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Fantasía cumplida. Sentirse en la piel de una puta

En cuántas personas cohabita fantasías y realidades, y si hablamos de las eróticas, ufffff… como muchas.

Pero la realidad y la convivencia tiene sus propias reglas, claro está depende donde esté enmarcada la vida social del que tiene esas fantasías que en algún momento quiere que dejen de serlo. Pero según sea el calibre de la fantasía será la dificultad para cumplirla.

Basta este prólogo para contarles que tengo una amigovia, o tal vez algo más, en estos casos hasta cuesta definir con precisión el grado o título de la relación, pero la situación fue más o menos de este modo:

Con Estrella nos conocimos en la oficina, el compañerismo devino en amistad, y ésta terminó desbarrancando en una amistad con derechos. Ambos casados y con familia detrás, lo cual no nos obstaculiza para nada para sostener esta relación que ya lleva más de un año y todo re-bien.

Esta relación prohibida funciona de maravillas, tanto que hasta sus compañeras de oficina nos sirven de cómplices y tapaderas para alguna aventura más osada. Sobre este tema en particular, en una reunión after office, surgió entre las muchachas el tema de las fantasías y de cómo sería experimentar ser prostituta y hacerlo con un desconocido cobrando por el servicio.

Como se podrán imaginar cada una de ellas hacía el aporte de su propia cosecha, con la segunda ronda de rubia cerveza los aportes de sus fantasías subían en la misma proporción que el alcohol liberaba sus frenos morales, llegando a decir casi la verdad de lo que jamás dirían en estado de sobriedad.

Nos retiramos y mientras acercaba a Estrella a la proximidad de su hogar, seguía dándole vueltas al tema de hacer de prostituta alguna vez.  Tanto insistió que terminé por tomárselo en serio y quedamos que lo seguiríamos en el próximo encuentro.

Lo prometido es deuda y luego de una fogosa sesión de sexo, mientras nos tomábamos un whisky on the rocks, volvimos sobre el tema de hacer realidad su fantasía. Tenía todas las ganas de concretarlo pero al mismo tiempo toda a aprensión del temor a contagiarse alguna enfermedad o ser maltratada. Para cumplir su fantasía le pedí que dejara todo en mis manos, que me ocuparía de ayudarla a cumplir esa fantasía que estaba tomando cuerpo y creciendo dentro de sus ansias, cuanto más ahora que amigo en el sexo le dio las garantías de hacer todo lo necesario, obviamente sabía que siempre cumplo mis promesas.

Ahora el problema lo tenía yo, para eso necesité que un amigo de confianza me “hiciera la gauchada” (hacer un gran favor) de jugar el rol de cliente que pagara por el servicio sexual de Estrella. Acordamos que le pagaría mil pesos por el servicio sexual, que obviamente yo le reintegro, pero era necesario cumplir todas las formas y que ella realmente creyera que se estaba entregando a ese desconocido por dinero. Acordamos un lugar y horario para que mi amigo Dany, “levantara” a la prostituta Estrella y la lleve al hotel para cogérsela y terminado el “trabajo” me la reintegre, le había proporcionado toda la información detallada.

Habíamos acordado un día que teníamos una reunión de trabajo, como para que ella dispusiera del margen suficiente para que hiciéramos esta “travesura” lujuriosa. Ese día previo la impuse de todos los detalles.

—Para que podamos cumplir tu fantasía va a hacer todo tal cual te lo diga, debes respetar todos y cada una de estas recomendaciones: Ahora vamos a llegar a un bar, en el cual habrá un señor que me recomendaron es confiable y sobre todo me aseguraron que como está casado y se encuentra libre de alguna de las pestes venéreas que tanto nos asustan, tanto así que si quieres puede hacerlo sin condón. El señor se creerá que yo soy el que te va entregar para que él compre tus servicios de puta callejera, cuando entremos nos sentaremos en mesas contiguas, entonces llamare a mi amigo para que éste lo llame al señor y así sabrá encontrarte, se te arrimará la mesa diciéndote soy Roberto, y ahí mismo se presentará, es probable que arregle el precio por tus servicios sexuales, te invitará al hotel, yo te seguiré y me quedaré esperando a una cuadra, cuando en verdad estaré estacionado frente mismo al hotel para que no tengas de que preocuparte.

En el trayecto arreglarán el importe y es por tener sexo le cobras quinientos pesos por tener sexo y hacerlo usando condón, si no lo usa son trescientos más, si es con acabada en la boca otros quinientos y si te dejas hacer el culito otro tanto, esas son las tarifas de una porti de buen categoría. En ti está prestarte a los servicios que te he tarifado.  Ah, luego de cumplida la fantasía me pagarás la comisión para darle realidad a tu día como prosti, doy por descontado que te vestirás bien sexy por debajo.

—Sí mi señor, entendí todo bien, se me estarás cuidando. Cumpliré como una buena callejera, Jaja, y cuando termine te contaré todos los detalles…

—Eso está descontado,

Obviamente que mi amigo también había sido informado de todo, hasta de algunas de sus posiciones preferidas, como de parada, con las piernas abiertas y contra la pared, como de urgencia y algo brusco, los importes a abonar, que luego se los reintegraría, etc., etc.

Llegamos al bar acordado, entramos separado y tomamos mesas contiguas.  Realicé el llamado directamente a Roberto que vino a sentarse en la mesa de Estrella, acordaron todo en el tiempo que les demandó saborear un café.  Salimos del bar ellos delante yo enseguida, total sabía a qué hotel la llevaría.

Lo que sigue ahora es el relato de Estrella:

El señor Daniel, con buenos modales y me trató bien, se presentó y me dijo si podíamos salir, para… bueno ya sabes a qué vamos: Nos viste salir para el hotel, en el viaje hablamos de cualquier cosa hasta que se detuvo, me miró y me comió la boca, un beso de lengua que me dejó sin aliento. Se sorprendió que aceptara, porque dijo que las trabajadoras no besaban en la boca, pero le dije que... no podía mentirle, que él sería mi primer cliente, fue algo que me parece que le agradó y tal vez por eso me trataba tan bien.

Entramos en el cuarto, todo espejado, y se puso muy loco que me volvió a comer la boca otra vez. Luego pidió unos whiskys y mientras lo tomamos me pregunto – ¿Cuánto?

—No sé qué quieres hacer? ¿Cómo lo quieres hacer?

—Bueno, lo usual…

—Ah, y con o sin…

—Prefería sin, si me dejas.

—Bueno entonces son… mil…? ¿Te parece?

—Claro que sí…

Justo cuando terminó de desnudarse, sentado en la cama me hizo señas de que hiciera lo mismo. Y comencé a desnudarme, bien despacio como para hacerlo calentar, aunque la tenía recontra bien parada, como un poste, y no la tenía nada chica, aunque más bien gordota como la tuya. No me presionaba, me estaba dejando hacer, seguro porque le dije que era primeriza.

—Mamita, ¡qué buena estas! Hmmm, como te voy a coger mamita!

Se arrodilló delante y terminó de bajarme la tanga, mientras metía su nariz entre los vellos y aspiraba mis aromas y lamia mis jugos, que brotaban a como una fuente.

Me tendió en la cama, levantó mis piernas y se metió todo en mi entrepierna, con la boca chapaleando mis jugos que me hacía delirar, no podía hacer otra cosa que estrujarme los pechos y los gemidos se estaban transformando en aullidos de placer que Daniel agradecía lamiendo y mordiendo con más ímpetu, haciéndome vibrar como una licuadora.

Hasta un orgasmo me saco el tipo, casi a mitad del segundo se detuvo para no dejarme terminar, lo hizo adrede, dijo que para reservarme cuando me la metiera. Me hizo arrodillar, señaló que lo mame, y le hice una mamada como esas que te vuelven loco, lamiendo desde abajo, despacio, y pajeando todo el miembro hasta llegar a la cabeza y meterla en la boca. Sabes lo bien que sé mamártela, bueno así se lo hice y hasta me la metí casi toda dentro de la boca, claro que me cuesta trabajo cuando es muy gorda para meterla dentro. Casi estaba por venirse, pero lo frené apretando la base de la pija, quería sentirla ya mismo dentro mío y si lo dejo venirse tardará un tiempo en recuperarse y mi calentura no podía darse ese lujo, mi calentura exigía acción y rápido.

El tipo me levantó, volvió a comerme la boca y las tetas como un troglodita, no paraba de chupar y hasta morderme. Abrazada, me colocó frente al espejo, me hizo inclinar, con las piernas separadas y abiertas y se colocó detrás para ponérmela en la conchita.

¡Carajo! Fue como si hubiera adivinado que me gusta tanto, casi lo hizo del mismo modo que vos me coges, pero él me hizo poner las palmas sobre el espejo, quería verme y que me viera yo misma cuando me estuviera cogiendo. Quería ver la expresión transfigurada por la excitación de la cogida violenta y casi brutal del tipo. Me la metió con fuerza empujando con todo, como haces vos cuando te pones algo loco, también él se puso así y me hacía temblar y doler. Se movía con fuerza y vigorosamente, me hizo llegar dos veces.

—Te gusta mamita?

—Hmm… sí, pero… me duele…

—Voy más despacio…

—Noooo, seguí, seguí dame fuerteeeee!!!

—Llegaste cuantas?

—Van dos…

—Bueno ahora es mi turno, aguántate mi leche…..!!!!

Y el hombre se vino dentro, ya ni preguntó si podía, tampoco se lo prohibía. Aun me latía la cachucha del segundo orgasmo cuando él se vino con un par de chorros que sentía golpear dentro de mí. No siempre puedo sentir la descarga de leche, pero no sé si por la posición o por la fuerza que puso en meterla, que pude sentirlos. Me tenía asida de la cintura, apretada como en una prensa, enterrado hasta las bolas, aprisionada, atenazada mientras disfrutaba de los últimos latidos de la verga dentro.

Desenfundó esa poronga que había vaciado semen retenido desde quien sabe cuándo. Se sentó en la cama con las piernas temblando por esa cogida, que no duró mucho en tiempo pero fue con mucha potencia, sentía como un taladro percutor que rompe el pavimento, así sentía su poronga entrando y saliendo de mi cuca.

Con la mano retenía la leche del tipo que manaba como una fuente de mi vagina, mientras él disfrutaba de ver como se escurría su lechita.  Para darle una vuelta a la lujuria, levanté la palma de mi mano toda colmada de semen y le mostré un primer plano de una lamida a su leche.

Volví del bidet de limpiarme todo el enchastre de semen derramado. Pidió un café mientras nos reponíamos de esa violenta cogida, terminado de beber volvimos al coginche.

Me colocó en posición e hicimos un 69 que salió de locura, mama bien el tipo, yo creo que no lo defraudé, le pegué una chupada que lo dejé alucinando.

Después, como estaba envalentonada, le pedí que me dejara a mí y me lo monté, lo estuve cabalgando, para hacerme empalar más, se colocó una almohada bajo las nalgas para tenerme más elevada y cuando caía me la ensartaba hasta el mango. Me volvía loca ese guacho, me lo estaba cogiendo tan bien que hasta hubiera pagado yo por coger.

Lo estaba manejando, yo me vine pero no quería que él se viniera, necesitaba mantenerlo bien erecto. En un momento me hizo montarlo pero de espaldas a él, apoyándome en sus rodillas me elevaba y movía para cogérmelo, de pronto comenzó a jugar con el dedo en mi ano. En un primer momento me hizo estremece, pero fue tan delicado y prudente que perdí el miedo y lo dejé.  Sentía que me estaba teniendo ganas.

Giré para mirarlo, con los gestos le pregunté que quería, y como respuesta me metió el dedo dentro.

Entendimos el significado, accedí, solo le pedí que me dejara hacerlo a mi modo, así como lo hacemos con vos. Me lubriqué con mis jugos y se la lamí para dejarla bien mojadita y me acomodé la pija en el centro del hoyo y me fui dejando caer sobre ella.

Uffff, sentirla como entraba me hacía delirar, me dejaba hacerlo a mi modo. Cuando me entró toda y me acomodé, siempre tomada de sus rodillas comencé a moverme como una pantera, sabés bien como lo hago, pues del mismo modo que vos lo disfrutó Daniel.  Lo cogía de tal modo que no pudo retenerse por más tiempo y lo hice venirse dentro del culito.

Luego nos duchamos, me pagó dos mil pesos, me pidió el teléfono para ubicar y verme otra vez, pero le dije que no, que me pasara el de él y cuando estuviera desocupada lo llamaría.

salimos y le dije que me dejara tan solo a una cuadra del hotel y apareciste al rescate de la doncella.

—No te imaginas cuanto te agradezco, estaré eternamente en deuda contigo, me hiciste vivir esta fantasía que tenía atragantada desde antes de conocerte. Ahora soy más tuya que nunca.

Esta locura no terminó ahí, sino que a la semana me llamó para decirme que había hablado de esta cosa tan loca con sus confidentes amigas y que había dos de ellas que necesitaban hablar conmigo para que les consiguiera como a ella realizar su misma fantasía… Así que voy a buscar la forma y que si no hay forma de que me conozcan intercambiemos roles con el Daniel y sea yo el cliente.

Esa fue la historia de conseguir realizar la fantasía de mi amiga Estrella.

Nazareno Cruz

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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