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Categoría: Varios

Esa única y esquisita noche de sexo

julio 8 de 2002

Vacío… por más que buscaba, era en vano cada búsqueda. No estaba y justo ese era el problema. La cama era un bloque frío de hielo y con su ausencia el hielo trepaba por sus morenas piernas haciéndola temblar, sintiéndose desamparada. Calientes lágrimas bajaban por sus mejillas, profusas, saladas y un gran suspiro se escapó desde el lugar más recóndito de su corazón... ¡Lo extraña tanto! Sus pensamientos se remontaban a aquella noche...

La noche estaba fresca y desnudos compartían una alegre y picante conversación sobre sus fantasías. Ella le miraba fascinada. Su cabello estaba largo, era oscuro como la noche, grueso y sus puntas se enredaban entre sí formando bellos rizos. Su nariz grande, recta, sus labios medianamente carnosos y sus pómulos perfectamente marcados le daban un aire de duende travieso. Pero sus ojos... sus ojos eran otra cosa, en sus ojos podrías perderte y nunca poder encontrar el camino a casa. Grandes, almendrados, marrones y de larguísimas pestañas, eran sus ojos. Poseían una poderosa fuerza y a la vez podías ver a través de ellos su alma, limpia como la de un niño. Podían hacerte sentir como una diosa idolatrada o como el ser más despreciable del universo. Atada a esos ojos escuchaba de sus labios sus más recónditas fantasías.

“Me excita la idea de amar a otra junto a ti”. Y mientras explica como sería todo, su bello cuerpo mostraba su excitación. Era un cuerpo atlético, delgado, largas y firmes piernas, brazos fuertes, caderas angostas, espalda proporcionada, hermoso y suave trasero. Estaba ya su sexo totalmente rígido, duro, su cabeza de color rosa intenso y perfectamente definida. En su punta, una gota de viscoso líquido, se resbalaba. Su respiración se agitaba solo de verle así. Tocaba su pecho y lo acariciaba mientras él le decía qué le gustaría hacerle a ambas. Su voz hacía que sus propios líquidos fluyeran con rapidez. Tocaba, hablaba, respiraba y gemía. Se volvía loca al ver su cuerpo completamente rígido de deseo y fue entonces cuando decidió calentar mas su hoguera.

Se acerca a su oreja y comenzó a decirle que harían entre las dos con él. Y mientras le hablaba acariciaba su pecho, su espalda. Bajaba su cara y olía su sexo, fuerte, a puro semen concentrado en esa parte. Lamía esas gotas que bajaban de su punta y él se estremecía al contacto de su boca con su piel. Bajaba y tomaba en su boca una de sus redondas bolas. Las chupaba y se asombraba la perfección de su redondez. Tomaba la otra y la chupaba con mas gusto mientras acariciaba su hermoso trasero. Luego ambas en su boca, cual jugosas y maduras frutas.

Lo volteaba y ponía su cara contra sus hermosas nalgas, sus suaves y hermosas nalgas... ohhhhh, cómo le gustaban. Las acariciaba con la cara, la nariz, mientras lo tomaba de la cintura y acariciaba su espalda. Mordisqueaba golosamente sus blancas nalgas y besaba el espacio que hay justo en el nacimiento de éstas. Lentamente su lengua entró en ese pequeño espacio haciéndolo temblar de placer. Él levanta sus nalgas y se le ofrece como manjar deseado. Gime ante la ofrenda y con timidez la acepta.

Acaricia con su lengua un suave y blando lugar que le arranca gemidos de placer. Voltea su cuerpo para poder ver su cara, transfigurada por el deseo. La sujeta por los hombros y la arrastra hacia él. Fundidos en un beso abrasador, deja que sea él quien la guíe al máximo placer.
Desliza sus labios por su cuello, sus pechos y ahí se detiene para deleitarse en ellos, haciendo que por toda su piel corran fuertes escalofríos.

Continúa bajando hacia el ombligo y lo besa. La ansiedad del deseo hace que una parte muy tierna crezca inflamada, sensible. Su boca sigue bajando y huele la entrepierna, separando ambas y poniendo sus manos bajo su derriere, para ser él entonces quien se sirva a gusto de ella. Gritos y gemidos se escapan por el placer de sentir amasada entre los labios esa parte que enloquece. Él, chupa sin compasión mientras ella se retuerce y deja escapar un alarido a la vez que su vientre se sacude con grandes espasmos orgásmicos. Aprovecha ese nicho del tiempo para penetrala y volverla a sentir mientras las paredes de su ansiosa vagina le aprietan su verga deseosa ya por dejar salir su carga. Pero aún no lo hará, no hasta que la haga toda y completamente suya. La voltea y mira sus anchas caderas. Acaricia sus nalgas mientras ella suspira de satisfacción. Se acerca a su oreja y le susurra cuanto la desea mientras levanta sus caderas para la posesión total.


Embiste su resbalosa entrada por detrás y ella grita de placer. Agarrado de las caderas y sujetando su cabello la cabalga cuan rabiosa potra. Su límite hace tiempo ha pasado y le duele el vientre, loco por experimentar el alivio de su orgasmo. Cabalga y cabalga sintiendo la presión deliciosa del orgasmo asomándose en su punta sobre excitada. Retira su verga, separa sus nalgas y asesta el golpe de gracia. Entra en su apretado orificio abriéndole mientras se hace paso en su interior. Ella no deja de gemir y gritar que la tome, que lo ama. Ya el sudor baja por su frente y siente sus bolas explotar de tanto contenerlo. La embiste con profundidad y el orgasmo golpea su frente cuando siente que ella comienza a apretarlo convulsamente debido al orgasmo que estaba experimentando. Casi ciego y solo percibiendo una lluvia de brillantes destellos de luz, su pene se derrama a chorros de semen que salen con fuerza de su prisión hacia la libertad. Él siente que se desvanece, sacude la cabeza mientras embiste lentamente vaciándose todo dentro de ella. Solo entonces se desploma sobre su espalda y comienza a suspirar y a estremecerse por las ráfagas de placer que corren por su cuerpo. La besa en la espalda y se desliza a su lado para abrazarla y acomodar su cabeza en su regazo. Suspira hondamente una vez más y siente, sabe, que nunca habrá otro como él, ni en su cuerpo, ni en su corazón, nunca...

Rememorando esa última noche juntos llora su ausencia con tanta intensidad que no escucha los pasos que se han detenido en su puerta. Y en la oscuridad una voz la saca de su ensimismamiento cuando le susurra: “¿Lista para repetir nuestra última noche juntos?”
Datos del Relato
  • Autor: Jade_4
  • Código: 2195
  • Fecha: 23-04-2003
  • Categoría: Varios
  • Media: 6.1
  • Votos: 48
  • Envios: 7
  • Lecturas: 2945
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
Juan Andueza G.
invitado-Juan Andueza G. 24-04-2003 00:00:00

Muy bien Jade, otro cuento prolijo y que toca la más sabida de las fantasías do muchos hombres : con dos mujeres. Me pregunto ¿ Por qué tan pocas veces se lleva a cabo ? Al menos , que se sepa. Saludos.

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