Algo que yo no sabía hasta este momento es que los baños de primera clase eran más grandes y más bonitos que los de clase turista. Nos besamos apasionadamente y su boca lucía tan increíble y sexy. Mis manos se movieron rápidamente y hallaron sus senos grandes y sensuales. Los apretaba y acariciaba porque eran unos senos perfectos: grandes y blanditos, y tibios.
Rápidamente le abrí la blusa. Mi cara se sumergió entre las tetas. Se quejaba suavemente pegada a mis oídos mientras se los bañaba a besos. Luego le quité el sostén muy sexy, el cual cayó al suelo, cuando vi sus pezones bien parados como si pidieran que los chupara. Se quejaba otra vez, suavemente, en mi oído cuando le quité la copa al brasiere y le chupé los pezones.
Le pasaba y pasaba la lengua. La mordía jalándoselos hacia abajo suavemente. Sentí su cuerpo tenso y tembloroso como si luchara para no gritar.
- ¡Así, así me gusta¡ ¡Qué rico! ¡Se siente rico! ¡Muerdemelos! ¡Por favor! - susurraba en voz baja. – Por favor, apúrate que no tenemos mucho tiempo. ¡Cógeme con ese huevo que tienes tan duro y caliente!
Me senté en el borde del inodoro y le levanté las piernas. Las abrió bien para colocarme en el medio de ellas. Cuando me bajé los pantalones e interiores, se levantó la falda para colocar el pié contra la pared detrás de mi. Luego dirigí el huevo hacia su cuca mojada y se lo metí lentamente, todo hacia adentro. Agarró un puñado de toallas para morderlas y así evitar gritar.
Mis manos le acariciaban sus muslos de seda mientras lentamente el huevo entraba y salía de su cuca caliente. Hubo un momento en que lo tenía metido completamente y estábamos bien pegados, cuando se lo saqué casi completamente y la punta de mi huevo quedó entre sus labios vaginales, se recostaba contra el espejo; cada mano tenía agarrado un pezón erecto entre el índice y el pulgar. Los jalaba y empujaba mientras yo le cogía la cuca lentamente.
Luego cuando se lo metí por décima vez, de repente se volteó y mordió una toalla bien duro. Sentí cuando su cuca se apretó fuertemente y entonces supe que estaba acabando. Comenzó a mover la cabeza hacia los lados mientras yo le daba duro hacia adentro y el cuerpo se le retorcía cuando por fin tuvo el último y fantástico orgasmo.
Se le detuvo el orgasmo pero continué cogiéndola aunque a un paso más lento. Quería disfrutarla aprovechando que me había recuperado bastante luego de la última sesión mientras el avión estaba en el aeropuerto.
Ya yo la podía llenar de nuevo porque el huevo lo tenía bien parado: se lo metía, se lo sacaba pero un poquito mas rápido esta vez. Se lo metía duro y firmemente con buenos empujes y ya la velocidad aumentaba cuando pude sentir que se ponía tensa cuando el huevo se me endureció mas y mas y luego se aflojó.
Tenia una mirada como si dijera: “Se que vas a acabar y yo voy a aprovechar para acabar contigo”.
“Mas rápidamente, mas profundo, sácamelo”.
Me la estaba cogiendo tan fuertemente y rápido que se oían sonidos o golpes como si alguien tocara la puerta. No me detuve: Ya me faltaba muy poco para acabar. ¡Adentro, afuera, adentro, afuera, aden…. ¡Ya acabé, qué rica cuchara!- Así exploté en momento preciso en que la cuca se le apretó alrededor de mi pene y todo el cuerpo se le puso tenso y rígido cuando acabó con mi huevo y eyaculé adentro.
La cabeza del huevo le estaba martillando la servís cuando le eché todo el semen. Enganchó los brazos debajo de los míos y recorrió mi espalda con sus afiladas uñas de arriba hacia abajo. El placer era mil veces mas que lo que había sentido alguna vez.
Cuando detuvimos me susurró al oído. “Nuca había acabado así” - Entonces oímos un sonido suave afuera. Rápidamente me subí los pantalones e interiores. Ella se puso de pie y se subió la falda. Le ayudé a abotonarse la blusa cuando alguien dijo: - ¿Algún problema, les ocurre algo?
-No, todo está bien- dijo ella. Nos aseamos tan rápido como pudimos, se roció colonia y salió rápidamente. Esperé un momento porque olía a cuchara pero no podía hacer nada respecto a eso. Cuando salí había una aeromoza parada como a ocho metros. Era muy bonita y atractiva. Me sonrió y volteó a ver en otra dirección. Luego regresé a mi asiento.
Cuando nuestro avión aterrizó en Nueva York, me senté para seguir mirando a mi misteriosa mujer que ya se iba, pero mientras el esposo recogía sus cosas, ella dio un paso adelante para entregarme una tarjeta:
“Cynthia DuBois 555-6969” en letras doradas.
También le escribió:
“Mi número privado, llámame para vernos de nuevo”.
La miré y le sonreí: - Me llamo Marcos. Ella sonrió también, me estrechó la mano y salió con su esposo. Yo recogía mis cosas para salir. Justo en ese momento una mano me tocó la espalda. Era la rubia aeromoza quien con una sonrisa me entregó una servilleta, se dio vueltas y regresó a sus labores. La servilleta decía:
“Espero que le haya quedado algo para mi. Soy Tracy. Mi número: 555-2569”.
Si a ver vamos, mi viaje a París no fue del todo un fracaso.
FIN
TRADUCIDO POR MARCOS URBINA
TRADUTTORE_TRAIDORE
Just then, a hand touched my shoulder. It was the blond flight attendant. She smiled and hand me a cocktail napkin, then turned and went back to her duties. The napkin read, “I hope you saved some for me. Tracy 555-2469”. Suddenly, my trip to Paris had not been all bad.
End of Story