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Categoría: Incestos

Eugenia, una chica encantadora

Hola! Mi nombre es Eugenia, tengo 18 años, pechos algo prominentes, pezones puntiagudos, un culo bien parado. En el colegio secundario, los chicos suelen mirarlo con libidinosos deseos. Esto me causa un orgullo de mujercita que nace a las sensuales emociones.



Somos un grupo de chicas encantadoras, en especial, Patricia, pues, aparte de tener un majestuoso cuerpo, ya tiene experiencias sexuales, comparte algunas noches con su pareja, un hombre mayor de 35 años, quien le enseña los maravillosos caminos de la sexualidad, él fue quien desfloró en una noche inolvidable su virginidad. Ahora en algunas charlas íntimas, me relata sus vivencias pasionales. Me considera su buena amiga.



En las duchas, al ver los desnudos cuerpos de mis compañeras, los inocentes juegos que hacemos, se despierta en mí un irrefrenable deseo sexual, mi conchita tiende a humedecerse, ver a Patricia, su atrayente vagina, verla pasar sus manos enjabonadas por su sensual cuerpo, me produce un bullicio en mi bajo vientre, algún día le confesaré mis excitantes deseos.



Mamá, una encantadora mujer, muy joven, pues mis padres se casaron casi adolescentes, el, Diego, mamá, Diana, linda pareja. Algunas noches, desde mi cuarto, cercano al de ellos, suelo escucharlos teniendo sexo, oigo los gemiditos de mamá, gozando plenamente, aunque la puerta está cerrada, los imagino unidos en lujuriosas poses.



El cuerpo de mamá es espléndido, sinuosas caderas, un culo espectacular. Sus pechos, sus pezones en punta son un verdadero deleite, papá, con su espigado y flexible cuerpo, muy cuidado, tal vez, más de una mujer debe míralo con sensuales deseos, lo apostaría.



Pude ver a mi padre en algunas ocasiones sin él saberlo, completamente desnudo, su pene en descanso era de buenas proporciones, imagino cuan está erecto, las delicias que debe proporcionar a mamá, esos momentos hacen estallar mis hormonas a mil tal vez, mi recóndito deseo sea ser penetrada por mi padre.



Papá, hombre de negocios, debía viajar por un par de días al interior de la provincia, sus quehaceres comerciales así lo requerían.



Lo despedimos con alegres besos y deseándole el mejor de los éxitos.



Al atardecer, luego de mis tareas escolares, tuve una linda charla con mi mami, le pregunté las cosas referidas a las mujeres, y algunas preguntas de suma intimidad.



- Mamá, deseo confesarte algo, mi cuerpo me pide cosas que me hacen sentir apasionada. En las duchas, después de hacer gimnasia, al ver los hermosos cuerpos de mis compañeras, siento latir mi vagina, y tengo tremendos deseos de tener un contacto sexual! dije, algo azorada.



- También, cuando los escucho a ti y a papá hacerse el amor, de inmediato, al ver mi vagina mojada y dilatada, mis manos van hacia mi clítoris, y me masturbo con muchas ansias.



- Mi dulce chiquilla eso es natural, las hormonas están a pleno, Cuando tenía tu edad me pasaba lo mismo. A los hombres les ocurre lo mismo! y es hermoso! pues el cuerpo nos pide el despertar del sexo.



- Oh, mamá, me dejas tranquila.



Luego de una opípara cena, nos sentamos en el amplio sillón, viendo un poco de televisión, muy juntas. Sentía la proximidad del cuerpo de diosa de mamá, su perfume irradiaba un especial encanto.



-Amorosa, después de ducharnos, vendrás a dormir conmigo, si?



- Sii, hace mucho tiempo que no comparto tu cama, me encantaba estar con ustedes, me sentía protegida.



- Pasa que el dueño es tu papi, dijo sonriente.



- Lo sé, mami, y no digo nada. Huummm



Ambas soltamos alegres carcajadas, luego nos encaminamos hacia el baño. Ambas desnudas, contemplé el sensual cuerpo de mamá, ella hizo lo mismo! Ambas gozábamos al vernos, con una leve caricia apretó mi pezón.



Flotaba en el ambiente una irreprimible ansiedad. Mamá comenzó a frotar mi cuerpo, cent un profundo bienestar! Luego, sus manos bajaron a mi bajo vientre, me dejé hacer, pues ya estaba rendida de fuertes deseos. Mamá adivinando mi sensualidad a flor de piel, unió su boca a la mía en un prolongado y ardiente beso. Sus hábiles manos comenzaron a frotar mi ya inflamado clítoris.



-Mamaà, como te sientooo, aaaaa, te amo mi mamita! sigueee!



- Mi dulce! sii, quiero que sientas todo el placer! Dijo plena de lujuriosos deseos.



Su lengua se hundió en mi tierna boca, ya éramos dos exultantes amantes. Me vino un hermoso orgasmo, temblando, lancé un gritito, esto calentó más a mi madre, en un impulso se bajó hacia mi dilatada concha, comenzando a chuparla. Era maravilloso, tuve otra acabada, mamá sorbía con ternura y pasión mis líquidos que se mezclaban con la tenue lluvia.



- Amorosa, vamos a la cama, te haré sentir toda mi pasión.



- Ohh, si también quiero brindarte placer a ti.



Nos secamos y de inmediato nos acostamos en la cálida cama, testigo de los más hermoso polvos entre mis bellos padres, y yo ahora era una invitada especial.



Mamá me ofreció sus hermosas tetas. Comencé a chupar sus pezones, esto era el sumun. Mi boca se hizo pequeña al sorber con desesperación y lujuria estos sensuales frutos.



Luego, con sus hábiles manos, me acomodó haciéndome quedar de rodillas, mis redondas nalgas y mi divino culo, quedaban como una ofrenda.



Su lengua fue recorriendo mis caderas! Mis gemidos excitaron más a esta hembra, ahora era mi dilatado ano el receptor de su lengua, que se hundió muy dentro.



-Aaaaaa, mamá, siii, que hermosos besos, sigueee, ¡¡chúpame!!



Su boca iba desde mi ano hacia mi vulva, era un desesperante placer.



CONTINUARA.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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