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FACEBOOK ME SORPRENDIO (4 DE 6)

Una vez que pasa por la puerta, ya sabe, no hay escapatoria, no hay vuelta atrás.

Ya conoce la casa, puede entrar con confianza, no es como al principio, ella no sabía qué hacer. Fue dejando el abrigo en el perchero, móvil, cigarrillos y encendedor sobre la mesa ratona. Se desenvuelve con total naturalidad y confianza, va acorde a su personalidad, no hay nada más sexy que una mujer segura de sí misma. Sin duda, la confianza que tiene le sirve de imán para ser totalmente irresistible.

Con dedicación había preparado sobre la mesa, unos bocadillos, unas granadas a las que había separado grano por grano, frutillas, frambuesas, crema, frutos secos, chocolate negro y en la cafetera, un cálido café.

Hablamos un largo rato, tratando de recomponernos del reciente “paseo” por la ruta, cosas sin ton ni son, solo era para poder verla, conocerla y ver a que más podía aspirar. Internamente quería poseerla, tenerla exclusivamente para mí, y quizás, en este preciso momento ella esté pensando que mi cariño es algo sucio…

Y si mi querida compañera, es algo muy sucio, la diferencia es que solo, en algunos momentos; teniendo muy en cuenta, que las dos partes de tu excelso cuerpo que más amo, son esas que hacen las cosas más sucias.

En un momento, guardamos silencio, nos dejamos llevar, era un soliloquio de los latidos tanto del sexo como del corazón.

Si hay algo que aprendí, es que nada puede separar algo cuando dos almas están en conexión.

Acercándonos muy lentamente nos besamos, nos dimos la humedad de nuestras lenguas, de los labios, hicimos que nuestra saliva se confunda una con la otra, creando nuestro propio sabor del amor con ese intercambio de fluidos.

Decididamente y con la seguridad que la caracteriza me dijo suavemente al oído.

-Tomame, soy tuya, Deja volar a tu imaginación y dar rienda suelta a tus deseos; tus besos me elevan, sobre todo cuando me los das con tanto amor.

-Espero que sea así, últimamente he tenido días muy malos, hasta que apareciste en mi vida, todas esas preocupaciones y penas, estoy totalmente seguro que las voy a olvidar entre tus brazos. Le dije, prácticamente en un susurro.

La casa no es muy grande, así abrazados la fui llevando hasta la mesada, ya no teníamos recorrido para andar, la gire lentamente hasta que su espalda quedo pegada a mi pecho y mi verga deseosa de ese cuerpo se refregaba en su culo casi sin quererlo, la tome de la cintura con mis manos, las que fui subiendo desde su abdomen hasta hacer contacto con sus pechos, notando la dureza de sus erectos pezones, la giro hacia mi quedando frente a frente buscando la unión de nuestras bocas, para que las lenguas revoltosas e inquietas, jueguen húmedas.

Mientras Mica hace movimientos con su pelvis para sentir el roce de nuestros sexos, comienzo con la tarea de sacar su ropa, levantando su remera, la que se traba en sus pechos, con un leve tirón sortea el escollo y alzando sus brazos sale en su totalidad sin más impedimentos.

Luego de batallar con nuestro calzado y resto de vestimenta por unos minutos, ambos quedamos totalmente desnudos acariciando nuestros cuerpos, cada centímetro de ellos.

Vi que había empezado con besos a bajar desde mi pecho hacia la el abdomen, cuando vi que su boca hacia espacio para introducir mi miembro en ella, tomándola de ambas axilas la hice parar, cuando estuvo erguida, nos dirigimos a la habitación, apagando las luces a medida que pasábamos por el interruptor.

Al entrar… se llevó la sorpresa, a pies de cama y solo iluminando el cuarto la llama de las velas, están todos los juguetes y artilugios que había adquirido, se le erizo la piel en cuanto sus ojos hicieron contacto visual con ellos, creo que esa señal fue la que me hizo saber que íbamos a estar a gusto.

Nuestros cuerpos desnudos hacen que sea la desembocadura de los más recónditos y oscuros deseos, recorriendo con nuestras manos el camino de nuestra piel.

De pronto, recordé lo que había prometido y tome el control del momento; la hice sentar en la cama cubriendo sus ojos con el suave antifaz, hice que se arrodille sobre la tela apacible de color negro que cubría el lecho donde en un instante estaríamos entregándonos, a los brazos del placer, de seguro, sintió el golpe, suave pero firme de la fusta (que estaba forrada de tela afelpada) su glúteo quedo marcado con un tono rojizo, Mica, en una posición de perrito, le permitió a su piel erizarse, sus fluidos comenzaron a aflorar de su vagina, estaba disfrutando!!! (Los gemidos pueden llegar a engañarnos… pero… la humedad no.)

La lleve suavemente a posicionarse de espalda, con una mano tome una de sus piernas y la lleve a una punta de la cama, al tiempo que con la otra, separe delicadamente el miembro restante, le puse el brazalete en la pierna al tiempo que con mis dedos recorro ese camino hacia su pecho, como ya había en otra oportunidad, viajado.

Salteando su tesoro ya húmedo, con caricias suaves, desandando ese camino para llegar y poder fijar su otra pierna, cosa que hago, sin darme cuenta, sin quererlo, muy hábilmente, hago lo propio con ambas manos, quedando en una posición muy excitante, a tal punto que solo con observarla en toda su belleza, estuve a punto de hacer una descarga de semen, que tenía urgencia por salir.

Ya la cera de las velas estaba derretida, tome una aromatizada que al contacto con la piel se transforma en aceite, posiciono el envase sobre el cuerpo, lo inclino, veo como las gotas una a una van cayendo sobre la tersa piel de Mica, cuando toca su piel da un respingo, entreabre su boca y deja escapar un gemido, sus pezones se endurecen más de lo que estaban, envalentonado con la reacción, voy cediendo paso y le doy permiso al resto de esa cálida masa derretida y perfumada para que toque esas tetas que venía disfrutando yo.

Vi como apretaba las manos, no pude observar sus ojos por el antifaz, pero conociéndola, seguro estarían en blanco, ese mar de líquido templado corría hacia su abdomen, llenando el ombligo, lo adornaba un aro con forma de gota y un strass, (¿coincidencia?). Su vientre juega subiendo y bajando cada vez más entrecortado y rápido dando pasó a unos movimientos corporales sinuoso; creí conveniente detenerme y dar paso a frotar por toda su porción delantera de piel, el resultado de la vela.

Con mis manos abiertas y luego de haber dejado en la mesa de noche la vela, esparcí sobre su cuerpo el aceite con su perfume, haciendo círculos y líneas rectas de arriba hacia abajo y en ambos flancos de su torso, deteniéndome especialmente en el contorno de sus firmes tetas y endurecidos pezones, con el dedo medio circunde las areolas de ese tumefacto pezón, haciendo que se ericen, fui bajando hasta la entrepierna, masajeando, sin tocar los labios vaginales solo en su contorno, mientras con una pluma que había dejado reservada, le acariciaba el resto del cuerpo.

Empezó a gemir ya mucho más fuerte, le quite el cepo de los pies para darla vuelta, volviendo a engrillar sus largas piernas a la cama, quedando una hermosa vista de su culo blanco haciendo un pequeño cerro de piel tersa y suave; las manos quedaron cruzadas en la cabecera de la cama, lo que aún le imposibilitaba más el movimiento.

Previo a repetir lo hecho en su parte delantera, tome nuevamente la fusta y castigue sus hermosos glúteos, gemía y no paraba de gemir, su vagina era una catarata de fluidos, gota tras gota se deslizaban en dirección a la cama,

Con su cara de lado y la poca luz, alcance a divisar como mordía su labio inferior con sus blancos dientes, movía el cuerpo que era una maravilla, tal vez la excitación, tal vez el blus marcado que sonaba de fondo llenando el ambiente.

Continué con los masajes tal cual en la parte delantera, deteniéndome muy especialmente en la zona de su culo (aclaro que si existiera la venus del bello culo, ese sería el templo de mi devoción) con mis manos abiertas apretaba esos glúteos firmes, con movimientos circulares de afuera hacia adentro, cuando llegaba cerca de los labios vaginales, mis dedos pulgares hacían presión en el perineo, con un movimiento giratorio haciendo que esos labios se abran y cierren, acrecentando aún más su excitación y la mía haciendo que ya casi no responda a mis pensamientos y obre por impulso, había llegado el momento de ir por mas, sin dudarlo tome el cepo extensible colocándolo a la altura de sus rodillas, abroche las mordazas y lo extendí lo más que sus piernas daban, le casi, ordene se pusiera de rodillas, ayudada por mi lo hizo, tome otra correa, ate el cepo por el medio y el otro extremo a la cabecera de la cama, haciendo casi imposible que salga de esa posición, tal cual la posición de perrito pero sin ningún tipo de movimiento, con el plus de las piernas abiertas, lo que dejaba sus dos increíbles agujeros a mi disposición.

Fusta en mano, intercalaba golpeteos en el glúteo y besos suaves en la vagina, se veía como palpitaba esa deliciosa cueva pidiendo que la llene de mi verga y su producto…

Con delicadeza me puse debajo de ella, como si fuera un mecánico para reparar un vehículo, puse mi boca en su caliente vagina y comencé a besar y lamer su sexo, deteniéndome en su duro clítoris, dando chupaditas e introduciéndolo en mi boca con cada una de ellas, fue imposible que no tuviera un orgasmo, fue tal que con mi lengua podía sentir la caída de ese licor vaginal como así también las contracciones que esta producía, continué con mi tarea haciendo casi instantáneo un segundo orgasmo y hasta un tercero.

Ya estaba con un temblor en las piernas, no sabría decir si por los orgasmos o por la posición, como no se quejaba de incomodidad, di por sentado que era por lo primero, a lo que salgo de abajo, rápidamente me pongo detrás de ella y sigo con mi entretenimiento vaginal, ahora con mucho más campo visual y área para que disfrutemos.

Ya con mi lengua en movimiento hacia un rato, había alcanzado una buena movilidad que jugaría a favor del sexo, un par de toque linguales más en su caverna jugosa y fui suavemente subiendo hasta llegar a su agujero escondido, el que luego de rodear con mi lengua un rato e introducir la punta de la misma un poco, empezó a abrirse y cerrarse, se aflojaba y se tensaba, puse mi mano en una posición cómoda y mis dedos también formaron parte del juego, poco a poco cada uno fueron vulnerando la pequeña fortaleza, sin llegar a querer incomodar alistándolo para lo que vendría.

No hay nada más bello, que coincidir con la posición sexual que funcione para ambos, Los prejuicios no deben dejar que las personas no disfruten plenamente del sexo.

Continuando con el placer que nos estábamos brindando, abandono por un momento a tarea que estaba llevando a cabo para tomar el vibrador, lo enciendo, quiero usarlo pero la posición en la que se encontraba era demasiado incómoda para hacerlo jugar sobre su cuerpo, así que fui por más; lo unte con bastante aceite en toda su extensión, haciendo lo mismo con su rincón más oculto, el que ya había dilatado con mis dedos, introduje bastante líquido para que no le moleste ni le duela, afronte mi verga a su vagina palpitante, apoye el vibrador en su culo y fui introduciendo ambos en forma gradual y lenta,

El grito de placer que emitió, resonó en toda la casa, en un suave mete y saca en forma alternada de vibrador y pene la hacía mover intensamente, en el rango que la limitación por la manera en que estaba sometida le permitía.

Como describir la nueva sensación que estaba sintiendo, el movimiento vibratorio lo sentía en mi verga cada vez que se cruzaba el aparato con mi pene, este hizo que ya no pueda aguantar más y descargue dentro de su cueva una gran cantidad de semen, el que se hizo sentir dentro, obrando en un gran orgasmo, percibiendo las contracciones vaginales gran intensidad.

Con nuestros jugos escurriendo por sus piernas, saque muy despacio el nuevo “amigo” de su escondite, mi verga de su encierro y descanse sobre su espalda.

Al cabo de unos minutos comencé a sacar todos los arneses y ataduras que le había proporcionado, tumbándonos en la cama.

Cuando me repuse un poco, fui por dos cervezas y cigarrillos, los que traje encendidos, y los vasos goteando la transpiración del frio, fondo la música que sonaba suave y cada lapso de tiempo, predeterminado, sonaba el dispersor de aromas. El resto era silencio, cómplices reservados de lo ocurrido en el cuarto.

Como las otras veces que nos hicimos el amor, hablamos sobre ello, como nos habíamos sentido, si la experiencia que acabábamos de vivir había cumplido las expectativas del encuentro, de la comodidad del orgasmo que aguanta el cuerpo, para llegar a un final que nos dé esa posibilidad de sacarnos ese automatismo al que a veces estamos acostumbrados, a sabiendas que existen diversas posiciones sexuales, que pueden servir para cada estilo de pareja según su contextura física, si están en forma, si son flexibles, en fin, lo que es cómodo para unos, no lo es para otros. Para nosotros lo fue.

Mientras hablábamos, su mano acariciaba mi miembro, quien empezó a despertar suavemente, no espero mucho, abrió su pequeña boca metiendo la mayor parte de mi verga, hasta donde ya no pasaba más, no deje de suspirar y disfrutar su saliva el roce de sus dientes contra mi glande, lo que me hizo sentir algo que nunca había experimentado luego de haber tenido sexo, la sensación de acabar enseguida, siempre me paso que duraba mucho tiempo más.

Muevo mis caderas, tomo su cabeza y acompaso los movimientos, siento la inminencia de la descarga, sin quererlo la punta de mi pene toca el fondo de la garganta y se dispara una carga seminal la cual bebió toda, sin desperdiciar una sola gota, me miro con sus ojos llorosos y con sonrisa pícara, como solo ella sabe sonreír. Al ver sus ojitos llorosos le pregunte si le había hecho mal.

Con una risa suave y cómplice, puso la nota de humor diciendo…

-Me atragante, casi se me escapa por la nariz.

Nos echamos a reír abrazados y así nos atrapo Morfeo en sus brazos.

Ya de mañana o madrugada, no puedo precisar el tiempo que duro el sueño, lo avizoro por la resolana que entra por la ventana bañando mi rostro, quiero levantarme y no puedo, tarde un instante largo en darme cuenta que estaba atado de pies y manos, perfectamente inmovilizado; miro el lado donde estaba Mica hasta hace un rato durmiendo junto a mí y no se encontraba. Siento ruidos en la cocina, dejando entrever que estaba allí, sin haberme equivocado la veo entrar totalmente desnuda, con una bandeja en sus manos, cómodamente se sienta en la cama me besa con una frutilla en la boca ofreciéndomela, al terminarla, toma una taza de jugo hecho con naranjas exprimidas y mediante un sorbete me da de beber, hizo lo mismo con el resto del desayuno que me había preparado.

-Buen día, espero sea de tu agrado lo que hice para vos, vas a tener que reponer energía, aún quedan muchas horas por delante, te aseguro lo vas a necesitar.

-Por lo que observo, (miro las ataduras) lo puedo imaginar, espero estar a la altura de tu expectativa.

-Creo, que ya lo demostraste…

-Me parece que no hubiera podido llegar a ese estado si no fuera por vos.

Soltando esa risa que solo podía salir de sus labios, entre cantarina, malévola y cómplice, me dijo…

-¿Te parece? ¡¡¡Yo era quien estaba atada!!! Sin poder moverme en demasía, este crédito es saldo a tu favor y si va a ser siempre así, quiero ser inversionista en ese banco.

Sin más que decir, comenzó a hacer lo que tan bien sabe, entregarse a disfrutar. Tomando de la bandeja crema que había quedado de la noche anterior, embadurno sus delicadas manos para untar la porción delantera de mi cuerpo, esparciendo sistemáticamente lo que estaba expuesto, incluidos mi pene y testículos.

Su lengua empezó a surfear mi cuerpo quitando lo distribuido sobre él, salteando solamente mis genitales, los que reservó para el final como la frutilla del postre, por lo menos era lo que me imagine en ese momento; con una pasada rápida hizo que la crema desapareciera de esa zona.

Con su mirada picara, moviendo el cuerpo sensualmente, se fue arrodillando sobre mis piernas, apoyo sus manos a ambos lados de mi pecho y fue a gatas subiendo cada vez más hasta llegar cerca de mi rostro, pudiendo disfrutar de esa breva rosada y ardiente que se abría ante mis ojos, cada vez se acercaba más y más, pude empezar a percibir el hermoso olor a sexo que emanaba, comprendí lo que se venía, un “facesitting” (la palabra viene del inglés, que significa, sentarse en la cara, y es cuando se sienta sobre la cara, de frente o revés), también llamado “queening”, esta palabra también extraída del mismo idioma, hace referencia a una reina sentada en el trono.

Posiciono su vagina sobre mi rostro muy delicadamente para no recargar el peso sobre mi rostro, mirando hacia el frente, con las piernas suficientemente abiertas, dejando así, un acceso total a la zona del placer, con la posibilidad de tener a mi disposición clítoris, vagina y ano todo al mismo tiempo, debo decir que aún no empezaba la acción y ya sentía un placer enorme.

Al tiempo que recorría con mi lengua todo el contorno de vagina, use la nariz para estimular el clítoris con pequeños movimientos circulares mientras Mica, con sus hábiles caderas iba acompañando con leves movimientos, que fueron incrementando con el paso de los minutos. Si verdaderamente hay algo empoderador; al sentarse encima de la cara de tu pareja. Tener el control absoluto y saber que se la está, reverenciando, honrando e idolatrando con su lengua y nariz es realmente poderoso para la mujer.

Mientras movía sus caderas, yo disfrutaba de su dominación sin poder moverme a gusto, tomo mi cabeza con ambas manos acompasando el movimiento y dejando a mi merced su vagina, mirándome a los ojos, con posibilidad que le daba el disfrute, pues por momentos entrecerraba los ojos o los llevaba hacia arriba o simplemente llevaba la cabeza hacia atrás. Cuando creí que estaba por llegar al orgasmo, se detuvo, dio la vuelta, ahora mirando hacia mis pies, lo que me permitió tener plena visión de esas partes pecaminosas y adorables que descansaban entre sus muslos.

Me aplique a la tarea de jugar con mi lengua en su tesoro, notando como sus jugos se deslizaban por mi lengua, quería agarrar ese culo hermoso, pero el yugo que me tenía inmovilizado no me lo permitía, entrando en un estado de casi, desesperación, por tocar su tersa piel.

Veo cómo va desapareciendo su torso, quedando a mí vista solo su vagina y el culo, los que lamí con fruición, cando estaba disfrutando de esos sacrosantos recintos que ya habían recibido la procesión de mi verga y mi simiente, siento la calidez de su boca jugar con toda la extensión de piel de mi falo erecto a su máxima expresión, no puedo precisar el tiempo transcurrido entre que comenzó la tarea de hacerme tan delicioso sexo oral y el momento en que explotamos los dos casi al unísono en un maravilloso orgasmo el que hizo a mis ojos ver estrellas de colores, un orgasmo tan intenso que mi verga no dejaba de pulsar y dejar en esa boca golosa mi semen, que como otras veces, no desperdicio.

Nos quedamos así por un rato, con nuestros cuerpos sintiendo la agitada respiración.

Se levanta, y sale caminado hacia fuera de la habitación, su desnudez se veía en todo su esplendor, le pregunto:

-Me quitas las ataduras

A lo que respondió:

-Ni loca que estuviera… son las diez de la mañana, el día recién comienza y es largo, muy muy largo.

Riendo a carcajadas salió de la habitación con un andar suave, como si no tocara el piso. Volvió sobre sus pasos… se paró en el dintel de la puerta con sus brazos cruzados, su pie derecho cruzado sobre su pie izquierdo, recostada sobre su hombro contra el marco…

-Como dice la canción, sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas…

Nuevamente se retiró, quedando en la soledad de la habitación, sin saber que me esperaba…

Continuará…

 

 
Datos del Relato
  • Autor: luisfa60
  • Código: 68187
  • Fecha: 27-07-2024
  • Categoría: Hetero
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 359
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