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Categoría: Incestos

Fantasía familiar

Siempre me había llamado la atención su enorme y precioso culo que ensanchaba su figura desde su estrecha cintura. Pero era mi tía. Era solterona, posiblemente virgen, y, qué demonios... cómo se me podía ni pasar por la cabeza semejante barbaridad.

Todos éstos eran pensamientos que habían pasado al olvido en los últimos tiempos y yo andaba centrado en las múltiples actividades laborales en las que me veo inmerso. Sonó el timbre, era ella.

¿Creías que nunca vendría a ver tu piso? ? preguntó con sorna

estaba convencido de que no lo harías

Su gesto alegre se tornó en dolor

Ay, la espalda, tengo una contractura y de repente me pincha sin más

Pasa, tranquila, siéntate ? la conduje al sofá ? no, mejor túmbate un poco

Y así, en cinco minutos había aparecido en escena mi tía y estaba tumbada, y dolorida, eso sí, sobre mi sofá. En un momento, todas las imágenes lascivas del pasado se hicieron presentes en mi mente. Ella estaba allí, boca abajo, mostrando con un ceñido vestido el esplendor de su contorno de guitarra.. Interrumpió mis pensamientos recordando

Presumías en una ocasión de ser un experto masajista... ¿no podrías hacer algo?

Culpable. Está claro que a veces hablo demasiado

Y ella, sin pensárselo dos veces, bajó a tientas la cremallera de su vestido bajándolo hasta la cintura

¿Te molestará el sujetador? ? preguntó

Sospecho que sí ? contesté con naturalidad, mientras ella se lo quitaba de espaldas a mi vista.

Acomodada ya, ofreciéndome su desnuda espalda hasta la cintura dijo con impaciencia que a que esperaba y yo, absolutamente decidido en aquel instante a ser un auténtico profesional de la fisioterapia, me dirigí sin más a por el aceite corporal y comencé de inmediato a trabajar sobre su columna.

Ella alternaba grititos de dolor con pequeños gemidos de aprobación y tras unos primeros instantes de fluida conversación, poco a poco se fue haciendo el silencio al tiempo que ella se iba abandonando a la relajación del masaje.

En el primer instante que fui consciente de ese silencio me concentré en mis manos y certifiqué la suavidad de la piel de mi tía, firme a pesar de sus 43 años. Mis dedos se deslizaban desde su cuello hasta su cintura con la suavidad del aceite, cuya fragancia había creado una atmósfera muy especial.

Qué bien ? susurró, para luego añadir en tono quejoso ? me estás dejando tan relajada la espalda que ahora noto lo cargadas que tengo las piernas

Yo, sin pensarlo dos veces le dije en tono bromista

¿Qué pasa? ¿Quieres uno de brazos y piernas por el mismo precio?

¿También los haces?

Y sin contestar le tomé el brazo y comencé a masajearlo mientras trataba por todos los medios de no pensar que después de los brazos iban las piernas ya que la sola idea me había comenzado a despertar la polla cuyo roce con el pantalón corto deportivo que llevaba puesto había comenzado ya a notar. Lo que duró el masaje en los brazos duró mi lucha interna en la que nuevamente volví a decidir enfundarme el traje de profesional de la fisioterapia y ya entonces decidido me fui a la pantorrilla mientras ella interrumpía

No, espera, hazlo bien ? y en aquel momento sin mirarme y siempre de espaldas a mi se bajó por completo el vestido y ante mis ojos quedo tumbada con tan sólo un short ajustado que dibujaba perfectamente la imagen de su grande, redondo y hermosísimo trasero.

Claro, claro, las cosas bien hechas... - traté de disimular mi turbación mientras masajeaba desde el tobillo... pasando por detrás de la rodilla... ahora el muslo... y finalmente el glúteo ? a éstas alturas de masaje no nos vamos a escandalizar ya, no? ? bromeé

No, claro ? respondió ella con una voz suave y relajada

Y entonces volvió el silencio...

Mis dedos apretaban el contorno de su pierna desde la rodilla hasta el glúteo, una y otra vez. Por sus pequeños movimientos detectaba la misma aprobación que anteriormente había recibido mi masaje sobre su espalda pero ahora ella estaba mucho más tímida de expresar sus sensaciones. Arriba y abajo. Con fuerza y firmeza a la vez que suavidad. Mis manos detectaban una relajación total por parte de mi tía y eso me condujo a relajar de igual forma la concentración de mi masaje, que poco a poco, y sin darme yo cuenta al principio, se iba tornando en caricia. Y ahí volví a dejarme envolver por la suavidad de su tacto y mi caricia empezó a dibujar círculos sobre su short, invadiendo levemente la zona de su cintura y también la zona alta de sus muslos. Mi vista volvió a concentrarse en la belleza del culo que tan claramente reflejaba el short que ahora acariciaba y sin darme cuenta mis dedos comenzaron a pasar también por la zona interior de sus muslos. Abandonado a mis pensamientos mi erección se había tornado en brutal y, antes de agobiarme por lo embarazoso de la situación, sentí cómo su respiración se había vuelto más profunda y agitada, y comprendí que mientras mis manos acariciaban ya sin tapujos sus nalgas, ella levaba ya un rato luchando para no gemir de placer.

Ahora lo pienso pero entonces simplemente lo sentí. Algo nos dijo que si hubiéramos interrumpido el silencio, la realidad nos hubiera forzado a detener aquel placer incestuoso. Y a esas alturas de masaje nuestras mentes estaban nubladas por el ambiente sensual en el que cada sensación era de placer.

En aquel momento comencé a recorrer todo su cuerpo primero con mis manos y luego con la boca, con lentos y húmedos besos, primero en sus hombros..., luego por cada centímetro de su columna... y dando el último y más prolongado al final de su espalda. En ese momento, y con total decisión, baje con suavidad el short hasta sacárselo por los pies quedando así, frente a mi vista, mi tía, en su más esplendorosa desnudez. Volví entonces al masaje sensual ahora ya sin ningún tipo de ropa entre nuestra piel.

Mis manos acariciaban su voluminoso y redondo culo mientras mis ojos admiraban su belleza. Comencé a besar sus nalgas... primero a la derecha... luego a la izquierda..., besé el centro de su espalda, . Suavemente mis brazos la abrazaron tirando de su cintura y atrayéndola hacia arriba para llevarla a reposar su cuerpo de rodillas, tumbada hacia delante. Y así prosiguió el rumbo de mis besos hacia abajo. Le besé bajando por su hendidura... besé su pequeño ano... y llegué hasta su coño, que tenía unos grandes y bellos labios que no dudé en besar... una vez... otra... otra más... poco a poco fui abriendo la boca y dejando a mi lengua explorar por su rajita... pasando la punta de arriba abajo a lo largo de sus labios una y otra vez... mi tía entonces, ya sin remilgos, certificaba con cada suspiro el placer que mi lengua le proporcionaba... y me seguí deslizando, ahora describiendo circulitos alrededor de su clítoris mientras ella se agitaba cada vez mas... noté su vientre contraerse, no lo pudo controlar... un enorme grito de placer sonó al tiempo que ella arqueaba su espalda estallando en un torrente de placer... sus piernas temblaron mientras gemía una y otra vez. Me sentí a punto de explotar.

Mi polla quería abandonar mi calzón deportivo y poder sentir el contacto de aquella piel. La liberé de su encierro mientras mi tía reposaba totalmente su cuerpo sobre la cama, aún estremecida. Volví a masajearle el culo. Su respiración era aún muy agitada pero ante el nuevo contacto con mis manos volvió a tornarse en más profunda. La volví a besar en cada una de sus nalgas, volví a recorrer su espalda y así, mientras mi boca subía, me fui tumbando sobre ella para descansar completamente mi cuerpo sobre su cuerpo en el momento en que busque por un lado su mejilla para besarla. Ella me correspondió girando su cabeza y ofreciéndome su boca para un largo y apasionado beso. Nuestras lenguas se buscaron, se entrelazaron, jugaron durante esos eternos instantes en que piel con piel nuestros cuerpos se rozaban en un lento movimiento. Sin separar nuestras lenguas mi tía movía arriba y abajo sus caderas de forma que aprisionaba mi polla entre sus nalgas sometiéndola a un vaivén indescriptible. Luchando hacia abajo, mi glande buscó la entrada de su cueva y comenzó a darle suaves golpecitos, acercándose... retirándose... Ella volvía a gemir y en esa lucha de sensuales movimientos trataba de atraparme el miembro con su coño y cuando parecía estar a punto de conseguirlo yo lo volvía a retirar. Y entonces, cuando volvió a creer atraparme y esperaba que yo volviera a huir, realicé el movimiento contrario e introduje el glande en su templo sintiendo un húmedo e indescriptible calor que me condujo al éxtasis del placer.

Con lentitud y sin detenerme le introduje toda la polla hasta el fondo mientras ella ponía sus ojos en blanco. Cuando estuve completamente dentro de ella me quede quieto. Nos apretamos el uno contra el otro. Nuestras lenguas volvieron a encontrarse mientras permanecíamos quietos al tiempo que nuestros sexos generaban un volcán de calor y placer. Así, poco a poco, comencé mi vaivén dentro de ella. Primero un corto recorrido... después le empecé a dar embestidas más largas... salía hasta casi fuera... volvía hasta lo más profundo... así una y otra vez. Cada centímetro que mi polla recorría dentro de ella, un millar de maravillosas sensaciones estremecían mi cuerpo de placer, y de esta manera aumenté el ritmo y la profundidad de mis embestidas a la vez que sentía como ella gritaba más y más... el momento se acercaba. La fricción de nuestros cuerpos se volvió insoportablemente placentera y sentimos nuestros cuerpos estallar. Mi polla bombeaba grandes cantidades de semen a la vez que su vagina se contraía una y otra vez, lo cual aumentaba hasta límites indescriptibles la sensación de placer de mi eyaculación, mientras mi tía alcanzaba su segundo orgasmo entre los más sonoros gemidos de la noche.

Permanecí dentro de ella tumbado sobre su espalda, mientras nuestra respiración iba tomando un compás más lento. Finalmente me dejé caer hacia un lado separando nuestros sexos y quedando tumbado a su derecha le acaricié el pelo.. Ante de que pensara siquiera en romper nuestro tácitamente pactado silencio, puso su dedo índice sobre mis labios y se inclinó hacia mí para besarme. Primero fue un beso tierno. Luego otro... otro más... nuevamente comenzamos a explorar nuestras lenguas... y así en medio del beso es ahora ella la que se tumba encima de mí y comienza a frotar su cuerpo contra el mío, ahora frente a frente. Mis manos vuelven a deslizarse por su espalda... le cojo el culo... fuertemente la aprieto contra mí. Pero ahora ella estaba encima y quería llevar la iniciativa.

Comenzó nuevamente a restregar su sexo contra el mío, echando su espalada hacia atrás y quedando sentada sobre mí. Fue la primera vez que pude observar de frente sus grandes y redondos senos. Ahí fue cuando fui consciente del pedazo de mujer que era mi tía y la tremenda suerte que tenía por poseer a una mujer de tal belleza. Sin pensarlo me incorpore y comencé a chuparlos... pasé mi lengua alrededor de los pezones... me detuve en ellos... mordisqueaba con suavidad... Ella volvía a gemir y apretaba mi rostro contra sus tetas mientras sus pezones crecían en mi boca. Su tacto... su sabor... mis manos recorrían su espalda... volví a apretar su culo... qué diosa...

Interrumpiendo sus gemidos me empujó hacia atrás, quedando nuevamente tumbada sobre mí y ahora fue ella la que comenzó a besar mi pecho... trazó mi ombligo con su lengua y siguió bajando. Me mordió la zona interior del muslo derecho, luego el izquierdo..., prosiguió su camino con la lengua ahora por debajo de mis huevos y, subiendo nuevamente se metió con delicadeza en la boca uno de ellos... luego el otro... y ya apuntando hacia su último objetivo, deslizó la lengua lentamente desde la base hasta la punta de mi polla que, en esos momentos, estaba una vez más a punto de explotar... jugueteó con el frenillo... recorrió despacio todo el capullo con la punta de su lengua una vez... dos... otra más... y entonces la introdujo entera en su boca tan caliente que parecía quemarme.

Comenzó a chupar arriba y abajo, con una succión firme, apretando mi polla de manera que a cada leve desplazamiento de su lengua y labios por ella era una indescriptible sensación como nunca antes había tenido. Mi mente estaba en una nube, estaba cumpliendo una de mis mayores fantasías y lejos de defraudarme estaba siendo la relación sexual más plena que mi cuerpo había conocido. Ella seguía succionando... el placer era indescriptible. Abrazaba con sus labios y su lengua todo mi capullo y bajando hacía desaparecer en su boca el resto de mi polla una y otra vez...

La aparto de sí y volvió a chuparme el ombligo... subió por mi beso y me dio un prolongado beso en la boca mientras, apoyada en sus brazos, elevaba sus caderas buscando con la entrada de su cueva la punta de mi polla. Poniendo los ojos en blanco se la introdujo lentamente hasta quedar sentada y completamente atravesada por mí.

Me miró con deseo y comenzó a besarme mientras lentamente deslizaba arriba y abajo sus caderas proporcionando a mi sexo la más húmeda y cálida sensación. Primero lentamente... se alejó de mí... comenzó a aumentar el ritmo de sus embestidas mientras yo me incorporaba para morder con pasión sus tetas, aprisionando entre mis labios sus afiladísimos pezones y sintiendo cómo la fricción de nuestros sexos, cada vez más rápida me llevaba a los límites de mis sentidos. A estas alturas ella comenzaba ya a gritar anunciando un nuevo orgasmo que se aproximaba. Me empujó hacia atrás y como si quisiera verme terminar nuevamente con ella, se puso en cuclillas sobre mí y aceleró el ritmo y la extensión de sus embestidas. Cada recorrido que mi capullo daba desde prácticamente fuera, hasta lo más profundo de su coño, comenzó a convertirse en un calambre de placer sin límite que se fue extendiendo por mis piernas al tiempo que ella gritaba más y más.

Ahhhh ? sus ojos en blanco

Ahhhhhhhhhh ? inundé todas sus entrañas mientras ella se estremecía a cada bombeo de mis fluidos

Ahhh, ahhh, ahhhhh ? no paraba de gozar

Lejos de terminar con la locura de placer apoyó sus manos sobre mi pecho y bajó hasta mi polla en el momento en el que empezaba a flojear. Sin pensárselo dos veces la introdujo entera en su boca y empezó a succionar los restos que quedaban de mi semen.

Era increíble la forma en que chupaba mi tronco con suavidad a la vez que firmeza. Arriba, abajo, arriba, abajo... cada recorrido estaba volviendo a llevarme al territorio del éxtasis mientras mi polla adquiría nuevamente una considerable dureza.

Volvió a sacarla de su boca y bajó nuevamente por el tronco con su lengua hasta mis huevos... volvió a deslizar la punta hasta debajo de ellos a la vez que con su mano masturbaba mi polla completamente humedecida por el calor de su saliva... y entonces, bajando con su lengua más aún, llegó hasta mi ano, provocando una contracción que multiplicó la dureza de mi polla que ella no dejaba de masajear de arriba abajo. Jamás había llegado hasta ahí. Me sentía volar...

Sin abandonar su fricción con la mano continuó haciendo circulitos alrededor de mi apretado ano... volvió a subir hacia arriba con su boca y volvió a introducir mi polla en su boca mientras ahora su dedo índice buscaba y reproducía sus anteriores movimientos de lengua en mi culo... Qué placer... el tiempo detenido mientras yo gemía ahora sin parar invadido por el chorro de sensaciones placenteras que constituía su boca en mi polla y su lengua en mi ano. Sin salirme de su sublime succión me incorporé y le invite con mis manos a girarse de manera que pudo proseguir su tarea sobre mí mientras quedábamos invertidos. Sujetando sus piernas metí mi cabeza entre ellas y empecé a darle un nuevo y prolongado beso a su húmedo sexo. Ahora ella succionaba con más vigor y con más velocidad incrementando su ritmo a medida que mi lengua describía círculos sobre el pequeño circulito de su ano. Su dedo, lubricado por la saliva de su lengua poco a poco pasó de juguetear con mi culo, y comenzó a invadirlo poco a poco a la vez que yo con mi lengua había también comenzado a invadir sus entrañas trabajando el mismo orificio que ella..

¡Qué polvazo! Nos follabamos mutuamente el culo, ella con su dedo y yo con mi lengua y poco a poco mientras el placer alcanzaba cotas casi insoportables incrementábamos el ritmo. Yo no podía más... recosté mi cabeza hacia atrás abandonándome a la sensación de su ya aceleradísima succión sobre mi polla y su dedo invadiéndome de tal manera que notaba el pulso acelerado en mi anillo que lo aprisionaba.. Mi culo se contrajo una.. otra vez... sentí como mi glande explotaba sobre su lengua mientras ella, sin abandonarlo con su boca, chupaba más y más... Todo mi cuerpo tembló en el momento en el que me corrí en su boca aprisionando con fuerza su dedo dentro de mí... mis ojos en blanco...

AAAAAHHHHHHHHHHH

Tras detenerse por unos instantes, y con su dedo ya fuera de mí, siguió chupando mi polla, que tras correrse, seguía disfrutando de tan caluroso vaivén... Con mi conciencia un tanto recuperada volví a retomar mi actividad oral en su entrepierna mientras seguía disfrutando del abrazo de sus labios. Ella estaba tan caliente... Se retorcía de placer.

Volví a invadir su culo con mi lengua a la vez que mis dedos comenzaban a jugar sobre su clítoris. Gemía una y otra vez... Invertí la actividad desplazando ahora mi lengua hacia su clítoris mientras mi dedo índice invadía el espacio que acababa de abandonar mi boca. Sus gemidos se tornaron en gritos mientras apretaba su clítoris entre mis labios y mi dedo follaba una y otra vez con fuerza en agujero de su culo... Abandonó mi polla y prácticamente sentada sobre mi boca se concentró única y exclusivamente en las sensaciones que mi boca y dedo le proporcionaban y que le estaban llevando al éxtasis. Su cuerpo se estremeció y quieta, con la espalda arqueada de forma violenta, volvió a gritar mientras se venía sobre mí. Fueron unos instantes eternos. El tiempo pareció detenerse...

Ella volvió a caer desplomada sobre mí abrazando mis muslos y apretando su cara contra mi polla que, a esas alturas, andaba nuevamente bien animada. Sin tiempo de tregua me salí de debajo de ella, tumbada boca abajo una vez más, y me sentí decidido a poseer aquel agujero apretado cuyo delicioso sabor había probado hace unos instantes. Separe con mis manos sus nalgas y depositando una importante cantidad de saliva volví a lamer su ano penetrándolo con la punta de mi lengua. Mi tía comenzó a moverse nuevamente sobre sus pechos acompañando con movimientos de cadera las penetraciones de mi lengua, que se hacían cada vez más y más profundas. Separé sus piernas y me arrodillé entre ellas depositando mi cuerpo sobre su espalda. Mi glande buscó la entrada de su culito y al tocarla, ésta pareció abrazarlo y atraerlo hacia dentro pero tan sólo la punta. Comenzamos a mover nuestros cuerpos de manera circular mientras mi polla, en su culo, gracias a la saliva y a nuestros sensuales movimientos, comenzaba a penetrar poco a poco al tiempo que mi tía ahogaba un grito de enorme placer y dolor

sigue por favor, no te detengas... me duele... me gustaaa... ahhhhhhhhhhhhhhh

Poco a poco las paredes de su culo fueron cediendo y lentamente me introduje hasta el fondo

Ahhhhhhhh ? volvió a gritar ? quieto, déjame

Y así, apretó su culo de manera que podía sentir las pulsaciones de ambos en mi polla. Lentamente comenzó a expulsarme y cuando estaba casi fuera, con un movimiento de cadera hacia atrás volvió a atraparlo

Ahhhhhhhhhhhh ? otra vez hasta dentro

Yo estaba supercaliente.

El abrazo de su culo sobre mi polla era indescriptible y poco a poco, como si de un lento y sensual baile se tratase, comencé a sincronizar lentos movimientos con los de ella, de manera que mi polla empezó a atravesarla cada vez con mayor facilidad al tiempo que sus gemidos de placer seguían confundiéndose con gritos. Me apoye sobre mis brazos y comencé a llevar el ritmo. Desde esta posición podía ver la gloriosa imagen de la espalda de mi tía retorciéndose ante cada embestida de mi polla que martilleaba su culo, más enorme, más redondo y más caliente que nunca. Esta celestial visión unida a la sensación de calor y placer que las contracciones de su ano proporcionaban a mi sexo, aceleraron el ritmo más aún. Ambos lo supimos... el martilleo se hacía constante a la vez que nuestras respiraciones alcanzaban el clímax... su espalda y sus gritos delataron un tremendo orgasmo. En ese momento comencé a expulsar chorros de semen en sus entrañas, llevándome al cielo las contracciones de su ano sobre mi polla.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Ahhhhhhhhhhhhhhhhh hhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Nos quedamos quietos por un largo rato con nuestras mentes perdidas en mundos de placeres hasta entonces indescriptibles. Me derrumbé sobre ella. Besé su boca. Se giró y nos dimos el más largo y apasionado beso de toda la noche... Nos acariciamos todo el cuerpo una vez más... Y allí quedamos dormidos, piel con piel.

Al amanecer nos volvimos a besar y ante mi mirada se vistió. Permanecí quieto, admirando su belleza... el cuerpo más delicioso que jamás disfruté...

Un beso más y, siempre en silencio, se marchó.

Datos del Relato
  • Autor: Juan Ramos
  • Código: 31269
  • Fecha: 11-11-2014
  • Categoría: Incestos
  • Media: 8.63
  • Votos: 8
  • Envios: 0
  • Lecturas: 8824
  • Valoración:
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