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Acabo de llegar a casa después de todo un día de trabajo, me duele la garganta y estoy agotada. Creo que he tenido cerca de treinta clientes; las ventas fueron bien pero, ahora mismo, las comisiones no me reconfortan.
Tengo ganas de tirarme en el sofá de plumón y terciopelo, de hundirme en su suavidad hasta el día siguiente, quiero aislarme del mundo, de la gente, sacarme estos tacones que me oprimen la vida y poder ser yo.
La pereza me invade. Más por rutina que por voluntad enciendo el televisor, los talk-shows y la publicidad me vuelven la cabeza loca. Me agarro a mi cojín. Lo aprieto contra mi cara, me da lo mismo mancharlo de maquillaje, sólo quiero taparme, sentir su presión y escapar de este mundo.
Intento relajarme, evadirme. Cierro los ojos, controlo mi respiración, intento sentir las diferentes partes de mi cuerpo una a una: dedos, muñeca, brazo, antebrazo, hombro…
Siento diversos focos de energía fluir por mi cuerpo, intento juntarlos, hacer de todos ellos una única fuente pero no lo consigo, se dispersan más y más, están fuera de mi control lo que aumenta aun más mi desasosiego.
Me quito, sin levantarme, la chaqueta de mi traje negro y cruzo mis brazos estirándolos por encima de la cabeza. Abro un poco los ojos y puedo ver los primeros dos botones de mi camisa desabrochados, veo el tul blanco que rodea el aro del sujetador entre el nacimiento de mis pechos, es una imagen sensual cargada de belleza. Me gusta mi pecho su turgencia y su sensibilidad. Recorro con la vista la hilera de botones que acaba sobre mi ombligo descubierto. No puedo resistirme a acariciar mi abdomen, pasar mis yemas suavemente jugando entre la cosquilla y la caricia.
Cierro los ojos, me invaden las sensaciones, mi mente vaga tranquila por mi subconsciente hasta que un recuerdo cargado de mil sensaciones me paraliza, me alarma.
Somos tú y yo en nuestro primer encuentro. Tu y yo que tras años de amistad damos a lo loco un paso más. Estamos en el sofá de tu apartamento viendo videos de hip-hop en el portátil. Cansados de bailar toda la noche nos sentamos manteniendo las distancias. Tú das un paso más y apoyas la cabeza en mi regazo; yo comienzo tranquila a acariciar tu pelo rubio y largo. Entre canción y canción nuestros cuerpos se van acomodando, se van acercando inconscientes. Suena Beautiful de Cristina Aguilera , a partir de ese momento no percibo nada más del ambiente.
Siento tu mano, una mano cálida, extraña, nunca antes sentida jugando bajo mi camiseta negra con sutiles caricias a lo largo de mi cintura. No quiero sonreír, no quiero darte el gusto de saber que me haces cosquillas, de hacerte saber que te estoy sintiendo como nunca antes había sentido nada.
Tu mano comienza a ascender por mi costado, cientos de impulsos nerviosos causados por hormiguitas juguetonas van directos a mi espina dorsal .Los escalofríos me recorren y mis ojos cerrados esconden pequeñas lágrimas del esfuerzo de no sonreír, de no retorcerme implorando el fin de esa tortura placentera.
Siento tu contacto a la altura de mi pecho libre de sujetador, casi bajo mi axila, es muy sensible, me eriza pero, aprieto mi mandíbula con voluntad sobre humana, sigo sin querer darte el gustazo. Tu boca se acerca a mi oído siento tu respiración entrecortada que me paraliza como un veneno.
Estás en la axila con tu antebrazo pegado a mi tronco desnudo, algún gemidito se me escapa irreprimible pero, has llegado a la cima completaste tu recorrido y ahora es mi turno.
Afilo mis uñas de gatita, te sonrió con la mirada y sigo mi tortura, recorro con mis deditos el contorno de tu cintura. Sé donde vencer pero voy con la calma propia de quién tiene la certeza de ganar. Te retuerces, gimes y tu cabeza se acerca implorante hacia mí. ¿Buscas consuelo mi niño? No tengo piedad por que la piedad es para quien la desea no para tí. Así me gusta, intentas aguantar pero tu sufrimiento se nota. Me encanta.
Mi cara comienza a acercarse a la tuya, mis labios rozan tu cuello, te remueves, asciendo a tu oreja y respiro de forma alterada pegada a ella. Toco con mi boca tu mejilla acercándome peligrosamente a tus labios y comienzas a hacerme cosquillas. Sonrío abiertamente sin ocultar sensaciones, en la lucha yo fui la clara vencedora.
Acerco mi cuerpo al tuyo, advierto tu primera reacción, siento tu poya dura contra mi muslo, en ese momento recupero la consciencia. Tú, Jesús, mi amigo desde niño estabas allí frente a mí, juntos en ese extremo, prolongando roces y caricias hasta el infinito.
No me atrevo por respeto pero, me pueden las ganas. Avanzo esos dos milímetros escasos que me separan de tu boca. Comenzamos a acariciar nuestros labios con una calma insólita en dos fuguillas como nosotros, a sentirnos como nunca antes lo habíamos hecho, parece como si Dios nos hubiese guardado la sensación del primer beso de nuestras vidas para darnos una señal, un aviso, un primer Paris.
Nuestras lenguas se entrelazan con cariño, acaricio tu pelo, tu cuello; mis caderas te buscan, se pegan a ti. Tu mano comienza a abrirse paso bajo mi falda y mis piernas generosas se abren facilitándote el paso.
Estoy ansiosa, ardiente, muerta de ganas de desnudarte y de ver esa divinidad que intuyo bajo tu pantalón. Me aprieto con fuerza contra el bulto, me acucia el deseo de ver lo que ahí hay y opto por desnudarte. Desabrocho tu pantalón pero, me detienes y me quitas la camiseta dejando al aire mis pechos. Nunca desearon tantos ser tocados, besados y apretados, tus manos consuelan mis ansias de mujer y me calman.
Te colocas sobre mí, abro mis piernas, sólo llevas tu pantalón y yo mi mini y mi tanga. Apoyas con fuerza tu entrepierna sobre mi coñito y empiezas a moverte con una suave fricción. Estoy ardiendo mi niño, mis jugos se escapan del tanga y comienzo a empapar mis muslos y mis nalgas.
Te detengo y te hago a un lado, muero de ganas de saber que es lo que tienes tu parar mí. Te bajo sólo los pantalones como queriendo atormentar mis ganas, te rozo y la verdad es que me impresiona. La impaciencia vence y te despojo de tu última prenda.
La impresión de este momento es indescriptible, tengo tu poya frente a mí, preciosa bien contorneada, larga y gruesa. Una poya que me busca , que desea placer casi tanto como yo dárselo.
Tanta agitación me despierta de mi ensoñación, tengo la mano bajo los encajes de mi coulotte y los dedos índice y corazón totalmente empapados de mis juguitos. Noto el clítoris hinchado y mi coñito palpitante y febril.
Decido darme un baño abrocho el pantalón y recorro el pasillo con lentitud para no romper del todo con mi agradable letargo. Vierto sales en la bañera y comienza a oler a rosas, es un olor fino exquisito.
Mientras la bañera se llena y el aroma inunda todo el baño, comienzo a desvestirme frente al espejo. Suelto las horquillas de mi pelo, es reconfortante liberarlo de su tirantez y despeinarse frotando con las yemas de los dedos, mis rizos cubren la superficie de mi espalda. Desabrocho el pantalón y dejo que caiga hasta mis tobillos. Los espejos recorren tres paredes del cuarto de baño dándome una perfecta visión de mi cuerpo. Desabotono mi camisa sin llegar a quitarla del todo, siento mi cuello agarrotado, tensionado. Me despojo de ella.
Estoy en ropa interior frente al espejo, con mimo recorro el escote con mi mano, noto mi sensibilidad a flor de piel, me quito los pendientes, los anillos y la gargantilla colocándolos sobre la mesita. Desabrocho perezosa mi sujetador y mis pechos quedan al aire, estoy extasiada con el olor, muy sensible con lo que me rodea, como embriagada. Me quito el coulotte y mi coñito rasurado queda libreado del encaje que lo tenía encarcelado.
La bañera esta lista, peino mi pelo con mascarilla suavizante, caliento una toalla con el secador y me la envuelvo en la cabeza. Que placer el calor localizado. Mientras me desmaquillo introduzco una pierna en la bañera, la temperatura es ideal, voy bajando mi cuerpo y sintiendo sin prisas como se agua va inundando las diferentes partes de mi cuerpo, mis piernas, mis nalgas, mi espalda y finalmente mi cuello. Los chorros del hidromasaje se hunden en mi piel ya sumergida giro a mi antojo para estimular las diferentes zonas.
Me relajo y mi cuerpo comienza a desentumecerse. Cierro los ojos y estamos yendo hacia la habitación desnudos. Nos metemos en cama y apagamos la luz, seguimos besándonos sin prisas, acariciándonos, tus dedos recorren toda mi rajita de mil formas. Es una estimulación fuerte para este grado de excitación y con mis caderas intento moderarte sin conseguirlo. Me estas excitando, mi humedad lo confirma pero, ya es momento de que por lo menos introduzcas un dedito en mi cueva que te desea, que necesita imperiosamente sentirte. Después de un ratito intentándolo consigo llevarte a donde quiero. Profanas mi cavidad. Pierdo la cabeza. Al segundito pillas mi puntito, lo presionas con la punta de tu dedo, eres cruel y te lo hago saber, ya no aguanto más, cierro mis ojos y me vengo en tu mano empapándote.
Me coloco sobre tí y comienzo a besarte los labios, la boca, el cuello con pasión agradecida por el orgasmo aun patente en mi coñito.
Te recorro a besos y caricias quiero agarrar tu polla y comérmela salvajemente pero cosas de la vida no puedo, tengo las muelas hinchadas y no me entra. Que desasosiego.
Resignada y muerta de risa por la situación, me coloco a tu lado y subes sobre mí. Colocas tu poya en la entrada de mi conejito.
Tengo el coñito extraordinariamente pequeñito. Estás a punto de descubrirlo ,comienzas la presión y no avanza. Me pides que me relaje pero ese no es el problema. Mi coñito está mas que dispuesto para ti , tienes que encontrar la forma de penetrarme, de hacerlo tuyo. No sin esfuerzo ni sin dolor comiezas a avanzar en mi. Te estruja, tiene la capacidad de abrazar como si de dos brazos se tratase. Así de cordial te da la bienvenida.
Comienzas a acostumbrarte a mi presión y comienzan las embestidas. Me destrozas, gemidos voluptuosos escapan de mi garganta, me besas y nuestras lenguas se engarzan intentando silenciar la escandalera.
En lo más profundo de mi coñito noto una calidez y como tu miembro comienza a desplazarse con mas suavidad, con el movimiento la humedad comienza a bajar empapando mis labios y mis muslos, menuda corridita.
Me encharcas, ya discurre sin problemas la fricción es tan cálida tan suave que mis caderas suben buscándote y con el contacto de tu cuerpo espléndido no tardo en correrme quedando totalmente relajada , sonriente con carita de ángel satisfecho.
Te tumbas a mi lado y me abrazo a tu pecho, tu poya sigue firme, enhiesta, me monto sobre ti y me la introduzco con suavidad, me muevo de arriba a bajo, de un lado al otro intentando insertarla de la mejor forma. No me resulta fácil ,el dolor me limita aun que tu cara de deseo me lleva a soportarlo y a moverme para hacerte disfrutar como tu a mí.
Me coges desentrenada, mi coñito ya sangra un poco, pronto habrá más nivel, prometo dejarme la piel haciéndote el amor, entregándome a ti regalándote mi vida mientras la quieras. Soy tuya en la cama soy tuya en la vida, eres mi único deseo.
Salgo de la bañera, envuelvo mi cuerpo con la suavidad de mi albornoz blanco. Lo ato a mi cintura, me seco y me dirijo a mi habitación. Me tumbo en mi cama boca arriba y doblo mis piernas, el nudo cede y mi albornoz se abre en dos flanqueando las orillas de mi cuerpo. Tengo al alcance de la mano mi mejor juguetito, mi passionate dolphin , mi amante de látex.
Abro mis piernas, no necesito en este estado lubricación adicional y lo comienzo a introducir, activo la rotación del glande en movimientos circulares, le falta tu suavidad, tu olor, tu sabor pero, en tu lejanía él es mi mayor consuelo en las noches de soledad.
Activo el vibrador del clítoris, es matador todo el cuerpo se contrae inmediatamente. Una cadena de orgasmos me acecha irrefrenable, no aguanto más me voy a venir, siento como se contrae está al limite, ufffffff que rico.
Ya estoy más relajada , me quedo postrada en la misma posición, ni siquiera tengo fuerzas para quitarlo. Mi cabeza comienza a dar vueltas a las cosas, una sensación de vacío me invade al momento, tu no estás. Después de un orgasmo es cuando más se te echa de menos, cuando busco tu calor, tu pecho para dormir sobre tí, para decirte que te quiero y que deseo pasar el resto de las noches de mi vida tu lado, encartados, satisfechos y felices, como tengo la certeza de que sucederá. Vida ven y ámame ya que sin tí no vivo.
Mi vida te estoy esperando vuelve pronto a mi lado.
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