si…mírate…

__Me vas a hacer ruborizar chiquillo__ me tiro en un tono dulce y zalamero por demás, dicho con toda intención de agradar. Todo eso sin dejar de pasar su brazo por mi hombro derecho y acariciar como al pasar mi espalda.

La hora de la cena llegó y todos alrededor de la mesa comimos, reímos, los más grandes contaban historias viejas y todos nos la pasábamos muy bien. Florencio a mi lado, paso varias veces por mi muslo su mano grande de dedos gruesos. Por supuesto que no soy de madera y aquel jueguito del viejo perverso comenzaba a interesarme. Quería saber qué es lo que pretendía, entonces yo de vez en cuando también deslice mi mano por su ancho muslo, como sin querer.

Al rato de aquello note el bulto que tenía Florencio. Se ve que estaba tomando temperatura. Yo por mi lado también. No sabía desde cuando disfrutaba, de aquella situación,  de aquel morbo. Mi novia Lila del otro lado también pasaba su mano por mi pierna, como descuidada, como lo hacía siempre, así que no podía discernir si era por su mano o por la de su abuelo, que estaba en aquella posición.

De todos modos mucho no me preocupo. Se empezaron a levantar los distintos comensales, algunos para beber alguna bebida fuerte, otros para fumar, algunos nos fuimos al parque iluminado por una luna enorme.

El abuelo de mi novia noté que me miraba de manera chispeante y lujuriosa. Me puse a pensar si aquel hombre se calentaba con jóvenes como yo. Debo decir que un cosquilleo empezó a atravesarme en la cabeza y luego en mi cuerpo. Sensaciones que desconocía hasta aquel día. Siempre me habían calentado las mujeres, pero, debo confesar, que alguna vez mirando porno, también me calentaba al ver una verga dura y presta.

Nos fuimos a dormir. Mi novia me pidió pija y la cogí de manera descontrolada, caliente, pero a su vez pensando en el abuelo Florencio, no sabía porque, mi cabeza era una confusión. Al momento de haber acabado y sin que ella se enterase estaba duro otra vez. ¿Había quedado insatisfecho? Me pregunte indeciso e incomodo.

Me levante en bóxer, en el pasillo estaba fresco, me sentía transpirar. Fui a la heladera y encontré una fruta, me la dispuse a comer. Salí afuera al hermoso patio iluminado por las estrellas y la luna gigante.

__¿Qué pasa no puedes dormir?__ me sorprendió con la pregunta Florencio

__Oh que sorpresa…

__¿No puedes dormir?__ dijo y vi que estaba en calzoncillos como yo

__No, no puedo…

__Yo duermo poco…además la noche esta tan linda ¿no crees?

__Si hermosa…

__¿Lila duerme?

__Si…

__Ella si quedo satisfecha…

__¿Como…?

__Se escucha a veces…por más que uno no quiera…pero está bien…somos humanos, es natural…no te incomodes…no sabes cómo me pone eso…__ yo quede mudo no sabía que decir. Mi cabeza giraba a cien.

__Ven…acércate…no tengas miedo…__ como si tuviera un imán me acerque con cierto temor, no por él, sino por mi reacción, sentí su aliento pegar sobre mi rostro. Su mirada penetrante y con chispas. Su mano recorrió mi cuello y mi piel se erizo, levante mi cara y lo mire a los ojos. Encendidos, fuertes, pasó las dos manos por mi nuca, me atrajo, fui hacia él, y abriendo su boca me dio un beso. Su lengua se abrió camino para chocar con la mía.  Recorrió mi espalda. Sus manos fueron bajando por allí, atrapo mi cintura y me pego a él. Sentí su dureza. Una roca contra la mía que enseguida se levanto. Temblaba de calentura. Nunca me había sentido así. Chupó mi cuello. Lamió. Los gemidos míos empezaron a salir sin control.

Metió sus manos en mi bóxer. Me sentí un animal deseado. Acaricio suavemente mis glúteos bien formados. Los apretó, los sopeso, los pellizco haciéndome casi gritar de los temblores grotescos que me daban sus caricias impropias, pero que tanto me gustaban. Seguía metiendo su lengua en mi boca, jugábamos mientras nuestras salivas chorreaban.

Bordeó mi anillo, mi pija iba a reventar. Lo rozo, jugó con él. Ya me abrazaba sin vergüenza al cuello de Florencio, el abuelo de mi novia.

__¿Te gusta chiquillo?¿te gusta lo que te hace el abuelo?__ preguntaba el entre beso y beso húmedo, placentero, lujurioso. Yo bufaba de calentura ya que nunca había recibido tales atenciones de otro macho.

Hundió un dedo grueso en mi ojete. Me arquee de manera que lo hundiera sin remedio. Gemí, adolorido, mi cola estaba muy apretada y cerradita. Pronto lo saco de allí y me lo puso en la boca. Lo llene de saliva. Prontamente bajo otra vez y lo hinco sin remordimientos. Esta vez entro más fácilmente, parecía que mi culito deseaba tener dentro aquel dedo. Me lo metía y me lo sacaba haciéndome retorcer de placer.

__Aquí estas….__ se escucho la voz de Lila y rápidos como rayos quedamos separados, haciendo que hablábamos con Florencio.

__Abuelo…tu tampoco puedes dormir…__ dijo la inocente Lila

__No querida…por eso Salí a tomar el fresco…

__Fíjate que no te haga mal…vamos amorcito…__ dijo y me abrazo. Salimos para adentro. Yo tenía una calentura que volaba. Lila se dio cuenta de mi erección y apenas entramos al dormitorio me dio una mamada que me saco hasta la última gota de leche. Luego de eso me dormí profundamente.

Cuando desperté todo estaba en silencio y estaba solo. Me levante y me di una hermosa ducha, me calce unas bermudas sueltas y Salí sin hacer mucho escándalo, escuchando que todo era silencio.

Llegue a la cocina sin cruzar a nadie.

__Has dormido bastante__ dijo Florencio, vestido con una bata de color claro.

__¿Donde están todos?

__¿Importa?__ pregunto el bebiendo una taza de café y sirviéndome una a mí.

__Algunos se fueron a sus casas y obligaciones, las mujeres se fueron de compras hasta la ciudad.

__¿Todas?

__Todas__ bebió un largo sorbo de café y dejo la taza a un lado.

__Entonces…__ balbuceé

__Entonces… estamos solos…__ dijo y se sentó al borde de una banqueta. Se corrió la bata y apareció su garrote semi levantado. Lo masajeo sonriendo y viéndome a la cara. Yo suspire, me gusto lo que vi, pronto mi cuerpo vibro y sintió un hormigueo.

__Esta esperando por tus caricias chiquillo…ven…dale un besito…__ dijo con una voz ronca llena de perversión y lujuria. Me acerque con una calentura descomunal, deseando esa barra de carne que se me ofrecía. Una locura. Nunca lo había pensado o tal vez si y lo había guardado en el fondo de mi cabeza.

Me puse de rodillas. Me acerque y mi mano se aferró al pedazo, lo sentí duro, pero rápidamente se volvió más duro al sentir el contacto de mi mano temblorosa y virgen. Nunca había tenido una verga dura en mi mano, salvo la mía.

__Ohhh así, así, bien…masajéalo…despacio…tócalo…tócalo y luego mételo en tu boca…siii…ohhh siiiii cariño…__ mi nariz se puso a oler aquella tranca gruesa, venosa.

__Sabia que te gustaban los machos…ahhh…desde el primer momento en que te vi…ahhhh…si…pasa tu lengua…es un helado…ahhh…siii… ohhhh__ mi lengua empezó a saborear y recorrer aquel sabroso palo. Al menos es lo que a mí me parecía, muy sabroso, tan duro y potente. Aquel macho maduro tenía un sabor especial.

Mi mano masturbaba, endiablada, guiada por un oscuro y extraño ser. Mi cabeza estaba desubicada, una especie de culpa me recorría la espina dorsal, pero todo eso no era suficiente para dejar de hacer lo que estaba haciendo y es mas por eso empecé a tragar aquel palo durísimo. Llenar la cabeza de aquel portentoso mástil de saliva.

Mi pija estaba a reventar. Me baje automáticamente la bermuda. Atrevido llegue a las bolas de Florencio, el abuelo de mi novia, que gemía y gruñía como perro caliente. Mis dedos acariciaron las bolas gordas del animal viejo. Florencio acariciaba mis cabellos, yo me sentía cada vez más ardiendo. Aquel hombre hundía en mi boca su vara gorda. Estaba comiendo aquella poronga. Me gustaba tanto que no la dejaba, la metía hasta el fondo de la garganta, ahogándome. Me daban arcadas. Al borde del vomito, pero aun así no dejaba de mamar de forma salvaje aquella poronga que me estaba ofreciendo Florencio.

__Ohhh cariño…que putita resultaste….me gusta tanto tu boquita mamona…así, trágala, es toda para ti….ahhhh…__ los besos rodeaban el pedazo, lleno de jugos de mi boca insatisfecha. Estaba conociendo algo que desconocía por completo. Pero que no por eso negado a aquel placer inmenso que me daba aquel garrote.

__Chupa mis bolas cariño…no temas…pruébalas…te gustaran…ahhh….ohhhh... estas complaciendo mucho a este macho viejo…esto es solo…el comienzo…te daré a probar cosas de las que no podrás volver…me buscaras para que te de verga…ahhhh….eso no lo dudes amorcito….ohhhh__ metí una de sus bolas en mi boca golosa, la moje saboreando, degustando, luego la otra, escuchando los chillidos de gozo de aquel macho potente que era el abuelo de mi novia.

Volví al palo, meloso, mientras acababa con una mano en mi verga, salpicando para todos lados.  Chupaba. Besaba y mordía suavemente aquel pedazo que me quitaba la virginidad de mi boca y pronto, supuse, me la quitaría de mi culito en llamas. Sorbía sabiendo que pronto llenaría mi boca de sus jugos, eso esperaba, quería es más, saborear la semilla de aquel macho.

__Ya viene tu lechita…estás listo…la quieres putita…ahhh…eres una zorrita….ohhh…ohhhh…ya…ya… yaaaaa__ los borbotones empezaron a salir golpeando las paredes de mi boca tragona, trague, me acostumbre rápidamente al sabor a macho. Me gusto. Me sentí animal. Me sentí adorado. Los gruñidos de Florencio se escucharon hasta la entrada de la casa. Tembló en una tremenda convulsión.

__No sabes como deseaba esto….ahhhhh….como deseo…poseerte…ohhh dulce yegüita…te voy a llenar la cola de leche…déjame respirar unos momentos…__ mientras él hablaba yo limpiaba el sable. Su brioso machete, ahora un poco decaído. Lo deje brillante. El se incorporo, nos pusimos de pie, tomándome de los brazos y luego apretando mi cola con sus fuertes manos, me zampo un beso tomó todo su sabor que aun tenía en mi boca hambrienta.

__Vamos…ven conmigo…__ dijo y me llevo de la mano a una habitación semi oscura para la hora de día que aun no sabía cuál era.

Me tumbo en la cama que había y se puso sin perder tiempo a chupar mi anillo re caliente, explosivo. Su lengua se sentía tan bien. Era la primera vez que alguien me chupaba el culo y él lo hacía tan bien. Me hacía sentir tan deseado.

__Ohhh siii….me gusta….ahhh…no pensé….no sabía…

__No pensaste que eras tan perrita, tan putita, tan hembrita…lo eres cariño…y este macho te lo va a demostrar…__ seguía comiendo mi cola que se abría para él y por él. Florencio era un tremendo amante. Me guiaba y me enseñaba senderos de placer desconocidos para mí, pero no por eso indeseados.

Sentí su dedo penetrarme como la noche anterior, entro mucho mas cómodo que el día anterior. Y luego fueron dos. Temblé y mi verga nuevamente se puso como fierro. Sacaba su dedo y volvía a meter su lengua salvaje. Yo gemía emputecido gozando cada milímetro de aquellos dedos y aquella lengua que me enloquecían.

Florencio saco de debajo de la almohada una crema. Se la coloco en los dedos y empezó a masajear mi anillo por dentro y por fuera con aquella poción. Yo sentía que mi anillo hasta aquellos días jamás usado, se estiraba, se hacía elástico y se dilataba mas y mas, implorando que fuera visitado por la poronga del abuelo de mi novia.

__¿Lo sientes cariño?...sientes el deseo…cierto…dime la verdad…ohhh que hermoso ojete tienes…me vuelve loquito…ahhh eres todo lo que un macho desea…__ yo me movía en la cama como una loca hembra, necesitaba su pija, la deseaba tanto, la quería clavada en mi cola cada vez mas emputecida.

Fue allí que sentí como acariciaba mis nalgas con su duro pedazo. Revivido, tan rocoso, tan potente, Florencio raspaba mis nalgas con su aparato, gruñendo y haciendo que yo gimiera en nubes del cielo.

__Ahora te la voy a meter querida…dime que lo quieres, dímelo, ahhh….

__Si la quiero, métemela de una vez abuelito, ahhh, la quiero, hazme tuya, soy tu hembrita….siii

__Va a doler cariño…ahhhh…siii…va a doler…

__No importa, hazlo ya….hazlo…__ rozo la cabezota en la entrada, y empujo. Respire hondamente. Sentía que se abría algo en mi cola que ardía de deseos. Florencio era un ventarrón de gemidos y soplidos y susurros, apretaba mis pezones jugando con ellos, sin desconcentrarse de entrar en mí de la manera más suave posible, no quería hacerme daño.

Me abría como flor para él. El dolor iba ganando terreno. Su gruesa vara invadía mi culito. Poco a poco la poronga entraba en mi cuerpo. Yo me retorcía como animal herido, en un momento quería que me sacara aquella barra que se inflamaba cada vez mas o al menos es lo que a mí me parecía. Aguanté.  Mis pezones parecían rocas, pedacitos de piedra a reventar, mi verga tan dura que nunca la había sentido así. Y la cola cada vez más abierta, desgarrada. Explotada.

El garrote entró por fin definitivamente, y empezó a serruchar, a penetrar, a taladrar. El caño seguía abriendo camino, mis quejidos de dolor se fueron apaciguando, se fueron amoldando a los vaivenes de la espada que me ensartaba, que me cogía.

__Ahhhh, me estoy llevando tu virginidad mamita…__ me lanzo vociferando Florencio

__Ahhh, ay, ay si, si, sigue, Florencio, sigue, y, y, si, si, sigue cogiéndome, ahhhh__ el macho bombeaba de manera veloz, agitado, con las bolas chocando en mis nalgas. Yo agachaba y sacaba lo más que podía mi culo para que la penetración fuera total. La espada se hundía hasta el tronco. Hasta las bolas, bien profundo, haciéndome gozar de manera indescriptible. Nunca había sentido aquello. Me sentía completo, lleno, y no solo del hecho físico. La vergota de Florencio parecía crecer dentro de mí y eso me volvía loco.

__Tienes un ojete tan hermoso….ayyy….ahhhhh…tan apretadito….te voy a llenar el culito de mi leche…ahhh…siiiii…te voy a largar mi leche bebe, putita….ahhh como te mueves como hembra…sacas tu verdadera personalidad…ahhh…ohhhh de tan putaaaa__ aferrándose de manera brutal aquel macho empezó a largar chorros de semen dentro de mi colita fogosa. Rebalsándome. De mi pija saltaron chorros de leche también, Florencio me besaba la nuca, la chupaba, la mordía. Seguía largando jugos en mi ojete abierto, sentía caer gotas que resbalaban por mis muslos.

El macho bufaba, gruñía, sin sacar su machete que aun latía dentro de mí. Cayó sobre mí, acostándonos a lo largo, aplastándome con su cuerpo macizo, sin dejar de besarme y de sostener su vergota dentro de mí.

Yo me quejaba, lloriqueando sintiendo y gozando a pleno de su cogida. Mordía sus dedos, los chupaba.

__Ohhh cariño…que cola tragona tienes…me enloqueces chiquilla… ¿puedo llamarte así?

__Llámame como quieras…mientras me sigas cogiendo como hoy…__ el hizo un movimiento y salió con su espada semi blanda chorreando mas jugos, es como si hubiese  quitado un tapón. Sentí la catarata que caía.

__¿Te ha gustado?

__Si mucho__ conteste y me partió la boca con un beso profundo, caliente. Me acariciaba los cabellos y la espalda, nos acomodamos de costado.

__¿No vendrán las mujeres?__ pregunte de pronto recordando que en cualquier momento alguien podría llegar

__No sabes lo que son esas mujeres, se van a la ciudad y hasta el atardecer no regresan…van al cine…a las tiendas, a comer…__ volvió a besarme y nuestras lenguas se encontraron ardientes, insaciables. Aquel abuelo era impredecible y le gustaba el sexo más que comer. Me acariciaba todo el cuerpo. Eran más de las tres de la tarde. Nos levantamos a comer, así desnudos como estábamos. Cuando recordaba la cogida que me había dado aquel macho, mi verga se alzaba, Florencio la acariciaba y jugaba con ella, mientras comíamos uno al lado del otro, de manera voraz y salvaje.

Luego cada uno fue al baño y nos duchamos. Rozagantes salimos en bolas, paseando nuestra desnudez delante del otro. Yo lo veía a Florencio y mi cola hormigueaba, su bamboleante pija se levantaba nuevamente.

Me abrazó por detrás restregándome su pedazo que se movía vivo y feroz. Lo paseaba impúdico e impune por mi cola, estuvo así largos minutos haciéndome gemir alzado y caliente.

Me apoyé contra una mesa de algarrobo y allí mismo me emperno nuevamente de pie. Se colgaba de mis hombros, metiendo a fondo su pistón riquísimo. Iba y venía sacando y poniendo su pedazo dentro de mí, besando y marcando mi nuca y mi espalda. Era tan voraz. El aire quemaba. Otra vez se tomo de mis pechos, poniendo rocosos los pezones gordos. Luego agarró mi pija y la pajeo velozmente haciendo que acabara sobre la mesa.

Acabó llenándome otra vez la cola, y haciéndome lloriquear de gozo y placer. Estaba entregado por completo a aquellas nuevas sensaciones que había conocido.

Al anochecer llegaron las mujeres. Recuerdo que esa noche Lila me pidió verga y yo no pude por primera vez en mi vida. Había estado gozando tanto con su abuelo que no quedaba una gota de leche en mis huevos.

Volvimos a la ciudad y la vida normal de cada uno. Con el tiempo me fui a vivir con Lila. Nunca deje de ver a Florencio el abuelo de mi novia. Es más, en muchas ocasiones inventábamos viajes para que se fueran las mujeres y nos quedábamos nosotros solos para disfrutar de cogidas memorables que aquel macho me dio.-
Datos del Relato
  • Autor: MARIO
  • Código: 65399
  • Fecha: 30-07-2022
  • Categoría: Gays
  • Media: 10
  • Votos: 3
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  • Lecturas: 4185
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan Antonio
invitado-Juan Antonio 22-05-2023 19:32:58

Buenísimo ,quiero disfrutar así

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