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Categoría: Orgías

Escuela de folladores

Entré en clase de informática. Era jueves por la mañana.
La profesora, de unos veintitantos años – sustituta de la anterior, que estaba de baja -, de pelo castaño y rizado que le caía sobre los hombros, rostro dulce y ojos marrones penetrantes, ya estaba desnuda sobre la tarima donde estaban colocadas su mesa y la pizarra.
Sus pechos firmes y atractivamente bronceados, como el resto de sus curvilíneas formas, coronaban de una forma espléndida el acalorado ambiente de la clase. Cuando dejé la mochila junto a mi silla me comencé a desvestir. Primero la camisa, luego los zapatos y los pantalones, hasta que dejé al descubierto un pene erecto y palpitante que se moría de ganas por tocar a cualquiera de mis compañeras.
Me acerqué a Vanessa, la chica de atrás. Me gustaba desde el primer día – y como hasta entonces había preferido sentarme con otras muchachas para no comerme la guinda del pastel a la primera oportunidad – sentía unas ganas atroces de penetrarla hasta que rugiera de gozo. Ella ya estaba desnuda, aunque tenía las bragas por las rodillas. La cogí suavemente de la mano y la llevé a mi sitio. Aparté una de sus coletas de pelo negro para besarle el cuello y después le introduje mi pene suavemente en la vagina, con cuidado de no hacerle daño.
Ella encendió el ordenador mientras deslizaba su culo redondo y terso sobre mis muslos y luego hizo clic en el icono de Internet para realizar la tarea del día. La profesora, que en ese momento le estaba haciendo una mamada a otro alumno por debajo de su mesa, nos había mandando buscar fotos y vídeos de colegialas y jovencitas follando. Escuché la respiración de Vanessa cada vez más entrecortada, y el pulso también le temblaba ligeramente. Cabalgó mi feliz pene entre gemidos de gusto y cuando pasaron unos minutos la puse a cuatro patas sobre la mesa, detrás del ordenador.
En ese momento pasó Erika, una chica que vivía cerca de mi casa y que por eso me acompañaba casi siempre a la escuela. Erika me dio un beso húmedo y caliente. Nuestras lenguas chasquearon. Ella me agarraba el pene y lo acariciaba suavemente. Al rato me dijo que me dejaba porque tenía otro asunto pendiente, y yo me concentré en Vanessa. Le metí el pene por el orificio del culo con toda la lentitud que mi excitación me permitió, y empecé a sacarlo y meterlo hasta que mi néctar se desparramó por sus preciosas nalgas.
Yo grité de placer, y creo que ella alcanzó el primer orgasmo al mismo tiempo. Luego me retiré mientras ella se agitaba de placer sobre la mesa de madera.
Me senté en la silla y continué la tarea por donde ella la había dejado. A falta de cinco minutos para salir nos vestimos y bajamos las escaleras centrales de la escuela para dirigirnos a nuestra aula.
Datos del Relato
  • Autor: Fénix
  • Código: 21408
  • Fecha: 15-08-2009
  • Categoría: Orgías
  • Media: 6.05
  • Votos: 44
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2575
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