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Hola, guapo. Ya te había hablado de Karen, que es la novia de mi tío Pablo, una rubia guapísima de ascendencia rusa. Y sabes que el día que fui a su casa para ayudarla con su mudanza, pues dejaría su departamento para irse a vivir con Pablo, terminamos borrachas y muy calientes, así que las dos nos dimos placer en su cama. Así tuve mi primera experiencia sexual con una mujer y la verdad es que me encantó, porque ella me atrae muchísimo y no sabes cómo anhelaba tenerla desnuda para disfrutarla.
Esa misma noche, Karen me obsequió un dildo que además de las funciones normales, podía acoplarse por la base a uno idéntico que Karen tiene para complacerse cuando está sola, y juntas lo estrenamos en su casa. Ese juguetito me ha dado riquísimos ratos de placer en mis sesiones masturbatorias.
Una tarde, poco después de mi primera vez con Karen, sucedió que mi hermano trajo a la casa de mis papás a su novia para que viéramos una película, mi papá había salido de viaje con mi tío Pablo para arreglar no sé que asunto en casa de mis abuelos, así que invitamos a mi mamá y a Karen (que para entonces ya vivía en la casa de al lado con mi tío) a ver la película con nosotros en la sala.
Karen y yo nos acomodamos en un sofá de dos plazas esperando a que mi mamá bajara de su cuarto para ver la película, mi hermano Érick y su chica, se sentaron juntos en el otro sofá. Como era temporada de vacaciones, ese día me dio flojera arreglarme y después de bañarme, me había puesto ropa cómoda, un short de algodón y una blusa sin mangas, no muy pegadita. Finalmente bajó mi mamá a la sala y además de unos chocolates, repartió un par de mantas para cada pareja en los sillones -Para que estén más cómodas, chicas-. La película comenzó y yo recargué mi cabeza en el hombro de Karen y entonces me dijo -¿No quieres acomodarte mejor? Con confianza, Candy, acuéstate en mis piernas- yo acepté encantada su invitación, así que recargué mi cabeza sobre sus muslos y me cubrí con la manta hasta los hombros. Me resulta muy difícil ocultar la atracción que siento por Karen, así que para mi, cualquier contacto con ella me pone nerviosa, o caliente, o las dos cosas jaja.
Todo iba normal, pero no esperábamos que la novia de mi hermano trajera consigo una película serbia con escenas, que aunque no eran porno, se acercaban mucho a serlo, supongo que ella pensó que vería la película a solas con su novio y no contaba con que mi mamá, Karen y yo les haríamos compañía. Luego de la primera escena sexual, sentí fascinada que Karen metía su mano debajo de la manta que me cubría y comenzaba a acariciarme muy lentamente el cuello y luego la parte alta de mis tetas, haciendo que mi piel se erizara y mis pezones se pusieran duritos. La escena también hizo que mi mamá se pusiera visiblemente incómoda y cuando avanzó el filme hasta la siguiente escena donde la parejita de novios que la protagonizaba (bastante guapos los dos) sostuvo su segundo encuentro en la cama de la chica, mi mamá escapó a su cuarto, pretextando que había olvidado enviar un correo de su trabajo. Con mi madre fuera del terreno, Karen se desinhibió y metió su mano bajo mi blusa, me acarició muy rico por un rato haciendo que mi vagina se pusiera mojada. Mientras tanto, en el otro sofá, muy discretamente, la novia de mi hermano jugueteaba con la polla de Érick, debajo de la manta, con movimientos apenas perceptibles. Yo estaba disfrutando mucho de lo que Karen me estaba haciendo, pero me moría de ganas por tocarla, así que le dije -Creo que ya te cansaste ¿cambiamos?- ella me miró juguetona con sus hermosos ojos grises y asintió para luego cambiar de lugar conmigo y recostar su cabeza en mis piernas.
Las tetas de Karen son dos grandes y firmes hemisferios coronados por unos deliciosos pezones rosados, que se endurecían al contacto con mis dedos cuando comencé a pellizcarlos despacito debajo del sostén de la guapa rubia que se quedaba quieta ante mis caricias mientras su respiración se agitaba. Terminó la película y parecía que ninguno de los cuatro quería moverse, era obvio que cada quien estaba muy a gusto dando y recibiendo las caricias ocultas bajo las mantas. En un momento, poco antes de retirarse, mi hermano y su novia se dieron un beso bastante rico que Karen y yo no pudimos más que contemplar, y yo casi envidiar.
Cuando Karen y yo despedimos a mi hermano y a su novia que se iban para ir dejar a la chica en su casa, invité a mi guapa tía política a subir a mi recámara y ella aceptó -Claro, me encantaría conocer tu lugar más privado, aunque creo que ya lo he visto antes- me respondió y rió un poquito de su juego de palabras y luego agregó -Pero, oye, tendrás algo de beber, no importa si no tiene alcohol, pero si tienen alguna botella abierta, con gusto te acepto un trago- Fuimos a la cocina y serví un par de vasos con el whisky que mi papá habitualmente tiene en la casa y con vaso en mano subimos las escaleras; yo iba casi babeando ante la vista de las deliciosas nalgas de Karen enfundadas en un apretado pants negro, parecido a esos que se usan para hacer yoga. Ya en la planta alta, noté que mi mamá había cerrado la puerta de su habitación y se escuchaba el volumen alto de su televisión. Luego de entrar a mi cuarto cerré la puerta y me acomodé en una silla que tengo frente al tocador, mientras Karen se quedó sentada en mi cama y veía curiosa el espacio de mi cuarto, haciéndome preguntas como si de una niña pequeña se tratara. Yo seguía cachonda, bebiendo mi whisky mientras intentaba no lanzarme encima de Karen, quien al parecer estaba más interesada en saber de mi vida que en tener sexo. Así que me dispuse a llevar la conversación hacia donde pudiera sentirme cómoda y atacar, pero Karen se me adelantó.
-¿Te puedo pedir un favor, Candy? Es un poquito loco, pero con tu mamá aquí al lado, prefiero preguntarte.
-Claro, pídeme lo que quieras, yo encantada. Y por mi mamá no te preocupes, seguramente en cuanto termine lo que está viendo se va a quedar dormida.
-Lo que pasa es que me he quedado con ganas, ya sabes, la película... y bueno, que me acariciaras como lo hiciste... ¿Puedo besarte?- Cuando iba diciendo esto, se inclinó hasta quedar frente a mi, cerró los ojos y me ofreció sus deliciosos labios semiabiertos, yo los besé suavemente mientras estiraba las manos para acercarla a mi, hasta que quedó sentada sobre mis piernas en la silla, como montádome. Mi vagina estaba empapada mientras disfrutaba acariciando las nalgas y la delgada cintura de la novia de mi tío y ella comenzaba a mordisquear mi labio inferior. Terminamos lamiéndonos la cara mutuamente antes de que despojara a Karen de su blusa y su sostén para ir a comerle las tetas. Mientras yo estaba clavada en sus senos, a mis espaldas, Karen encendió mi computadora y me tomó por sorpresa cuando me preguntó -¿Cuál es tu contraseña?- volteé a verla extrañada por la pregunta y me reí cuando me di cuenta que hablaba de la máquina portátil que yo había dejado en el tocador. No entendía la finalidad de encender la computadora, hasta que vi que en el buscador, Karen escribió el nombre de la película que acabábamos de ver, seguido de las palabras "sex scenes". Encontró un compilado con las partes más interesantes del filme y lo puso a reproducirse.
Excitada por ver nuevamente las escenas que tan cachonda la habían puesto en la sala, Karen frotaba salvajemente su cuerpo contra el mío mientras seguía montándome; deslicé mi mano dentro de su pantalón entre sus nalgas y cuando hice a un lado el hilo de su tanga, puse mi dedo en su ano y se lo metí, haciéndola gemir mientras movía el culo para que mi dedo quedar bien ensartado en su apretadito orificio. -¿Tienes el juguete que te regalé?- me preguntó extasiada -Claro ¿lo quieres?- le respondí y me levanté de la silla cuando Karen se levantó de mis piernas y se bajaba el pants y la tanga hasta medio muslo. Tomé el dildo y lo encendí, recargué a Karen de espaldas a la pared y ella echó hacia adelante la pelvis para ofrecerme su vagina y comenzar a gemir dulcemente cuando puse la punta del alargado aparato a vibrar en su clítoris. Sus nalgas pegaban contra el muro cada vez que Karen sacudía las caderas deleitándose con la sensación del vibrador, entonces me dijo gimiendo -Mételo, Candy- inserté todo el dildo en su cavidad con un solo movimiento suave, y yo sentía los desesperados gemidos de Karen vibrando en mi boca mientras la besaba.
Nos fuimos a la cama y luego de quitarme la blusa, por un ladito de mi pierna metió su mano en mi short y comenzó a dedearme mientras yo seguía dándole duro con el dildo, Karen tenía clavados sus hermosos ojos en los míos y su carita expresaba un delicioso placer mientras respiraba con la boca un poquito abierta. Dejó de masturbarme para darse vuelta y quedar acostada sobre mi, haciendo un 69 y luego de bajarme el short y mi slip, se puso a mamar mi panocha, sorbiendo mis jugos en lo que yo le metía y sacaba el dildo en su coño.
Karen alcanzó un orgasmo que me regaló una suculenta vista de su vagina goteando un transparente fluido que escapaba por el reducido espacio entre las paredes de su vagina y el dildo, con el que seguí taladrándola hasta que cesaron sus espasmos. Las gotitas cayeron en mis tetas y con una mano las esparcí por toda la superficie de mis senos. Entonces Karen me dijo -Te toca a ti, muñequita- y súbitamente se transformó de víctima en verdugo cuando luego de ponerme en cuatro patas sobre la cama, empezó a masacrar mi vagina con el dildo que estaba mojado por los jugos de ella y que resbalaba por mi cavidad mezclándolos con los míos. Karen se acomodó a un costado de mí y de pronto, me jaló del cabello inclinando mi cabeza hacia atrás, haciendo que mi espalda se arqueara y empezó a mover el dildo dentro de mí, describiendo amplios círculos que hacían que mi canal se dilatara y se contrajera, enloquecí de placer y en voz bajita le dije -Cómo me gusta ser tu perrita, viólame- poco después una sensación de calor me recorrió todo el cuerpo y no pude evitar soltar unos profundos gemidos mientras involuntariamente mis ojos se giraban hacia arriba. Karen me soltó del pelo cuando me desvanecí en una placentera convulsión, pero no dejó de clavarme el aparato en el coño hasta que me relajé poco a poco.
Un pesado sueño se apoderó de mi. Karen corrió las sábanas y se acostó a mi lado -¿Crees que a tu mamá le moleste si duermo hoy aquí?- me preguntó mientras me acariciaba el pelo y me dejaba acurrucarme entre sus senos desnudos. -No pasa nada, sólo recuerda vestirte si vas al baño- ella me sonrió y me dio un besito en la boca; abrí los ojos para contemplar su hermosa cara y le dije -Te amo, Karen- luego de besarme otra vez, con ternura, mi tía me contestó -Yo también te amo, putita-.
Esa es una de las aventuras que ha tenido conmigo el regalito que Karen me hizo y que tanto me gusta, y aunque me encanta tenerlo dentro, prefiero mil veces ser cogida por una polla de verdad, como la tuya, mi amor, a la que le mando unos besitos que limpien tu semen si te masturbas pensando en mi. Espero que te haya gustado este relato y que me hagas protagonista de tus fantasías, me encantaría saber cuáles son. Soy tu puta, siempre.
Dulce F.
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