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Categoría: Confesiones

Ex de mi hermana y un amigo son masturbados por mí. Ella follando...

A los dieciocho tuve mi primer novio. Mis primeras salidas y lógico mi primer beso.

El chico era tierno y debo decirlo, muy decente. Me trataba bien, era educado, detallista y respetuoso.

Recuerdo que fue una tarde cuando nos dimos el primer beso. Su lengua entro a mi boca y sentí una descarga, mi respiración se agito y sentí como su pene se ponía duro debajo de sus pantalones.

Esa tarde hacíamos una tarea en equipo en su casa, habíamos salido de la escuela y nos fuimos los cinco integrantes juntos para hacer la tarea.

Su hermano era dos años mayor que nosotros, así que tenía la edad de mi hermana y eran conocidos. Salieron un par de ocasiones pero no llegaron a nada.

Terminamos la tarea a eso de las 6 y su hermano se ofreció a llevarnos a todos a nuestras casas para de ahí irse con sus amigos. Mi novio debía quedarse porque estaban esperando a un familiar que venía de otra ciudad y debía estar alguien en su casa para atenderlo.

Pedro nos llevó a todos, escuchamos música, dejo uno por uno y yo quede al último. Enfilamos hacia mi casa mientras escuchábamos música.

– Como está tu hermana?

– Bien, respondí, debe estar en casa.

– No creo, es temprano aun. Y como te va con mi hermanito?

– Bien gracias, apenas tenemos dos semanas saliendo

– Ah ok. Pero ya te metió mano o todavía no?

– Pues, eso no tengo porque decirte. Respondí en un tono medio molesta, más tratando de ser un tanto educada.

– Es muy tonto pobrecito. Y pues una chavita como tú, necesita acción.

– No soy como muchas, dije buscando defenderme del comentario.

– No te enojes, pero la verdad creo que eres como tu hermana, y en serio que me gustaba pero pues.

– Que tiene que ver mi hermana, las dos somos serias.

– Si seguro, para que te enteres tu hermana se manoseaba con otros mientras salía conmigo y lo se porque la vi.

Me quede callada por un instante, no creía lo que decían de mi hermana pero al instante recordé lo de mi mama y los videos, lo que había escuchado entre ella y papa.

– Cómo pudiste verla, fue lo único que se me ocurrió decir

– Un amigo me dijo y me llevo después. Cerca de tu casa hay una tienda, en la parte de atrás de la tienda lo que es la bodega se ve con un señor.

– Y como te metiste a la bodega esa?

– En la casa de atrás vive mi amigo, hay una parte por donde se ve porque quedo mal edificado la pared, por arriba hay laminas y en el espacio que dejan también se puede ver, siempre hay luz prendida ahí por eso se ve bien. Quieres te lo puedo probar, vamos, ahí está mi amigo ahorita.

– Vamos. No sé por qué dije eso, pero lo dije.

Los siguientes diez minutos transcurrieron en silencio. Llegamos al lugar, bajamos del coche y toco a la puerta, nos abrió un joven a quien me presento como Miguel, su amigo, pasamos al interior de la casa

– Que andan haciendo por acá? Dijo Miguel

– Ella es hermana de Lupita, la traje para que viera a su hermana, no me cree.

– En serio? Dijo Miguel mirándome, y si la vieras que vas a hacer?

– No se respondí.

– Bueno. Dijo Miguel levantándose. Vayan pasando pero sin hacer ruido. Yo mientras cierro afuera.

Caminamos hacia la parte de atrás de la casa, nos detuvimos y Miguel se acercó diciéndonos con una seña que lo siguiéramos.

A medida que nos acercábamos a la pared que daba fin a la casa se escuchaba música del radio.

– Ya están ahí. Dijo Miguel en voz baja

Nos acercamos más y al llegar quito con cuidado unas cajas pegadas a la parte de la pared por la que entro una pequeña luz que al acercarnos dejaba ver la parte trasera de la bodega de la tienda.

Miguel se asomó y me llamo con una seña, me acerque y me asome. La escena era clara, estaba mi hermana de lado, en pie, el sujeto estaba sentado en unos costales acariciándole las caderas. Voltee hacia donde estaba Pedro quien al verme solo movió la cabeza como diciendo “te lo dije”. Regrese a mirar, mi hermana tenía sus brazos sobre los hombros del tipo de quien pude notar no era un joven, era ya un hombre maduro, las canas se notaban en su cabello. Vi cómo le agarro una nalga apretándola. Me quede inmóvil. Sentí que alguien me tocaba el brazo, voltee era Pedro haciéndome una seña para que lo dejara ver. Me quite sin hacer ruido, Pedro tomo mi lugar. Vi cómo se humedecía los labios. Miguel se acercó a mí diciéndome en voz muy baja que lo siguiera.

Lo seguí como a tres pasos de donde estábamos, había quitado otras cosas de ahí y había colocado un tipo banco me dijo que me sentara y señalo un orificio donde entraba poquita luz. Me hizo una seña de otro lugar más alto por el cual el vería, se recargo un poco en la pared quedando junto a mí.

No me atrevía a mirar pero al final o hice, me sentía sucia y también excitada.

Mi sorpresa fue grande al ver lo que ocurría en la bodega.

Mi hermana estaba sentada en lo que parecía unos costales mientras se sacaba la blusa que traía. La dejo a un lado. El señor hizo una seña y vi que mi hermana se levantaba y desabrochaba sus jeans quitándoselos para quedar solo en ropa interior. Se acercó un poco al señor caminado un tanto sexy, levantaba sus bubis, se dio la vuelta mostrando sus nalgas, se inclinó un poco parándolas mas. El señor le dio una nalgadita.

La escena me estaba excitando, sentía mi entrepierna húmeda. Me distraje un poco y voltee hacia donde estaba Pedro, vi como con su mano se agarraba la verga y no dejaba de mirar. Voltee a mi izquierda donde Miguel que estaba a nada de mí y note el bulto en su pantalón, mira hacia arriba y note que no dejaba de mirar la escena aquella.

Regrese a observar.

Mi hermana estaba en la misma posición, solo que ahora el señor estaba hincado lamiéndole los muslos. No pude evitar sentir un espasmo en el estómago bajo. Era obvio que me estaba excitando.

La mano de Miguel me toco el hombro. Mire hacia su rostro e hizo una seña con su cabeza como diciendo “ya ves que si es cierto”. Estaba regresando a mirar de nuevo cuando me volvió a tocar el hombro. Al mirarlo me hizo la seña de que volteara hacia donde Pedro. Gire mi cabeza a la derecha y vi que Pedro se masturbaba, tenía la verga de fuera y con su mano la acariciaba. Mi respiración fue profunda. Estaba excitada.

Regrese a ver y note que mi hermana estaba de pie frente al señor, tenía los senos expuestos y el sujeto le acariciaba los pezones con sus dedos. No los apretaba, era un solo dedo en cada pezón haciendo movimientos circulares y de arriba hacia abajo. Mi hermana respiraba profundo, su cabeza un poco hacia atrás.

Ya no quería ver pero ahí estaba aún, observando, excitada, mi mano fue hacia mi entrepierna.

Miguel toco mi hombro de nuevo y voltee hacia él, de repente se movió un poco y su verga quedo frente a mi cara, moví mi cabeza no sin darme cuenta de que la tenía bien parada. Al girar mi cabeza vi que Pedro seguía masturbándose con movimientos más rápidos. Me imagine que estaría por terminar. Voltee de nuevo hacia Miguel y su mano hacia lo propio con su verga cerca de mi cara.

Observe de nueva cuenta y vi cuando mi hermana subía sus brazos sobre su cabeza, el señor estaba chupándole ahora uno de sus senos, se veía como su lengua le acariciaba el pezón y como su boca trataba de meter todo su seno en ella.

De pronto otro tipo llego por detrás y recorrió con sus manos el costado del cuerpo de mi hermana, ella siguió con sus brazos arriba de su cabeza, la mano del nuevo sujeto fue hacia su seno libre y sus dedo índice y pulgar presionaron su pezón. Era mi hermana con dos hombres. El segundo también mayor.

Soltó su seno y su boca se posó en el hombro de mi hermana. Empezó a recorrerla despacio, suave con sus labios por su espalda, el otro señor cambio de seno y ahora estaba jugueteando con el que acababa de soltar el recién llegado.

Para ese momento yo estaba muy mojada. Mire hacia donde Pedro y vi cómo le daba recio con su mano a su verga, seguía viendo pero arreciaba los embates. Mire hacia Miguel, su verga cerca de mi cara y su movimiento suave. La tenía más grande que pedro.

Voltee de nuevo hacia donde pedro y lo encontré a menos de dos pasos de mí, mirándome y jalándosela duro. Me quede viendo como lo hacía. De pronto llego Miguel a parase a su lado, los dos estaban frente a mi masturbándose.

No se cómo ni porque pero Pedro soltó su verga y se acercó más a mí. Levante mi mano y se la agarre, empecé a jalársela, Miguel vino también y mi otra mano sintió su dura carne y larga verga.

Tenía las dos vergas en mis manos. Miguel de repente me detuvo soltándose. Pedro se movió rápido apuntando su verga hacia la pared. Entendí que estaba por venirse. Apenas alcance a moverme cuando su leche empezó a salir, fuerte, los chorros eran muy líquidos, parecían pequeños chorros que se estrellaban en la pared. Se contorsiono todo y de repente agarro mi mano haciendo que parara, lo solté y vi su verga sin erección, mi mano tenia rastro de su leche.

Miguel se acercó, se había bajado los pantalones y estaba todo expuesto. Lo tome con mi mano limpia y se la empecé a jalar. Se subió la playera y comenzó a tocar sus pezones con sus dedos gordos. Pedro miraba. Sentí que Miguel se agito un poco, acelere el movimiento con mi mano, moviéndome para no estar en su dirección, él se colocó dirigiendo su verga hacia una cajas, moví mi mano más rápido. Apretó sus dientes. El primer chorro salió con fuerza estrellándose en una caja, vino otro con menos fuerza quedando casi colgado de su cabeza, después otro y otro, eran espesos, quedaban casi pegados. Al final mi mano quedo llena de su leche.

Pedro seguía mirándome. Yo no sabía qué hacer. Miguel hizo una seña de ir adentro, a su casa. Pedro se levantó y se asomó de nuevo hacia donde mi hermana. Miguel también lo hizo y yo me uní a ello.

Mi hermana estaba hincada chupándosela a uno de los señores que estaba recostado sobre unos costales mientras el otro parado al lado de ella también le ofrecía su verga, mie hermana deja de chupar a uno y chupaba el otro.

No vi más. Me di la vuelta. Miguel me miro y empezó a colocar las cajas que estaba ahí. Pedro se dio cuenta y dejo también de ver. Acomodar todo y nos metimos a la casa. Yo seguí caminando hasta la puerta para salir.

– Cuando quieras venir serás bien recibida. Dijo Miguel.

– Gracias. Respondí deteniéndome y girándome para verlos a ambos.

– Ya la habías visto con esos dos? Pregunto Pedro a Miguel

– Si, primero nada más se las mamaba, hasta que se la terminaron cogiendo.

Miguel abrió la puerta de su casa y salí. Pedro me siguió y abrió la puerta del coche para que subiera. Subimos, le dije adiós a Miguel con la mano.

Avanzamos unas calles y llegamos a la esquina de la calle donde vivo. Pedro detuvo el coche orillándose un poco.

– Te llevo hasta tu casa?

– No, mejor déjame aquí.

– Ok. Ya viste lo puta que es tu hermana.

No respondí, el bajo del coche y abrió mi puerta para que bajara. Salí del coche. El cerró la puerta.

– Hay que volver pronto, quiero ver como se la cogen.

Solo asentí con la cabeza y me fui a casa. En la media calle que me separaba de mi hogar, me di cuenta de que aun traía el olor de dos vergas en mis manos.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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