- ¿Aún te acuerdas de eso? - dijo, le noté un aire nostálgico - Yo ya lo he olvidado, preferí olvidarlo - y volvió a callar.
Me dejó atónita, tal vez lo pasó mal después de eso y prefirió olvidarse de mi, pero no lo entendía, tenía que saber porqué, yo no le había negado nada, él eligió olvidarse de todo, además Iván no era muy amigo suyo, así que por su desaparición no creo que fuese, algo más escondían aquellos ojos.
- Sabes de lo que me acuerdo ... - dije riendo - ... de cuando nos vimos en la escalera y después nos escondimos en el hueco del desván para estar solos, ... fue muy gracioso .... - dije y reí - lo tengo grabado en mi memoria Dani.
- Sí, fue divertido - dijo, aunque no con mucho entusiasmo - ¿quieres ver mi habitación?- me preguntó, asentí con la cabeza, me cogió de la mano y subimos las escaleras, andaba silencioso como maquinando algo dentro de su cabeza y no podía ver que era, además el alcohol me había sentado muy mal, me dolía la tripa, la cabeza me daba vueltas y me daba igual todo, había anulado mi voluntad por completo.
- Dani, no me siento bien - le dije y paré.
Me cogió en brazos y me llevó hasta su habitación, me creí princesa por un momento hasta que me tiró en la cama sin ninguna delicadeza, clavándome en la espalda uno de los picos de la mesa, eso me despertó algo más, pero al intentar levantarme y ponerme en pie, no pude, me senté y respiré profundamente, me costaba respirar:
- ¿Qué te pasa? ¿no eras tú la acostumbrada a la bebida? - dijo con un aire sarcástico, no le pude contestar, pero en aquel momento de haber estado en plenas facultades le habría estrangulado con mis propias manos - ¿acaso ya no te sienta bien? - dijo riéndose.
- ¿Pero qué dices? - le recriminé.
- No sigas haciéndote la tonta, todo el mundo lo sabe - dijo señalando una botella vacía y haciendo el gesto de beber de ella.
- ¿Y qué? ¿no puede una persona tener una debilidad? - dije intentando defenderme de aquel ataque inesperado.
- Las personas que tienen debilidades ... son débiles - dijo y dejó caer la botella haciéndose añicos delante de mi. - ... débil, tú eres débil.
No dije nada más, no sabía que estaba pasando sólo quería irme a casa y dormir, volví a intentar levantarme y él me hizo un gesto negativo con la mano, estaba sola en una casa que no era la mía, un tanto borracha, con aquel tío que me gustaba pero que empezaba a asustarme de manera sobrenatural, me recosté en la almohada y miré la habitación, tenía la vista borrosa, se me nublaba, me daba vueltas todo como en si estuviera montada en un tío vivo.
- Dani, llévame a casa, por favor - le dije, no respondió - ... por favor... - le supliqué - me siento muy mal y quiero irme.
Él seguía haciendo algo en su mesa, pero no podía ver que era, por más que me esforzaba cada movimiento era angustioso y una punzada en el vientre me doblada durante unos minutos antes de poder moverme de nuevo .... ¿acaso el Martini me había sentado mal? ¿o es que no había bebido Martini? ya no sabía que pensar.
- ¿Sabes? ... - dijo al fin rompiendo el silencio - tú me gustabas, me gustabas mucho creélo, pero al enterarme de tu debilidad, sólo pude pensar en que eras igual que las demás, que venías sólo por el dinero que yo no tengo, sino mis padres, que venías por las comodidades, ..., como todas las demás.
- Dani yo no ..... - no me dejó terminar.
- Ya sé lo que vas a decir que tú no, que tú eres diferente, ... - sonrió de manera extraña - pero ahora vas a ver ...