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Esta es la Historia de Silvia, una voluptuosa mujer de algo más de 40 pero aparenta tener unos 30 y tantos años, con su espectacular y larga cabellera castaña, sonrisa pícara, unos apetecibles y grandes senos que dejan perplejo a quien la vea con sus anchas caderas que rematan en un redondo trasero que hace las delicias de quienes observan su cadenciosa manera de andar.
Silvia fue educada en un ambiente lleno de limitaciones y represiones sexuales; solo destinada a enamorarse y casarse, en ese estado ideal, tendría permiso para el sexo y/o para fantasear con el ser amado.
Pero una vez casada sus frustraciones crecieron Carlos su marido solo pensaba en tener sexo lo cual a ella le gustaba mucho, sin embargo, era todo un egoísta que solo se satisfacía él, sin importarle que era lo que ella sentía y quería. Parecía condenada a vivir una vida que no le dejaba escapatoria y como era de esperarse esta situación no duró, porque ya no amaba más a Carlos, siendo lo saludable, indicado y aconsejable tomar las acciones en consecuencia. Todos nos merecemos amar y ser amados; no siendo este el caso de Silvia en su relación con Carlos, entonces Silvia decidió liberarse de esa situación, ser honesta y explicarle lo que le pasaba, por muy duro que esto fuera. Luego de dimes y diretes de acusaciones mutuas y de otras oportunidades para recomponer el matrimonio eso no funcionó.
Al fin libre de ese yugo que la oprimía, decidió darse un tiempo, estaba destruida sentimentalmente, no deseaba tener otra relación.
Luego de muchos años dedicados exclusivamente al comercio de artesanías y a la crianza de su hijo, se consiguió casualmente con Francisco un antiguo compañero de la universidad convertido en un apuesto hombre de negocios que recién había regresado para establecerse en su ciudad natal. Le preguntó ¿tienes unos minutos para platicar?, Silvia con su sonrisa pícara asintió con la cabeza, fueron a tomar una taza de café mientras hablaban entretenidamente y recordaban los años mozos, se les pasó el tiempo sin percatarse, en eso Silvia ve el reloj y recuerda que debe ir a buscar a su hijo al colegio inmediatamente, se le había hecho tarde, se despide con un beso en la mejilla y se va a toda prisa.
Sin poder evitarlo Silvia no podía sacarse a Francisco de su cabeza, pensar que no sabía nada de él, la perturbaba, ni idea donde buscarlo, no tenía ninguna pista, si solo le hubiese pedido su número telefónico aquella tarde todo sería más fácil.
Esa noche durante su baño sintió deseos de tocarse, así lo hizo, recorría con sus manos sus pechos, pellizcando suavemente sus erectos pezones, deslizó una de sus manos a su bajo vientre y comenzó a frotarse circularmente el clítoris creciendo en intensidad e incrementado el ritmo, mientras el agua caía deliciosa por su cuerpo de mujer, siguió fantaseando con la imagen de Francisco hasta que obtuvo un espectacular orgasmo que la hizo gemir de dicha y felicidad, le temblaron las piernas haciendo que casi perdiera el equilibrio y cayera. Este sería el primero de muchos orgasmos con el que Silvia se complacería, había tomado la decisión de volver a sentirse mujer.
Silvia sale de la ducha, reconfortada por lo que acaba de pasar, se frota lenta y suavemente todo su cuerpo con la toalla, se coloca su bata de baño y entra a su alcoba, quitándose la bata queda completamente desnuda, se mira al espejo y observa sus hermosos pezones de un tono café muy seductor que aún conservaban el recuerdo de su reciente ducha, envuelve una toalla sobre su cabello, sentándose sobre la cama, comienza su ritual nocturno de colocarse sobre sus piernas, abdomen, senos y brazos crema humectante para después del baño.
Pensaba, reprochándose los años perdidos en los que no se había permitido tener un orgasmo, se tumba sobre la cama para disponerse a descansar, perocomenzó a tocarse los muslos y sus brazos, cuando hacia eso se bamboleaban sus pechos de un lado al otro, cerrando sus ojos, sacaba su lengua, mojando repetidamente sus labios, comenzó a acariciar su abdomen subiendo hasta sus apetecibles tetas, primero con una mano luego con ambas, las acariciaba de forma circular las tomaba desde abajo y las subía mientras movía sus piernas de adentro hacia afuera, comenzó a pellizcarse los pezones estirándolos, sacaba su lengua humedeciendo su labios, estaba extasiada, se llevó un pezón a su boca succionándolo con frenesí, luego el otro, encendiéndose más, con una mano busca su boca metiéndose tres dedos en ella y la otra baja a su vientre abriendo sus labios vaginales, mientras su respiración se aceleraba, sacando los dedos mojados de su boca los metió, comenzó a suspirar imaginando que estaba siendo penetrada por Francisco estado toda abierta de piernas, metiendo y sacando sus dedos de la vagina caliente y húmeda, vuelve a mojar sus dedos en la boca para comenzar a tocarse el clítoris, mientras más lo tocaba más se retorcía de placer hasta el alcanzar un completo éxtasis, con un extraordinario, maravilloso y placentero orgasmo acompañado de una torrencial eyaculación.
II
Pasaron varias semanas sin saber nada de Francisco, ya me acostumbré a la idea que no le iba a volver a ver, estando en el colegio de mi hijo en la acostumbrada reunión de último viernes del mes con los padres y representantes del salón de mi hijo, vi llegar una de las mamás que no había visto nunca, era una mujer rubia cabello corto, flaca bastante esbelta, con un hermoso color bronceado por el sol, unos senos más bien pequeños pero muy bien proporcionados a su figura, de ojos celeste y una dulce sonrisa; mirando que la había observado con detenimiento se sentó a mi lado y cortésmente me regaló, un hola soy nueva aquí me llamo Lucy pero no en el cielo con diamantes, lo cual hizo entre risas jijiji, le dije soy Silvia un placer conocerte dándole la mano y sintiendo su calidez.
Una vez terminada la aburrida reunión de entrega de nota de los pequeños nos dirigimos al patio de recreo y la algarabía de los niños se dejó escuchar, muy pronto mi hijo Juanpi se acercó corriendo acompañado de un niño pecoso con los cabellos rubios ensortijados; mi hijo me lo presenta, diciendo este es Paco mi mejor amigo del colegio, mami nos invita a pasar el fin de semana a la finca de sus papás; le respondo, no creo que sea conveniente, anda mami no seas mala, diciendo esto, se acerca Lucy que era la mamá de Paco, me dice, Silvia que alegría que seas la mamá de Juanpi, Paco no deja de hablar de él desde que entró al colegio hace ya par de meses, creo que se han hecho muy buenos amigos, le he dicho que los invite a pasar el fin de semana en la finca, no acepto un no como excusa. Me quedé un instante pensativa, interrumpido por un ¿anda si mami? di que sí, mirando a los ojos a Lucy que me había caído muy bien, asentí con la cabeza y nos pusimos de acuerdo Lucy y yo.
Era de noche ya cuando Lucy paso por nosotros, me dijo que su esposo Carlos iría mañana porque se le había presentado un retraso perdiendo el vuelo, pero eso es lo de menos lo importante es ver la emoción de los niños. Nos fuimos rumbo a la finca que distaba de la ciudad como una hora, al fin llegamos fuimos recibidos por Manuel y Gloria que eran los que se encargaban del cuidado de la propiedad y vivían, en una casita aparte, era una acogedora casa de campo, con un hermoso patio central, rodeado de alcobas, al fondo se veía una sala con vista al patio del fondo.
Lucy indicó que los niños estarían en una misma alcoba, yo estaría en el cuarto contiguo y ella en el siguiente. Me indicó que me preparara que era hora de cenar, entre a la habitación, saqué mi equipaje, entre al baño decorado con muy buen gusto, al lado se oía la rochela de los chicos, salí para verlos, quedando sorprendida con la habitación ambientada con colores y dibujos infantiles, un televisor con consola de juegos y un baño multicolor, pero lo que más me impresionó fue lo ordenado de sus ropitas en el armario, eran todos unos hombrecitos pensé con orgullo.
Cenamos unas ricas arepas de maíz pilado que nos había hecho Gloría con carne mechada que estuvieron deliciosas, un juguito de fresa espectacular y al final el cafecito guayoyo que no podía faltar. ¡Niños a cepillarse los dientes! dijo Lucy, que mañana hay mucha actividad, muy obedientes salieron disparados a su alcoba a cepillarse, nosotras recogimos los platos, lavamos la loza y fuimos a espiar a los niños, encontrándolos completamente absortos viendo la tv.
Nos dirigimos a la sala que había visto al fondo, que era una especie de estar, con tv, dvd, equipo de música y un barcito; contiguo estaba a una pequeña pero acogedora piscina, Lucy de paraba de agradecerme por haber aceptado la invitación, soló atiné a decirle tranquila, vamos a relajarnos. Mostrando su mejor sonrisa asintió y nos tumbamos en un sofá con vista hacia el patio de fondo y la piscina, desde donde podíamos ver un hermoso cielo estrellado que solo se mira en el campo.
Minutos después, Lucy coloca música instrumental moderna, muy relajante, se acerca a mí con dos copas y una botella de vino tinto, diciendo –Brindemos por un fin de semana espectacular-. Iniciamos una agradable charla sobre nosotras entre copas y copas nos bebimos toda la botella, Lucy salió disparada a buscar otra botella; y yo fui al cuarto de los niños que dormían plácidamente con la tv encendida, se las apago y cierro la puerta.
Al regresar al estar, me consigo con las copas llenas y no estaba Lucy no le doy importancia al hecho y tomo mi copa le doy pequeños sorbos, percatándome que me estaban haciendo efecto las copas, me relajé tumbándome en el sofá con mis ojos cerrados dejándome llevar por la música que estaba exquisita.
No sé cuantos minutos estuve así, sorbiendo el vino cunado aparece Lucy, estaba en traje de baño biquini que resaltaba su esbelta figura, me convidó a entrar a la piscina, diciendo mañana va estar más ocupada, le contesté no traje traje de baño, por ahora eso no importa para mañana yo resuelvo y busco alguno.
Me desvestí quedando con mis braguitas tanga y en sostén media copa, algo apenada, me sumerjo rápido en la piscina que era temperada, una delicia, Lucy acerca la botella y las copas al borde de la piscina y baja lentamente por la escalerilla noté que estaba algo tomada por su risa y manera de bajar, observé que en el borde su bikini asomaba un mechón rubio, ruborizándome, porque ella se percató de mi observación. Volvimos a brindar preguntando que si yo me depilaba, en clara relación a la mata de vellos que le había visto, contesté con un –claro que sí, ¿y tú?– me encantaría pero no tengo mucha práctica siempre fui a una estética desde que llegué a la ciudad no consigo donde ir y las veces que lo he hecho es un desastre, me quedo con mechones por todos lados- soltando una sonora carcajada. ¿Me ayudarías?...mi marido quedaría encantado, sin esperar mi respuesta salió de la piscina se envolvió en una toalla y se fue. Me quedé pensando que voy a hacer yo nunca he estado enfrente de una mujer desnuda y menos depilándola, buscaba alguna excusa convincente para no hacerlo.
Lucy regresa cargada con unas pequeñas tijeras de punta roma, afeitadora femenina, gel para afeitar, jabón, toallas, loción y aceite de bebe; ofreciéndome su amplia y pícara sonrisa que desarmó mis argumentos en contra
Lucy: estoy lista para entregarme a tus demandas
Acto seguido entra a la ducha de la piscina despojándose del bañador, dejando al descubierto de su rubio vello púbico y sus pequeñas téticas coronadas de una aureola rosa y unos pezones picudos, gruesos y largos para el tamaño de sus senos. Sin perder tiempo se enjabona profusamente, mientras yo observo y discurro sobre la manera más aséptica de hacer el trabajo, apurando el resto del vino de mi copa y sirviendo para las dos.
Completamente desnuda tiende una toalla sobre el banco de madera de la piscina, tendiéndose boca arriba con las piernas flexionadas, con una señal de su mano me indica que tome un banquito y que me acerque…
Temblando no sé si de temor o del frío que me dio salir de la alberca, pero sentí que mis pezones se pusieron duros y erectos en demasía, cuestión de la que se percató Lucy y con una mirada maliciosa, me dijo sécate que te vas a resfriar, sácate el sostén y el tanga que están todos mojados, extendiéndome una toalla, no pude evadir tan razonable orden y obedecí de inmediato, observando de reojo como me veía, dejando escapar una risita jijijiji me pidió que le diera la copa de vino sorbiéndola de un solo trago.
Bueno ya estaba allí completamente desnuda a punto de depilar a otra mujer que recién conocía y con todos los tabúes de la infancia revoloteando en mi cabeza, realicé una inspiración profunda y me dije vamos, manos a la obra
Silvia: voy a empezar primero rebajando el vello con la tijera, por favor me ayudas halando para cortarlo lo más corto posible
Lucy: lo que tú digas
Entonces inicio el corte de su rubio vello sobre su monte de venus con mucho cuidado con el prepucio de su clítoris que sobresalía imponente por encima de su pubis, pensé que grande lo tiene, y proseguí con esa área si poder evitar tocar sus partes sensibles a lo cual ella reaccionó mostrando la punta de su rojo glande del tamaño de un guisante saliendo fuera del prepucio, sentí que un rubor me corrió por las mejillas, intenté continuar pero quedé paralizada unos segundos. Lucy preguntó ¿te ayudo? A la vez que se tomaba su clítoris con los dedos y lo estiraba colocándolo hacia un lado para que pudiera cortar el vello de la comisura de los labios exteriores, estirándolos yo con mi otra mano, repitiendo el procedimiento, sintiendo ese aroma de una mujer en celo que despedía su vagina. Tenía la boca seca y me sentía lubricaba, excitada con una mujer, fin de mundo, pensé
Lucy: me sirves una copita de vino y sirve una para ti
A lo que atendí para ver si mi excitación decaía, dado que sentía que mis humedales se corrían por mis piernas, le entrego la copa y le digo ¿qué tal está quedando? Perfecto, eres una experta, responde viéndome fijamente, sigue que quiero estar como un bebe, mi marido se va volver loco
Reinicio mi trabajo, Lucy estaba allí con su piernas abierta con sus delicados pies casi juntos, percatándome que su glande salía ahora mucho más de su prepucio y estaba completamente erecto, nunca había visto algo así, pienso que debe haber sido por los apretones que se dio, Lucy tenía unos labios vaginales interiores simétricamente perfectos, me recordaba una orquídea, de un color rosa,
comienzo estirando un poco hacia el centro unos de sus labios, unos de mis dedos no pudo evitar rozar su raja que estaba completamente húmeda y caliente…le dije, apurando un gran sorbo de vino, por favor sostenme el labio así, lo cual hizo se dilación y yo me apuré a cortar el poco vello que tenía en la comisura de sus labios exteriores, luego proseguí con el otro lo tensé hacia arriba y ahora deslicé uno de mis dedos dentro de su raja sacándolo mojado con una baba espesa que hizo un hilo entre mi dedo y su rajita, aparto hacia un lado el labio y le indico que lo sostenga, ella lo sostiene apretando su mano contra su clítoris, corté el vello muy rápido y con mucho cuidado, seguí cortando a petición de Lucy por la zona perianal separando sus blancas nalgas le observé su lindo agujerito también rosadito, su aroma me tenía perturbada, esteba al borde por mis prejuicios que atormentaban mi mente, continué cuidadosamente hasta que estuvo listo para la segunda fase.
Le indiqué que debía lavarse de nuevo para quitar cualquier pelito que pudiera interferir y mientras sacudía la toalla. Estando en la ducha me permití verle la cara por primera vez, ella no me quitaba la mirada y reía con cara de inocencia, mientras se enjabonaba con diligencia. Aproveché y le dije -no te seques abajo, es necesario que esté húmedo- a lo cual contestó con una sonora carcajada que volvió a sonrojarme.
Regresó y se volvió a tumbar sobre la toalla, con su pubis aún húmedo por la ducha, tome el gel coloqué una generosa porción, seguidamente con movimientos circulares froté el gel sobre su pubis maliciosamente, quería observar de nuevo su gigante clítoris erecto, de inmediato reaccionó con mis delicados y morbosos toques, que me hicieron recordar las niñas que veía en el internado para señoritas de mi juventud, continué frotando su zona perianal con malicia presioné por unos instante mi dedo contra su ano y sentí sus palpitaciones, esto hizo que corriera por mi pierna un torrente húmedo. Lucy dice: -este gel mentolado es una delicia, debías probar, jijiji-
Luego separándole un poco más las piernas, le voy quitando el exceso de espuma, sobre todo retirándola de su prepucio y clítoris que sobresalía como un mástil de barco en medio de la espuma del mar, sigo retirando la espuma de sus labios interiores y raja que despedía ese aroma que me había llevado a hacer cosas insospechadas, ahora su ano aprovecho para meter la punta de mi dedo con la intención de retirar el exceso y escucho a Lucy a susurrar un ¡ayy! Disculpa si te hice daño, no para nada, solo sentí un rico escalofrío, dijo poniendo una expresión inocente.
Lucy relájate, ahora comienzo a rasurarte, cojo la máquina de afeitar, con suavidad y firmeza voy rasurando su monte de venus hasta dejarlo reluciente y liso, limpio en el agua de la ducha la afeitadora para quitarle lo vellos adheridos para continuar, al ver a Lucy tumbada con sus piernas abiertas esperando por mí, sentí el candor de mis mejillas, estaba muy lubricada y torrentes bajaba por mis piernas, con el movimiento se cayó la toalla que me cubría, con pudor la recogí con rapidez para volverme a tapar, mientras sentí la mirada penetrante y escrutadora de Lucy sobre mi entrepierna completamente mojada, a lo que solo atiné a decir nerviosamente, -estás quedando espectacular, no se nota ningún vestigio de vellos- ella respondió con un -sí, mi marido me va a devorar- lo que me puso más excitada dado que no he tenido un hombre en años, continué con los labios exteriores separando con cuidado sus labios interiores, no sin antes dejar colar mis dedos descuidadamente una y otra vez dentro de su húmeda y caliente rajita, sigo con cuidado dejando sus labios vaginales exageradamente rasurados, ahora toca el sitio más complicado la zona perianal, le indico que debe abrir muy bien las piernas y tomarse sus nalgas para poder trabajar con cuidado, lo que hizo sin dilación metiendo sus manos entre sus piernas, llevando sus rodillas sobre su pecho y subiendo su pelvis arqueando un poco su espalda, mientras atrapaba sus nalgas con sus dedos, produciendo que su vagina se abriera como una flor, dejando al descubierto su rosada vagina y su inmenso glande rojo pálido afuera del prepucio, parecía con un pequeño pene erecto, su rico aroma me tenía al borde de intentar cometer la locura, de acariciarlo, besarlo y succionarlo. Esa posición me permitió concluir el trabajo dejando su delicioso y palpitante ano libre de cualquier vello.
Lucy estás lista quedaste como un bebe, ahora puedes darte una lavada, colocarte de la loción y el aceite de bebe. Pensé y ahora que seguirá apurando hasta la última gota de la copa de vino.
Lucy sale de la ducha, se seca y se coloca la loción, tocándose con suma delicadeza toda la región rasurada, le indico que espere par de minutos para que la piel absorba la loción y luego se coloque el aceite…así lo hace y de lo más emocionada me confiesa que está súper excitada pensando todo el tiempo en la noche de mañana, ummmm. Cambiado de tema me dice que la depilada quedó insuperable, debías dedicarte a esto tendrías muchas clientas…jajajaja yo sería asidua.
Silvia responde nunca lo había pensado, viendo su reloj ve que son las 12 de la media noche, y le dice maliciosamente a Silvia creo que es hora de descansar, mañana te espera un gran día. Recogieron todo y se retiraron a sus habitaciones, Lucy se despide con un beso en la mejilla y un elocuente graciasss. Ufff que alivio pensé que iba a tener mi primera experiencia lésbica.
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