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Como suelo hacer con cierta frecuencia, hoy también he decidido ir a darme una vuelta por el circuito de las termas para empezar la semana relajado y con ganas. La verdad es que cada vez me gusta más darle al cuerpo lo que pide y mimarlo con estos pequeños lujos. Es domingo por la tarde, a última hora, y seguramente no habrá mucho movimiento, por lo que espero moverme tranquilamente por las diferente piscinas de chorros, saunas y cámaras de vapor.
Según entro con mi tarjeta de abonado, observo cómo una mujer joven se encuentra en recepción preguntando seguramente por los servicios y posibilidades que ofrece el circuito de aguas termales. Justo cuando yo paso, ella parece querer saber por dónde dirigirse hacia los vestuarios, la veo como despistada mirando de aquí para allá, y deduzco que es su primera vez en este spa. Me fijo en ella observándola por detrás, tiene buen cuerpo, pienso, "Vaya culo", me digo a mí mismo, no pudiendo evitar esos flashes eróticos que por nuestras mentes de hombre pasan tantas veces al cabo del día, pero sigo mi camino hacia el pasillo interior.
Tranquilamente, entro en una cabina y tras cambiarme, y ya sólo con mi boxer corto de licra puesto, el gorro y una toalla salgo al pasillo común donde confluyen los recien llegados para depositar las cosas en las taquillas. Al poco, sale ella de su cabina, la misma mujer de antes, vestida sólo con un bikini negro de esos de estrechas tiras anudadas en las caderas y en la espalda. No puedo evitar que se me congele la mirada al verla, y me retengo un poco adrede para ver qué es lo que hace. Sí, allí está la misma mujer de la entrada, allí estás tú, ahora mucho más sugerente y también más próxima. Me fijo en la suavidad de tu piel y de nuevo en tu estupendo culo mientras te peleas con la llave de la taquilla.
"¿Perdona, sabes cómo va esto?, no acierto a cerrar" me preguntas entonces al verme. Acudo a tu lado, y desde detrás tuyo, sintiendo la cercanía de tu cuerpo casi rozándome, estiro los brazos rodeándote a la altura de tus hombros para encajar la puerta al tiempo que giro la llave. "Sí, a veces cuesta un poco, sobre todo la primera vez" te digo. "¿Porque es la primera vez que vienes, no?" "Sí, ¿cómo lo sabes?". "Nada, te he visto al entrar que estabas preguntando y ahora aquí con estos problemillas...". "Pues sí, has acertado. A propósito, ¿tienes idea de lo que hay que hacer ahí dentro?, es que soy del todo novatilla y se me nota, no?" "Mira, antes de entrar hay que ducharse ahí y luego ya te indico lo que hay y lo que puedes hacer, si quieres" "Ah, estupendo, si me ayudas y me acompañas seguro que le saco más provecho".
Te invito a pasar delante mío hacia las duchas. Mientras avanzas por el pasillo me voy fijando en tu espalda y en tu culo del que llevas casi la mitad al aire por los costados, ya que sin ser un tanga, la verdad es que la braguita del bikini es un premio para la vista. Me felicito por la suerte que he tenido al coincidir hoy contigo.
Nos duchamos en duchas anexas y te observo mientras te estiras bajo el agua y dejas que tu bonito cuerpo se empape. Con el agua recorriéndote, los pezones se te marcan bajo la fina tela del sujetador y la silueta ligeramente abultada del monte de venus aparece también dibujada en tu vientre. La verdad es que te veo muy atractiva y sugerentemente erótica con tu bikini y un ligero estremecimiento se despierta en mis partes bajo el bañador.
Una vez ya duchados pasamos la puerta que da acceso a la zona de la piscina de chorros y con ello al circuito. Apenas tres o cuatro personas se reparten por el jacuzzi del fondo y las camas de infrarrojos. La piscina principal, donde nos dirigimos, está totalmente libre para nosotros.
Primero bajo yo al agua por la escalerilla, y ya desde abajo observo cómo tú lo haces. Y al bajar, de espaldas hacia mí, me regalas un estupendo primer plano de tu excitante trasero justo a la altura de mi cara; te observo la delicada superficie redonda de los dos glúteos y la tentadora raja del medio, y según vas doblando las piernas al descender por los peldaños puedo incluso tener una ligera visión de tu vulva dibujada bajo la tela entre los muslos. Con todo ello noto cómo el pene se me va tensando porque me excita verte tan de cerca.
"Ven conmigo" te digo mientra te cojo de la mano bajo el agua. Tú no rehusas mi gesto. "Vete poniéndote junto a la pared donde están las marcas para sentir el masaje de los chorros, los hay a diferentes alturas y presiones para sentirlos desde el cuello y hombros, hasta los pies. ¡A ver si te gusta!"
Te colocas pegada al primer chorro. "¡Uy qué bueno!, es como si me estuvieran masajeando la espalda" comentas. "Prueba este, ya verás", te digo. Tú te acercas a otra salida más sumergida y que no se ve si no es por las burbujas que surgen en la superficie; yo te sigo de cerca. "Arrímate a la pared" Tú al hacerlo hacia atrás notas un fuerte impulso a la altura de tu culo y sales desplazada hacia adelante. Yo entonces te sujeto con mis manos de la cintura y te retengo junto a la pared. "Aguanta ahí para que te haga efecto". Mientras te sujeto con la dos manos bajo el agua, me doy cuenta que me encanta sentir en mis manos el suave tacto de tu piel, mientras tú te balanceas de las caderas sintiendo la presión del chorro en tu trasero. Nos miramos a los ojos sonriendo. Después de un rato te invito a dar media vuelta. "Prueba del otro lado, ya verás que bueno es" te digo. Tú te recolocas, cara a la pared ahora, y con el primer impulso en tu vientre sales otra vez desplazada hacia atrás, pero yo estoy más al tanto y me pego a ti para impedir que te alejes del chorro. Tu culo entra entonces en contacto con mi bajo vientre y presumo que puedes sentir la incipiente dureza que te presiona por mi lado, mientras el empuje del agua saliendo de la pared incide directamente sobre tu chocho por delante. Yo me apoyo en ti y te empujo suavemente hacia delante mientras te sigo sujetando con los brazos ahora sobre los tuyos puestos en el borde de la piscina. "¿Te gusta la sensación?" te pregunto con ironía pícara sabiendo que estás dulcemente apresada entre la presión de mi sexo en tu culo y la del agua a presión incidiéndote a la altura del coño. Tú me respondes con un sugerente y largo sí que me suena a suspiro placentero. "Esto es bueno para la circulación" te digo susurrándote cerca del oído. "Estate un rato así". Lo de la circulación es innegable, al menos en mi caso, porque el efecto que la situación, tu cercanía y el contacto directo con tu culo tienen sobre mi pene es devastador. Entro rápidamente en estado de completa erección. La dureza de la polla me palpita bajo el boxer y no me corto al colocártela directamente contra tu culo.
"¿Cómo te llamas?" te pregunto. "Mar" me respondes. "Bonito nombre. Sugerente para tenerte de acompañante en una terma. Te voy a llevar, si me dejas, a descubrir los placeres del agua en el cuerpo, seguro que te gusta".
Tras jugar con los diferentes chorros de la piscina te llevo bajo la cortina-cascada que cae en el centro. El agua golpea sobre tu cabeza, los hombros y el pecho. Se te ha desplazado un poco el sujetador y casi toda la tersura de tus suaves tetas hasta la areola aparece desnuda, la tela se te engancha retenida al borde del pezón. Todo es como un excitante juego de provocación y morbo que los dos vivimos juntos en el agua. Seguramente tú también te sientes ya ligeramente excitada ya que te dejas llevar y buscas de alguna manera mi presencia junto a ti, me tomas de las manos para que me pegue a tu cuerpo bajo el torrente del agua. Sabes de sobra que estoy empalmado por tu culpa y el morbo de sentir la fuerza de mi deseo remoloneando junto a ti bajo el agua, mis ganas de tocarte ligeramente con cualquier excusa, te inducen a dejarte llevar. Por momentos te rodeo por la cintura con mis brazos, o simplemente introduzco un poco mi pierna entre las tuyas haciendo que separes un poco los muslos. Juego contigo, con tu cuerpo semidesnudo, te atraigo hacia mí con el propósito de que notes la firme presión de mi pene tieso rozándote. Tú no te mueves, simplemente cierras los ojos bajo el fuerte chorro de agua y te relajas, ¿o más bien te excitas?, no lo sé, pero parece que estás muy a gusto junto a mi en cualquier caso. Pocas dudas tengo de que te gusta que te tiente con mi verga excitada aunque aún oculta, de que te gusta sentirte tocada, incluso en tus partes más íntimas. Apuesto a que si intento bajarte la braguita debajo del agua ahora mismo y comienzo a acariciarte el culo desnudo, a que si me atrevo a sacarme la polla del bañador y te la coloco entre los muslos pocas pegas me pondrías, más bien al contrario. Pero no quiero tentar a la suerte. Hay tiempo y pienso que si todo sigue como hasta ahora, con la excitación de los dos en aumento progresivo, oportunidades tendré de gozarte entera antes de acabar el recorrido e incluso con un poquito de suerte llegar a poder correrme de gusto en tu interior. Ya veremos.
"Vamos ahora a la sauna, Mar" Diciéndolo, salimos los dos de la piscina principal. Yo me tapo con la toalla sobre el vientre el bulto que llevo ante las pocas miradas que pueden intimidarnos, y nos dirigimos al fondo por una puerta a una de las cabinas de madera. –Sauna Húmeda- dice el cartel de la puerta. No hay nadie dentro. Mejor, pienso para mí.Tú pasas delante mio y nos acomodamos sentados en los bancos corridos sobre las toallas, uno frente al otro. La luz es tenue y el calor inmenso. Comenzamos a sudar. Yo estoy incómodo por la presión que el pene tieso me hace dentro del bañador, no hago más que intentar recolocármelo con las manos sin conseguir buscarle acomodo. Me fijo en todo tu cuerpo. Estás sentada frente a mí con las piernas algo abiertas, adivino cómo se te dibujan los labios sexuales bajo la braguita. Tú te das cuenta de mi incomodidad al verme una y otra vez cómo me recoloco el miembro. Entonces me dices: "Ponte cómodo, por mi no hay problema si te lo quitas, es tarde y no creo que venga ya nadie más por aquí, además creo que es una norma un poco tonta lo del bañador en una sauna". Aceptando gustoso tu invitación me bajo el bañador sintiendo inmediatamente una agradable sensación de libertad, la polla me surge tensa y vigorosa apuntando hacia arriba. Tú me observas sin disimulo y eso me excita aunque intento conservar un punto de recato ocultando en lo posible el descarado pollón poniéndome de costado y doblando las rodillas para que la verga quede entre los muslos. "Y tú, ¿no te pones cómoda?" te digo con una sonrisa picarona. ""Estoy bien así, gracias. Yo no tengo esas apreturas con la ropa, jeje".
Ante tu negativa, decido exhibirme provocador delante tuya intentando dar una vuelta de tuerca en el juego de seducción sexual que me he propuesto llevar a cabo contigo. Ya no me importa que me veas completamente salido por la excitación como estoy, al contrario, es lo que quiero. Me levanto y acercándome al brasero del medio echo un cazo de agua para saturar de humedad la sauna. Actúo lentamente de forma premeditada para que puedas apreciar mi polla bien erguida, balanceándose y deseosa. Me acerco a tu lado y te acaricio los muslos. "¿Cómo va esto?, ¿Estás sudando bien, no?" Te recorro el muslo por completo con estudiada calma. "Al menos, parece que estás bien mojada" Intento jugar con el donble sentido de las palabras. Me atrevo a tocarte el borde del bikini y acerco mis dedos hacia el interior de tus muslos. A la vez muevo los músculos de mi pelvis impulsando el pene a bambolearse descaradamente para que lo veas bailar lleno de deseo por tu cuerpo. Quiero provocarte de verdad.
"Ven conmigo, es bueno combinar el calor de la sauna con baños de agua fría para que el cuerpo se active y se purifique" Salimos de la cabina llevándote yo de la mano. Por si acaso miro si hay alguien cercano para no hacer el ridículo en mi estado, desnudo y excitado. Me introduzco en la pequeña piscina-pasillo que conduce a las otras saunas. El agua está helada pero la sensación es vivificadora para el cuerpo. Tú te retraes un poco pero impulsándote de la mano consigo hacerte saltar al agua. Al contacto con el agua heladora pegas un gritito y con el descontrol de la impresión que te produce el agua te medio tropiezas y caes hacia mi. Yo entonces te sujeto abrazándote haciendo que te quedes pegada a mi cuerpo y mi pene juega acariciándote todo tu vientre. Pongo mis manos en tu culo y te atraigo todo lo que puedo hacia mí, quedandome la polla aprisionada entre los dos. Te retengo un delicioso y largo momento para que mi polla goce con el dulce contacto de tu cuerpo. Aprovecho para soltarte el sujetador por detrás y liberarte los pechos. Tus pezones aparecen al instante duros y erguidos, no sé si fruto de la estimulación que acumulas o simplemente a consecuencia de la temperatura del agua. "Tienes unos pechos preciosos, Mar, y los pezones no te digo, me parecen riquísimos, no te importe ennseñármelos" Tú te los miras y me sonríes, al tiempo que suavemente me coges el pene en tu mano derecha y lo recorres acariciándolo. "Pues esto que llevas tú aquí no está nada mal, eh! Vaya cacharro tienes!. Es muy tentador". "¿Tentador para qué?" te pregunto alargando el morbo del momento. "Lo sabes de sobra, majo, tentador para una mujer, para darle gusto y llenarla de placer".
Yo no te respondo con palabras, sólo te beso con un piquito en los labios mientras me quedo con eso que acabas de decir de "llenarla de placer" y pienso para mí que muy bien, estoy de acuerdo, y espero poder tener la oportunidad de llenarte a ti hoy mismo antes de salir de aquí, quiero utilizar mi pene contigo, estoy deseando metértela.
Te llevo a un sitio más discreto y caliente para que el juego siga su curso. Quiero desnudarte por completo y tener la oportunidad de intentar eso que estoy imaginando. Nos acercamos a la sauna seca y entramos. Yo sigo en pelotas y tú sólo llevas la braguita del bikini puesta, nadie nos ha visto de momento o eso creo; lo demás lo llevamos junto a la toalla en la mano. "Vamos a estar un poco aquí, es más soportable que la otra sauna y ayuda a que la piel se limpie por completo". Túmbate – te invito- y déjame que te ayude con esto". Cojo unas ramas de abedul llenas de sus pequeñas hojas que están dejadas ahí para que, como hacen los finlandeses, dando pequeños golpecitos con ellas por todo el cuerpo éste abra por completo sus poros y purifique la epidermis. Tú, curiosa, te colocas sobre el banco boca abajo y te dejas hacer. Primero te recorro suavemente con la mano la espalda y las piernas que nuevamente comienzan a sudar generosamente por efecto del calor y de seguido empiezo a pasarte las ramas, primero casi cosquilleándote y luego intercalando suves golpecitos por toda la superficie de la piel. "Separa las piernas" al hacerlo te introduzco el hisopo vegetal entre los muslos y lo voy girando para llegar a toda la suave superficie que ahí tienes. Luego en el culo, intensifico un poco los golpecitos, sin hacerte ni mucho menos daño, pero sí al menos para que se te sonrosen las tiernas nalgas que tienes.
"Te voy a bajar la braga un poco para que toda la piel del culo se te active con esto" Tú no contestas, sólo ronroneas suavemente y te dejas hacer mientras te retiro la braguita hasta las rodillas. Tu culo aparece entonces mezcla de rosa y blanquito cerca de la raja por donde ha estado tapado, todo desnudo, muy tentador ante mis ojos, y me quedo extasiado mirándotelo, estoy excitadísimo. "Vaya culito más bonito que tienes, me gusta de verdad, deja que te lo mime un poco, vale?" Te lo recorro con las hojas por el exterior, de arriba hacia abajo y desde la entrepierna de nuevo subiendo por todo el contorno de la raja. Con la mano libre te voy tocando por donde la rama ha pasado, a intervalos golpeando suavemente, y te abro un poco los mofletes para que las hojitas te rasquen y cosquilleen las zonas más sensibles del interior de la raja, incluido el contorno del orificio trasero que te lo veo obsceno y provocador, estrecho en su abertura que permanece tensa por la presión del esfinter y más oscuro que el resto del culo, contrastando con la suavidad de los glúteos. Te paso un dedo por toda la raja de arriba abajo y con la yema te masajeo un poco la entrada del ano por fuera. "Date la vuelta Mar, voy a hacerte lo mismo por delante". Te colocas boca arriba y me quedo boquiabierto contemplándote tu desnudez, tus pechos con los pezones erguidos y tiesos, tu suave vientre y ese pubis que ahora al aire se me muestra, con un ligero vello en el monte superior y con la rajita del coño que puedo entrever cuando mueves las piernas buscando la posición. Todo te brilla por el sudor, lo mismo que a mí mi cuerpo, pero especialmente la polla la tengo radiante, exultante, tú me la miras cuando me coloco a tu lado con la verga cerca de tu cara. El haber podido acariciarte el culo sin restricciones ha hecho que me sienta en la gloria y una humedad delatadora aparece en la cabeza del pene, muestra de mi excitación, es alguna gotita de líquido preseminal que se me sale por la punta.
Nuevamente te recorro todo el cuerpo con las hojas, ahora por delante. Me centro en tus tetas, te las estimulo hasta ponerlas también sonrosadas, los pezones oscuros con los golpecitos. Luego bajo a tu vientre. Te recorro el pubis y te introduzco las hojas entre los muslos. "Esto activa la circulación de la piel y regenera los tejidos" te digo mientras suavemente te recorro los labios del coño. Te miro ahí y estás empapada, mezcla de sudor y supongo que de excitación también. "Aquí no llego bien con esto pero si me dejas un poco...,ábrete un poco más, así, muy bien" Te separo los muslos y te recorro con los dedos los bordes de la vulva, te abro los labios exteriores y te introduzco un dedo dentro del coño. Te froto las paredes internas con la yema. Te hablo con cuidada intención "Para que no te quejes, te doy el tratamiento completo eh!, y esta zona de aquí adentro hay que cuidarla con esmero, así suavecito, eres deliciosa por dentro y por fuera" Con la otra mano utilizo las hojas para acariciarte la parte alta del coño intentando estimularte el clítoris con los cosquilleos.
Tú te dejas hacer porque te vas sintiendo llena de placer, tan llena que veo cómo tienes la carne de gallina, las mejillas sonrosadas y la mirada perdida, las piernas se te tensan y relajan altenativamente, los pies encogidos, y veo cómo poco a poco las caderas te bailan llevándote a que abras tu sexo al gozo incontrolado. Es lo que quiero, que goces para poder penetrarte cuando estés sintiendo la satisfacción completa, cercana al orgasmo, para provocártelo del todo con la polla metida en tu coño y sentir en mi órgano el tacto húmedo de tu placer descontrolado que me lleve a mi propia corrida. Creo que es el momento de hacerte mía, te coloco al borde del banco con las piernas hacia a fuera y te atraigo para que mi sexo anhelante tenga acceso directo a tu entrepierna. Pero entonces en el exterior de la sauna suena como si alguien se acercara chapoteando por el agua fría de la piscina de acceso.
Me quedo un poco escuchando sin saber muy bien qué hacer, con el pene erecto descansando sobre tu muslo derecho. Tú te reincorporas un poco y me miras ansiosa, eres deseo vivo, te veo abierta de piernas con la vulva húmeda, estás muy caliente y sólo quieres ya ser follada, no me quedan dudas de eso. Pero alguien se acerca y puede entrar en nuestra sauna. Yo me corto y ante la posibilidad de que nos descubran, decido llevarte a un lugar donde pueda gozarte sin problemas. Te subo la braga y me tapo con la toalla atándomela a la cintura, ya no sé donde he dejado mi traje de baño. Justo en ese momento se abre la puerta de la sauna y un señor de mediana edad nos mira dudando si entrar o no al verte a tí con los pechos desnudos. Yo disimulo como puedo mi erección y te llevo de la mano hacia fuera. El individuo se queda dentro. Entonces aprovecho las duchas del exterior para intentar rebajarme un poco la tensión sexual que acumulo. Entro en una, me quito la toalla y dirigiendo el chorro de agua fría a mis genitales durante un buen rato, consigo que se me quede la verga colgante y morcillona, al menos así, tapado con la toalla, me podré mover relativamente tranquilosin escandalizar a nadie que me pueda ver. Salgo de la ducha donde tú me esperas tapada con tu bikini puesto, y menos mal, porque tus pezones también resultaban si no un pelín llamativos. Aún así te veo con tus ojos vivos y tu rostro coloreado y todo tu bonito cuerpo sugeriéndome tu deseo de sexo y yo no puedo resistirme a la tentación de hacerte mía. Me acerco a ti, te beso suavemente en los labios y te invito a acompañarme: "Ven, vamos a donde pueda tenerte por fin para mí –te digo- quiero penetrarte y acariciar tu sexo con el mío, porque me muero de ganas de llenarte el coño con mi polla caliente, ¿quieres?" Tú me respondes intensificando el beso con tu lengua.
Te llevo de la mano hacia donde sé que está el jacuzzi. Se esconde tras una mampara trnslúcida al otro lado de donde están las tumbonas de infrarrojos donde la gente se relaja bajo suaves lámparas de calor al acabar el circuito. Una pareja medio dormita en ellas, pero, hay suerte, nadie ocupa la gran bañera de burbujas de más a trás. "Vamos adentro, Mar, quiero follarte bajo el agua, ya verás cómo te gusta". Me quito la toalla y sentándome en el interior te invito a meterte junto a mi. Tú entras con el bikini puesto.
Es hora de que te abrace debajo del agua, de que envuelva tu sexo con mis dedos otra ves y te lo acaricie con mi polla. Estoy seguro de que tú también te mueres de ganas por que te lo haga. Te hago sintio entre mis piernas, yo con la espalda recostada te pido que te coloques encima mio, mi pecho contra tu espalda. Tú te sientas sobre mi vientre aprisionando mi ya otra vez duro sexo bajo tu culo. Te dejo el sujetador puesto por si alguien viene pero te saco las bragas por completo y te regalo con la excitante caricia de mi caliente falo entre tus nalgas, acoplándose a la raja de tu culo. Mientras te abrazo y te tomo los pechos con una mano jugando a metértela dentro de la tela para tocarte el pezón, y la otra se apoya sobre tu ombligo para tenerte siempre cerca; mi boca juega sobre tu nuca y cuello. Quiero que tengas un baño largo y lleno de placer. Introduzco mis rodillas entre las tuyas y te separo los muslos para que tu sexo quede lo más expuesto y abierto posible debajo del agua. Con las manos impulso tu cuerpo suavemente hacia arriba, sentndote sobre mi vientre hasta conseguir que mi pene tieso, cálido y bamboleante se libere de la presión de tu cuerpo para quedar acomodado justo entre tus muslos, enhiesto y en contacto con tu vulva, donde tu vagina está suficientemente dilatada y lubricada para acogerlo en cuanto me lo proponga.
Te doy varios besos llenos de deseo en la nuca, detrás de las orejas y un poco por todo el cuello. Con mis manos te envuelvo, te doy calor, juego con tus pechos, me apropio de tus pezones, no paro de manipularlos, mi polla sigue apoyada directamente sobre tu sexo. Bajo mi mano y te acaricio el ombligo repetidamente atrayéndote hacia mi. Sigo camino de tu sexo, quiero provocarte palpitaciones de placer nuevamente. Llego a tu rajita, te la voy rodeando, introduzco el índice en el surco y noto tu viscosa humedad, aún debajo del agua es una suavidad extrema la que percibo. Te acaricio el coñito con ternura, voy a por tu clítoris. Aquí te acaricio dulcemente, lentamente, paso una y cien veces la punta del dedo por la punta de tu sensible capullito. A la vez mi glande roza tus labios vaginales. Procuro mover un poco mi pelvis para que la polla baile sobre tu sexo, pretendo que toda ella suba y baje incrustándose sobre tus labios semiabiertos. Permanecemos así jugando unos minutos. Noto como te vas entregando, como te llevo a la obtención de un placer que te escontrola. Mi mano te envuelve todo el sexo y la polla cada vez es más atrevida y presiona más descaradamente en tus mucosas dentro de tus labios. Tomo el pene en mi mano y lo dirijo a capricho frotándote con el glande toda la entrada de la cueva. Se me queda atrapada la punta en tu entrada. La saco y me concentro con su cabeza sobre tu clítoris y voy dando muy suaves golpecitos, rítmicamente. Creo que tus sensaciones te llevan a cerca del orgasmo. Se te electriza toda la vulva, un estremecimiento generalizado te percibo por todo el cuerpo, tu respiración es muy acelerada, el corazón se te dispara bajo el pecho y las tetas tienen como vida propia, tus pezones resaltan como queriendo salirsete muy tiesitos. Vuelvo a atraparte el clítoris entre dos de mis dedos y dirijo ahora ya decididamente la punta de la polla a la entrada de la vagina. Te voy a penetrar para intentar mantenerte la sensación de placer desatada el mayor tiempo posible. Quiero que notes como te follo mientras te trabajo el clítoris y las burbujas te rodean el sexo y todo el cuerpo. Te incorporo un poco y te impulso hacia abajo para que te sientes y se te meta el pollón entero en tu caliente coño. Ya por fin te la meto sin contemplaciones ¡Qué gozada sentir cómo entra, sentirla atrapada dentro de tu sexo! Tú pegas un gritito al notar cómo te entra y comienzas a gemir continuamente."Deja que te folle, Mar, preciosa, dame tu coño, así, así, uhhhmmm..." Dejo que me cabalgues, al principio suavemete y poco a poco incrementando tus impulsos. "Qué buena estás Mar, cómo me calientas la polla, sigue, sigue..." Muevo las caderas para intentar que te gire el aparato dentro de ti y frotarte por completo por dentro. Te mantengo ahora sujeta bien sentada sobre mí y soy yo ahora el que me muevo para que sientas la polla viva en tu interior. Te masturbo a la vez. Tú te descontrolas por completo y entras en un claro orgasmo que hace que gimas descaradamente. Seguramente la pareja de fuera nos estarán oyendo a pesar del ruido del propio jacuzzi, pero qué importa ya!
Yo también quiero gozar por completo. Acelero mis movimientos porque quiero correrme de una vez, quiero llenarte con mi leche. "Te follo, te follo,..." digo en alto, "Dame, dame, así, así, aaahh..." me respondes. Y entonces me dejo ir acelerando mis embestidas. Te aprieto contra mí mientras noto la tensión extrema, la hinchazón del glande antes de dejar salir el semen. Y por fin me llega la liberación, la polla me vibra y te la meto hasta dentro para dejarla ahí mientras noto las pequeñas convulsiones que me expulsan la lechada intermitentemente. Te mantengo abrazada y penetrada hasta que poco a poco se me vacían los testículos. Te doy todo lo que tengo y me siento liberado de la caliente presión según me vació. Te beso el cuello y te acaricio los muslos, con el pene dentro pero sin moverlo. Así estamos un buen rato hasta que te la saco cuando comienza a bajarme levemente la erección. Te acaricio la entrada del coño y noto como algo sale del interior. Incluso en la superficie llena de burbujas del agua algún pequeño grumo blanquecino aparece flotando. Tienes que tener la vagina llena de mi leche porque he sentido que me he corrido abundantemente.
Nos relajamos ya aprovechando las sensaciones del jacuzzi hasta que un empleado se acerca a avisarnos de que es la hora de empezar a cerrar las instalaciones y nos insta a salir hacia las duchas.
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