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Categoría: Infidelidad

Este no es un vecino cualquiera

Holass a todos mis lectores. Para el día de hoy he querido contarles una corta historia que sucedió hace poco. Lleno de placer y erotismo. Resulta que estando un día en la finca tuvimos una invitación de uno de los ganaderos de la región a visitar su hacienda. Yo al tipo no lo conocía, pero el si ya me había visto en varias oportunidades por el pueblo o en reuniones del comité de ganaderos. Su hacienda queda colindando unos metros con uno de nuestros potreros apenas. Pero es tremenda hacienda, yo diría la más grande de la región.



El todo que este señor se dio la maña de conocerme. Primero se conoció con mi esposo. Un fin de semana teníamos visita, unos amigos míos estaban y entonces lo conocí, nos llevó unos quesos que fabrican y nos invitó a su hacienda a conocer las instalaciones del pequeño hato que tiene, “bárbaro” quedamos de ir al siguiente día, ya que él quería que yo fuera. No se quizás para descrestarme.



Yo como estábamos con mis amigos estaba en toples hasta cuando el llego colocándome el sostén del vestido de baño un hilo dental que apenas tapaba mi tetas dejando ver su redondez una batica de colores floreada y sandalias. Lo que lo dejo más loco al verme, yo como siempre coqueta, muy sonriente y servicial, deje mi bata abierta, sus ojos verdes en más de una ocasión los vi mirándome las tetas. Y el pequeño triangulo del calzón, hasta que decidí quitarme la bata con la intención de provocarlo más. Me levanto de la silla y me dirijo a la piscina mostrándole mi trasero completico, solo con los hilos dentales y al voltear a mirarlo efectivamente me miraba mi trasero. Seguí caminando y mirándolo sonriéndole le pique el ojo, también me sonrió.



Mi esposo en ese momento estaba en la cocina trayendo otras cervezas. Me lance a la piscina nade un rato, converse un rato con mis amigos. Volví a salir de la piscina y me les acerque



Sentándonos en la terraza al lado de la piscina y se alcanzó a tomar dos cervezas mientras hablábamos, sobre una quebrada que hay y últimamente no baja nada de agua. Ese día Aleida mi gran amiga estaba en la finca, mi hija Ana María a quien también lo vi mirándola varias veces, cuatro amigos míos y dos niñas que venían con Aleida. Y todas con hilos dentales, las jóvenes en el sol dejándonos ver sus cuerpos bronceado. Aleida muy social al fin y al cabo es una artista en eso y si ningún desparpajo le ofreció sus servicios dándole una tarjetica de la agencia de modelos y llamo a las niñas para presentárselas.



Quedo como sorprendido, (¿Que se habrá preguntado en su cabecita?). Le di también una tarjetica mía ofreciéndole mis servicios, de abogada. Al rato se marchó quedando ya nosotros en ir el siguiente día. Volvimos a la piscina yo me quite el sostén y al verme todas también para poder broncearnos mejor. Pero a los 5 minutos Aleida ya estaba con las dos niñas en la camita de mimbre que tenemos en la terraza besándose y tocándose sus partes íntimas, mientras que Ana María y yo nos metimos a la piscina a jugar con los cuatro caballeros a quienes les hicimos quitar sus pantalonetas. Sus vergas todas erectas y listas para disfrutar, jugueteamos un buen rato montándonos en sus hombros Y las caricias nos calentaban poniendo el ambiente cachondo, además de los gemidos de las tres de la cama. Los cuatro se sentaron en el borde y a los cuatro se las mamamos por un buen rato para luego salirnos de la piscina y colocar unas lonas en el prado, Ana María alcanzo el aceite y les echo a Humberto y a Darío en sus vergas.



Acostamos a Fernando y Ariel boca arriba, nos le montamos encima metiéndonos sus vergas en la cuquita y los otros dos se colocaron detrás para follarnos el trasero, el ultimo polvo no lo echamos en la piscina y así estuvimos el resto de la tarde casi 3 horas de doble penetración cambiando de pose y parejo cada tanto, mientras que Aleida estuvo casi las 4 horas con las niñas arepiando. Ella es lesbiana, nada de hombres y esa es su diversión, además las niñas eran nuevas y como a mí, a mi hija y demás que han trabajado para ella, han pasado por su ración. Ya estando más calmados y después de haber disfrutado de una buena tarde nos tomamos unos roncitos al compás de la música y charladitos. Salió a colación el tema de don Argemiro.



– Hay mi niña ese caballero quiere coger contigo. Me dice Aleida.



La mire.



- Se le nota no disimulo ni pisca y eso que estaba David sino hasta me lo hubiera pedido. –Jejejjee espero que se me vuelva cliente mío. - Mamita si te llega a llamar me avisas a mí que yo con gusto lo atiendo.



Risas entre las dos.



Al otro día nos fuimos Aleida nos acompañó, los demás se quedaron.



La casa, una belleza, grande con muchas alcobas, de dos plantas, una piscina que es el doble de la nuestra, un jardín espectacular, ese día estaba la esposa, una mujer de un cuerpazo envidiable, mona, de mi estatura, bastante joven para él y sus dos hijos que tiene con ella, más otro hijo que es de otro matrimonio. Que tuvo un triste desenlace porque el enviudo. Un muchacho ya mayorcito de unos 24 años quien heredo sus ojos verdes y su cara muy parecidos en verdad hasta en sus movimientos de manos, su expresión corporal. Su mujer la verdad más parecía una de esas esnob, inservibles mantenidas, a pesar de que todo relucía en la hacienda ella a todo le ponía un pero, una mala cara del clima, los mosquitos, el calor, ni cuidado de los niños ya que tenían niñera para eso. Solo se dedicaba a verse bien y hacer sonar sus pulseras de oro y plata al resoplarse con su abanico.



Al rato de haber llegado nos alistamos para conocer sus instalaciones. Yo ese día me fui de jeans y botas vaquero planas, un sombrero de ala ancha, lentes de sol, una camisa roja de cuadros negros.



Salimos de la casa asía los establos, yo al lado de él me ofreció su brazo y acepte caminar a su lado. David y Aleida a cada lado de los dos, mostrándonos sus reses había un cebú hermosísimo inmenso que animal tan grande en la finca hay pero no de ese tamaño. Su ordeñadero muy moderno de tubos y mangueras. Luego fuimos a la caballeriza 20 caballos todos de paso fino. En ella y en los potreros las recuas no los alcance a contar pero eran como 50. De ese grupo nos trajeron tres para ir a hacer un recorrido corto lo que me encanto ya que me fascina cabalgar, él se montó en uno de los finos canto de madrugada su nombre. Recorrimos varios kilómetros pasando por dos galpones de pollos, una marranera, una quebrada a la que le dicen rio Paguey, y varios potreros. Al volver nos tenían un asado almorzamos yo quede satisfecha. Mi hija nos llamó para ver a qué hora nos íbamos y le dije que nos demorábamos y que me quedaba en la finca con Aleida y David ya que habíamos quedado de irnos ese mismo día. Como a las 4 de la tarde su esposa se fue para Bogotá llevándose a sus dos hijos y a Gabriel el otro hijo de Argemiro. Nosotros nos quedamos hasta la 7 de la noche, vimos cuando realizaron el encierro de los becerros, que eran bastantes, en un momento en que David y Aleida estaban un poco atrás de nosotros dos, uno de los becerros pateo el corral pegando yo un salto asía atrás quedando entre sus brazos. Apoye los míos en ellos agarrándolos para que no me soltara, recostándome contra su pecho.



Lo mire volteando mi cara quedando a milímetros de la suya.



- Hay que susto me pego jejejeje



Me quede unos instantes quieta, mire a nuestros acompañantes que venían todavía al voltear el corral se les veía la figura más no la cara por las tablas, le di un beso en la boca alejándome unos pasos soltándome de sus brazos. Quedo en shock, mirándome y sonriendo seguí caminando encontrándome con David y Aleida. Volvimos a la hacienda y nos sentamos en una mesita de madera, yo al lado de él, quien estaba nervioso por la situación, seguimos tomando cerveza fría calmando el bochorno, en un momento que David se paro al baño, aprovecho para acercarse más a mi, Aleida en seguida se paro y se alejó del lugar dejándonos solitos, mi mano derecha acaricio su pierna y le dije:



- ¿Y que ahora que piensas hacerme que veo que te me acercas?



Recostada contra el sillón se me coloco de frente.



– Que fue eso del corral.



Mi mano izquierda la acaricio la cara.



– Ha un beso fugaz de agradecimiento ¿podía ser?



Su cara se fue acercando a la mía, mi mano derecha subía por su pantalón, mi respiración aumentaba inflando mi pechos, se detuvo al llegar a mis labios y continuo al sentir mi mano agarrar su verga la que fue creciendo dentro de su pantalón. Luego su mano derecha agarro mis tetas, nos besábamos con pasión como por 2 minutos montándose encima mío me solté el cierre del pantalón y metió su mano llegando a mi cuquita, metiéndome sus dedos sintiendo la humedad en que estaba. Se los saco y los lamio, me levante y desabrochándole el pantalón bajándole la cremallera le saque su bien dotada verga ya en erección, metiéndomela de una a la boca mamándosela, él miraba asía el baño y mi esposo no se veía ni sentía venir. Fueron casi 5 minutos de disfrutarla sentirla en mi boca, lamérsela por los costados mirándolo a los ojos, de pronto Aleida entro al sitio y carraspeando primero nos dice.



– Bueno niños que pena molestarlos pero es mejor que dejen eso, tu esposo ya viene de regreso vístanse rápido.



Le pegue su última chupada metiéndomela hasta bien adentro sacándomela y dándole un beso en el glande lo mire y le dije:



- Papacito me encanta tu verga.



Volví a besarle su glande, mi lengua recorrió su tronco desde sus huevas hasta volver al glande y metérmela toda otra vez en la boca.



- Bueno niña que tu marido hay ya va a entrar.



Nos paramos y arreglándonos la ropa nos sonreíamos. Y sentándonos que acá no ha pasado nada raro. Ni sexual. David entro se sentó y seguimos hablando de problemas de la zona. Y a las 6 nos sirvieron más carne del asado del medio día. Ya como a las 7 y 30 yo entre al baño antes de salir al regresar me esperaban en la camioneta, me despedí, de beso en la mejilla y diciéndome al oído:



- ¿nos podemos ver mañana por la tarde? - Claro que si mi amor me encantaría verte ¿pero se puede en la mañana? - No, no puedo tengo que hacer unas vueltas urgentes pero ya en la tarde después del medio día tu dirás. – Ok me llamas cuando te desocupes yo espero tu llamada.



Me monte al carro y le di un beso a David.



– Gracias papi. - ¿Y eso? - Por demorarte cuando fuiste al baño. - Como así fue que hicieron algo mientras yo iba al baño.



Y con la mano derecha la puse como si estuviera mamando una verga picándole el ojo y abriendo mi boca.



- He no jodas así de rápido. – Ha cuando yo me propongo algo lo hago. – Si debiste quedarte y así continuar con tu diversión. – No, mi vida no quería ponernos en evidencia y dejarlo que piensen cosas. Me gustaría tener un romance con él. – jajajja hay no que ternura los dos de tortolitos.



Nos dice Aleida en son de burla. David la mira por el espejo y le dice:



- ¿Y que tú que no te dieron ganas?



Le pregunta David a Aleida.



- Hay no que pereza hombres gasssss. Por eso me Salí y los deje solitos cuando vi que Argemiro se le acercaba para besarla y conociendo a tu mujercita que no desaprovecha oportunidad como esa.



– No claro la otra de alcahueta sirviéndole de cómplice.



Dice David.



– ¿Y entonces para que son las amigas?



Dice la Aleida.



– Aleida ¿y le viste lo bien dotado que esta?



Le pregunte.



– Huy si mamita como a ti te gustan.



Dijo Aleida.



– ¡Si… me encanto! Guau papacito todavía ciento su verga en mis labios. Quedamos de vernos mañana en la tarde. – Hay ¿no nos vanos mañana temprano para Bogotá?



Pregunto Aleida.



- No, no, no, no mamita el martes madrugamos porque mañana ese hombre va a estar en tu cama disfrutando de tu mujercita.



Mirando a mí esposo.



Aleida haciendo cara de descontenta se recostó contra el espaldar. Mire a David tocándome las tetas, me solté el pantalón y metiendo mi mano mis dedos se hundieron en mi húmeda cuquita, la que dedee hasta que llegamos a la finca imaginándome esa verga dentro de mí mamándosela, follándome mi cuquita. Aleida se colocó detrás de la silla y desabotonándome la camisa me acariciaba las tetas aumentando el placer que duro por todo el camino nos besamos apasionadas.



Llegamos a la finca y nos fuimos a dormir no tuvimos relaciones yo no quería por estar pensando en Argemiro. A la mañana siguiente David se levantó temprano había que esperar el ganado para el ordeño. Yo me levante solo al baño y seguí durmiendo hasta las 10 de la mañana una miada me hizo levantar luego baje a la cocina por café Aleida también seguía acostada y le lleve café, despertándola no lo tomamos y luego nos acostamos. Llame a la oficina a ver que había pendiente y cancelando dos citas que tenía por la tarde y entre chiste y chanzas nuestras bocas se juntaron. Yo estaba bien húmeda esperando que el celular sonara. Y como ambas dormimos desnudas las caricias a nuestras partes nobles aumentaron. Primero dedeandonos la cuquita de la otra. Sus dedos entraban en mí haciéndome temblar con cada uno de sus movimientos.



- Haber gran puta ¿estás bien arrecha? No mamacita hoy te vas a mamar una buena verga grande como a ti te gustan ¿ciertos? - Si no he hecho sino en recordar la mamada que le pegue ayer. – ¿Y me imagino que de las ganas de culeaste a tu marido anoche? - No, no quise que ni me tocara. ¡¡haaa… no joda debí de haberme quedado anoche con Argemiro!! – ¿Y por qué no lo hiciste gran puta? - Por estúpida, hubiera pasado una noche de luna de miel fantástica, hasta mi trasero me está pidiendo verga. Huf mira eso como lo tengo de dilatado.



Metiéndome mis cuatro dedos en el le mostré y agachándose me levanta mi trasero me lo lambio restregándomelo y sus dedos me los metía a mi cuquita. Complaciéndome en mi calentura, la que me tenía temblorosa y ansiosa. Siguió su boca haciendo estragos en mi trasero y cuquita ella es una experta del placer lesbo y su lengua exquisita. Luego de un tremendo orgasmo que ella se tragó completo. Baje yo a darle también su ración de lengua haciéndola venir al buen rato. Continuamos colocando nuestras cuquitas para ser frotadas entre ambas, pero no pudimos terminara, el celular sonó levantándome de una de la cama, agarrándolo de la mesita de noche. Era él que me llamo para saludarme y preguntarme donde nos veíamos.



– ¿Hola preciosa como estas? – Hola mi amor, ¿cómo vas, ya te me desocupaste? Yo acá en la finca esperando tu llamada. – No todavía no estoy en Girardot. ¿Y te llamaba para ver en donde nos vamos a ver? - Ha… No ven acá en la finca te espero. – ¿Y Tu esposo no está? - No mi amor el hoy regresa hasta bien tarde. Así es que podemos estar tranquilos sin molestias. – Perfecto mami estoy que te veo con ansias. - Papi yo también con ganas de terminar lo que anoche iniciamos. - Ha mamacita yo también mamita, yo también, ya dentro de un rato arranco. – Te espero vente que yo te invito a almorzar. – Ya tienes algo preparado porque de ayer quedo bastante carne si quieres te llevo. – Me parece perfecto.



Me levante de la cama y baje a la piscina a nadar un rato. David llamo.



- ¿Hola mami como estas? - Hola. Bien acá en la piscina nadando un rato. – Y que ya llego Argemiro. – Pues ¡NO! No ha llegado porque si ya hubiera llegado estaría haciendo el amor con el y ni te hubiera contestado. – Hum pero que geniecito. – Ha es que preguntas estúpidas las detesto y vete olvidando que te voy a contar lo rico que ese hombre me va hacer ya estoy mamada de su guevonada si quiere ver follar, póngase a ver películas porno porque yo ya no le jalo más. – Bueno mami está bien ya cálmate mujer que no era para tanto. – Ha es que, que crees que verlo ahí haciéndose la paja mientras otros hombres me culean es ya jarto, de vez en cuando métame esa verga. - Mejor hablamos después mami estas muy ofuscada ok. .



Le colgué pensando. (Haa que idiota haaa…) pero sentí un fresco como si me hubiera quitado un peso de encima. Me pare para caminar al cuarto y vestirme, al llegar decidí esperarlo así desnuda como estaba. Busque eso si unos zapatos de plataforma altos y una batica de colores trasparente, Aleida igual se quedó desnuda y así lo esperamos. Llego como a la una sentí un pito y me dirigí al portón, le abrí, entro su camioneta, cerré camine soltando la bata, dejándola caer al piso hasta su puerta la que me abrió, me le acerque colocándome entre sus piernas besándonos apasionadamente, mis manos lo abrazaron atrayendo su cuerpo contra mi cuerpo desnudo, Mis pechos se expandían con mi agitada respiración, mi cuerpo entero temblaba de la emoción. Le solté su correa, le despunte el pantalón, le baje su cremallera, mientras seguíamos besándonos, el levanto su trasero para dejar bajar su pantalón el que yo ayude a quitar, quedando en sus bóxer. Su verga ya en erección se notaba atra vez de el, me agache a morderla sobre su bóxer y enderezándolo quedo unos centímetros afuera los que recorrí con mi lengua-



- Papacito no he hecho sino recordarte, la he sentido todo el día en mi boca.



Me la metí cerrando mis ojos.



– que delicia papi me encanta tu verga.



Volví a metérmela y se la mame por un buen rato chupándosela para luego recorrerla con mi lengua, restregármela en la cara sintiendo su carnosidad tersa, suave lo miraba a los ojos su boca se abría su respiración era fuerte. Luego se bajó de la camioneta y me monto en el asiento me abrió las piernas y metió su cara entre ellas lamiéndome la cuquita, mis piernas lo abrazaron por la espalda para apretarlo contra mí, mis manos revolcaban su cabello. Me soltó cuando de mi salió un chorro que le pego en su cara y el segundo en su espalda, me alzo y colocándome contra el carro de espaldas a él se agacho besando mi trasero el que yo levante asía atrás. Cuestión de tres lengüetazos y se paró agarrando su verga me la coloco en mis labios vaginales pero yo me corrí unos centímetros y me la clave en mi trasero emitiendo un grito de dolor placentero y ahí comenzó un interminable entra y saca sentía toda su verga dentro de mi trasero, entrando y saliendo a toda mierda, llevándome rápidamente al éxtasis orgásmico.



- Hay que rico, por fin te tengo dentro de mí, eso dame más duro anda fóllame rómpeme el culo mi amor que me muero de la dicha anda dame más que quiero sentir tu verga.



Él aumento su ritmo al incentivarlo con mis palabras aumentando mi satisfacción volví a venirme botando mis jugos al pasto. Nos detuvimos volteándome nos besamos apasionadamente.



Caminamos hasta el porche en donde me volvió a coger contra la pared besándome mis pechos, su verga entre mis piernas con un simple movimiento de pelvis entro en mi cuquita volviéndome a follar hasta sentir otro orgasmo mío. Luego seguimos caminando volteamos asía la piscina en donde la Aleida nadaba. Él al ver mi frescura y que Aleida lo saludo desde la distancia muy sonriente, entro en confianza ya que los dos estábamos desnudos. De pronto el se devolvió a la camioneta y saco el paquete de la carne que traía con papa, yuca, chorizos, y cerveza en lata. Se vino con todo. Nos sentamos a almorzar yo a su lado dándonos besitos como dos enamorados, nada más alejado de la realidad mi corazón palpita mas fuerte con su presencia, haciéndome sentir completa realizada. Terminamos de almorzar la carne estaba más exquisita que la de ayer y siendo del mismo becerro. Quedamos otra vez a full lo que nos hiso dormir un rato acostándome con él en la camita de la terraza en medio de caricias y besos.



Al despertarme sus brazos me tenían abrazada estando de espaldas a su pecho fornido, sentí una paz inmensa, hermosa, su cuerpo sudoroso me olía a hombre viril. Mi mano izquierda agarro su verga acariciándosela hasta quedar en erección colocándomela en la entrada de mi cuquita y moviendo mi trasero me la fui metiendo, el se fue despertando besándome la nuca y acariciándome las tetas. Levante mi pierna izquierda dejando que me penetrara hasta el fondo fueron 20 minutos de placer, de éxtasis. Cambiamos de pose quedando yo boca arriba levantando mis piernas, se me monto encima le agarre la verga y me la coloque en mi trasero penetrándome suavemente, quedándose quieto al entrar todo lo que podía, moviéndola en círculos para luego empezar a follarme aumentando su ritmo, Aleida se nos acerca por arriba de mi.



- Ven preciosa déjame lamer tu cuquita.



Le dije, colocándose encima de mí de espaldas a Argemiro. Dejando que yo le mame su clítoris con mi boca estirada rosándolo con mi lengua. Sus bellos húmedos y enroscados me supieron a gloria, mientras Argemiro seguía rompiéndome el trasero con su potente envestidas el goce era total, sublime, espectacular, todo mi cuerpo temblaba, completamente a merced sin defensa alguna, dejando todo al tiempo encargado correr tanto como quisiera pero a la vez dejándonos espacio para la excitación, que no dejamos pasar aprovechando la libertad de poder estar con quien yo quiera estar y Argemiro era un hombre para tener en cuenta. Un orgasmo vino a mi contundente inundando todo. Pero algo paso que nos hiso detener tanta lujuria. Argemiro se nos puso pálido sus 58 años le cobraban pasándole factura teniendo que descansar un poco. Lo recostamos para darle ventilación refrescándolo un vaso con agua, estábamos muy llenos de la carne del almuerzo todavía y eso pudo haberlo afectado.



Y efectivamente al otro día se hiso exámenes y entre semana supe que tenía el colesterol alto, alborotándole la presión con tanta emoción.



Descansamos por un buen rato, nos vestimos, y se fue como a las 5 quedándonos de llamar en la semana. Decidimos viajar esa noche a Bogotá.



El martes cuando llegue a la oficina como a las diez, encontré un ramo de rosas al ver su tarjeta quede de una pieza “este hombre va con todo” sin negarlo un temblorcito me corrió por mi cuerpo. La tarjetica muy directa. (Doña Diana espero me disculpe este presente pero no aguante las ganas de expresarme mi satisfacción el inmenso placer de conocerla y el saber que pronto la volveré a ver para amarla como usted se merece. Argemiro. No yo enseguida le marque al celular agradeciéndole su ramo. Y preguntarle como siguió contándome que fue temprano al médico y de una le hicieron exámenes que acababa de llegar a la hacienda y diciéndome que al llegar y ver a su alrededor a pesar de tener varios empleados entre las que hacen el aseo, la cocina, y el jardinero, sentía esa casa demasiado sola. Que me idealizaba a mí en ella viviendo con él. Algo que me quedo sonando. Pero sabiendo cómo soy yo, no había ni riesgos, la libertad que tengo ahora no me permite el cambiar mi vida, mis gustos, eso sería un total cambio extremo. Terminamos de hablar. Pase toda la tarde muy ocupada y medio distraída y fue como a las cuatro de la tarde que me dio la ventolera de volver. Llame a las secretarias y pedí reunir a la gente para que cambiáramos las agendas delegando a mis asociados, diligencias que yo iba a realizar esa semana y cancelando tres citas que tenía. Y rotándolas para que fueran atendidos por mis asociados. Viaje esa misma noche a donde Argemiro llegándole a las 12 de la noche de sorpresa. Pensando que debería de separarme de David ya y casarme con Argemiro que picho en plata esta tendría que maquinar como iba a hacer las cosas, y fui echando cabeza había que sacar a su mujercita del camino y para eso iba a necesitar la ayuda de un amigo esa tonta no sería problema, si claro tenía que hacerlo y así quedarme con Argemiro y sus millones. No me esperaba estando ya acostado y durmiendo, uno de sus empleaos me abrió dejándome entrar a la hacienda, el sintió mi carro levantándose salió a ver qué pasaba, al verme su felicidad fue enorme nos abrazamos besándonos sus empleados nos dejaron solos.



- Mi amor mi vida pero como es que llegas a esta hora tu sola manejando por ahí. – no te preocupes ya estoy acá me vine a toda pues y eso que a la salida había un trancón del carajo, dure más en el, que el recorrido de Bogotá acá. – ¿Tienes hambre quieres comer algo? – hay si un cafecito y pan tienes.- Arepas hay arepas. - Listo una arepa y ya. Uno de los empleados bajo las maletas y entramos a la cocina colaborándole en la preparada. Él también calentó una y me acompaño, luego nos fuimos para el cuarto a nuestro nidito de amor.



Al cerrar la puerta nuestros cuerpos se unieron en un apasionado beso, con nuestras manos nos acariciábamos desabotonando mis ropas y yo bajándole la piyama hasta quedar totalmente desnudos, acariciándole la verga me le arrodille metiéndomela en la boca. Cerrando mis ojos sintiendo su carnosidad suave tersa, su glande ovalado y sus líquidos emanando de su orificio. Nos montamos en la cama. El se sentó en la cabecera, yo acostada boca abajo perpendicular a él mamándole la verga., su mano derecha acariciaba mi trasero, mi lengua recorría todo su tronco, chupaba sus huevas, lo babeaba dejándolo bien húmedo. Después de casi 20 minutos de estar mamándosela me levante y sentándome encima de sus piernas le agarre su verga y me la coloque en la entrada de mi trasero y dejándome rodar por su tronco sintiendo en mis paredes anales su carne dura rompiéndome dilatando mi trasero. Mis movimientos empezaron a ser más fuertes, más rápidos, llevándome a sentir placeres exquisitos hasta llegar al estaxis total soltando mis líquidos encima de su estómago. Cambiamos de pose me acosté boca arriba y levantando mis piernas asía los lados volvió y me penetro mi trasero ahora era el que se movía dentro de mí dando golpes de pelvis. Fueron otros 20 minutos de disfrutar su verga follándome mi trasero y de pronto sus movimientos fueron más fuertes su gemidos aumentaron su volumen me comencé a venir con él, fue un orgasmo prolongado que nos duró por varios segundos explotando en espasmos de placer. Llenado mi trasero con su semen.



Quedamos acostados, el encima mío besándonos, acariciándonos. Luego nos levantamos metiéndonos al baño a limpiarnos y refrescarnos estábamos que sudábamos a mares.



– No aguante las ganas papi, tenía que verte otra vez. – Yo también mi amor yo también te extrañe mucho, tanto que me demore en dormirme ahora que me acosté y ahora no se si podré volver a conciliar el sueño. Pero no importa ya que podremos estar los dos.



Terminamos de bañarnos y nos secamos entre ambos y luego a la cama abrazada sobre él, hablamos de cosas y de lo que íbamos a hacer para vernos como dos enamorados clandestinos. Al rato nos cogió el sueño quedando profundos. Al otro día me desperté él ya se había levantado. Yo me fui para el baño a orinar y echarme agua en la cara para despertarme. Me coloque una bata traslucida no uso piyama ni ropa interior para dormir. Solo la bata para andar por la casa, y Salí a buscarlo. Encontrándolo en el estudio, estaba conversando con alguien y al acercarme entre. Argemiro me vio entrar y sonriéndome me saludo acercándose besándonos en la boca.



–Buenos días mi amor. – buenos días papi ¿hace rato estas despierto? - Si dormilona ¿sabes qué hora son? - No. ¿Qué hora es? - Ya las 11 mi vida. – ¿He verdad? No, no es que ayer tuve un día muy agitado. – Mira te presento a mi hermano Carlos.



Lo voltee a mirar quedándome sorprendida pues era trigueño y Argemiro es mono, pero eso si muy querido también.



- Mucho gusto doña Diana encantado de conocerla. Y sus ojos me miraron de arriba abajo y regresando. – El gusto es mío ¿como esta? - bien mi señora por acá que vengo a visitar a mi hermanito unos días que como él nunca va a visitarme toca venir a y aprovechar este delicioso clima. – Hay si en verdad el clima es muy sabroso a mi me encanta en verdad.



Argemiro salió en ese momento uno de los jornaleros lo solicitaba, y no lo dejo entrar por estar yo ahí.



Carlos se me acerco volviéndome a mirar de arriba abajo y regresando yo estaba sentada en una de las sillas. Y acercándose se me inclino.



– Mi hermano si me había dicho que quería conocerla en verdad y no pensé que sucediera tan rápido lo suyo y más sabiendo que es casada. Pero es que viéndola usted es un ángel, usted es en verdad hermosa en todos los sentidos. Y me alegra haber venido hoy y poder verla. - huf Carlitos que cosas me dices se nota que eres tremendo. – Mamita déjame demostrártelo llevándote a la cama, me encantaría besarte toda y veras lo tremendamente bueno que soy, -No muñeco se nota que no pierdes oportunidad. - Discúlpame si te molesto pero es que no pude dejar de pasar la oportunidad de decirle lo rica que está usted, y las ganas que me dieron de meterme con usted a la cama cosita rica. – Carlitos hombre pero tu si no respetas ¿haa? Me reí mirándolo con ternura. –Haber muñeco me acabas de conocer y ya tan lanzado, ¿no crees que deberías de comportarte yo estoy con tu hermano? – Mira cosita ya me pusiste con la sangre caliente y con esa batica tuya estoy que reviento y hasta que no te tenga en mi cama no voy a descansar mamita. – Jaaja te ves muy seguro valla eso me gusta muñeco. Y esperemos poder complacerte sería un placer hacerlo. - Eso me va encantar preciosa.



Yo lo miraba fijamente y no sé porque mi respiración se empezó a notar inflando mis pechos. Tenía su cara a unos centímetros y sus manos agarraron mi bata tratándola de abrir, yo lo deje soltarla dejándole ver mis tetas en todo su esplendor. En ese momento sonó la voz de Argemiro que se aproximaba y reaccionamos el levantándose quedando parado y yo tapándome, sintiendo una pequeña humedad en mi cuquita. Al entrar Argemiro le sonreí haciéndole cara de ponqué feliz. Y se disculpó por la interrupción.



- Carlos me acompañas al pueblo después del almuerzo.



Carlos se sentó en otra silla y mirándome le hice caras de que no.



- Hay te cuento hermanito que estoy cansado el viaje fue algo largo y mucho trancón y en verdad quisiera descansar y relajarme un poco. Voy es a bajar las maletas y nos vemos más tarde en el almuerzo. – ok te esperamos a almorzar. - Les pido un permiso, hermosa, hermanito y nos vemos.



Carlos salió caminando asía el auto, un tremendo Peugeot hermoso de color rojo manzana, sacos sus maletas uno de los empleados le colaboro llevándolas al cuarto. Me quede admirándolo, fornido alto sus brazos con su camisa arremangada y su andar cadencioso. Mi cabecita ya estaba imaginándose en la cama con él. Argemiro escarbaba en los cajones de su escritorio buscando unas recetas para el ganado.



– ¿que buscas? – unas recetas que me dejo el veterinario para comprar que se acabaron lo que había.



Pensé en ir a mi cuarto y aprovechar mi paso por el de Carlos, me pare y arrimándomele a su butaca me incline y le dije que me iba a bañar. Y a cambiarme dándole un beso Salí dirigiéndome al cuarto. Caminado muy despacio pase por el cuarto de Carlos deteniéndome al verlo que se había quitado el pantalón y su camisa, volteo a mirarme, estaba en sus bóxer notándosele el bulto de su tremenda verga, me le acerque entrando en su cuarto, mordiéndome los labios, cerré la puerta quitándome la bata quedando desnuda frente a él, me abrazo, mis brazos se levantaron hasta su cuello y sin decir palabra nos besamos. A la fija el verraco estaba esperando a que yo pasara. Vimos por una ventana que Argemiro se alejaba asía los establos, volvió a acercarse y agarrando mis tetas me las besaba, chupándome los pezones, mis manos le bajaron el bóxer, dejando al aire su verga, la que agarre acariciándosela junto con sus huevas, mientras él seguía encarnizado con mis tetas, termine de bajarle sus bóxer arrodillándome para quedar en frente de su verga y mirándolo a los ojos se la acariciaba para luego con mi lengua lambérsela por su tronco llegando a su glande y depositándolo en mi boca chupándoselo, varias veces para luego metérmela hasta donde me cupiera llenado mi boca. Cosa de dos minutos disfrutándola hasta que me agarro levantándome y me llevo a la cama. Acostándose boca arriba me coloco en un 69 quería chuparme también. Su lengua hiso estragos en mi llevándome rápidamente a un orgasmo genial, mientras yo chupaba su verga.



Me voltee y colocándome su verga en mí trasero me deje rodar suavemente por ella,



- ¿Ha te gusta por el trasero no putica hermosa? – Me encanta muñeco. Más que por la cuca.



Él empezó a dedearme por mi cuquita con sus dedos gordos. Metiéndomelos haciéndome trinar de la emoción mientras que su verga me seguía follando el trasero, envistiéndome como un pistón. A pesar que estaba pasándola delicioso teníamos que parar y más bien esperar a que Argemiro se fuera, y evitar algún problema. No me convenía para nada que nos encontraran en estas. Era lo más sensato. Me detuve parándome de una Carlos me miraba atónito, sin comprender que pasaba.



- ¿Que paso ricura porque te detienes si estábamos en lo mejor?



Me le acerque colocándome la bata y dándole un beso en la boca.



- Muñeco continuamos más tarde cuando Argemiro no esté, esperemos a que se valla y terminamos esto ¿ok? - Listo preciosa pero me has dejado con una arrechura tremenda.



Volvimos a besarnos despidiéndome, me asome a la puerta mirando a ambos lados, sigilosamente llegue al cuarto y metiéndome de una a la ducha refrescándome, mi respiración era muy fuerte, estaba alterada medio asustada y ansiosa, deseando que pasara la hora del almuerzo y esperar a que Argemiro se fuera. Para poder estar otra vez con su hermano. Mientras me bañaba mis manos recorrían mi cuerpo caliente lleno de deseo y mis dedos llegaron a mi cuquita dedeandome hasta hacerme venir me tenía arrecha el tal Carlos. Termine de bañarme aseándome bien el trasero el que más tarde iría a ser penetrado por su rica verga. El almuerzo fue en punto de las 12 un suculento pescado muy rico en verdad, como los que mi madre preparaba, a la una Argemiro se fue y estando en la salita tomándonos un cafecito. Lo vimos partir, Me le acerque a Carlos diciéndole al oído.



-Bueno papacito camine pues y continuamos aquello que ya tengo ganas de comerte todo. – Camine pues cosita rica que quiero que me la mames como lo hiciste hace poco, que boquita tan rica.



Nos fuimos abrazados besándonos yo le acariciaba la verga por encima del pantalón. Entramos al cuarto cerramos la puerta y me quite el vestido que tenía quedando desnuda no tenía ropa interior, Carlos me alzo en sus brazos llevándome a la cama acostándome suavemente, parándose en frente mío se me desnudo.



- Haber déjame ver, Humm ya está paradita tu verga.



Acariciándosela me la acerque sacando mi lengua para lamérsela por su tronco lentamente terminando en su glande devolviéndome hasta sus huevas metiéndomelas en la boca jugando con mi lengua varias veces. Luego de darle besitos a su glande me la metí hasta donde me cupo abriendo bien mi boca, sintiéndome llena con su miembro eréctil.



– ¿Te gusta papacito? - Me encanta preciosa, me encanta ver como tela metes toda en tu boca. – No toda, está muy grande muñeco, pero a si me encantan, grandes, hermosas.



Seguí disfrutando de su verga en mi boca por varios minutos ya no teníamos afán estábamos solos a nuestras anchas disfrutando. Nos acostamos dejándome boca arriba levantando mis piernas se me monto encima, sus manos dirigieron su verga a mi trasero.



- ¿La quieres por acá ricura? - Si métemela por mi trasero vamos hazlo ya.



Penetrándome suavemente, iniciando lo que duraría por cerca de dos horas en la que hicimos el amor cambiando de posiciones varias veces. Orgasmos de placer, lujuria desenfrenada, que se manifestaba en gemidos de placer. Disfrute de sus caricias como perra en celo, nada más exquisito que lo prohibido. Su verga me rompía el trasero dándome duro con sus piernas en mis glúteos, los que recibían su fuerza al penetrarme. Al rato de sentir tantas sensaciones lujuriosas un éxtasis invade mi cuerpo dándome un orgasmo bien húmedo soltando mis jugos empape su barriga y la mía. Nos detuvimos para cambiar de pose. Se agarró su verga y se vio que estaba limpiecita. Lo mire y le dije:



- Tranquilo que me pegue un buen baño anal precisamente para esto.



Nos colocamos De medio lado el detrás mío levante mi pierna para dejar que su verga volviera a mi trasero y continuara su batallar dentro de mí, volviendo a sentir sensaciones placenteras exquisitas durante más de 20 minutos su verga me rompía el culo. Me volví a venir, escupiendo mis líquidos sobre su cama. Y el nada que se venía nos paramos de la cama y me alzo colocando mis piernas alrededor de su cintura, su verga quedo lista en mi trasero entrando nuevamente follamos por casi 10 minutos en esa pose. Luego sin soltarme sin dejar salir su verga dentro de mí, me dejo caer de espaldas sobre la cama quedando con mis hombros en ella y mi cuerpo contra el agarrándome de la cama, siguió follándome, mis piernas agarradas a su cintura sin soltarlo, el esfuerzo que yo hacía sirvió para apretar mi trasero y hacerlo venir dentro de mí. Seguía apretándolo, terminando mi venida.



Paramos descansando un toque, luego entramos a la ducha a refrescarnos, salimos y nos acostamos juntos en la cama para coger fuerzas para el siguiente polvo. No demoramos mucho a los 15 minutos ya yo tenía ganas de mamarle la verga nuevamente. Y colocándomele perpendicular empecé a saborearla, degustándola, restregándomela en la cara, lambia su tronco, mis manos se la acariciaban, bajaba a chuparle las huevas y seguía lambiéndole el trasero introduciéndole mi lengua, me devolví a sus huevas acariciándole la entrada de su trasero con mis dedos introduciéndoselo apenas la puntica, al ver que le gustaba seguí metiéndoselo, luego dos, hasta meterle los cuatro dedos.



– ¿Te gusta? - Si sigue mamita, sigue así. – Lastima no haber traído un juguetico que tengo en casa.



Termine y me levante a bañarme la mano, volví a la cama acostándome encima de él haciendo un 69 dejándole que su lengua destrozara mi cuquita a la vez que yo lo enloquecía mamándole la verga por cerca de 30 minutos en los que disfrutamos del sexo oral más rico e satisfactorio en varios meses. Levante mi pierna y cambiándome de lugar me acomode su verga otra vez en la entrada de mi trasero dejándome deslizar por él, sintiendo todo su tronco llenando mi culo, dejándolo adentro por unos segundos para luego moverme en círculos, continuando en sacármela suavemente apretando mi trasero y luego a entrar y salir de mi aumentando rápidamente su potencia. Recostada encima de él nos besábamos y abrazábamos apasionadamente, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos, la carne al fogón nos quemaba de emoción, su verga me tenía enloquecida del gusto que me daba. Empecé a sentir su embestidas con mas fuerza y mi cuquita me tenía temblando iniciando un orgasmo estupendo lleno de temblores por todo mi cuerpo, hasta llevarme al éxtasis. Quedamos los dos agotados me deslice por un costado abrazándolo.



– huf muñeco que rico estuvo eso, me encanto hummm.- Si a mí también en verdad eres una gran puta en la cama, yo lo sabía que me ibas a gustar demasiado que barbará eres mujer. Nos besamos con picos cortos y luego uno bien largo. Nos levantamos al baño otra vez a limpiarnos, regresamos un rato a la cama y luego salimos del cuarto a la piscina yo primero fui al cuarto a colocarme un vestido de baño enterizo. Argemiro ya había llegado pero fue primero a los establos, regreso y me encontró nadando en ese momento, Carlos estaba sentado en el borde tomándose una cerveza.



– Hola preciosa ¿cómo vas? - bien acá haciendo deporte papi.



Me acerque para saludarlo de beso me alcanzo una toalla y no besamos abrazándonos.



- ¿Cómo te fue en el pueblo? - Bien afortunadamente tenían la droga y la traje. También compre unos implementos y me vine, pero está haciendo mucho calor por allá. Vengo seco.



Sacando una cerveza de un refrigerador pequeño la destapo tomándose media botella. Yo le solté los botones de la camisa.



– Ve y ponte una pantaloneta y te metes un rato a la piscina. – Listo ya salgo.



Se fue a cambiar regresando a los minutos ya duchado se mandó de una, nado varios minutos y se nos acercó a Carlo y a mí que estábamos en el borde sentados. La tarde trascurrió y cenamos nos tomamos unos roncitos charlamos un poco de todo. Y ya como a las 10 nos fuimos para los cuartos. Ya en el cuarto Argemiro me beso muy románticamente, despacio y suave quitándome la ropa en la medida que iba besándome, hasta dejarme desnuda a su merced, me encamine a la cama estirando mi brazo me separe de él esperando que se me desvistiera, me subí a la cama y sentándome en la cabecera mis manos acariciaban mi cuerpo, con la derecha me dedeaba y la izquierda agarraba mi teta y me la acercaba a mi boca para chuparme el pezón. Termino de desvestirse y montándose en la cama gateo hasta llegar abriéndome las piernas acerco su cara a mi cuquita, su lengua introdujo saboreándome por mis labios sentí su restregar haciéndome gemir.



Fueron diez minutos de ricura, para luego escurrirme por debajo de él y llegar con mi boca a su verga y pegarle varias lengüetazos a su glande, seguido de varios picos, para terminar metiéndomela en la boca por cerca de otros 10 minutos. Seguido se me bajo y levantándome las piernas colocándoselas en sus hombros me coloco su verga en la entrada de mi cuquita, levante mi trasero pidiendo que me penetrara, ya tenía ganas de sentirla dentro de mi y de un solo golpe entro hasta el fondo haciéndome pegar un grito de arrechura, para luego empezar a follarme tan rápido como pudiera sin parar por casi 5 minutos en los que me hiso venir a chorros abrazándolo con fuerza paramos para cambiar de pose y que descansara un poco, para continuar colocándome encima de él me la volví a introducir en mi cuquita, dejándome rodar por su tronco venoso y duro como un cilindro, haciéndome gozar como puta, me levantaba acelerando el ritmo, colocando mis manos en su cama para sostenerme. O solamente me quedaba quieta a cierta altura para que él me follara con su rica polla. Minutos de placer sintiéndome feliz, deseada, complacida con Argemiro que se portaba a la altura dándome lo que más me gusta. Placer, exquisito placer. Su cuerpo comenzó a sucumbir en espasmos indicándome que se venía, sacándome su verga me deslice hasta lograr metérmela a la boca masturbándolo para que su semen se desbordara entre ella tomándome hasta la última gota, con su sabor aceitoso. Quedamos cansados pero satisfechos yo de un día espectacular y el con un cambio en su rutina, que lo tenía dichoso.



Nos quedamos dormidos. Al otro día nos levantamos temprano y lo acompañe a las labores mañaneras de la finca como es la de arriar a las vacas para ser ordeñadas, en los cubículos de ordeño y todo lo demás. Almorzamos y nos fuimos ambos para el cuarto a dormir la siesta. La que al despertarnos nos llega con una mala noticia. Su mujer venia en la tarde a quedase y como era puente festivo ósea el lunes no se trabajaba. Había que despejar la pista, alzar vuelo. Me estuve casi hasta las 4 de la tarde y me fui para la finca de mi esposo. Y por hoy no es más el cuento continúa.



DIANA LUCIA SAAVEDRA


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