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"Fuimos de en busca de fiesta y mi mujer se organiza otro tipo de fiesta."
Hacía ya demasiado tiempo que estábamos con ganas de darnos una buena fiesta y aquel fin de semana decidimos irnos al mítico Benidorm, siempre nos ha encantado la marcha y por las circunstancias de la vida hacía ya demasiado tiempo que no nos pegábamos una buena noche.
Llegamos a eso de las diez de la noche al apartamento que nos habíamos pillado, tras tomarnos un refrigerio, pasamos al balcón donde hicimos el amor como tantas veces habíamos imaginado, ya que la posibilidad de ser vistos era algo que nos producía bastante morbo.
Tras la correspondiente ducha nos vestimos para la ocasión, es decir de forma bastante provocativa y nos dirigimos hacía la discoteca Penélope. El ambiente era espectacular, y la fauna que allí había no era nada despreciable, aunque modestia aparte mi pareja era de las que más llamaba la atención, continuamente estaba siendo escaneada y desnudada con las miradas, la verdad es que con el cuerpazo que tiene y ese vestidito tan corto, que iba literalmente al límite, no era para menos.
Estábamos pasándolo genial; entre bien entonados que nos habíamos puesto y el cachondeo que se traía mi mujer, cruzando miraditas con aquellos que claramente la deseaban y el modo en que le entraban en cuanto me retiraba un momento de ella, cosa que me llenaba de orgullo al sentirme el dueño de semejante mujer.
Finalmente entablamos conversación con dos chicos, Ángel y Javier, que según contaron eran de Cádiz, eran muy enrollados, no paraban de contarnos anécdotas graciosas, además ya no tuvimos que pagar una sola copa más, ellos proveían una tras otra, imagino que en busca de un objetivo y la verdad llego un momento en el que íbamos a tope.
No se si sería por el alcohol o por el hecho de sentirse tan deseada, pero el caso es que me susurro al oído que quería follar, pero follar como nunca lo habíamos hecho, a lo que contesté que a mi también me apetecía cantidad, que llevaba toda la noche encendido gracias a sus provocaciones y a ese vestido tan sugerente, por lo tanto le pedí que me contara qué tenía en mente.
Iluso de mí, me había imaginado alguna postura o lugar por descubrir, pero cual fue mi sorpresa cuando me dijo que Ángel y Javier se le habían estado insinuando, tanto con la mirada como verbalmente, diciéndole que estaba para hacerle un favor inmenso y le estaban poniendo de lo más caliente, además de que estaban que rompían. Tras pedirle a qué se refería, me contesto que le apetecía llevar acabo una fantasía que desde hacía mucho le rondaba por la cabeza, y no era otra que el de montarse un trío. Me quede alucinado y sin tiempo de reacción, pues seguidamente la oí sugerirles que nos marchásemos todos al apartamento a seguir la fiesta, pues allí teníamos los cubatas más económicos y lo pasaríamos mucho mejor.
A la llegada al apartamento nos indicó que esperásemos en el balcón mientras ella preparaba unos cubatas, y allí estábamos oteando los balcones de enfrente cuando se nos acerco con un cubalitro, sus altos tacones y un tanga como únicas prendas, ella sabedora de mi consternación, me cerró la boca con un beso y seguidamente les propuso que disfrutasen de la camarera y el cubalitro.
Claro esta que aquella declaración de intenciones fue como el cohete que indica el inicio de las fiestas de cualquier población, Javier y Ángel pasaron a la acción inmediatamente, mientras uno le comía la boca, el otro desde atrás hacía lo propio en el cuello, entonces ella viéndome perplejo me dijo, tranquilo cariño voy a ampliar mis conocimientos y para rematar tu serás el postre, acto seguido les desprendió de sus ropas y aparecieron sendas pollas dispuestas para el asedio, se puso de rodillas y empezó a chupárselas con gran ímpetu y maestría.
Entre tanto yo empecé a asumir el rol que ella a propósito me había asignado y me dediqué a contemplar el desarrollo de los acontecimientos. La verdad es que eran sentimientos muy dispares, pugnaban entre el cabreo y lo morboso de ver a mi mujer “trabajarse” con tanto desenfreno a dos tipos que hacía unas horas ni conocíamos.
Finalmente venció el morbo y pasé a filmarlo todo, llegando a comprender el porqué es tan elevado el porcentaje de mujeres que fantasea con la realización de un trío.
Si alguna vez imaginé a una devoradora de hombres, la tenía ante mis ojos, tras la puesta a punto de las pollas habían pasado a mayores; Ángel estaba echado en la cama y ella lo cabalgaba, a la vez que se la chupaba a Javier, posteriormente se deslizó por encima de Ángel hasta quedar apoyada con sus codos sobre la cama, con lo que paso a chupársela a éste, quedando su retaguardia bien erguida sobre los tacones que se clavaban en la moqueta del suelo, Javier, que andaba provisto de armamento de gran calibre, inició un bombeo que hicieron brotar de mi mujer unos gemidos desconocidos hasta ese momento para mi, los vaivenes eran recíprocos, iban aumentándolos al unísono, hasta que finalmente pude advertir que acababa de alcanzar su primer orgasmo.
Seguidamente hubo otro cambio de posición, mi mujer sabedora de lo que ella quería, les dirigía a su antojo, tumbó a Javier en la cama, y montándose sobre él, se encajó ese descomunal rabo y le pidió a Ángel que la follase analmente, éste tras poner un poco de saliva empezó muy suavemente a penetrarla, cuando ya por sus movimientos y gemidos se le apreciaba que estaba disfrutando como nunca, fue cuando por fin, la camarera se dignó a pedir el postre y me indicó que situase la cámara de video estratégicamente y pasase a participar en semejante festín, me cogió la polla y me hizo la mamada más salvaje que he experimentado jamás, mientras se corría nuevamente, imagino que se debía al hecho de estar disfrutando de tres pollas a la vez.
En fin lo que está claro es que a lo largo de aquella noche de marcha en Benidorm, mi mujer no paró ni un solo momento de disfrutar, ni dejo postura por experimentar, por lo que vio muy realizada aquella fantasía suya de montárselo con dos a la vez, o quizás, no sé, realmente lo que ella buscaba era montárselo con tres….
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