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Categoría: Confesiones

Entrenando a Mauro (Parte 1)

Cristina camina por aquel centro comercial, su paso elegante y su traje sastre de alta costura llaman la atención de todos los hombres y ella bien sabe eso, así que procura moverse aun con más porte y elegancia, hasta que llega a una tienda que por fuera tiene un cartel que dice, “artículos para dama” se para frente a la puerta de cristal y la empuja y entra a una tienda con varios anaqueles, donde se exhibe ropa para dama, llega hasta el mostrador y saluda a la encargada,



-Raquel, buenas tardes, como estas.



-muy bien Cristina, te estaba esperando, ya tengo tu pedido.



Ella sonríe y ambas mujeres se van hacia la parte trasera del local y entran a un cuarto, Raquel cierra la puerta, enciende la luz y aquella habitación se ilumina, las paredes del lugar están llenas de estantes con esposas, fustas, palas de madera, bozales, y demás artilugios y juguetes sexuales y en medio de la habitación, una mesa de madera, en donde un hombre completamente desnudo, permanece boca abajo, Cristina al ver a aquel hombre le pregunta a Raquel.



-es tu ex esposo, Rogelio…??



-así es Cristina, viene de vez en cuando, extraña que lo azote y además me ayuda a probar los productos,



Cristina se acerca a aquel hombre y posa su mano sobre sus nalgas y las acaricia ligeramente, mientras dice.



-cuantos horas de diversión nos dio este trasero… jajajaja



-es cierto Cristina y ahora es más sumiso que antes.



-si lo creo, tu eres una excelente ama y sabes meterlos en cintura.



-gracias por el halago Cristina, pero dime, ¿tienes ahorita un sumiso?



-de echo si, el novio de mi hija, un chico de 25 años, se llama Mauro, cuando Paulina le comenzó a inculcar la dominación, el solo se confesó, le dijo que desde cuando estaba buscando una mujer como ella, que deseaba ser sometido y humillado y apenas lo estamos aleccionando.



-caray Cristina, que suerte tuvo Paulina, además que tiene una buena maestra, me atrevo a decir que es tan estricta como tú,



-tienes razón.



Ambas mujeres ríen y Cristina toma la palabra.



-me muestras el producto.



Raquel toma una caja de color negro de un estante y se la da a Cristina,



-tal y como lo pediste, vibrador de 15 centímetros, color negro, tres velocidades, con cintillas ajustables a la cadera, el aparato se mueve que da miedo, vas a hacer sufrir a Mauro.



-eso es lo que quiero.



-además viene con lubricante, dos bolas chinas y algo especial.



-que es lo especial Raquel…??



-cinco supositorios enervantes,



Cristina toma las cápsulas y sonriendo maliciosamente le pregunta a Raquel.



-y que hacen…??



-si tu sumiso se pone impertinente, le introduces una y en minutos, lo tendrás bien dispuesto, también provocan una sensación de calor, lo tendrás excitado, dispuesto y sumiso.



-eso me parece excelente.



-de echo puedes dárselo también con alguna bebida alcohólica, así será mayor el efecto.



-suena aún mejor.



Cristina toma todos los productos, los mete de nuevo a la caja y cuando se disponía a despedirse de Raquel, ella le dice.



-cuando podríamos ir a ver a ese chico que dices, la idea de tener carne fresca para castigar es bastante buena.



-bueno, ahora que lo mencionas, no estaría mal que dos mujeres experimentadas, le enseñen el camino a Paulina, que te parece si nos visitas mañana a medio día.



-me parece excelente idea.



Cristina toma las bolsas, se despide de Raquel y sale de la tienda, no sin antes hacer también una cita, para una sesión de castigo con el esposo de Raquel.



A la mañana siguiente, Cristina y Paulina, preparan a Mauro para recibir a Raquel.



-Paulina, ¿qué ropa le piensas poner a Mauro para la sesión de hoy?



-había pensado en ponerle la tanga roja y de arriba un top.



-me parece buena idea, ¿Dónde está ahorita?



-está en el cuarto de servicio, terminándose de bañar, le dije que viniera en cuanto estuviera listo.



-ok, voy a estar en el jardín.



-si madre.



-Cristina sale al jardín y comienza a preparar todo, pone tres sillas plegables y una mesita de madera en medio de ellas, y cuando iba terminado. Suena el timbre, Cristina abre la puerta y Raquel aparece del otro lado, lleva una bolsa de cuero en una de sus manos, las dos mujeres se saludan y caminan hacia el jardín.



-vaya Cristina, ansió conocer a ese muchacho que tienes.



-en un momento lo conocerás Raquel.



Las dos mujeres llegan hasta las sillas y justo en ese momento, va saliendo Mauro seguido de Paulina.



-vaya, si aquí está ya, acércate Mauro, para que saludes a Raquel.



El chico se acerca lentamente hasta donde esta Cristina, lleva la cabeza agachada y las manos atrás.



-buenos días señora Raquel.



Raquel comienza a caminar alrededor de Mauro, mientras lo observa detenidamente.



-luce bien Cristina y esa pequeña tanga deja ver muy bien sus nalgas, creo que nos dará buenas horas de diversión.



Las tres mujeres ríen y Cristina toma la palabra.



-bueno, pues vamos a comenzar, que les parece si lo desnudamos de una vez.



Las tres mujeres rodean a Mauro y comienzan a tocarlo por todos lados, Cristina se va directamente a sus nalgas y comienza a pellizcárselas, mientras que Raquel sujeta su pequeña tanga y comienza a bajársela, hasta que logra quitársela, Mauro al sentirse desnudo, solo lleva sus manos a sus genitales tratando de proteger su hombría, y comienza a moverse de un lado a otro, mientras que Paulina, comienza a sacarle el pequeño top y después de unos segundos, Mauro queda completamente desnudo ante las tres mujeres.



-vaya Cristina, sin duda es un excelente ejemplar, dile que se descubra los genitales.



-Mauro, las manos atrás.



Mauro lentamente descubre sus genitales y pone sus manos en la espalda.



Raquel se acerca a Mauro, toma su miembro y comienza a acariciarlo, pero de pronto y sin decir más, lo jala hacia abajo con bastante fuerza., Mauro solo se inclina un poco y lanza un gemido,



-poco a poco se ira acostumbrando… jajajaja



Las tres mujeres vuelven a reír y Raquel le dice a Cristina.



-¿aun tienes aquel tubo donde amarrábamos a mi ex-esposo?



-claro Raquel, inclusive lo modifiqué un poco, ahora es giratorio.



-eres tremenda Cristina.



-vayamos, pero que Mauro vaya por delante.



Mauro acostumbrado a las órdenes de Cristina, comienza a caminar, seguido de las tres mujeres, una vez que llegan al fondo del patio, Cristina toma a Mauro por el brazo y lo pone justo debajo de una viga que sobresale de la pared y en la punta tiene una estructura redonda con una gruesa argolla.



-bien Mauro, levanta las manos y sujeta la argolla.



Mauro levanta las manos y se sujeta de aquella argolla, quedando así con los brazos en alto y completamente expuesto, Raquel abre su maleta y saca tres pequeñas raquetas de madera, le da una a Cristina y otra a Paulina y después se para frente a Mauro y le comienza a decir.



-si te sueltas, aunque sea solo un instante, el castigo será peor, entendiste.



Mauro solo agacha la cabeza y responde que si.



-qué te parece si comienzas Paulina, después de todo es tu novio… jajajaja



Paulina se acerca a Mauro, levanta su brazo y lo deja caer fuertemente sobre las nalgas de Mauro, este al sentir el golpe, solo lanza un fuerte grito y mueve su cuerpo hacia adelante. Las dos mujeres felicitan a Paulina y Cristina le dice.



-muy bien hija, pero ahora dale cinco azotes en cada glúteo, procura hacerlo firme y continuo.



Paulina vuelve a levantar su brazo y lo deja caer una vez más sobre las nalgas de Mauro, el da un brinco y grita, pero el brazo de Paulina no se detiene, sube y baja en cinco ocasiones, castigando las nalgas de aquel chico.



-bien hija, te faltan cinco.



Paulina se detiene unos instantes y se acerca a Mauro y toca su enrojecido trasero.



-tenías razón mama, es una experiencia bastante placentera.



-así es hija, y te faltan cinco mas.



Paulina vuelve a levantar su brazo y lo deja caer sobre las nalgas de Mauro, el solo gime y se mueve hacia adelante, pero Paulina no se detiene, y los otros cuatro azotes restantes se los da rápida y continuamente.



-muy bien hija, ahora sigue Raquel.



Raquel se para detrás de Mauro y sin ningún miramiento comienza a azotarlo, lo hace de forma rápida y certera, Mauro con cada azote mueve su cuerpo hacia adelante, intentando escapar de semejante castigo, pero es inútil y Raquel disfruta con cada azote que da, hasta que después de algunos minutos, termina.



-vaya Cristina, si aguanto hasta el final, pensé que se iba a doblegar.



-no te preocupes Raquel, aun no terminamos con él.



Cristina se acerca a Mauro por la espalda y comienza a acariciar su enrojecido trasero, el chico al sentir los tocamientos, se mueve un poco, pero continua fuertemente agarrado de la argolla, la mano de Cristina sube y baja recorriendo por completo las nalgas de Mauro, es obvio que quiere hacer que se suelte, así que lentamente va pasando su mano de atrás hacia adelante hasta que llega a sus genitales, los cuales comienza a acariciar.



-vamos Mauro, relájate, no te va a pasar nada.



Pero Mauro permanece fuertemente agarrado, así que Cristina comienza a ser más persuasiva y comienza a pasar sus largas uñas por los genitales del chico, hasta que después de algunos segundos, logra que Mauro tenga una ligera erección.



-miren chicas, parece que le gusta.



Raquel y Paulina comienzan a reír, Cristina sujeta el miembro de Mauro y comienza a agitarlo fuertemente, hasta que se pone completamente erecto.



-vamos Mauro, relájate.



El rostro de Mauro está completamente rojo, sabe que si se suelta vendrá un castigo peor, así que trata de aguantar, Cristina mueve cada vez más y más rápido su mano, tratando de que eyacule, y después de algunos minutos lo logra, Mauro lanza un gemido a la vez que comienza a venirse en la mano de Cristina y al fin se suelta y cae de rodillas.



-que les dije.



Las tres comienzan a reír mientras que Mauro permanece tirado en el suelo, Cristina se hinca frente a él y poniéndole la mano frente a su rostro le dice.



-saca la lengua Mauro.



El chico sabe que no tiene otra opción, así que se endereza un poco y comienza a acercar su rostro a la mano de Cristina, lentamente abre la boca y saca su lengua y comienza a pasarla por la mano de Cristina.



-quiero que quede bien limpia, entendiste.



La lengua del chico comienza a recorrer con bastante dificultad la palma de Cristina, Mauro hace algunas horcadas, pero después de unos segundos al fin termina y vuelve a dejarse caer.



-que les dije chicas, sabía que no iba a aguantar, ahora vayamos adentro a tomar algo.



Las tres se van hacia la casa no sin antes decirle.



-te esperamos adentro, no te tardes.



-si señoras como digan.



Las tres se van riendo y dejan a Mauro tirado.



Continuará…


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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