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Estando aquí contigo

Cada día que pasa me voy enamorando más de Esther, tiene muchas cosas que me atren de una mujer, llevamos 2 meses de noviazgo y claro que ambos lo pasamos bien, tenemos tantas cosas en común, entre esas el sexo me encanta ella toda… no es la mujer típica con la que el hombre sueña de grandes pechos, nalgas y caderas anchas y piernas largas y rubia. Esther es de estatura pequeña, senos medianos y colita paradita… es hermosa ya la eh descrito anteriormente.

Un día le pedí que por favor cumpliese una fantasía que tenia desde que yo recuerdo haber empezado una vida sexual activa, estábamos en la terraza mirando llover, acostados, nos abrazábamos y mirábamos la lluvia caer, cuando paso por mi mente.

"tengo algo en mente"

"¿què es?" dijo ella.

"una fantasía" mi voz se entre cortó.

Hubo un silencio.

"estoy esperando a que me digas tu fantasía."

"amm ok… pues… no mejor no".

"ya dime" dijo con voz seria.

"pues mira… no sé… es que me gustaría que te vistieras de colegiala."

Otro silencio. ¿Se enojo?. Comienza a reírse.

"¿por qué todos los hombres piden lo mismo, vístete de eso, de policía, de hada, de monja, sean originales?" se vuelve a reír.

"¿ya lo has hecho antes?" Dije serio.

"no, de vestirme de colegiala no, pero me han pedido que me vista de eso, pero por ti haría lo que fuera mi amor" me abrazo y me dio un beso en la mejilla, luego paso su mano sobre mi cara, me acaricio mis labios y nos quedamos dormidos.

Al siguiente mes se venía mi cumpleaños, y otro mes más con ella, hasta ahora todo va bien, con respecto a lo de hace un mes no he recibido respuesta, a la mejor ya se le olvido… ni modo volveré a insistir otra más y si de plano ya no quiere no la obligare.

Llegaba de la facultad y sacaba mis llaves de mi departamento, estaba lloviendo era el periodo de lluvias más largo que yo halla visto antes, de pronto vi una carta atorada en el orificio de la puerta, la abrí y era una de Esther quién me felicitaba por mi cumpleaños y que lamentablemente hoy no iba a estar porque tenía mucha tarea que hacer…

Abrí mi puerta y lo primero que veo es una alfombra de pétalos de rosas, ni un hueco había en el piso… velas por todos lados y mi departamento oscuro por unas telas gruesas de color carmesí, caminé sobre la alfombra me daba sentimiento de culpa por tratar de no estropear semejante obra de amor hecho por Esther para mi… camine hasta llegar al sillón dónde siempre hacemos el amor, deje mi mochila, había unos libros, eran de ella, había dentro de los libros unas polaroid, era ella haciendo un striptease… wow la última foto de ella desnuda… tratándose de tapar sus cositas jajajaja… de pronto de mi cuarto se escuchaba música, era una canción de Pink floyd que a ella y a mi nos gustaba (no la voy a decir para no quemarla) me dirigí a mi cuarto, la puerta estaba media cerrada, la abrí y era la parte más oscura del lugar… solo velas… y más pétalos de rosas, en medio la cama acomodada de forma diferente, y si…adivinaron Esther en medio de la cama, sentada vestida de colegiala, tenia puesta una blusa de manga corta blanca y de botones, un chaleco azul marino, una falda de color azul con vivos en rojo y blanco, sus calcetitas blancas hasta la rodilla, se veía estupenda, tenía el pelo suelto.

"Buenas tardes profesor" Dijo con voz sensual.

"Buenas tardes alumna…" no supe que decir.

"Vengo a mis examines…" seguía con esa dulce voz, delgadita, sensual.

"¿cuál quiere presentar primero…"

"Ay profesor, acérquese más, no le escucho…"

"dije que cuál examen quiere presentar señorita."

"mmm no sé profesor, yo estudie mucho para pasarlos, el que sea es bueno"

"empecemos por el oral…"

"ok, ¿qué hago?"

Cuando dijo eso.. se inclino un poco para atrás apoyándose en sus bracitos mirándome con mucha ternura, pero que estoy diciendo… era una mirada picara… invitándome al placer…

"primero, desabroche mi cinturón… luego baje lentamente el zipper".

"profesor pero eso es malo…" lo hacia al mismo tiempo que lo decía.

"no piensas hacerlo" dije serio.

"si mi profesorcito lindo, no quiero que se enoje conmigo y me repruebe".

"no estoy enojado, me gusta las niñas obedientes usted haga lo que yo le pida y vera como no reprueba"

"si profesor."

A Esther le gustaba mucho que la dominaran y luego ella dominar, ¿recuerdan lo de las esposas con su hermana? Ella me desabrochaba el pantalón sin dejarme de ver, ella se puso de rodillas.

"profesor ¿da puntos extras?"Dijo suavemente de nuevo ella.

"si señorita." Seguía serio. Pero con unas ganas tremendas de sentir su rica boca.

Se levanto y tomo de la gaveta un frasco que contenía mermelada, me saco el pene, abrió el frasco y metió una cuchara, saco una buena porción y la unto en mi pene que inmediatamente sentía la frialdad de la mermelada, la unto por todo mi pene con la cuchara, ella es muy minuciosa en sus detalles es perfeccionista y no descuidaba ningún detalle, cubrió todo mi pene con la mermelada y luego con la puntita empezó a tocarme, muy suave, muy despacito, jugaba con la puntita de su lengua se estaba saboreando el momento, lo fue metiendo poco a poco en su boca, se estaba embarrando alrededor de su boquita, yo con mis dedos trataba de recoger lo que tiraba inconcientemente, su boca ya cubría todo mi pene embarrado… se hacía para atrás y para adelante en una forma muy lenta… me estaba gustando como lo hacía me estaba haciendo gozar mas que otras veces me hacía perderme entre sus ricas mamaditas, suspiraba ella y lo gozaba, sentía mi pene endurecerse en su boca y lo chupaba con más fuerza cada vez, yo me sentía muy excitado cuando sus dedos empezaron a acariciar mis testículos, me perdí unos momentos en su oral, cuando menos me di cuenta ya tenia los pantalones abajo con mis calzoncillos, tome su cabecita la cual acaricie y movía empezando a acoplarla a mi ritmo de mis caderas que se sentían provocadas por su deliciosa boca. Sus mamadas eran tremendas, perdía noción de todo a mi alrededor, de pronto ella surge del piso y me tira a la cama con mucha fuerza, empieza a bailarme sensualmente sacándose la ropa lentamente, primero se quita el chalequito, después me hacía guiños haciendo una muequita se desabotonaba la blusita botón por botón, juega un poco con ella a que se la quitaba, termina dejándose la puesta y se sube a la cama como si fuese una linda gatita, se acerca a mi rostro y empieza a besarme, sus brazos se posan sobre mis hombros y acaricia mi espalda, ella decide sentarse sobre mi regazo yo la tomo por la cintura, seguíamos besándonos, acariciaba sus pechos sobre su sostén blanco, los masajeaba y apretaba con delicadeza conforme iban avanzando las caricias y los besos más intensos hacía esos masajes, de pronto me encontraba desnudo en la cama siendo acariciado por sus suaves mano en mis pechos, yo le quitaba la blusita, la faldita, acariciaba sus muslos pegábamos pecho con pecho, apretaba sus senos y sentía la dureza de sus pezones, Esther empezaba a restregarse contra mi de una manera bastante acelerada, puse en mi boca sus pechos para poder comerlos, los chupaba con mucha devoción, como un nenito hambriento, ella suspirada y gemía constantemente, llegue a pensar que ella estaba llegando al orgasmo antes de tiempo y sin mi, me ti la mano bajo sus bragas blancas y ella estaba destilando de lo excitada que estaba, suspiraba en mi oído, sus jadeos se intensificaban cuando pasaba y repasaba mis dedos en su linda rayita, su clítoris estaba muy tieso como una piedra metí mis dedos a su vagina, esta me recibió con mucha alegría, como si fuera un apretón de manos, mis dedos estaban inertes dentro de ella, Esther se movía como si recibiese un pene de verdad, cambiamos de posición.

"Quiero sentirte dentro mió" dijo muy excitada.

Se acostó y abrió sus piernas, permitiéndome una libre entrada a ella, tome mi pene para poderlo introducir lentamente, al poner la cabeza de mi pene ella suspiro, conforme lo iba introduciendo ella me tomaba con fuerza de la espalda pensado ella que se rompería, sus uñas se enterraban en mi espalda, ella mordía un pezón mió lo jalaba con sus dientes, me movía lentamente, mis manos se apoyaban en la cama que se estaba deshaciendo yo la impulsaba con la fuerza de mi pelvis, ella puso sus piernas detrás de mis caderas y me empujaba para que no saliese nunca, acariciaba ahora mi espalda y eso me motivaba a que siguiera penetrándola con fuerza, escuchar sus gemidos hacia endurecerme más con ella, la tome de la cintura y la levante de la cama dejando sus nalguitas al aire, la cargue hasta la pared y ella asombrada abría los ojos y sonreía por lo que había hecho, me continuaba besando y volví a penetrarla ella muy erguida no se si por el frió de la pared o por estarme gozando mucho, mis embestidas eran cada vez más fuertes, tomaba mi pelo y lo jalaba con fuerza, luego la baje y la puse de espaldas, la incline con las piernas medio abiertas y sus manos apoyándose en la cama, ella se quejaba se sentía incomoda pero yo no podía dejar de metérsela, se sentía muy bien, luego nos arrodillamos y yo sin salir de ella seguía mis movimientos pélvicos, ella se incorporo, paso sus brazos por mi cabeza, ella se sentaba, daba brinquitos sobre mi pene realmente lo estaba gozando, me acariciaba la nuca y me besaba mientras ponía mis dedos en sus pezones, los pellizcaba, los jalaba, masajeaba sus senos, que suaves senos.

Me exigía más y más no quería que terminase, me decía cosas al oído que me impulsaban a que no me detuviera ni aun que el mundo estuviese llegando al juicio final, luego ella se levanto de mi, la mire, ella se dio la vuelta y se volvió a sentar, dejo su regazo sobre el mió y puso su espalda en la cama, la jalaba a mi, ella tomo luego la iniciativa y solita se impulsaba mientras yo acariciaba sus senos, su clítoris, todo ella.

Tome sus piernas, las abrí, las coloque en su pecho y empujándola con fuerza la penetraba ya no me importaba tener cuidado, me estaba dando cuenta cada día que entre más rudo fuese mayor su placer y el mió, acariciaba mis brazos, pasaba sus manos sobre mis tatuajes, los miraba.

"Que niñote…" me decía.

"¿te gusta?..." pregunte yo.

"si mi amor eres único, el mejor, nadie como tu me ha hecho el amor… sigue, sigue ah… siiii"

De pronto comencé a sentir como se contraían sus músculos vaginales, ella se levanto y me tomo del cuello pegando mi cara a su pecho… mamaba sus senos, me perdía en su piel, daba sentones más rápidos y mas fuertes, sentía que iba a partir mi pene en dos.

"ya viene, lo puedo sentir, si… por favor sigue." Empezaba a dar alaridos.

"más rápido amor, sigue ah si… que rico…"

Yo estaba muy cansado, sentía que no iba a poder más, ella se iba a venir y yo con mi falo duro sentía que no podía eyacular, de pronto un beso en mi oreja provoco el mayor éxtasis que haya sentido con ella o con cualquier otra mujer… metió su lengua a mi oreja y jugueteo dentro de mi lóbulo dejando escurrir un poco de saliva algo que hizo que doblase mi cabeza la soltase y la empujase hasta venirme, comencé a estallar al ritmo de su movimiento, ella se hacía de adelante hacía atrás, luego daba saltitos, y luego en círculos, me tenia contra la cama y ella seguía montándose como si yo quiera corcel salvaje, tenía sus manos contra mi pecho… me apretaba y por poco me quedaba sin aire… perdí noción de lo que paso en esos momentos porque ya me estaba corriendo dentro de ella, solo recuerdo sentir que daba un grito de placer unísono al de ella y que algo cubría mi pene y se escurría entre el poco espacio que había entre mi pene y su vaginita.

Cuando desperté ella seguía ahí conmigo, abrazándome, era una lindura verla, acariciaba mi rostro y yo el de ella, nos besamos…

"me duele"… dijo con voz suave.

"¿te sobo?"

"jajaja si..." me beso y pasaba mi mano sobre su sexo. Estaba escurriendo de nuestros fluidos.

"¿te gusto mi regalo de cumpleaños mi amor?" Pregunto ella.

"si mi amor, es lo mejor que me han regalado" nos besamos.

Sin importar la hora volvimos a hacer el amor otra vez, descansábamos y volvíamos a hacerlo, nos amanecimos de nuevo juntos y abrazados, la última recuerdo haber terminado en ella en su carita, ella después se levanto y tomo una ducha, se puso su ropita de dormir y nos acostamos para descansar todo el día siguiente, lo bueno que fue en fin de semana sino, no hubiese aprovechado mi regalo de cumpleaños.

Datos del Relato
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