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Un año duramos viviendo en la casa de mi suegra, donde solamente estábamos mi esposa y yo, y mi cuñada Paty, que estaba ya por terminar su carrera de maestra de Jardín de niños y tendría que irse de ahí, lo que me daba un poco de ansiedad por conseguir algo más de ella, aparte de tantas aventuras voyeristas y mentales que tenía con ella.
Fue el año más corto de mi vida, pero el más delicioso, yo poniéndole trampas para espiarla y ella cada vez más buena y apetitosa, más mujer.
Me volví muy cachondo siempre pensando en ella que me ligue a una secretaria de una empresa que estaba cerca de donde yo laboraba, muy linda, de unos 19 años, virgen y yo la estrene, y la pasábamos muy rico, pero esa es otra historia que algún día contare.
La menciono porque mi cuñada Paty de alguna manera se enteró que yo andaba con ella, a mí nunca me reclamo nada, ni le chismeo a Juanita mi esposa, que con su embarazo y su trabajo andaba en la luna.
Mi cuñada Paty le reclamo a mi amante Ariana, por qué andaba ella conmigo y tuvieron una discusión muy airada, en la que Paty tacho a Ariana de casquivana y de puta. Como si ella fuera la ofendida o si fuera mi esposa. Cosa que yo hubiera preferido la verdad.
Yo cada vez me ponía nuevos retos en cuanto a espiarla, ahora me propuse mirarla desnuda, esa era mi fantasía muy recurrente, imaginar sin nada ese hermoso cuerpo, sus nalgas moviéndose al compás de su andar, su breve cintura, su espalda, sus largas piernas y sobre todo su puchita. Yo quería ver.
Y le prepare una trampa, entreabrí un poco las cortinas de su cuarto disimuladamente, pero de afuera para adentro se veía perfectamente, desde un ángulo que ella no alcanzaría a verme, y al fin era de noche, y de noche no se mira para adentro.
La espere ansiosamente a que se bañara como a las 8 de la noche ya oscuro, ella salió del baño envuelta en toalla, entro en su cuarto y cerró con pasador. Se iba a vestir.
Yo apresuradamente dije a Juanita, voy al patio a fumar un cigarro, no salgas está haciendo frio, ella estaba viendo la televisión ni caso me hizo, yo con la adrenalina al cien, Salí al patio y sigilosamente me asome al cuarto de mi cuñada.
Ahí estaba ella secándose el pelo con una secadora eléctrica, todavía en toalla, pero lo mejor estaba por venir, yo estaba emocionado sin parpadear, intentando captar el preciso momento en que se quitara la toalla.
Ella termino de secarse el pelo, y con un movimiento echó para atrás su larga cabellera castaña, y se dirigió a una cómoda donde tenía su ropa íntima, y escogió algo como para dormir, unas braguitas diminutas pero muy sexys que yo ya había olido y mirado a placer, escogió también su bata de dormir. Y se dispuso a quitarse la toalla.
Yo afuera en la ventana no perdía el más mínimo detalle, con verga de fuera con una tremenda erección y adentro el espectáculo estaba por empezar. Tercera llamada.
Por fin arrojo la toalla a la cama y quedo desnuda completamente en todo su esplendor, una imagen digna de un revista de play boy, o de Hustler, o la que les guste, ahí estaba ella con su desnudes tan sensual y provocativa que pensé que me iba a dar un infarto.
Tomo el frasco de la crema y se dispuso a ponérsela en todo su hermoso cuerpo, se encremó parte por parte, así despacio como disfrutando la textura de la crema liquida, que vertía a chorros sobre su mano, así se me figuro semen sobre su cuerpo, y seguía y seguía con su rito sagrado, sobre sus torneadas piernas la crema esparcía suavemente, sobre sus enormes tetas, de un lado para otro, sobre sus tobillos, y su espalda. Así lento disfrutando una caricia de sí misma.
Al ponerse la crema en los pies se paró y se puso de espaldas a mí, mostrándome su precioso culo, que mientras se agachaba alcance a ver por detrás su puchita tierna y deliciosamente palpitante, unos segundos bastaron para grabarla para siempre en mi mente.
Luego volteo de frente para ponerse las bragas y me dejo ver en todo su magnitud ese precioso y lujurioso lugar que es su panocha, con poco bello casi rubio, que alcance a ver su cortadita, cosa más linda no he visto jamás.
Se calzo sus bragas color rosa pálido, con olancitos en las orillas, tan diminuto que apenas le cubría su panochita, así de rica estaba ella.
Camino a la ventana y quedo a escasos centímetros de mí, claro la venta de por medio, pero muy cerca, creo buscaba algo con que amarrarse el pelo, y sin sostén, sus grandes tetas firmes y duras las pude apreciar en todo su esplendor, sus pezones duros, sus aureolas rosadas, la redondez prominente de sus nalgas, se antojaba besarlas hasta la locura.
Luego camino otra vez al centro de la habitación, y se puso su bata de dormir, muy cortita sobre todo, igual el espectáculo era divino, y se tiró en la cama despreocupadamente para leer un rato, yo no mire pasar el tiempo, hasta que ella se incorporó y apago la luz.
Esa noche no pude dormir, repasando una y otra vez las imágenes de mi cuñada Paty, intentando que no se me olvidaran nunca, porque sería mis recuerdos más queridos y sensuales jamás sentidos.
Yo tenía que cogerla me decía a mí mismo tengo que acariciarla toda, tengo que hacer algo, y pensaba y pensaba, hasta que el último día de su graduación mi cuñadita chula se emborracho, la llevaron casi cargando sus amigas, y mi esposa Juanita me hablo a mí para que le ayudara con ella, y fui y la recibí en mis brazos, -Prepárale la cama le dije ahorita la llevo, ella intentaba decirme algo, y solo alcanzo a decirme –cuñadito chulo, y la cabeza se le iba de lado presa de la borrachera y yo pensé hoy puede ser ese gran día.
Mientras que la sostenía ella se abrazaba de mí y me beso en el cuello, yo volteé para todo lados visiblemente sorprendido del beso en el cuello, sentí sus labios gruesos tan deliciosos que ahí me decidí, hoy cena pancho.
La lleve a su habitación y la acosté en la cama, mi esposa me decía que hacemos o que, está bien borracha, yo le dije pues hay que bañarla. –pero yo no puedo sola me dijo, aparte de embarazada pues no podía la verdad.
Así déjala le dije ve y hazle un café a ver si se le corta, y así lo hizo Juanita pero solo atino a beber unos sorbos de café y se quedó dormida.
Juanita me dijo sal de la habitación que la voy a desvestir para ponerle su pijama. Y salí, urdiendo un plan para la noche de hoy, tal vez no habría otra oportunidad, ella se iba a ir de ahí a su nuevo trabajo. No la vería más.
Juanita me dijo ya la desvestí, pero no pude ponerle la pijama está muy pesada, pero ya la cobije ojala y no tenga frio en la madrugada. Yo maquinando.
Y nos acostamos a dormir Juanita y yo, De rato me dijo –ve a verla no se vaya a caer de la cama, y yo ¡zas! claro que si con todo gusto, pensé, y fui a su habitación y ahí estaba dormida, yo la moví como para comprobar y si parecía dormida.
Su cuerpo se dibujaba como un cuadro impresionista en relieve, la sábana blanca marcado todo su hermoso cuerpo, sus pezones grandes y firmes, su pubis tan abultado, sus largas piernas. Su boca entreabierta, sus labios carnosos y turgentes. No me tientes.
Me regrese a mi habitación y Juanita me pregunto como esta? –bien buena, pensé entre mí, -Bien le dije está roncando, de rato le doy otra vuelta no te apures. Juanita se durmió pesadamente porque ya era muy tarde, y con el embarazo prácticamente no podía ni caminar.
Yo comprobé que Juanita dormía profundamente porque la moví, y nada estaba privada, y me fui a darle una vuelta a mi cuñadita rica y borrachita.
Y ahí estaba se había movido ay puesto en una extraña posición con su culito había arriba, la sabana se había caído y estaba en tanga de hilo dental, color negro con un solo triangulito en la parte de arriba, ahí estaba con su culo paradito, apuntándome a mí, esperándome.
Su puchita apenas cubierta por la tanga, una vista maravillosa, mi verga a todo lo que da, me la saque porque le verdad me calaba dentro de mis boxers.
Hoy o nunca pensé, y la toque, acaricie por fin esas nalgas de infarto, ávidamente, saboreando sus carnes turgentes, pase mi mano bajo su concha y la palpe toda, así en la palma de mi mano estaba su concha deliciosa y húmeda.
Corrí a mi habitación, y comprobé que Juanita seguía dormida roncando, me regrese al paraíso para seguir con lo mío, y Paty ya se había cambiado de posición ahora estaba boca arriba con las piernas flexionadas, como esperándome.
Yo empecé a sospechar, pero bueno a quien le dan pan que llore, sus hermosas piernas abiertas para mí como invitándome a estar entre ellas.
Paty como que abrió los ojos y se me quedo mirando con una mira un tanto pérdida, -cuñadito chulo dijo, y cerró los ojos.
Yo me acosté junto a ella y pegue mi cuerpo al suyo, mi verga amenazaba con explotar, tanto tiempo esperar este momento que había que aprovecharlo, pase lo que pase.
Pude sentir su aliento alcoholizado, pero me lo bebí, puse sentir el olor a tabaco pero lo disfrute, estaba disfrutando todo con todo los sentidos puestos en esto.
La abrace, la bese intensamente, metiendo mi lengua en su boca, le chupe sus pezones que se pusieron más duritos, apreté sus tetas, recorrí cada parte de su cuerpo con mi lengua, y me detuve ahí, en la parte más íntima su vagina.
Le chupe delicadamente su clítoris que se puso muy grande, le estire con mi boca sus labios vaginales y metí los más profundo que pude mi lengua, extrayendo sus deliciosos jugos, ella solo gemía levemente, creo que lo disfrutaba.
Lo mejor estaba por pasar, yo me saque la verga escurriendo líquido seminal, y se la puse en la entrada, y se la empecé a meter, poco a poco muy delicadamente, hasta estuvo toda dentro.
Ella gemía levemente y se saboreaba con la lengua, pero no abría los ojos, se estaba haciendo la dormida.
No diré que la cogí frenéticamente porque no estábamos en posición de hacerlo, intentábamos hacer el menos ruido posible, eso me permitió disfrutar mejor la cogida, porque así suavemente, lentamente saca y mete, ella abajo y yo entre sus piernas, cogiéndonos. La gloria.
Ella me decía al oído –cuñadito la tienes bien grande hasta me duele, -cuñadito chulo, así dámela más, -no hagas ruido le decía, y ella me apretaba más entre sus piernas.
Nunca disfrutó más mi verga de una concha tan apretadita, tan rica, tan deliciosa, que pensé con celos quien ira a ser su dueño.
Estuvimos cogiendo buen rato, hasta que por fin no aguante más, y se los eche en su vagina, ella me apretó y me dio un beso fundido que ahogo mis gemidos de placer infinito, ella también se vino, pero no pudo contener el grito.
-Que sucede, pregunto Juanita desde mi habitación, yo me baje de un salto de la cama, y me escondí el paquete, cubrí a Paty con la sabana y un cobertor. –Nada Juanita, creo que algo le duele debe ser por el alcohol.
Juanita modorra parada en la puerta dijo –Bueno vámonos a dormir mañana le curamos la cruda.
Juanita se volvió a dormir plácidamente. Todo estaba bien. Menos yo. Más caliente aun. Y me deslice nuevamente al cuarto de Paty, me metí bajo las sabanas y me acerque a su cuerpo ahora ya no tenía nada puesto, ni la tanga. Creo que me esperaba.
Se levantó y se puso encima de mí, se acomodó la verga y empezó a cabalgar, con los ojos cerrados como si durmiera.
Yo le acariciaba con mis manos las tetas grandes y duras, le palpaba las nalgas, y le metía un dedo en su vagina también apretando más.
Estuvimos cogiendo hasta muy entrada la mañana, -Sácame hasta la última gota de mecos amor, le decía yo al oído. Ella se venía y se venía, Sexo en todo su esplendor. Macho y hembra copulando como amantes.
Al otro día, se levantó con una tremenda cruda, y me dijo me duele todo el cuerpo como si me hubieran atropellado –bueno casi le comente. Y así quedo la cosa ese día.
Por la noche me envió un mensaje, diciéndome, -fue verdad o lo soñé? Así nomás me decía.
Yo tarde en encontrar una respuesta adecuada, y le conteste –a veces los sueños parecen de verdad. Ella respondió con un corazoncito, yo con otro. Cómplices ya éramos.
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