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Cristina había llegado a la casa donde se llevaría a cabo el festival de dominación femenina, toco un par de veces el enorme portón metálico y segundos después este comenzó a abrirse, Cristina entro y lo primero que vio fue un jardín bastante grande en donde había varias carpas como las de los circos, lentamente se acercó a una de esas carpas y antes de entrar vio un letrero afuera con la leyenda "tiro al blanco" ese cartel llamo bastante su atención, así que entro a la carpa y lo primero que vio fue a unas ocho mujeres charlando a un lado de una enorme mesa de madera donde había bocadillos y bebida y al fondo, había tres hombres completamente desnudos y reclinados sobre una larga mesa de metal, sus tobillos estaban sujetos con grilletes a la base de aquella mesa y sus glúteos estaban pintados de colores y también tenían números, en el glúteo izquierdo tenían un cinco, en medio de sus nalgas un cien y en el glúteo derecho terminaba en otro cinco, lentamente se acercó hacia aquella otra mesa y una muchacha le dio la bienvenida,
- bienvenida, ¿cuantos dardos desea?
Cristina se quedó pensando unos instantes y le respondió,
- ¿cuantos puedo usar?
- los que usted guste
Eso provoco una sonrisa en Cristina, así que pidió tres dardos, aquella chica se los dio y Cristina se acercó hasta los tres hombres y se paró justo detrás del que estaba en medio, tomo el dardo entre sus dedos y lo lanzo, y este fue dar directamente en el glúteo izquierdo de aquel hombre, que de inmediato lanzo un gemido, Cristina tomo otro dardo y repitió la misma operación, pero este se fue a incrustar en el glúteo derecho, el sumiso volvió a gemir, y la chica que le dio los dardos exclamo.
- inténtelo de nuevo, la tercera es la vencida,
Cristina rio y tomo el tercer dardo y lo lanzo, pero de nuevo volvió a fallar.
- no se preocupe señorita, puede intentarlo de nuevo.
- claro que lo haré.
Cristina tomo otros tres dardos pero ahora se acercó un poco mas, tomo un dardo y lo lanzo un poco mas fuerte, y ahora si tuvo mas suerte, el dardo se incrusto unos centímetros a un lado del orificio anal del sumiso, algunas chicas al ver el tiro de Cristina, comenzaron a aplaudirle, Cristina tomo otro dardo y lo lanzo y para su sorpresa, este si cayo justo ente las nalgas del sumiso, que de inmediato lanzo un fuerte grito de dolor, las demás mujeres aplaudieron y Cristina sonrió satisfecha, pero antes de marcharse le dijo a la chica.
- puedo acercarme mas
- claro.
Cristina tomo otros tres dardos y se acercó hasta el primer hombre, tomo los dardos que tenía y comenzó a clavárselos directamente entre los glúteos
- bien, ya están los tres en el blanco.
Las demás mujeres aplaudieron y la chica le dijo a Cristina.
- ha ganado usted cincuenta puntos, puede usarlos en los demás juegos.
Le dio un papel y Cristina salió de aquella carpa y continuo caminando por el jardín, por donde quiera que ella volteaba veía mujeres, algunas solo charlaban y otras castigaban sumiso de las formas más variadas, era el paraíso para ella, siguió caminando y llego a otra carpa con un letrero que decía "depilación" le pareció interesante y entro y como en la anterior carpa, se topó con algunas mujeres y al fondo había varios sumisos hincados y con las piernas separadas, se fue directo hacia ellos y otra señorita salió a darle la bienvenida.
- bienvenida señorita.
Cristina le devolvió el saludo y le pregunto.
- ¿qué tengo que hacer?
- el juego es simple, tiene que arrancar al vello de los genitales del sumiso lo más rápido que pueda, si no lo logra, puede castigar al sumiso como usted guste.
- suena bien.
- perfecto, escoja al que usted guste.
Cristina se acercó a aquellos hombres y noto que todos tenían bastante vello, en especial en sus genitales y trasero, así que después de pensarlo un poco, escogió al más velludo.
- este me parece bien.
- OK, aquí tiene unas pinzas.
Cristina tomo aquellas pinzas metálicas y espero la orden de la señorita.
- retírele ocho vellos al sumiso, tiene cinco segundos.
Un silbato sonó y Cristina se fue directo a los genitales y comenzó a arrancar los vellos al sumiso, que de inmediato comenzó a gritar al sentir el castigo, pero eso no le importo a Cristina y ella continuo tratando de lograr su meta, pero después del cuarto vello, volvió a sonar el silbato.
- tiempo señorita, solo logro cuatro, que castigo desea para el sumiso.
- unas nalgadas me parece bien.
- OK, cuando guste.
Cristina lanzo unas cuantas nalgadas al sumiso y después continuo.
- bien que sigue.
- retire diez vellos del trasero del sumiso.
El silbato sonó y Cristina rápidamente comenzó a retirar los bellos, tratando de que sus movimientos fueran precisos, pero el sumiso a pesar de estar amarrado, sus caderas se movían un poco, haciéndole perder la precisión a Cristina y cuando iba por el sexto vello, el silbato sonó.
- que castigo quiere.
- mmhhh... golpear los genitales
- bien.
Cristina metió su mano entre las piernas del sumiso y comenzó a golpear sus genitales con su dedo índice, como si se trataran de canicas, sus dedos se movían cada vez mas y mas rápido, provocando que el sumiso comenzara a gritar mas y mas fuerte.
- vaya, se ve que es experta.
Cristina sonrió y le dijo.
- es un castigo fácil, la menor fuerza para provocar el mayor dolor.
Los dedos de Cristina continuaran moviéndose durante algunos minutos mas, provocando que el sumiso se retorciera de dolor, hasta que después de algunos minutos mas, saco su mano, Le dio las gracias a la señorita que la recibió y salió de la carpa.
Encendió un cigarrillo y se fue a un pequeño kiosco, en donde había algunas botellas de agua y de vino, se sirvió un trago y comenzó a observar el paisaje, era todo un paraíso, mujeres por todos lados castigando hombres, sin duda ese festival era una excelente idea, de echo alcanzo a ubicar a algunas de las mujeres presentes, eran viejas amigas de la universidad y algunas eran dueñas de grandes empresas, termino su cigarrillo y se acercó a otra carpa y esta decía, "pura diversión" entro y se vio rodeada de varios artefactos, parecían como máquinas de videojuegos, en algunas había hombres amarrados, en otras estaban hincados y eran pateados por algunas mujeres, en otras, los sumisos se retorcían de dolor provocado por algún castigo, sonrió y se acercó a la primera máquina que vio y una chica salió a recibirla.
- ¿desea jugar señorita?
Continuara...
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