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Categoría: Incestos

Enseñando a manejar a mí sobrina (parte II)

Ese día después de su primera lección de manejo y sexo, llegamos a casa donde ella pasaría el fin de semana, ella sola se había invitado, y yo la apoye diciéndole que podría salir con sus amigas a donde quisiera sin restricción alguna, cosa que le gusto a Mariana, salir un poco de la presión de sus abuelos.



Le preste uno de los cuartos de visita y se instaló con su pequeña maleta donde llevaba solo lo necesario para un buen fin de semana, por la noche cenamos en familia, mis hijos pequeños, Juanita y Mariana, y bueno la velada muy amena.



De rato Mariana me dijo que iba a salir con sus amigas y yo le dije si ve con ellas, puedes llegar a la hora que gustes como premio por su buen comportamiento durante su clase de manejo y hasta le di dinero suficiente.



Se metió al baño para darse una ducha, pero lo que no sabía es que soy voyerista consumado, y tenía mis mañas para verla desnuda, aunque ya me la había cogido no pude verla ni disfrutarla en su totalidad, todo había sido con ropa en el auto.



Y ahí estaba ella duchándose disfrutando del agua tibia con la cabeza hacia atrás y el agua caía directamente en su rostro y en sus tetas duras y redondas como melones, sus pezones duritos y puntiagudos, con una aureola rosada, deliciosos, y pensar que los tenia entre mis manos. Ups!!! La verga se me puso otra vez dura.



El agua caía como lluvia sobre su cuerpo divino y sensual, como un vestido líquido y trasparente, desbordados has llegar a su puchita, una matita de pelos castaños, donde el agua hizo una especie de cascada, que parecía que estaba orinando.



Ella puso shampo en su pelo y se lo lavo cuidadosamente, luego enjabono todo su escultural cuerpo y procedió a lavarse sus partes íntimas, metiendo sus deditos llenos de espuma a su puchita, lavando la leche que yo le había echado en sus entrañas. Ella se tocaba y luego olía sus dedos, intentando encontrar restos de semen, y seguía tocándose así, metiendo y sacando sus deditos extasiada, tal vez recordó el momento en que le llene su puchita de rica y caliente leche de tío pervertido.



Termino de ducharse, se puso una toalla y se dispuso a vestirse en su cuarto, ¡sorpresa! ahí también tengo mi cámara espía y la mire como se ponía su cremita en todo su cuerpo divino, sus piernas, sus tetas, su rostro, sus nalgas, tobillos, bueno toda.



Luego saco de entre su maletita sus calzoncitos y su brasiere, lindos por cierto, sensuales como ella, y tomo los usados y los olio, seguramente despedían un intenso olor a semen mío, porque los retiro y los puso dentro de su maleta.



Luego se calzo los limpios, igual que el sostén, también se puso unos jeans blancos muy ajustados, y una blusita marca bebe, su pelo casi rubio y largo le caía abundantemente por sus caderas, sus enormes ojos cafés, su delineada boca y sus labios delgados, su cara redonda, una belleza sensual, con un parecido increíble con Ana Bárbara.



Se maquillo y peino de una manera muy cuidadosa, seguramente tenía alguna cita por ahí, y eso ya lo sabría yo. Ella me lo contaría después.



-Regreso dentro de un rato, tío!! me dijo.



-Diviértete Mariana, y le dije al oído no te apures de nada, regresa a la hora que gustes, y le di la llave, nomás no hagas ruido.



-Ok tío, hasta luego, y me dio un beso en la mejilla, y aspire su perfume y su fragancia a recién bañada, sin duda olía a sexo.



-Yo puse mi despertador a las 3:00 am, para esperar que regresara y me levante y fui a su recamara, y ahí estaba ya ella, dormida, me acerque y pude percibir un fuerte olor a alcohol, creo había tomado de más, pero no estaba sola, también había una amiga de ella acostada igual de tomada.



Las dos en un estado inconveniente, y pensé, hay que hacer algo con estas borrachitas tan lindas, mira nomas.



Y fui con su amiga y la moví, y no dio señales de nada, estaba bien dormida le podría pasar un tren por encima y no sentiría nada, y pues manos a la obra, o más bien manos sobre ellas.



El cuarto estaba algo retirado de mi recamara nupcial, deliberadamente así lo había planeado, para que mi esposa no se despertara con el ruido.



Las descobije con cuidado y ahí estaban las dos abiertas de piernas con sus puchitas apuntando hacia donde yo estaba, sus calzoncitos metidos entre sus nalguitas, y su rajadita notándose tremendamente sensual, sus tetas sin bra, solo su blusa, los pezoncitos duros listos para una chupada, yo ya la traía parada y de fuera de la pijama.



Fui con su amiga y le subí la blusita y pude ver en todo su esplendor sus melones duros y redondos, sus pezones tan lindos que puse una mano en cada uno de ellos y ella como que sintió la caricia, y balbuceo mmm.



Subí también la blusa de mi sobrina y le toque una teta también, una a cada una, apretando y besando, y chupando sus pezones ricos y duros como caramelos. Aquello se ponía bueno, ellas dormidas o haciéndose las dormidas, lo sabría dentro de un momento.



Estuve pensando por un momento que faena haría con estos manjares, y se me ocurrió acostarme en medio de ellas, para seguir calentándolas.



Y me fui metiendo lentamente entre las dos, como abriendo camino entre sus cuerpos, lo bueno que la cama es King Zise, había lugar para maniobras. La luz apagada.



Yo contenía la respiración y el nerviosismo propio de la situación, pero cuando la cabeza de abajo se calienta, la de arriba no piensa, eso dice el refrán y con justa razón.



El juego se volvía emocionante porque en completa obscuridad estaba la habitación, las respiraciones entrecortadas de las dos chicas y el tufo del alcohol me excitaba sobremanera, y mi verga pedía acción ya, y amenazaba con explotar.



Yo seguía tentando sus hermosos cuerpos tibios y sensuales, empecé desde sus labios, y le di a cada una un beso largo e intenso. Luego baje a sus tetas, que quizás eran de la misma copa, y se las acaricie, bese y mordí levemente, la gloria.



Luego pase a sus vientres aun firmes, sin grasa, y metí mi lengua en sus ombligos, una por una, haría lo mismo con las dos, idea genial.



No había prisa, en casa todo era silencio, solo el murmullo natural de la noche, pero en esa habitación se movía el deseo, como sombra entre las sabanas.



Después de un rato de estar jugando con sus ombligos, baje a la parte álgida, a sus montes de venus, sus puchitas abultaditas y listas para la acción. La cosa se ponía buena.



Ellas seguían profundamente dormidas, y de cuando en cuando, emitían algún ruidito, y yo dejaba de maniobrar, y seguía con mi trabajo, tocando y tocando.



Las acomode de costado de lado contrario y sus nalgas quedaron a mi merced, una a la izquierda y otra a la derecha.



Me acomode de cucharita a mi sobrina, y pude sentir las suavidad de sus nalgas duras y suaves, las toque con mis dos manos una nalga en cada mano, lo mismo con su amiga, quien era una chica morena y con el pelo ensortijado, muy guapa y algo más voluptuosa que mi sobrina. Un manjar.



Yo soportando estoicamente la ansiedad de sacar mi leche porque los huevos me empezaban a doler, también el estómago por la adrenalina vertida.



Ellas misma se pusieron boca arriba de pronto, y bueno ahí voy de nuevo pensé, tome una mano de mis sobrina y la otra de su amiga y las dirigí a mi paquete, una mano sobre mi verga tiesa, y la de la amiga sobre mis bolas.



Mi sobrina al sentir algo entre sus manos apretó ligeramente, pero no hizo nada más, yo tuve que tomarle la mano y puñetearmela un poco, embarrándole mis líquidos seminales entre sus dedos.



La otra mano hizo lo mismo, solo apretó levemente mis huevos, si los aprieta de más grito, pensé. Mientras yo metía mis manos dentro de sus pantis, y les buscaba la rajadita a las dos, cosa que encontré de volada, subí mis dedos a la parte dónde empieza y encontré sus clítoris ya excitado, el de la morena estaba grandísimo, el de Mariana mi sobrina pequeño, y les estuve rosando su puntita con mis dedos.



Se los voy a meter pensé, ya la calentura había subido mucho, ellas traspiraban y gemían levemente, creo estaban listas para la cogida. Y así empezó la faena esa noche.



Les quite a ambas sus pantis, y quedaron desnudas completamente, abiertas de piernas mostrando sus vaginas casi vírgenes, y las dos para mí.



Me le subí primero a Mariana, con ella no habría problema porque ya habíamos cogido rico, pero de todas maneras tendría cuidado. Le hice aun lado sus pequeños labios vaginales y le se la apunte, metiéndosela lentamente, ella gimió rico, así como gatita.



Se la metí toda hasta el tronco, mis huevos estaba por reventarse solos pero apenas empezaba la cosa, descaradamente me la estaba cogiendo, y ella respondiendo ya. Su amiga seguía dormida.



Mariana se despertó y me dijo, tío que haces? Te la estoy metiendo Mariana, te gusta, ella asintió, y protesto, pero aquí esta Lucia mi amiga. –No le hace. –Y si nos mira? Está dormida le dije. Bueno.



Le di una tremenda cogida a Mariana, que nos importó poco si su amiga despertaba, ella me mordía y me arañaba la espalda, y me decía cógeme Tío, cógeme, échame tu leche ya otra vez.



Y entre gemidos contenidos le saque la verga de su puchita, le apunte a sus tetas la manguera, y exploto, arrojando leche al por mayor, que salpico a su amiga.



Ella me dijo, estamos locos, no debemos hacer esto tío. –No te preocupes le dije, alguien tendría que enseñarte, y me lo agradecerás algún día ya lo veras. Ella se limpió con una toalla que yo le alcance.



-Y si me cojo a tu amiga? Le pregunte.



-No sé si quiera. –Y si lo intento? –Pues tú sabrás me dijo, ya la tienes toda encuerada, de seguro la estuviste tocando, -Un poco confesé, está muy buena.



-Te confieso algo tío? dime. –Ella y yo hacemos el amor a veces, -Wooow, apoco si? Tú eres lesbiana? –No, soy curiosa sexual creo. Hablábamos quedito.



-Bueno mejor le dije a Mariana, y si se la meto no habrá problema? –Métesela yo hablo con ella si se despierta. –Ok ahí va.



Mariana había estado jugando con mi verga mientras hablábamos, aunado a la presencia de su amiga la situación me seguía excitando sobremanera. Y la tranca estaba otra vez lista.



-Deja te la caliento un poco me dijo Mariana, pasando por sobre mí, en busca de su amiga. Y la empezó a acariciar, la luz de la luna entraba ya por la ventana, iluminando el espectáculo.



Lucia reacciono a los labios de Mariana, e inmediatamente lanzo sus brazos al cuello, y se besaron apasionadamente, yo mirando, Mariana le hablo al oído a su amiga, y le dijo quedito –Tenemos un invitado aquí en la cama.



-Donde? despertó de golpe Lucia, -Hola levante mi mano, -quién es? pregunto. –Es mi tío, dueño de la casa donde estamos, -No hagas ruido, ahorita te explico.



-Recuerdas que estuvimos hablando de como mi tío me está enseñando a manejar? –Sí, asintió Lucia, si me comentaste con todo detalle. –Pues este es el tío, y te quiere coger, como ves? –Te cogió a ti ya? –Si ya hicimos el amor él y yo.



-Cabrona, replico Lucia, me engañas cada rato. Dándole un tremendo beso, que Mariana correspondió, y se trenzaron en un faje esplendoroso. Me calenté de más otra vez.



Sentí un empujón y caí de espaldas en la cama, las uñas de ellas se enterraban en mis carnes, unas gatas en celo, silenciosas pero calientes estaban tramando algo. –Vamos a sacarle toda la leche a este pervertido, no le quedaran ganas de cogerse a nadie por un tiempo. –Vénganse mamacitas susurre yo.



Yo con la verga bien tiesa, apuntando al techo. -Cógetelo tu Lucia, dijo Mariana, y ella se montó sobre mí, y de un golpe se la metió toda, aquello rechino e hizo un ruido como de aire saliendo. Y a cabalgar como puta, y la morena se movía increíblemente bien, toda una experta.



Sentí la mano de Mariana apretando mis huevos, y tomando la base de mi verga, para apuntársela a su amiga-amante, luego se sentó sobre mi cara y me dijo, chúpame la puchita tío, y yo metí mi larga lengua en su cuevita casi virgen, tan apretadita su colita.



Mientras ellas dos se besaban intensamente, metiendo y entrelazando sus lenguas, y tocándose las tetas mutuamente, yo abajo empujando y empujando todo lo que podía. Se puso buena la cosa me dije.



Yo tengo especial predilección por las morenas, y aquella estaba riquísima que hubiera querido dejarle mi riata ensartada para siempre, pero la función tenía que continuar.



Lucia se bajó del tronco, se puso de perrito, Mariana también, -Y ambas dijeron ahora cógenos a las dos, un rato cada una. –Yo obediente como perro.



-Y ahí tenía sus dos tremendos culos, sus puchitas para mi solito, y bueno mi verga respondiendo, los huevos trabajando marchas forzadas para acumular leche.



Y de una estocada se la metí a mariana por algunos minutos la embestí como burro, y luego a Lucia igualmente, aunque duraba más con ella. –Ahora a mí me toca dijo. Ana.



-Cambiando y cambiando posiciones estuvimos buen rato, hasta que no pude más, y tenía que desalojar los mecos, y le toco a Lucia. Y me vine en su puchita, que levanto más como queriéndolos muy adentro, ambos tres gemíamos en coro, quedito pero intenso, un orgasmo triple.



Quedamos los tres exhaustos en la cama, desfallecidos. Satisfechos. –Rico dijo Ana. –Riquísimo dijo Lucia. –Espera a que te enseñe a manejar, comento pícaramente mi sobrina, es otra cosa el ritmo del auto en los baches.



En eso estábamos cuando de pronto alguien encendió la luz, -Puta madre, era mi esposa!!!…



Que pasara?... no se pierda el siguiente episodio, por este mismo canal.


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
  • Media: 3
  • Votos: 5
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