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Categoría: Infidelidad

Enfermera hormonal...

No pensé que pasaría, no era la mujer que uno se imaginara que haría algo así.

Pero lo cierto es que cada moneda tiene 2 caras y me toco mirar muy de cerca el lado oculto de la que para ese momento era mi recatada novia. Los síntomas eran demasiado evidentes "estoy muy gorda?", "vamos a inscribirnos en un gimnasio", "esta ropa me queda bien?"... se estaba acicalando para los frecuentes encuentros con el que una vez fue su pareja y con el cual tenían en común el mismo apellido por lo que siempre supe de el como su primo.

El único recordatorio en su teléfono era el de su cumpleaños el cual cada año celebraba religiosamente con mi consentimiento y desconociendo su pasado carnal. Pero esta vez era diferente, tenían un supuesto proyecto laboral en el cual me habían involucrado, haciéndome pasar por el cabrón mas grande ya que con mi confianza ganada podían pasar mas tiempo juntos. Pasado cierto tiempo ya las cosas mutaron y pasaron a otro nivel ya que su trato hacia mi empezó a ser mas "ejecutivo y diplomático" las reuniones en casa del "primo" eran frecuentes y esas veces no nos veíamos ya que regresaba directo a su casa, ya que el fulano siempre le dejaba un "trofeo" el cual consistía en dejarle rastros de semen en su ropa o cabello, trofeo este que mas de una vez me conseguí y consideré era un tropiezo del trabajo (ya que trabaja en un banco de sangre y hay veces que se ensucia con rastros de plasma, sangre o algún reactivo).

Debo reconocer que se había convertido en una experta mamadora de verga, en una salida a un hotel (y por primera vez) tomo la iniciativa de chupármela, y con una técnica experimentada me hizo acabar en un dos por tres y de remate se trago la leche saboreándose y lamiéndose los labios como para no dejar salir nada de su delicada boquita...

La cosa no termina allí, en oportunidades nos veíamos y podía notar que pese a haber pasado todo el día de pie y caminando por su trabajo no quería tomar asiento y prefería caminar un rato antes de decidirse irse a su casa, y es que, había tenido una sesión de penetración anal y tenia su ojito dilatado e irritado por tanta fricción y roce, cosa esta que hasta el día de hoy logra molestarme dado que a la fecha no he tenido el gusto de cogerla por ese culito apretado que tiene.

Para cuando descubrí por casualidad y tuve certeza de lo que pasaba ya habían pasado meses y era habitual que llegase (yo) por la tarde a la clínica y lo consiguiera allí con su cara de satisfacción por haber recibido una mamada o haber cogido de mil formas a la recatada enfermera que a todas luces no parecía romper ni un plato. Lo cierto es que la que hoy en día es mi esposa también es una prostituta que lo hace por el mero placer de recibir verga a escondidas, cosa que no le es difícil ya que en los turnos nocturnos o de 12 horas cualquier medico, enfermero o vigilante aprovecha su debilidad y ya conocido gusto por el semen...

Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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