Hola,
Hoy quiero compartir con ustedes mis experiencias sexuales, porque son reales y muy excitantes, me gusta gozar del sexo.
Tengo 26 años, soy soltera, tengo un cuerpo bien formado, y estoy enamorada profundamente de mi pareja. Se llama Paco, es mi tercera pareja pero con él ya tengo poco más de un año de relaciones sexuales candentes.
Paco, de mis dos parejas anteriores, es quien más goza del sexo y me hace gozar mucho, cada día sueño que ya se llegue el momento para estar juntos, para sentir sus interminables penetraciones.
Hace más de un año, que nos conocimos, empezamos a salir y a los dos meses de mantener una relación de novios, de manita sudada solamente, me invitó un día a estar más tiempo juntos, y vivir nuestra primera intimidad.
Acepté la invitación, y ese día supe el significado de un beso pasional, tan intenso que la emoción me recorría todo el cuerpo y sentía mucha estimulación, su larga lengua me exploraba toda mi boca abierta que recibía aquellos labios carnosos hasta intercambiamos nuestra saliva.
Sus caricias, de iniciar con mucha ternura y deseo, pasaron a ser excitantes, llenos de pasión, buscando aún con mi ropa puesta, recorrer cada centímetro de mi cuerpo para llegar y posesionarse de mi vagina, la que con una gran maestría sus dedos recorrieron cada rincón, cada pliegue y lograr con ello que mi excitación llegara a su máximo momento.
Poco a poco, la ropa de ambos fue desapareciendo de nuestros cuerpos hasta quedar completamente desnudos, su boca se posesionó de mis tetas y los pezones fueron su mejor platillo, me los chupaba, me los mordisqueaba y era tanta su pasión que en cada chupada, me dejaba las marcas de la pasión que estábamos viviendo.
Mis manos iniciaron la búsqueda de su verga que ya sentía cada que me pegaba su cuerpo al mío, la intensidad y la dureza que tenía, y al pasar mis manos por su polla, me di cuenta que poseía un miembro muy grande, y bastante grueso, que más me excitaba, le buscaba la cabecita para seguirla sobando.
Cuando dejó de mamarme los pezones me di cuenta que los tenia enrojecidos, sus labios desesperadamente los habían succionado, sentía ardor, pero era más de placer y con mucho deseo se los volví a meter a su boca para que siguiera haciéndome sentir ese intenso placer, para seguir viendo como sus labios me los estrujaban me los devoraban, haciendo que la locura se posesionara de mi más intensamente.
Me bajé buscando mi boca la exquisita verga que estaba húmeda y deseosa de sentir la penetración en cada rincón de mi cuerpo, la goce enormemente, la lamí, la chupe, la mame, me la introducía a mi boca hasta llegar a la garganta, aquel enorme trozo de carne lo estaba haciendo mío, pero Paco, quería prolongar el momento, no deseaba vaciarse todavía y me levantó.
Me llevo a la cama, me sentó en la orilla y me recostó, abrió mis piernas y su boca ávida de sentir el sabor del sexo, hincado, busco mi vagina, con sus dedos la abrió más y mas y empezar a pasar su lengua, de arriba abajo, en círculos e introduciéndola como una verga que posee, buscó mi clítoris, me lo chupó, y se prendió para seguir mantenerlo en su boca, logrando con ello que sintiera una serie de orgasmos, devorando Paco ávidamente mis jugos vaginales
Me levantó mis piernas, me llevó un poco más para adelante me las abrió, quería ver mi vagina abierta escuchar que le gritara que ya quería ser penetrada, el grito se escuchó, lo deseaba, lo necesitaba y la impresionante verga que presentaba muy alteradas sus venas, y de un gran grosor, busco la entrada, llegando primero la cabeza que empezó a rozar con mi vagina provocando que le diera paso, para empezar la penetración, que fue lenta, muy lenta, Paco gozaba cada milímetro, cada centímetro que se iba introduciendo, hasta que aquellos 24 centímetros de carne, penetraron completamente, moviéndola primero en círculos, para gozar todo el interior de mis entrañas.
Paco, inició un meta y saque de verga, despacio, poco a poco, sin prisas, solo gozando ambos el de poseernos el de deleitarnos de cada movimiento de cada respuesta de nuestros cuerpos de nuestra entrega, mis múltiples orgasmos no paraban, no se detenían, sentía aquella verga que para entrar me hacía sentirla intensamente, mi orificio lo sentía que se cerraba para no dejar que la verga se saliera, y a cada momento creía que más se engrosaba, por lo que mas gozaba, no quería que se terminara ese deleite, era algo maravilloso.
Después de sentirnos de vivir cada momento, Paco, comenzó a hacer movimientos rítmicos y más rápidos, cuando un intenso orgasmo me arrancó un grito de emoción de excitación y Paco, no se detuvo, buscaba excitarme más todavía, me pedía que gozara el momento, que me estaba cogiendo exquisitamente, mis gemidos fueron subiendo de intensidad, y más y más sentía la verga que entraba y salía, ahora apreciaba la suavidad que me daban los jugos porque empezaron a brotar interminablemente, ya estaban esperando la leche para unirse, el ruido excitante de las bombeadas de Paco la escuchábamos pero eran interminables, a nuestros oídos llegaban como la música más electrizante que fue cuando Paco, aceleró su respiración y un gemido prolongado, fue el timbre que me indicaba que me estaba llenando de leche, la sentí caliente, intensa, abundante, cada chorro fue exuberante, y antes de sacarme la verga, empezó a brotar, no encontró el espacio suficiente para colocarse dentro, salió, llegando un abrazo interminable después de la entrega y un beso tierno de amor entre Paco y Yo.
Seguiré contando el éxtasis de cada entrega sexual que tenemos ambos.
Escríbanme
Claudia