Admirando, exhortada, maravillada, deslumbrada, volando totalmente alejándose de el momento, deleitada, fascinada, emocionada, vigorosa, excitada, colmada, embebida finalmente entretenida hasta escuchando cada una de las explicaciones que le hace cómo recorrido en persona el mismo dueño como propietario del invernadero donde se mete igualmente visita sobre todo llega la mismísima Eulalia Hemingway Grant.




Oliéndolas, tocándolas, frotarlas con las palmas de sus manos suavecitas efectivamente observándolas con tal detenimiento hasta el último y peculiar detalle desde la forma de las hojas, de la flor, pétalos, colores vivos, tamaño que presenta y se exhibe físicamente dentro del invernadero, etc. Vestida como siempre con su forma impecable hasta presentable e impresionante al lucir y llevar el atuendo de ejecutiva universitaria con falda azul oscura que se le ajusta, entalla y se le ciñe a su figura de proporciones de talla Extra Larga (XL) con su pantimedia gris al cargar en el antebrazo su saco; se le queda mirando muy entretenido con unos ojazos de lobo feroz el dueño y propietario, al decirle que culo y que muslos tan sabrosos especialmente buenísimos hasta enorme carga usted, se nota a simple vista que es una buena puta que se revuelca como se acuesta con cualquier hombre que se le cruce por su camino, al volverlo loco hasta endemoniado además babeándose por este rico trofeo que es usted.

Volteándose Eulalia Hemingway Grant le sonríe al sentarse y recostarse un poco de una mesa sucia donde hay unas matas con una mano que se pasa por su vientre al sobárselo continuamente, le informa a viento en popa ve este anillo sabe que soy una mujer casada muy feliz que ama a su queridísimo esposo, pero lo atino ya que el muy imbécil incluso cabrón sobre todo muy mierdero, por supuesto no levanta nada para nada al tener una pinga pequeñísima que no se asemeja en nada a la de un enano que eso si son fértiles y potentes hasta poderosos los mismos condenados, me ve deseada igualmente zaceada hasta desesperada se me nota física y corporal que necesito ahora mismo que me hagan el sexo aquí en el ambiente natural del invernadero.

Abriéndole los brazos Eulalia Hemingway Grant, entrándole al juego el dueño y propietario que se la levanta al acostarla en unos sacos de tierra y abono que parece una cama al revolcarse llenarla de puros besos en el cuello manoseándola a la brava de Boston por todo lo delicioso y pecaminoso como adultero hasta libertino e infiel finalmente pervertido cuerpo de la puta de Yessenia, se la folla profunda y plena hasta apetitosamente en toda su vagina, al chuparle como lamerle también probarle las sexy y bonitas tetas de botón de los senos voluminosos como puntiagudos igualmente jugosos hasta fructíferos que son autoría y naturales como originales totalmente de Yessenia, jadeando y gimiendo con todas las alegrías percibidas hasta con todas las ganas sobresaliendo de su garganta que goza gritando que no se escuchan al ser camuflaje dos por la bulla de la calle como de los automóviles y otros que circulan y transitan esa mañana en el invernadero.

Acostada boca abajo sujetándose con una mano a la pata de la mesa cogiéndola duramente al estar montándola como fuera una yegua que la está gozando muy aguerrido como ardido hasta excitado en que continuamente se pasa hurgándose con una mano especialmente con los dedos la misma Yessenia en su vagina que la tiene como la tiene por tanto que han transitado en ella, se viene el hombre se inmediato se arrodilla al pegársele y masturbándosela con una mano alrededor del glande y metiendo la cara al lamerle y besarle con sus labios los testículos sabrosos del dueño y propietario que le dio en su punto débil al incitarla e insinuarla su actuación como su rol de una mujer casada que no se queda quieta ni siquiera respeta el sagrado vinculo matrimonial ni conyugal solamente persiguiendo su propósito malvado y egoísta de revolcarse hasta acostarse también tener a todos sus hombres a su disposición para manipularlos y abusarlos de ellos por el vil polvo como lo dice y lo llama de esta manera enfáticamente la misma Eulalia Hemingway Grant.

Despidiéndose al besarlo en la boca y nalguearlo en uno de sus nalgas la atrevida y sinvergüenza al decirle adiós al mover la mano derecha a distancia que va hiéndose a la universidad ya que le queda exactamente unos treinta minutos antes del mediodía para llegar a la universidad