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De empleada doméstica a amante.
Soy una muchacha del campo, la segunda de ocho hijos, vivimos del trabajo de mi padre que es jornalero y de lo que nosotros ayudamos en labores domésticas en casas de la población, sí bien somos pobres vivimos felices con lo que tenemos que básicamente es AMOR.
Un día don Jacinto, guapo caballero de unos 45 años, dueño de una gran hacienda donde labora mi papá le dice que necesita una chica de suma confianza para que trabaje como empleada doméstica en su casa en la capital y que le pagará $350 al mes más todos los beneficios de ley. Mi padre nos comenta la situación y yo como estaba cansada de tanta estreches y como en el campo no se puede progresar peor si se es mujer por lo que nuestra única alternativa es casarnos y tener una pila de hijos y yo buscaba más que eso, le dijo a mi padre que puedo irme a trabajar sin problema y que en la capital puedo ser más útil ya que puedo enviar dinero para el sustento de la familia, mi madre a regaña dientes aceptó, es así que un día parto junto con don Jacinto y su familia. Su esposa es una señora del extranjero muy bonita y con lindo cuerpo, tienen tres hijos dos varones y una mujer que es la mayor de 14, 16 y 20 años respectivamente.
Yo estaba muy contenta ya que nunca en mi vida había salido de mi lugar natal, la ciudad me gustó mucho, rápidamente hice amistad con otras chicas de barrio que trabajaban como yo.
El día domingo tenía libre y salíamos con ellas para pasear en un gran parque de la capital, mis amigas ya tenían sus enamorados, yo tenía algunos pretendientes pero por mi modo de ser muy tímida a ninguno le di chance pese a los consejos de mis amigas que me ligue con uno que estaba muy interesado en ser mi enamorado.
La señora de la casa me enseñó lo que debía hacer que básicamente era la limpieza diaria de la casa entre otras labores como el lavado y planchado de la ropa, había otra mujer de mi misma población quien preparaba los alimentos y un jardinero que cuidaba los extensos jardines pero únicamente yo vivía en la casa.
Los meses pasaron sin problemas, la familia me trataba muy bien especialmente don Jacinto que me siempre estaba pendiente de mí, me veía con ojos de lujuria y deseo, como se dice comúnmente me desnudaba con la mirada tanto que en ocasiones me sentía muy incómoda pero nunca dije nada ya que de ahí no paso pero de cuando en cuando que estábamos solos me hacía preguntas como si tengo novio con quien me he besado por supuesto que yo le contestaba que nunca lo he tenido ni me he besado y manoseado con hombre alguno, parece que mi respuesta le gustó mucho, también me abrazaba cálidamente, me acariciaba, en más de una vez mis nalgas, una vez me abrazó por detrás fuertemente, sentí su picha en mis nalgas, sus manos llegaron a mis senos, eso me puso excitada como nunca lo había estado, esa sensación me gustó mucho por lo que deje que lo haga, mientras me decía lo linda que soy y como nadie me lo había dicho, me sentí muy alagada, especialmente si mi patrón me lo decía, es más él también me gustaba mucho pero por ser mi patrón nada dije a nadie al respecto ni a mis amigas por eso le dejaba que se comporte así conmigo pese a que estaba propasando.
Debo anotar que soy indígena de mediana estatura, con buen cuerpo, grandes pechos, escasa cintura y con un gran trasero, de piel marrón, cabellos largos negros brillantes y ojos grandes azabaches, soy una indígena bella como me lo han dicho en más de una vez.
El patrón inicia su conquista
Un día en que yo estaba guardando las cosas que utilizaba en el aseo de la casa. Don Jacinto se acerca por detrás, me abraza por la cintura, se apega a mi cuerpo y me dice muy quedo al oído:…que si le gusto mucho que lo excito y sí me porto bien con él puedo tener las cosas que yo desee como ayudar mucho más de lo que creo a mi familia… Yo me asusté mucho de su acción y de lo que me propusom nada dije a la señora de la casa, en más de una vez me había abrazado de ese modo pero no se lo impedí ya que me gustó tenerlo pegado a mí, sentí su picha parada incrustarse en mis nalgas, si de sus palabras, sin meditar mis palabras y de lo que implicaba, respondí: -Sí, sí patrón lo que usted quiera. Él se pego más aun, me hizo sentir su picha erguida en mis nalgas y sonriente me besó el cuello, se apegó más a mí haciendo sentir si picha, yo del susto interpongo mi mano y siento su miembro todo erguido y gordo pero él no se amilanó y nuevamente y me preguntó:
-¿Lo que yo quiera?
-Sí, sí estoy aquí para servirle patrón le respondí nuevamente, volvió a darme otro beso en el cuello tan rico que me estremecí del gusto, me hubiese gustado que me de otro pero no lo hace y me dice contento:
-Eso me gusta chiquita y se retiró dejándome pensativa de lo que habíamos hecho y de lo que le conteste. Yo ingenua no medí lo que le había dicho, ni su respuesta “eso me gusta” tampoco sospechaba lo que él tenía entre manos, hacerme mujer como lo hizo desde ese día mi patrón inicio su labor de conquistarme de irme preparando para era hacerme suya.
Don Jacinto cada que tenía oportunidad me abrazaba y punteaba y era cada vez más audaz, le gustaba tocarme y acariciarme delicadamente los senos mientras me punteaba, me besaba el cuello delicadamente aunque en más de una vez me dejó chupones que los debí esconder de la señora, bajaba una de sus manos, las metía dentro de mi falda por encima de mis calzonarias me acariciaba mí cosita me hacía sentir muy rico cada ocasión que la topaba en más de una vez mi cuerpo se calentó, me puse a temblar y temblar, mi cosita se puso húmeda, cerraba los ojos, le decía en vos baja lo bien que me sentía y que no se detenga que deseo más por el gusto que sentía, una vez mi patrón metió su mano dentro de mis calzonarias trato de meter sus dedos en mi cosita que si bien estaba húmeda y despedía olores fuertes a excitación pero del dolor que tuve se lo impedí:-¿Eres virgen? Respondí-Si patroncito, retiró su mano hizo que me torne, me beso boca con mucha lujuria, acarició mis nalgas, yo respondí con mucha pasión, acaricie su cabeza y me pegue a él para sentir su picha en mi pubis. Me daba gusto era la primera vez que me sentía tan bien, nunca había hecho esas cosas.
Él poco a poco me estaba conquistando, se dio todo el tiempo del mundo para que me entregue a él sin problemas y yo pesé a ser la empleada de la casa, nunca se lo impedí ya que siempre me trato bien, tanto que un día me subió el sueldo claro que me advirtió que nadie debe saberlo.
Una tarde que yo estaba descansando en la cocina luego de haber hecho mis labores, no sabía que estábamos solos en casa, mi patrón entra a la cocina se sienta en una silla, recorre mi cuerpo con sus ojos, me desnuda con su mirada, como siempre no reacciono luego viene hacía mí, me toma de la mano hace que me levante, me torna, me abraza por detrás, besa mi cuello y empieza a excitarme como siempre lo hacía pero ahora fue más audaz ya que me levantó la falda, me bajo mis calzonarias, hizo que me abra de piernas lo hago sacó su falo y lo puso entre mis piernas. Era la primera vez que sentía un miembro masculino en mis partes íntimas, él se movía de adelante hacía atrás sin detenerse raspando mí conchita que pronto se puso jugosa y caliente, topeteo cuando mi clítoris sentí una electricidad recorrer mi cuerpo por lo que cerré mis ojos del gran gozo que sentía, sus dos manos estaban aferradas a mis tetas dándoles unos ricos masajes, mis pezones se pusieron duros, yo cada vez me excitaba más y más, me sentía en el paraíso erótico, tanto que cerré mis piernas para aprisionar su falo y él con más ímpetu me serruchaba y serruchaba, fregando mis partes íntimas cadenciosamente muy rico cada que topaba mi clítoris yo sentía esa deliciosa electricidad recorrer todo mi cuerpo, sin saber el desenlace de lo que estábamos haciendo si era correcto o incorrecto por el gusto que tenía me deje excitar, se podía oler los olores del sexo que se esparcían por la cocina. Se podía ver a dos seres dispares entregados completamente. Ambos gustosos de lo que hacíamos, dándonos cada vez más y más. Nos habíamos olvidado que lo que estábamos haciendo no era correcto, sobre todo que mi patrón se estaba aprovechando de mi inocencia pero del placer que yo tenía y como desde hace tiempo ya me venía preparando para ello no se lo impedí porque ya pensaba lo que quería de mí y yo no se lo impediría. Él era el león, yo su presa carnuda pronto me comería completamente.
Yo estaba inmóvil con los ojos cerrados ya asesando delante de él dejándome excitar de ese modo tan delicioso, cuando sus dos hijos entran a la casa haciendo mucha bulla, los nos quedamos lívidos del susto, yo corrí a mi habitación y mi patrón a ver a sus hijos, ya en mi dormitorio repase lo que había vivido me gustó mucho, me fui a tomar una ducha en agua fría para que me pase la excitación, poniéndome a pensar que pasaría cuando estemos nuevamente solos que generalmente era por la tarde ya que la patrona siempre salía, la cocinera luego de su labor se iba a su casa y sus hijos estaban en el colegio, tenía miedo de lo que pueda pasar pero también mucha expectativa ya que mi patrón me hacía cosas ricas.
Al día siguiente a eso de las tres de la tarde yo estaba en la cocina tomándome un café con ansias de mi patrón entre a la cocina y termine de hacerme lo que me hizo pero nada pasó pese a que no tengo experiencia sexual ya que soy virgen poco falto para ir donde él y pedirle que me haga suya.
Mi patrón dejó de acosarme portándose muy indiferente conmigo, eso me puso muy inquieta, en más de una vez pensé que sus hijos nos habían visto, yo no contaba que esa era su táctica para que yo caiga en su red de conquistador ya que él temía que si demuestra mucho interés yo me sobre y me niegue a ser de él.
Veo a mis patrones copulando
Una noche a eso de la media noche escuche ruidos en la sala, pensé que se trataría de ladrones que habían ingresado a la casa es así que tomé un palo y muy silenciosamente fui a ver qué pasaba cuando veo que mis patrones estaban desnudos recostados en la alfombra, la señora boca abajo con las piernas completamente abiertas y don Jacinto encima de ella con una mano masajeando una de sus tetas y con la otra bajo su pubis, el patrón subía y bajaba su cuerpo cadenciosamente podía ver como metía y sacaba su picha en las partes intimas de la señora dándole bomba sin parar. Ella se quejaba mucho y le pedía más y mi patrón le daba gusto, sacaba y metía su picha frenéticamente, sacaba toda su picha y la volvía a meter con furia hasta el fondo de la conchita de mí patrona. Me quedé estupefacta al verlos copulando de ese modo tan salvaje, eran la primera vez que veía es espectáculo, eran como dos animales arrechos, ambos movían y movían sus cuerpos seguramente por el placer que tenían, es ahí que yo del susto muevo las cortinas donde estaba escondida y hago bulla, mi patrón levanta la cabeza y me ve, se sonríe y continua su labor de tirarse a mi patrona que no cayó en la cuenta ya que estaba muy arrecha. Yo salí corriendo, me encerré en mi habitación sin saber qué hacer, pensé que mi trabajo terminaría pero eso no aconteció.
Me quita la virginidad
A la tarde siguiente yo estaba en mí dormitorio escribiendo una carta a mis padres para enviarles junto con algún dinerito que había ahorrado cuando don Jacinto entra sin llamar, cierra la puerta con llave y mientras se me acerca me pregunta:
-Sí me gustó ver como se tiraba a su esposa, yo no sé qué responder, únicamente le contesto: -Patrón que hace aquí, nos pueden encontrar, él responde tenemos tiempo mis hijos y mi mujer llegan dentro de un par de horas y vuelve a preguntarme si me gustó ver lo que vi.
-No sé, Síii mucho, nunca lo he visto peor hecho, únicamente usted me, meee… bajo la cabeza sin poder decir más.
Don Jacinto sonriente, como león que ve a su presa lista se va poco a poco acercando, una de sus manos acaricia su miembro sobre los pantalones, yo no dejó de verlo con mis ojos clavados en su instrumento, me pongo a temblar del miedo, mis ojos se llenan de lágrimas pero no sé porque dejé que la relación llehé a esto, que hacer si salir corriendo o entregarme a él, rápidamente volví a repasar lo que habíamos hecho y lo mucho que me gustó sentir su gran miembro entre mis piernas y sus manos amasar mis tetas, por lo que empiezo a sentir que mi conchita se pone húmeda por lo que enjugué mis lágrimas y acepté entregarme a mi Patrón ya que sospechaba que me iba a gustar más de lo que me había gustado cuando debimos interrumpir nuestro encuentro. Ya lo tengo frente a mí, me toma de la quijada, me levanta, me abraza y me da un apasionado beso mientras sus manos se aferran a mis nalgas, yo no sé cómo reaccionar, él introduce su lengua en mi cavidad bucal, siento una sensación rara al tener su lengua dentro de mi boca, yo por instinto respondo del mismo modo, le abrazo fuertemente y empiezo a ser suya, una de sus manos la introduce dentro de mi falda, topetea mis escasos vellos púbicos, lleva uno de sus dedos a mi conchita es ahí que me asusto mientras le dijo:
-¡No! Le retiro su mano rápidamente, eso no.
-¿Virgen?
-Paatrón, sí ya se lo dije la otra vez, es la primera vez que un hombre me hace…
-No te creo.
-Patroncito, no miento, tenga cuidado conmigo, dicen que duele, hágame despacito. No sea malo conmigo tengo miedo, hágame con cariño, si quiero ser suya pero despacito.
Retira su mano de mi hasta ese momento inmaculada concha, me besa nuevamente y poco a poco me va despojando de mis ropas, ya desnuda me recuesta en mi cama y se va despojando de las suyas, ahí puedo ver por primera vez un miembro masculino que mide unos 18 cm de largo y es bastante grueso que destila fluidos, yo tengo una rara mezcla de gusto y susto. Mi patrón se recuesta a mi lado me hace acuerdo que me puede apoyar en todo si me porto bien y le doy todo gusto, yo lo abrazo, le beso apasionadamente y le dijo que soy totalmente suya y que me haga lo que desee pero con cariño, esa tarde él me hizo mujer, perdón su mujer porque mientras me tiraba le juré serle fiel y lo cumplí a cabalidad, desde ese día en que me hizo suya pese a que tuve varios pretendientes un poco mayores que yo con quien me pude haber casado, tener hijos nunca acepté sus propuestas y mi patrón me dobla en edad, es una relación prohibida que nunca echará raíces eso nunca me importó. No pensé en el futuro sino en gusto del momento.
Me recuesta boca arriba, Él me monta poco a poco me va excitando es muy tierno conmigo, siento su picha en mi pubis, yo meto mi mano y la abarco toda, me gusta ese tronco que pronto será mío, me mama las tetas, mordisquea mis pezones, me besa el cuello, el vientre, acaricia mis posaderas, me dice que las tengo ricas. Yo respondo con jadeos más y más constantes pero cuando llega con su boca a mi conchita, y mordisquea mis labios, chupa mi clítoris yo estoy a punto de perder el poco juicio que me quedaba y le dijo una frase que hizo que se ría: ¡Uy!, me está haciendo lo que los perros le hacen a su perra, ayyy sí me gusta, está rico, ayyy quiero que me monte, ¿sí? no sea malito mónteme como si fuese su perra por lo que me pone en cuatro patas, lame mi conchita y mi culito es ahí que empiezo a bufar, jadear del placer que tenía empiezo a mover mis caderas de adelante hacía atrás y de pronto se arrodilla detrás, blande su picha la pone a la entrada de mi cofre inmaculado y lo soba en mis partes, me dice cuanto le gusto y de una sola me la mete hasta el fondo.
-¡ayayay! Patroncito duele, no más se lo suplico, me dolió, la tiene metida hasta el fondo, la tiene muy gorda, ya, yaaaa, ay duele, no… sáquela...
No me dice nada, sino que con más ínfulas me da bomba sin parar sin dejar de estimular mi clítoris por lo que rápidamente llegó a la cima del éxtasis, muevo mis ancas frenéticamente de adelante hacia atrás luego me pongo inmóvil como una roca y siento una electricidad recorrer mi cuerpo pero él no se detiene continua por largo rato su acción hasta que saca su miembro y deposita en mis nalgas sus fluidos, se desmonta, nos abrazamos y besamos largo rato, le dijo que me hizo daño que dolió mucho y que si es así siempre no quiero que me la meta nuevamente. Mi patrón me dice que así es la primera vez; luego te gustará mucho.
Si bien ambos deseábamos estar nuevamente juntos, no pudimos volver a tirar sino manosearnos los pocos ratos que estábamos solos, a los pocos días nos fuimos toda la familia a la hacienda a pasar el verano. Visité a mis padres les di todo lo que había ahorrado. Ellos se pusieron muy contentos al verme pero no contaban que yo ya no estaría con ellos sino que debía continuar mis labores en la casa de la hacienda.
Consolidamos nuestra relación.
Un día que la patrona y sus hijos salieron al campo a montar caballo y la pasarían toda la mañana, yo me quede sola haciendo mis labores domésticas y don Jacinto seguramente estaría ocupado cuando siento que mi patrón se me apega, me abraza por la cintura, me hace sentir su erguido falo, besa en el cuello una y otra vez sin decirme nada, lleva una de sus manos a mis tetas y la masajea y la otra la mete por mis calzonarias y lleva a mi pubis y poco a poco va bajando a mi conchita que ya está destilando fluidos, juguetea con mis labios e introduce sus dedos en mi vaginita, esa sensación me gustó mucho, así continua por varios minutos de más y más gusto y cuando llega a mi clítoris siento la sensación que tuve cuando me hizo suya. Nada me dice sino actúa, mientras me puntea y me hace sentir su picha en mis nalgas, mete nuevamente varios dedos en mi cobre, yo me estremezco, tiemblo toda y sin pensar lo que yo hacía saco punta mi trasero y él empieza a puntearme y continuar su labor de manoseo de mí conchita, no digo nada sino que me dejo hacer lo que mi patrón quería de mi hasta que ya no puedo más mis piernas eran gelatinas tanto que no podía estar de pie por lo que mi patrón me abraza me dice: -¿qué te pasa? Yo le contesto –patrón ya no puedo más… me abraza y me toma de la mano, me lleva a su habitación, me sienta al filo de la cama, me va desnudando primero con sus ojos luego con sus manos completamente mientras que yo me siento en el paraíso del estasis, estoy muy caliente, mis cachetes están rojos, él me mira con mucho deseo y me recuesta en ella y empieza a recorrer todo mi cuerpo con suma delicadeza y satisfacerme como lo hizo la primera vez.
Yo estoy con los ojos completamente cerrados, nada dijo no puedo hacerlo, mi cuerpo esta que hierve, mi pecho asesa, siento que de mi concha salen fluidos que se esparcen por mis muslos y cuando yo pensé que me metería su picha y me daría bomba, no lo hace sino que me mama mis tetas, mordisquea mis pezones que se ponen muy duros, sus manos no dejan de acariciarme mi espalda y mis posaderas, luego lleva su boca a mi vientre lo besa delicadamente y va poco a poco bajando, llega a mi vagina y empieza a lamerla, mamarla y mordisquear mi clítoris mientras que sus manos se aferraban a mis nalgas, siento que una de ellas, la lleva a mi anito y empieza a juguetear con él, me gusta mucho sentir como lo recorre, introduce un par de ellos en mi huequito, me gusta sentir sus dedos juguetear con mi anillo anal, es una hermosa sensación que nunca había sentido y me arrecho más y más que pierdo el sentido ya que me pongo a temblar y temblar a convulsionar a mover mis caderas sin parar, siento un gran calor que recorre todo mi cuerpo y me hace sudar profusamente... se recuesta detrás, besa mi cuello, con una mano amasa una de mis tetas y con la otra estimula mi conchita hasta que siento la cabeza de su instrumento en mi conchita y la topetea y topetea, introduce únicamente el glande y cuando espero que me la meta toda, pero no lo hace, la saca friega mi clítoris y nueva introducción del glande así paso por largo rato de pronto me pone boca arriba se me monta y la mete toda y empieza a darme bomba como loco, la tenía más rica que la otra vez, creo que hasta más grande y gorda, me gustó mucho sentirla dentro por lo que me puse loca de arrechera, ya no podía más es así que cuando tenía mi orgasmo muy fuerte con furia le muerdo uno de sus hombros muy duro y le incrusto mis uñas en su espalda, él dice: Ay, carajo, que haces, yo no puedo contestar ya que estaba teniendo mi orgasmo, en lugar de dejar de metérmela empieza con furia a darme bomba, más y más, nuevo orgasmo, yo no dejaba de morderle e incrustar mis uñas en su espalda hasta que me saca y termina en mis tetas diciendo, debemos protegernos, se quedó encima mío por largo luego se desmontó, nos abrazamos y besamos, mi patrón me dijo: -Puta madre que ardiente eres, me duele lo que me hiciste pero te amo mijita linda, júrame que serás en adelante como hoy, yo asustada y complacida le pedí perdón por lo que le hice y jure que lo seré si se porta como ahora y que él es mi único macho, ya repuestos de lo que habíamos hecho quedamos que debemos mantener en secreto lo vivido, me dijo que desde hoy en delante de mi depende como él se comporte conmigo, yo le abracé, le besé y le dije: Amorcito soy toda tuya, ese fue la consolidación de un amor raro ya que Jacinto, satisfacía a su esposa como a mí, a las dos nos satisfacía en todo, no sé como lo hacía pero a las dos nos daba verga bien dada a las dos nos hacia llorar del gusto ya que tira muy rico.
Yo nunca le cuestioné su vida, ni le pedí que deje a su esposa por mí ya que él me dijo en más de una vez que tiene dos amores, su esposa la oficial y yo su amante, me dijo también tenga confianza que no tendrá más mujeres que nosotras y que no puede escoger que a las dos nos ama, Me dijo que a las dos nos da lo que deseamos en todo aspecto, yo acepté ya que nunca me falto y yo no dejé de aportar económicamente a mi familia tanto que dejaron la infame pobreza y educar al resto de mis hermanos, nunca dejé de ser la mujer sencilla de campo, claro está que Jacinto me apoyó para que termine mis estudios, me decía como debo comportarme, me volví una indígena muy guapa tanto que los pretendientes sobraban pero a nadie hice caso ya que juré ser fiel a mi patrón y siempre lo fui.
Así pasó las vacaciones con habilidad nos dábamos tiempo para tirar como locos. Él no dejó de manosearme, meter sus dedos en mi conchita y en mi culito, tanto que muchas veces termine sin necesidad de que introduzca su picha, eso a él le gustaba mucho, yo poco a poco fui haciéndome experta en sexo, en su casa lo hacíamos por las tardes cuando nos quedábamos solos y él estaba en casa ya que pasaba buen tiempo en la hacienda, único sustento de la familia.
Le entregó el resto de mi cuerpo.
Un día de esos él se pone boca arriba y hace que me monte encima y mientras nos manoseábamos y besábamos, él toma mi mano y la lleva a su picha y me dice que quiere que se la mame, yo asustada no supe que hacer. Él se ríe de mi acción, me dice que me enseñará por lo que me toma de la quijada y lleva mi boca a su sexo, me dice que habrá la boca y que le mame y lama, eso hice en un principio no me gusto ya que sentí sus fluidos blanquecinos, espesos y medio salados luego me fue gustando al ver y sentir que él se retorcía con lo que hacía y mamé y mamé sin medir las consecuencias de lo que hacía, en un momento él me toma de la cabeza y me la mete toda su picha en mi boca, yo trato de liberarme porque la tenía metida hasta la garganta, no podía respirar bien pero no me deja hasta que sentí su abundante semen en mi boca, casi vomito del susto y asco, de mi boca salía su semen mezclado con mi saliva, vi su plena satisfacción luego me lleva hacía él, me besa la boca y me dice: -No estuvo mal para ser la primera vez, respondí -¿Te gusto? Sí gordita mucho, poco a poco fui aprendiendo a mamársela pero mientras estábamos abrazados descansando él me dice que algo más le falta de mí, yo le pregunto: ¿Qué más? Él muy pícaro se ríe, lleva una de sus manos a mis nalgas y dice: esto, yo le respondo si le gusta mi culito, claro mucho y sin decir más palabras empezó nuevamente el rito sexual de irme conquistando, como siempre yo no sabía en qué me metía, nunca nadie me había dicho que por ahí también se hace, si duele como cuando se hace por delante en la primera vez o no, cuando sentí su picha taladrar mi anito supe lo doloroso que es pero yo no podía, ni quería decirle ¡no! Ya la tenía toda su picha dentro de mi culito, a la larga todo se aprende por lo que me hice experta en el sexo total. Me privaba que me taladre el trasero ya que tenía orgasmos mucho más intensos que cuando lo hacíamos por delante, si le hice jurar que no se tire a la señora por su culito que eso debe ser cuestión de los dos, no sé sí lo cumplió pero me prometió que únicamente a mi me daría por mi trasero pero creo que a la señora también le daba por ahí, es mas creo que esa noche que los vi tirando le estaba dando por su trasero.
No sé qué le gusta más a Jacinto de mí y porque le tengo atado –luego él mismo me lo diría– no ha hecho lo que muchos patrones hacen tirar a la empleada doméstica, embarazarla y botarla, soy totalmente diferente a su esposa, tanto de cuerpo como de modo de ser y formación. Ella tiene su profesión, es informática, habla varios idiomas, es una mujer muy inteligente, y liberada yo todo lo contrario apenas terminé la escuela, hablo mi idioma nativo el quichua y castellano y lo único que se hacer son los quehaceres domésticos y ahora hacer el amor muy rico como a él le gusta. Nunca le cuestiono nada, le doy gusto en todo como si lo hace la señora, el patrón me ha hecho como el desea que yo sea, creo que por eso no me puede dejar. Le encanta mamarme las tetitas cuando no puede tirarme y apenas puede me las manosea, juguetea con mi estrecha conchita o acaricia mi portentoso trasero y me mete sus dedos en mi anillo anal que me lo abrió como les contaré, felizmente él no la tiene grande sino no se sería de mí.
Se sincera su patrón yu se come su trasero.
Una tarde luego de pasar un lindo rato. Él me dice la verdad de su vida sin yo haberle preguntado, me comenta que con su esposa no hace las cosas que las hace conmigo, me dice que ella es dominante y nunca le ha dejado hacer las cosas que hace conmigo, me pidió perdón por que me utiliza pero también me ratificó lo que alguna vez me dijo que me ama y que no me dejará y así fue, siempre fui sumisa, le di todo gusto en sus deseos por eso le até a mí y no me arrepiento de ello.
Siempre que tirábamos, él empezaba diciéndome lo linda y arrecha que soy que soy y que le gusta mucho ver y sentir como me pongo y como termino, que aunque le muerda y le aruñe no le importa, me decía lo bien que me portó con él mientras no dejaba de meter sus manos por donde podía, pronto yo pedí más y más y él me daba gusto sabiendo que lo que me aloca es que me mamen la conchita y él muy bandido eso hizo me mamó y mamó pronto tuve mi primer orgasmo luego él me recostó boca abajo, él encima de mí –esa es su posición preferida– y me puso su picha entre mis piernas tocando y retirando mi clítoris, ya no pude más por lo que empecé retorcerme del gusto y pedí más de pronto él toma mis fluidos vaginales los pone en mi anito y con la otra mano no deja de estimular mi cosita, pone la cabeza de su picha a la entrada de mi ano y no me la mete toda sino que se detiene y como si fuese un artista empieza a estimularme y estimularme es así que yo empiezo un cadencioso movimiento de adelante hacia atrás de mis caderas y es ahí que me introduce su glande, se detiene un rato, yo no le dijo nada, me dejo someter como siempre lo hice ya que sabía que a él le gustaba mucho mi comportamiento pero tengo una rara sensación nunca sentida ya que mi anillo anal desea cerrarse pero la cabeza de su picha lo impide, no deja de excitarme como me gusta, besa el cuello, amasa mis senos, me colma de palabras lindas que hacen que me olvide que tengo la cabeza de su picha metida en mi culito. Él se da cuenta que estoy dispuesta a que me penetre y la hunde hasta el fondo su picha que como hierro candente me entra, yo muerdo la almohada del dolor pero no grito y él no para de masturbarme por delante y darme bomba por detrás sin detenerse hasta que tuve una cadena loca de orgasmos que me dio miedo por sentirme así de orgásmica, dejo de sentir lo que Jacinto me hacía por mi culito, luego él me beso el cuello, una de sus manos estaba estrujando una teta, la otra estimulando mi conchita, me dice lo rica que soy, estrecho que tengo el culito y lo mucho que le gusta darme por mi ahí y no puede hacerlo con su esposa ya que ella dice que es degradante, yo con voz entrecortada le dijo que a mi si me gusta y que de bomba sin parar y empieza el típico mete y saca sin parar hasta que deposita todo su semen en el fondo de mis esfínteres que me pongo a llorar de dolor y placer, él que está montado encima continua masturbándome hasta que hace que tenga un rico orgasmo que hace que me olvide de lo que se había comido mi culito, me tranquiliza, acariciando mi rostro, besando mi cuello y diciéndome lo mucho que me ama y que ya me iré acostumbrando. Nos quedamos largo rato desnudos en la cama abrazados, luego nos fuimos a tomar una ducha juntos ahí me pidió que se la mamé lo hice terminado él en mi boca. Ya en la ciudad en muchas ocasiones cuando no podíamos copular en la casa, nos veíamos en un motel el día domingo por la mañana para hacer lo que tanto nos gusta, tirar como si fuese la última vez que lo haríamos.
Jacinto siempre toma la iniciativa, yo nunca me negué a lo que él quería, me gustaba que él sea el dominante yo la sumisa a él ser él que dirija nuestro acto, me decía que, como y por donde hacer. Si bien con el tiempo me volví una experta en asuntos eróticos y sabía qué hacer y lo que le gustaba, en masde una vez pensé tomar la iniciativa nunca lo hice, no quice romper el encanto de lo nuestro a él le gustaba mi modo de ser, sumisa, sencilla, humilde, candorosa, entregada completamente a él nunca le dije: No tengo ganas ahora no, siempre le di todo gusto, nunca me impuse si le pedí más ya que Jacinto me dio gusto completo y si alguna vez tenía ganas de tirar y no lo tenía en casa ya que pasaba buenas temporadas en la hacienda por el amor que le tengo nada dije y esperé con paciencia el próximo encuentro creo que ese fue la razón porque se ató a mí pero cuando lo tenía luego de la abstinencia obligada le pedía como desquiciada que me dé mucho por donde más le gusta, siempre lo hizo, nunca me dejó insatisfecha. A mi patrón don Jacinto entregué todo mi cuerpo, boca, culito y hasta mi mente, si lo dejé en más de una vez cansado tanto que él debió decir que espere un rato que ya no puede más yo insistía diciéndole:
-No me falle don Jacinto quiero más
-Eso nunca chiquiticam jamás te fallaré.
Es ahí que él recorría todo mi cuerpo con sus manos y lengua, no dejaba lugar libre de él, me excitaba tanto que yo frenética, expresaba con movienmtos de mi cuerpo y con aullidos lo bien que me sentía, lamía mi conchita como mi culito, metía sus dedos dentro de él, me excitaba tanto que me hacía terminar muy rico, sin embargo lo que más me gustaba es cuando una vez él me propuso que me dejé masajearme, hacepté su proposición, cuando llevó sus manos a mis nalgas me desaté, empecé a contraer mi vientre tantas veces que como ya lo había hecho antes sin necedidad de introducir su falo tuve un orgasmo tan grande que me orine del gusto en el rostro de él por supuesto Don Jacinto feliz me besaba diciendome lo bien que es estar conmigo y que nunca me dejará, creo que hacemos buena pareja.
Dejo la casa
Un día en que estábamos solos en la casa, tirando en mi cama y él encima dándome verga por el culito y yo pidiendo que me la meta más, entra su esposa a la casa sin previo aviso, felizmente no entra a mi habitación pero si hizo bulla por lo que casi nos encuentra en pleno acto, mi patrón salió de mi habitación y se fue donde su otra mujer a la tarde del día siguiente mientras copulábamos lujuriosamente decidimos que es mejor que dejé de ser su empleada doméstica, que renuncie a mi trabajo pese a la oposición de mi patrona ya que soy b uena empleada, dejé la casa feliz porque al fin podía tirar tranquila con mi hombre.
Jacinto me arrienda un pequeño apartamento no lejos de su casa, desde ese día sería su hembra. No puedo decir cómo hacía para darse tiempo y que decía para estar conmigo por largo tiempo a veces pensaba que su esposa consentía nuestra relación ya que en más de una vez le dejé su hombro las huellas de mis dientes y su espalda, los arañazos cuando tenía mis orgasmos ya que no podía evitar reaccionar de ese modo, nunca le dije mi sospecha ya que no deseaba conflicto entre los dos, nunca le celé; luego al año me compró un lindo apartamento donde vivo actualmente donde podíamos copular frenéticamente, en más de una ocasión él se quedó a pasar la noche conmigo, supimos mantener en secreto nuestra relación y le di un par de hijos lindos que él los ama. Debo anotar que Jacinto nunca me comparó con su mujer, nunca me dijo que yo soy mejor o ella es más ardiente que yo, eso me gustó mucho por lo tanto yo tampoco le decía nada de la relación con ella ni le celé ya que me hubiese dolido mucho que me deje porque le amo mucho como él a mí.
Urawan
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