lA MUJER SABIA EDIFICA SU CASA;
MAS LA NECIA CON SUS MANOS LA
DERRIBA.
PROVERBIOS:14:1


Dorca estaba frente al espejo viendo como sus lágrimas se dejaban caer tristes, heridas, angustiadas. Estuvo por varios minutos mientras pasaba sus manos tiernas y suaves sobre vientre. Una sonrisa dolorosa quedó dibujada en sus sensuales y carnosos labios. Pasó su dedo sobre ellos, podía sentir el fuego y la pasión.

Caminó hacia la sala de su apartamento. Eran las tres de la tarde. Soplaba una brisa fría, exquisita, se soltó su largo cabello rubio, tenía una bata fina, muy fina, tan fina que exhibía sus hermosos senos que estaban repletos de vida, su ombligo un poco levantado, sus muslos que invitaban al suicidio lujurioso, era hermosa. Se sentó en su silla de descanso. Cruzó sus piernas y comenzó a leer la revista.

No podía concentrarse. Sólo pensaba en Raúl, qué diferente había estado la noche anterior. No podía comprender, era otro ser...

Pensaba cómo era posible que una persona pudiera cambiar de la noche a la mañana. Recordaba que le hizo el amor como una bestia salvaje, no era el Raúl tierno y cariñoso de los días anteriores.
Sentía su cuerpo adolorido por la fuerza que hizo durante el acto sexual, era un loco, un animal irracional, no le importó que estuviera embarazada, tenía un mes... no la escuchaba, sólo quería hacer el amor...

Estaba confundida, no podía entender, era un enigma, un enigma que no la había dejado estar tranquila todo el día. Pensaba que eso sucede a veces, las personas pueden cambiar... pero no entendía.

Lo peor de todo era que cuando volvió a hablarle que estaba embarazada él se levantó furioso, maldijo...

__¡Tú no me puedes hacer esto a mí!, me vas a arruinar mis estudios...y mis padres me van a matar...¡No!, ¡No!... tienes que abortar esa criatura...

Aquellas palabras le destrozaron el corazón, Dorca se levantó del lecho, cubrió su cuerpo con una sábana y le ordenó que saliera inmediatamente de su casa...

¿Qué había sucedido?, dónde estaba el Raúl que tanto ella amaba, que le había jurado amor eterno, que la primera vez que le dijo que estaba embarazada la abrazó y le dio un beso en la frente y pudo leer en sus ojos la felicidad que sentía...

Era dulce y tierno. Hacía el amor con arte, con ternura, sin violencia. La miraba a sus ojos por largo rato, tomaba su cabello entre sus manos y le reía dulcente, luego la llevaba a la cama con una ceremonia de dioses... era tanto el placer que sentía con aquellas caricias que cuando sentía el cuerpo sobre ella ya estaba mojada. Se quedaba dormida sintiendo que su amado la poseía con locuras pero suave y dulcemente.

Dorca se secaba las lágrimas, aquello era un problemita temporal, sabía que Raúl la amaba y que volvería... Mientras su mente vagaba entre un mar de interrogantes alguien tocó a la puerta.

Allí estaba el mensajero con un hermoso ramo de doces rosas rojas. Sintíó una profunda emoción.
Abrió con cuidado la postal...

__Amor de mi vida, gracias porque me has hecho el hombre más feliz del mundo al regalarme un
hermoso bebé... ¡Cuánto anhelo que nazca para sentir su piel lozana, ver sus ojos y hacerle caricias...

Dorca suspiró. Volvió al balcón. Beso las rosas, aspiró aquel perfume embriagador y las colocó en la mesita. Se sentía la mujer más feliz del mundo.

Media hora más tarde volvieron a tocar a la puerta. Era el mismo mensajero con otro ramo de flores mucho más grande con veinticuatro rosas blancas...

Dorca sonrió, Raúl estaba loco pensó en su interior. Tomó la tarjeta y leyó en silencio...

___Perdona amor, por lo que sucedió a noche, pero para mí es difícil aceptar un hijo en estos momentos- no tenía firma-

Dorca quedó sumida en el abismo de la duda, sus pensamientos iban incendiándose poco a poco hasta que un fuego devorador se apoderó de su alma... gritó con deseperación... ¿Qué estaba pasando?

Tomó varias pastillas y se reclinó sobre la cama. Quedó profundamente dormida. Cuando despertó Raúl la acariciaba suavemente y la besaba en los labios. Eran las diez de la mañana.
Tocaron a la puerta. Dorca le pidió a Raúl que abriera... allí estaba él... sorprendido... allí estaba el otro... su hermano gemelo.

Fin