Con mi novio fantaseamos demasiado en la cama, que soy su puta, perra etc. y no lo niego, me excita a mil que me haga sentir como la mejor de esas.

Era una noche de sábado y estaba caliente, comencé a vestirme con un vestido blanco, se traslucía todo, mi colales del mismo color y se veía como entraba en mis cachetes, mi novio al verme no pudo evitar excitarse, por lo cual no lo dudé y se lo chupé de rodillas como una puta, mirándolo a los ojos y diciendo lo que quería hacer, más tarde no se pudo resistir y aceptó, soy la mejor a la hora de chuparlo.

Llegamos a la disco, luego de unos tragos comenzaría el juego, dejarme sola con mi corto vestidito blanco, para ver cuánto hombre quería bailar con esta puta que estaba ansiosa de sentir diferentes penes rozarla. Hasta que llegó el primero, vista fija a mi novio y comencé a moverme, no bastó mucho movimiento para comenzar a sentir el pene de aquel hombre, uf, me mordía los labios mientras miraba a mi novio para darme vuelta y ponerle todos mis cachetes a ese hombre, para que disfrutara, uf que placer.

Luego de un par de canciones, nuevamente quedé sola para hacer lo mismo, esta vez me salió más atrevido, ya que me hizo una excitante invitación, pero como no estaba en los planes, no acepté. Ganas no me faltaban, si así toda la noche.

Creo que sentí siete penes distintos, para terminar con el de mi novio metido en el culo, en el motel que queda cerca. Uf, me lo partió diciéndome que era la peor de las perras y eso me excitaba más, aun me dio tanto que se me adormeció y solo sentí sus chorros de leche llenar y llenar mi ano, el cual no resistía ninguna embestida más.

Me di vuelta, se lo dejé brillante con mi lengua y nos dormimos, uf que placer.