~~Yo tenía 19 años y recién había ingresado a la empresa donde la conocí, ella contaba con cuarenta y estaba divorciada, tenía una sensualidad que le brotaba hasta por los ojos, ese brillo intenso que tienen las mujeres cuando te dicen todo sin decirte nada. Sin exagerar en describir sus atributos físicos, solo quiero hacer énfasis en que se sabía una mujer hermosa y eso le hacía proyectar una belleza muy poco común. una rara belleza, todos en la compañía querían acostarse con ella, y es que a pesar de todo, tenía fama de come hombres.
Le gustaba platicar mucho con la gente, de ahí aprendí que todas las personas tienen mucho que ofrecerte, por lo que ahora no me pierdo la oportunidad de conocer a alguien. Con el paso de los días y el trato obvio por el trabajo, no fuimos haciendo poco a poco de una confianza mutua, por lo que nuestras pláticas se fueron haciendo cada vez más íntimas, hasta llegar al tema del sexo, cosas supongo un poco absurdas en ese tiempo ya que mi experiencia con mujeres hasta esa fecha había sido casi nula, si acaso dos o tres mujeres pero nada del otro mundo; ella me contaba del sexo oral y eso era algo que yo aún no practicaba, por lo que sus pláticas me ponían bastante caliente y creo que ella lo notaba porque a veces la sorprendía mirando mi entrepierna, había veces en que quitando toda mi timidez le contaba mis fantasías, como tener sexo en la oficina, ella sonreía y me preguntaba si me gustaba alguien de los demás departamentos, pero yo le decía que como era demasiado tímido no me atrevía a contarle quien me gustaba, y así poco a poco, cada vez no hacíamos mejores amigos.
Un día, ella tenía que entregarme unos reportes de su departamento, pero no los tenía listos para la hora que tenía que entregármelos por lo que me pidió ayuda para terminarlos, ese día tenía una blusa blanca que transparentaba unos senos apenas cubiertos con un sostén de encaje blanco, ella en tono de broma me suplicaba ayuda recargando sus codos en el escritorio y depositando sus senos en la madera de éste, lo que le hacía verse totalmente sensual, además portaba una minifalda negra sin medias, por lo que podían apreciarse sus vellos dorados y muy finos, eso me terminó de poner totalmente caliente, así que le dije que le ayudaría con la condición de que ella tenía que pagarme algo a cambio; sonriendo me contestó que lo que quisiera agregando a su voz un tono sensual que me hizo humedecer la entrepierna, le dije que era simple: quería un beso. como siempre sin dejar de sonreír y mirándome con esos ojos que siempre me derritieron, se levantó y rodeando el escritorio se paró frente a mi y yo me hice hacia atrás sentado en la silla giratoria, quedando ella entre el espacio del escritorio y yo. ¿quieres que te de el beso ahí sentado? Me dijo con una voz melosa que en mis sueños sigue sonando quedito como la canción más bella que jamás haya escuchado, yo poniéndome todo nervioso, me levanté, la tomé de la cintura y teniendo tan cerca esos ojos como de miles de estrellas y esa boca roja fresa, del color de la sangre que tenía agolpándose en mi cerebro y en mi pene, la recargué en el escritorio y me pegué a su cuerpo tibio, mejor dicho, ardiente porque mis manos se sentían tocadas por miles de brazas ardiendo todas al rojo vivo, primero fue un roce con los labios y al sentir su boca entreabierta, no pude resistir más y el yo tímido que siempre tenía frente a mi, se escondió para siempre para dar paso al hombre que se atreve a todo, incluso a besar algo más que esa boca dulce que tenía a mi disposición, así que nuestro beso se prolongó no se cuantos minutos, pero bien pudieron crearse y destruirse algunas estrellas en ese lapso. cuando reaccioné o algo así, me encontré acariciando sus piernas y su grandioso culo apoyado en mi escritorio y ella respirando entrecortadamente aprisionando mi cuerpo con sus piernas, le desabotoné un poco su blusa y mis manos inexpertas exploraron sus senos un poco duros y que se sentía deliciosamente tibios, como su aliento divino de mujer madura, no podíamos seguir así, ya que los demás compañeros aún tenían documentos por entregarme y podrían entrar en cualquier momento, así que acordamos vernos a la hora de la salida, en un departamento que compartía con una amiga.
Aún eran las doce del día y yo veía el reloj cada cinco minutos, ya que aún faltaban unas seis horas para estar frente a esa mujer que me hacía temblar de una extraña excitación como nunca antes había sentido. Me pasé casi todo el día imaginándome todo lo que podría aprender con ella y me tuve que aguantar las ganas de masturbarme pensando en ella, cosa que no me había atrevido siquiera a pensar un día antes.
Apenas alcanzaba a darme cuenta del giro que estaba dando mi vida, cuando el reloj dio las seis de la tarde y ya me había fumado un par de cigarrillos cuando la vi salir radiante por la puerta de salida y agitando en el aire las llaves de la puerta del cielo.
Tomamos un taxi y nos dirigimos al que sería nuestro rincón preferido, llegamos al lugar y apenas cerrar la puerta nos empezamos a besar apasionadamente tocando cada parte de nuestro cuerpo pero con la pared que significaba nuestra ropa, me tomó de la mano y me llevó a su recámara, juntamos nuestros labios estando de pie y ella empezó a desabotonar mi camisa besando mi cara, mi cuello, mis tetillas, desnudándome poco a poco, se sentó en la cama yo estando de pie, mi verga ya dura y húmeda palpitaba de excitación debajo de mis bóxers, sin dejar de mirarme y en un lapso que a mi me pareció una eternidad fue bajando mi ropa interior hasta que salió mi pene totalmente erecto y ella tomándolo con una ternura y una pasión combinadas, se lo fue metiendo a la boca lentamente hasta devorarlo por completo, después lo sacó lleno de su saliva diciéndome: que rica verga tienes papacito, ¡que cabezona! para después engullirla con ternura violenta, con movimientos que reflejaban su experiencia, se le maetía con suavidad a la boca y la sacaba con una pasmosa calma, me chupaba los huevos y los mordía suavemente, mientras por detrás me acariciaba el culo formando círculos alrededor del ano, era una delicia mirar su cara de ángel de la lujuria vestida de lencería, yo le acariciaba los senos con ansiedad y locura, poco a poco la fui desnudando también, ella seguía comiéndose mi verga tan deliciosamente que en pocos minutos ya estaba por venirme, un mucho debido a su experiencia y un poco debido a mi inexperiencia, ella lo notó porque bajó la intensidad de sus embestidas en mi tranca y tomando mi mano se fue recostando diciéndome en silencio que era mi turno, así que ella se situó en el borde de la cama y yo pude contemplar su hermoso cuerpo maduro cubierto por el encaje, al ver su sexo lleno de vello no pude sino excitarme más de lo que estaba y eso era ya casi imposible, así me puse de rodillas y mi instinto me guió silenciosamente a la entrada de su húmedo seco que brillaba con la fuerza de los años contenidos, tenía un aroma a hembra en celo, agridulce, inexpertamente empecé a pasar mi lengua por los labios exteriores y entre mi lengua y sus vellos se hacían hilos de amor transparente con mi saliva y sus jugos, me enloqueció su sabor ligeramente salado y sobretodo ver que ella se frotaba con el dedo índice. seguí en mi tarea de darle lengua ahora más profundamente mientras me decía: ¡así mi niño dame más de tu lengua! Que delicioso me la estás mamando!. de pronto miré que su dedo casi desaparecía debido a la rapidez con que se acariciaba, de pronto un grito y sentí que surgía un río de la fuente de su entrepierna, así sucesivamente, olas y olas de sus jugos amargos fueron a dar a mi boca y me los tragué con un poco de dificultad ya que eran abundantes, no sabía que las mujeres tuvieran orgasmos que se notaran tan obvios y eso me encantó de ella, sentir que tiraba de mis cabellos para introducir más mi lengua en los rincones húmedos de su intimidad ahora entregada a mi, sin dejar de sujetar mi cabeza, se empezó a mover ella como si fuera mi lengua su juguete sexual preferido, colocó sus pies sobre mis hombros y tomándome de las mejillas se movía como una posesa susurrando cosas ininteligibles, yo trataba de poner la lengua lo más dura que podía y me era difícil respirar en la posición en que estaba pero yo quería darle todo el placer que pudiera, cuando de pronto, empezó de nuevo a gritar y a moverse aceleradamente hasta que sus jugos abundantes de nuevo fueron a dar a mi nariz y mi boca casi ahogándome pero ella me tenía bien aprisionado con sus manos y piernas mientras yo trataba de recoger todo y beberme ese néctar transparente que me entregaba sin reservas. pasando algunos minutos volvió a tomarme de las manos y me recostó en la cama, yo estaba desnudo y ella tenía un sostén que tenía aberturas en los pezones lo que me dejaba contemplarlos, además de una tanga transparente por donde se escapaban algunos vellos de su tupido pubis, me dio un beso prolongado, se colocó en cuclillas y tomando con mucho cariño mi pene y sin dejar de mirarme a los ojos, lo fue guiando a su vagina húmeda y caliente, muy lentamente se fue introduciendo dejando escapar susurros entrecortados que yo no entendía hasta que se metió toda mi verga, en ese momento quedó inmóvil unos segundos. ella cerraba los ojos por instantes y se daba dedo a todo lo que podía casi sin moverse, con mi verga bien enterrada hasta el fondo, eso casi me hacía enloquecer, yo quería que empezara a subir y bajar pero ella gozaba torturándome con mi palo bien enterrado y dándose dedo, hasta que de nuevo empezó a convulsionarse y sentí que mi vientre, mi pene y mis piernas se llenaban de su líquido de amor caliente mientras me decía: ¿te gusta como te mojo mi niño? ¿te gusta que tu puta se derrame de esta manera? Yo sólo sonreía hechizado por esta maestra que me demostraba que no sabía nada de la vida, lo mejor aún estaba por venir ya que ella empezó a subir y bajar lentamente, a veces, sacaba mi verga y se golpeaba con la punta le entrada de su húmeda gruta, de pronto se la metía de nuevo hasta el fondo y hacía círculos con las caderas, como si su culo tuviera vida propia, de nuevo empezaba a subir y bajar con rapidez, otras veces con calma, otras veces los círculos, otras veces me ofrecía sus pezones para morderlos hasta hacerle marcas que ella quería para que la marcara su hombre, me decía, hasta que empezó un ritmo veloz de sus movimientos con sus caderas. y de nuevo hasta el fondo. y de nuevo los círculos. y de nuevo subía y bajaba. y sus ojos. y sus labios rojos y jugosos. y su culo como si tuviera vida propia. y yo me ausenté del mundo y sus habitantes para dejar la estela de una vida láctea que ahora se estrellaba en chorros calientes de una hembra que me despertaba a la sexualidad. tardé no sé cuanto tiempo en volver a la realidad al sentir su boca tibia pasando por la punta de mi pene, y sus dientes en mis huevos, luego su lengua pasando de mis huevos a mi ano. . ¡oh Dios! Si esto era el paraíso algo bueno hice en la vida para estar aquí. de nuevo tenía la verga dura como una roca, me levanté para colocarla en cuatro patas al borde de la cama. ¡así mi rey, de perrito me enloquece! Decía mientras me ofrecía un culo espectacular que se movía invitándome a sumergirme mientras se acariciaba por debajo. le metí la verga de golpe y ella dio un grito que me hizo enardecer y sentir que mi sangre cambiaba de colores y que yo no era yo, sino que alguien utilizaba mi cuerpo para darle placer a esa mujer que ahora estaba dispuesta a entregarse como pocas. así empecé un ritmo acelerado de mete saca, rápido y furioso, sin tregua, sin parar, yo creo que no tardé mucho, pero cuando ella me decía: ¡de nuevo papito, de nuevo papito! Y sentía sus primeros jugos resbalando por mis piernas, no pude más y le empecé a descargar mi semen mientras le decía: ¿quieres mi leche? ¡tómala toda! ¡tómala toda! Yo ya gritaba fuera de mi, incluso esas palabras me parecían extrañas saliendo de mi boca, pero era nuevo para mi alcanzar la gloria al mismo tiempo que mi amante, eran todas las primaveras brotando de sus piernas y todas la flores chorreando por mi pene. ella se dejó caer extendiéndose sobre la cama conmigo encima, así sin sacar mi pene me quedé dormido encima de ella, soñando con todos los mundos que aún faltaban por explorar. .