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"En una semana de sexo e intercambio, salgo del placard y mi mujer y yo somos más felices"
EN la semana que cumplimos veintidós años de casados decidimos ir con parejas desconocidas a Misiones para festejar el aniversario. Queriamos probarnos estar con otras parejas. Lo habíamos pensado mucho y enseguida hallamos quorum en las redes sociales.
La propuesta era simple: cuatro matrimonios - todos con hijos grandes – edades 55 años y las mujeres entre 45 y 50. Nos conocimos y cerramos el viaje en un restaurante. Todo armado por la mujeres. Esa noche Mónica, mi mujer, quedó muy caliente con la idea de coger por una semana con alguien desconocido, y en libertad. Todos nos miramos la primera vez y obvio no evitamos mirar a la mujer del otro. Las noches previas al viaje Mónica estaba muy caliente con uno de los tipos: Luis, el personal trainer y tenía unos ojos azules y un lomo que calentaba a cualquiera. Cuando me preguntó quién me gustaba, le confesé que Paula, la más pulposa, y me dijo “vas a tener mucha competencia” Y agregó ”me parecía que Julián te miraba demasiado…y Marcela, su mujer, está re caliente con Luis también, va a haber guerra… “ Le confesé que también lo había notado. Julián era el arquitecto, un tipo super delicado, impecable, flaco y con aspecto hipster. Solo que descubrimos que trabajamos en el mismo lugar hacía tiempo y teníamos gente conocida en común. Pero un par de veces se puso cariñoso con los abrazos. “El flaco me cayó re bien, veremos...”, le dije a Mónica.
Los días previos al viaje tuvimos sexo con fantasías de intercambio y en un momento me dijo” te voy a preparar para Julián”… Allí nomás me puso crema y me metió tres dedos por atrás mientras me sacudía con la otra mano.” Una perra.
Llegamos a Iguazú, aeropuerto, hotel check-in y empezó el disfrute. Nos cambiamos e hicimos pileta hasta que nos fuimos a tomar algo a un bar del pueblo. Julián tenía un físico trabajado, pero el más fachero era Luis. Y Paula, tenía el tamaño de lolas perfectas. Luego de la pileta, ducha y miradas picaras con Julián. Se acarició el miembro mientras me miraba sonriente, mientras yo hacía esfuerzos por disimular. Luis nos vió y dijo: “chicos tranquilos…”
Esa noche salimos a tomar algo en dos autos, y mujeres cambiadas. Julián y yo delante, Laura y Paula atrás. Me di vuelta varias veces para hablar y joder con las minas y no pude evitar bajar la vista a los escotes. Julián pasó su mano sobre mi muslo y me dijo “tranquilo amigo, hay tiempo para todo”. Su mano se quedó unos segundos y no se iba. Paula lo notó y dijo “chicos no nos dejen solas…” Llegamos al bar y no me separé un momento de Paula, la hice reír como nunca, entre las copas y la calentura estaba inspirado. En un momento estábamos sentados y Luis dijo ”llegó la hora dela votación: ¿cena o sorteo?” Todos votaron sorteo. Luis repartió a las minas los papeles doblados con nuestros nombres. Laura conmigo y Mónica con Julián. Luis con Paula. Me quería morir.
Nos acomodamos en los autos, volvimos al hotel y cada uno con su nueva mujer.
Laura y yo nos quedamos charlando en uno de los sillones del bar y tomamos unas copas antes de subir. Me confesó que estaba feliz porque le había caído muy bien. Me acerqué y la besé. Ella me dijo ”vamos”. Mientras subíamos la abracé y nos volvimos a besar. Era una mujer frágil con un cuerpo divino para sus 48 años. Llegamos a la habitación y en tres segundos se sacó el vestido, y se fue a duchar. Yo estaba como loco, me saqué la ropa y la seguí. Nos duchamos juntos y gozamos cada caricia como pendejos. La tomé en mis brazos, salimos del baño y la recosté en la cama. Mi pija estaba re dura. Nos besamos y ella tomó mi cabeza y me indicó donde quería mi lengua. Me quedé unos segundos chupando sus pezones hasta que sus manos dirigieron mi cabeza a su concha húmeda. Me quedé allí un rato largo, porque la escuchaba gozar como nunca antes había visto a Mónica. Luego de acabar varias veces, me retiró de allí, se incorporó y me pidió que me acostara boca abajo. Me puso una almohada en la panza y me elevó la cola. No lo podía creer. Me penetró un largo rato, mientras me agarraba la pija con ganas. “No acabes” me dijo. Después de unos minutos se acostó boca arriba y la monté. Nos besamos largamente y empecé a golpear mi pija contra su concha, una y otra vez. Laura estaba como loca, me besaba todo el tiempo y para evitar que acabe me pellizcaba las tetillas. Nos dimos vuelta y allí me montó ella. Subió y bajó varias veces, mientras yo me colgaba de sus lolas con mi boca. Sus manos acariciaron mis bolas como exprimiéndome, hasta que acabé. Hicimos el amor otra vez en la mañana luego de una mamada divina. Una noche perfecta.
A la mañana siguiente, después del desayuno cada matrimonio fue a caminar por el parque. Mónica me dijo que Julián quería estar conmigo. Ella lo penetró con el vibrador que él tenía. Mónica lo penetró varias veces, y después ella logró que él la cogiera. Le conté mi experiencia y no me dejó terminar. Esa noche había otro cambio, y ella quería a Luis. Me dejó helado cuando me propuso estar con Julián y ella hacer un trío. Le dije que yo quería repetir con Laura, pero me dijo que no se podía repetir. Le dije entonces que arreglara con Luis y Paula que manejaban todo.
Julián entró a la habitación y me encontró fumando en el balcón, mirando las cataratas de noche. Se acercó con dos vasos de whisky. Prendió un cigarrillo. Lo miré bien. Una remera blanca con un pantalón blanco que dejaba notar su miembro erecto. Cuando levanté la vista y estaba a punto de dar una pitada, me tomó la cabeza y me besó en la boca. Yo lo alejé, tomé de un trago el whisky que quedaba y lo abracé mientras le comía la boca con un beso. Nos tocamos todo el cuerpo y nos desnudamos en el balcón. Había una pareja paseando en parque no miraba. Me dijo” entremos”. En la cama, le tomé la pija y me la puse en la boca, para comerla lentamente. EL estaba relajando con las piernas abiertas y entregado. La mamé un largo rato, hasta que tomó mi cabeza y me acerco a su boca. Nos besamos largamente y se dio vuelta. Se puso en cuatro patas. Yo me acomodé atrás, mojé poco mi pija, pero él tenía un gel bajo la almohada. Me la humedecí bien y empecé a penetrarlo, despacio. Me pidió “a fondo”. Entonces lo tomé delas nalgas y empecé a golpearlos, entrando y saliendo con fuerza. Me gustó cogerlo con fuerza, era como estar con una mina, muy fibrosa. Sus piernas y su torso eran flaco pero duro. Tomé su pija y lo sacudí, hasta que juntos acabamos. Nos quedamos casi dormidos, abrazados. Durante la noche sentí su boca en mi pija. Me la puso bien dura, y pensé que era mi turno, pero no. Julián quería más. Lo volví a penetrar, hasta que mi leche le llenó el ano. Me besó todo el cuerpo y solo al final, me penetró con los dedos mientras su boca me comía la pija y la limpiaba.
Fue una semana de sexo libre sin culpa. Con Luis y Ana, su mujer nos seguimos viendo en casa y a veces vamos a Junín a pasar un finde de sexo. Con Julián nos vemos los jueves, con el permiso de Monica.
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