ENTERRADA VIVA (Cruento final II)


- ¿Estás intentando provocarme? - dijo sin apenas aliento con sus manos en mis muslos levantándome aún más la falda y rozando mi sexo con las yemas de sus dedos, provocando espasmos en mi cuerpo y haciéndome suspirar.

- ¿Tú qué crees? ... tú eres el investigador ¿no? - le respondí jadeante, dejándome hacer, mientras meneaba mi culo encima suyo y sentía como estaba empezando a crecer algo dentro de su pantalón, algo que yo anhelaba como un animal en celo, jamás había sentido tanto deseo hacia nadie.

- Yo creo que sí, ... pero aún tengo lagunas, ... si me dieses unas pistas más ... - dijo volviéndome la cara y besándome locamente mientras su mano había cogido mi sexo y jugueteaba con sus dedos suavemente dentro de mi, me di la vuelta colocándome encima de él y dejándole que explorase mi cuerpo a su antojo, me cogía de los pechos y apretaba haciéndome gemir de gusto, mientras le quité la chaqueta y la tiré al suelo, le desabroché el pantalón, bajé la cremallera y metí la mano, estaba excitado parecía que mi plan surtía efecto, tenía una polla increíble y eso que aún no la había visto, pero prometía bastante, al ir desnudándole poco a poco vi que su cuerpo era perfecto además de muy apetecible y dejé de pensar en él como en el investigador que me iba a meter en la cárcel y pensé en él como en el hombre que en ese mismo momento me iba a hacer disfrutar más que nadi follándome como un animal.

- ¿Pero y la cena? se va a echar a perder - dijo casi sin respiración, humedeciéndose los dedos y pasándolos por mi sexo.

- ¿Te importa mucho la cena? - le pregunté mientras gemía, le miré abriéndole la camisa de golpe rompiendo los botones que saltaron por lo aires, tenía un torso muy masculino, muy sexy, me acerqué, saqué la lengua y lo lamí, él se echó hacia atrás y se dejó hacer, puse mi mano en su polla que asomaba por la cremallera del pantalón dura y roja.

- No, la verdad es que no me importa mucho la cena - se levantó, retiró lo que había en la mesa y me puso encima, levantó mi falda y me miró y dijo pícaro al ver que no llevaba ropa interior y que estaba totalmente rasurada - Lo has preparado a fondo ¿eh? no te has dejado ni un sólo detalle -pasó su mano por mi depilado pubis haciéndome cosquillas.

- Sí ¿no te gusta? - le pregunté separando más las piernas y dejándole ver bien de cerca, mientras yo misma me introducía un dedo para excitarle - ¿eh?¿no te gusta? - le dije, pero refiriéndome a lo que estaba haciendo.

No dijo nada apartó mi mano y se sumergió entre mis muslos aspirando el aroma que desprendían, acariciando mis piernas desde los tobillos hasta los muslos besándolas, pellizcando mis pezones, sin tocarme donde más lo deseaba, haciéndome esperar, haciéndome desesperar y desearlo con mayor intensidad, tanto que le cogí de la cabeza y se la llevé directamente, apretó su lengua contra mi sexo haciéndome gemir, sentí incluso sus dientes, pero me gustó, y lo lamió como un loco, pasando su lengua por mi ano y haciéndome gemir aún más, se apartó y cogió el cuenco de macedonia que había preparado de postre, cogió un trozo de piña y me lo colocó, salté un poco al sentir la fría fruta en mi sexo, pero me gustó, lo comió sin plato, sobre mi.

- ¡Quiero saborearte entera! - dijo cogiendo mis pechos entre sus manos y apretándolos. - ¡tienes unas tetas! - Cogió un trozo de melocotón lo pasó insinuante sobre mis pezones y lo engulló después, pasó su lengua desde mi cuello hasta mi sexo parando en mis pezones duros como piedras y mordiéndolos hasta hacerme gritar, cogió un kiwi y le dije:

- ¿No me vas a dar nada? - fruncí el ceño, cogió el kiwi y se acercó a mi boca dejándolo caer de la suya, lo comí deseosa de comerme otra cosa.


Derramó lo que quedaba en el cuenco encima de mi vientre, temblé al sentir el frío, pero era excitante, no podía imaginar que nunca se me hubiese ocurrido hacer aquello antes, Eric me estaba abriendo un nuevo mundo de sensaciones que pensaba aprovechar.

Sorbió de mi vientre los restos de fruta, rozando con su lengua mi sexo y humedeciéndolo más.

Cogió la manzana y la pasó por mi sexo después me la dio de comer, me la comí gustosa y excitada deseando que me follara allí mismo encima de la mesa, en la cocina, en donde fuese, .... se levantó y me preguntó donde estaba el baño, subió detrás de mi levantándome la falda y pasando su mano por mi entrepierna, entonces tropecé y me quedé sentada en un escalón riéndome de mi torpeza, él se agachó para ayudarme, pero tiré de él hacia abajo dejándole también sentado:

- ¿Tienes prisa por ir al baño? - le dije, rozando con mi boca su entrepierna, aún llevaba los pantalones, sólo se había bajado la cremallera, me acerqué sacando la lengua para que él pudiera verla acercándola peligrosamente a su sexo, mientras tiraba de sus pantalones hacia abajo para poder hacer lo que más deseaba, pero no me dejó bajárselos del todo, le miré saqué la lengua y me la pasé por los labios, relamiéndome como una gata.

Me agarró del pelo y me llevó a su boca, tenía un sabor extraño a frutas y a mí , me gustaba aquel sabor, me levantó y me apoyó contra la barandilla de la escalera, se pudo detrás de mi y yo le pegué mi culo tanto como pude, subió mi falda y se sacó la polla, la apretó contra mi hambriento sexo y la pasó por mi rajita unas cuantas veces, eso me hacía desesperar aún más, le cogí del culo y le empujé metiéndola lentamente, abriéndose paso dentro de mi hasta el final, empezó a empujarme contra la barandilla cada vez más deprisa y más fuerte, mis muslos chorreaban de placer cada vez que él me embestía, de pronto paró y me llevó hasta el final de la escalera, pero no subí del todo, me quedé a la altura de su chorreante y húmeda polla y comencé a chupársela, él gemía audiblemente, pero no le dije que se callara, estábamos solos, le miré y me la saqué de la boca:

- ¿No tenías que ir al baño? - le dije, dándole un beso en la puntita.

Me cogió de la cintura y volé los escalones que me quedaban para estar a su altura, entramos en el baño besándonos apasionadamente como dos lobos devorándose, me apoyó contra el lavabo, y me dijo:

- Mírate - señaló el espejo que tenía delante, mientras metía su mano en mi sexo, yo gemía viéndome la cara y él quitaba mi pelo para poder verme mejor, tenía las mejillas coloradas y el pelo revuelto, él me penetró de nuevo y continuó a un ritmo aún más frenético, yo me sujetaba al marco del espejo para no caerme al suelo, él me embestía cada vez más fuerte y creí que me iba a romper, pero no, lo que pasó fue que cada vez estaba más caliente y quería más:

- Más fuerte - le pedía una y otra vez como fuera de mi.

Por el espejo vi la bañera y le dije que parara que se me había ocurrido una idea, le llevé a la bañera y nos metimos dentro, mientras me besaba abrí el grifo del agua caliente dejando que nos saltara sobre la espalda, el baño se llenó de vapor y entre eso y el calor que nosotros desprendíamos pronto dejó de verse, una nube de vapor inundó el baño mientras nosotros en la ducha nos besábamos, le enjaboné haciendo especial hincapié en su polla, rozándosela suavemente, él me cogía la mano y apretaba, gemíamos como dos desesperados, él cogió el jabón y empezó a limpiarme, acercando su dedo a mi ano e introduciéndolo despacio muy despacio, con la ayuda del jabón y el agua caliente me penetró lentamente, primero un poquito y espero que me acostumbrara, cuando no me quejé empezó a moverse más rápidamente, sentía como me iba a morir de placer, mi sexo se humedecía más que nunca, él empujaba más fuerte y yo me contraía y me dilataba produciéndole aún más placer ....

- ¡Que culito tienes! - dijo embistiéndome con fuerza.

Le cogí de la polla, la saqué de mi culo y la metí en mi sexo que estaba pidiéndome a gritos que la metiera por allí, fue muy fácil gracias a lo mojada que estaba, él al meterla empezó a gemir de forma más rápida y me dijo que se iba a correr, pero que aún no quería que paráramos un poco, la sacó y me dejó allí loca por que me follara.

- ¿Quieres beber algo? - le dije desde la bañera resignándome .

- Sí, vamos abajo.