Lo primero que quiero aclarar es que tanto mi amante como yo estamos casados, incluso añadiré que felizmente casados, por lo que para no ir dando nombres falsos prefiero no dar ninguno. Asi que les hablare de ella y de mi en estos terminos.
Ninguno de los dos volvera a cumplir los 30, pero a ambos nos faltan todavia muchos años para los 40. Nos conocimos a traves de Internet. Y por tener aficiones similares y vivir en localidades cercanas decidimos vernos mutuamente. Fue un autentico flechazo, en nuestro segundo encuentro ya terminamos haciendo el amor. ¿Por qué? Pues porque ella es muy ardiente y desinhibida en el sexo, cosa que mi esposa no es, y yo soy todo lo sensible y cariñoso que su esposo no es... ¿el resultado? Encuentros furtivos en los que cada uno trata que el otro disfrute lo indecible... tratando siempre de hacer realidad las fantasias y los sueños mas salvajes... asi que no les extrañe si les digo que ya lo hemos hecho en un parque y hasta en un cine medio vacio mientras veiamos una pelicula.
He creido necesario darles todos estos datos para que el increible encuentro que tuvimos el dia de su cumpleaños no les parezca la fantasia de un adolescente embriagado.
Ese dia habiamos decidido hacer algo especial, asi que yo reserve mesa y habitacion en un hermoso hotel lejos de la ciudad, para que pasaramos la velada juntos. Ya que por suerte su esposo no regresa a su casa a comer, y yo habia podido solicitar el dia libre a mi jefe con una excusa bastante convincente de la que mi esposa no sabia nada. Asi que a media mañana agarre el auto que habia alquilado y pase a buscarla al lugar convenido.
Ella, que no sabia donde le iba a llevar, me esperaba con su eterna sonrisa picaruela en la esquina convenida. Y les aseguro que me costo horrores controlarme para no devorar a besos sus labios gordezuelos ni desnudarla para poseerla hay mismo sobre la acera al ver que se habia puesto para la ocasión su breve y seductora minifalda escocesa, de esas con un broche lateral que dejaba al aire sus morenos y duros muslos.
Llevaba la camiseta blanca de botones completamente desabrochada y anudada debajo del ombligo, dejando que sus firmes y abultados senos se movieran en completa libertad bajo la misma, con sus durisimos y gruesos pezones marcandose desafiantes en el fino tejido, para que ni el mas cegato de los mortales dejara de apreciar que no habia ningun sosten aguantando semejantes maravillas.
Este conjunto, tan atrevido como sensual, ya nos habia deparado varios encuentros deliciosos y alguna que otra anécdota que quizas les cuente otro dia.
Para que se hagan una idea de la brevedad de su minifalda solo he de decirles que no me hizo falta mas que girar un poco la cabeza para ver el deliciosos tanguita blanco que llevaba puesto ese dia cuando se agacho para sentarse en el asiento de mi lado.
Nada mas hacerlo nos dimos el primer beso, tan apasionado e intenso como todos los que nos damos siempre. Yo con mis labios tratando de devorar los suyos gordezuelos y sabrosos y ella empeñada en que su dulce lengua se hiciera un nudo con la mia. Ni mis manos ni las suyas pueden permanecer ociosas cuando nuestras bocas se juntan. Asi, al mismo tiempo que sus deditos se deslizaban traviesamente por la entrepierna de mi holgado pantalon veraniego las mias se introducian ansiosas bajo su camiseta, avidas de volver a amasar esos enormes melones oscuros que me tienen medio loco, estrujandolos y apretandolos como si me fuera la vida en ello.
Creo que de no haber estado en un lugar tan centrico lo mas seguro es que hubieramos acabado haciendo el amor ahí mismo. Pero me recorde a mi mismo los planes trazados, y haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad me separe de ella, jadeando, y puse el coche en marcha, camino de la autopista... y de un encuentro muy apasionado.
Puestos a hacer las cosas bien habia decidido alquilar finalmente un coche descapotable, pues era algo de lo que tenia ganas desde hacia años y pense que la situacion era la mas idonea. Circular raudo por la autopista, con el aire en la cara, viendo como este revuelve las prendas de ropa de mi amante complice es un recuerdo que jamas olvidare.
Ella, tan excitada como yo, sino mas, pronto empezo a hacer de las suyas, recostando un poco su asiento para ponerse mas comoda... y para apoderarse con mas facilidad de lo que yo guardaba en mis pantalones para ella. Con su habilidad consumada pronto estuve con la cremallera bajada y su mano dueña y señora de mi rigida masculinidad. La cual masajeaba languidamente para que no perdiera su dureza, pero controlandola para que tampoco explotara la dinamita antes de tiempo.
Yo tampoco quise ser menos, y aprovechando la casi total ausencia de trafico por la via le empece a acariciar los pechos de nuevo, pero esta vez tambien queria contemplar los gruesos fresones que pellizcaban mis dedos, por lo que aparte la tela a un lado para dejar que asomara al aire esa maravilla de la naturaleza.
-"¿Qué haces?... me las va a ver todo el mundo" me dijo ella, que tenia los enormes ojos pardos entrecerrados para disfrutar aun mas de las sensaciones que la rodeaban.
-"¿Te importa?... dejalos que disfruten". Y aparte del todo la tela para que el sol le diera de lleno, mientras mis dedos continuaban jugueteando con su rigido pezon.
-"MMmmmm... de acuerdo... ¿por qué no?" y ella misma se desato el nudo del ombligo para que los dos pechos quedaran completamente a la vista y su camiseta se convirtiera en un simple trapo ondeando al viento.
Yo no podia dejar de asombrarme de su osadia, de la que tantas muestras me habia dado ya, y que la hacian tan distinta de mi timida y apocada esposa. Pero ahí estaba de nuevo, imperterrita, masajeando mi pene y sonriendo feliz a los incredulos automovilistas que nos miraban con los ojos como platos cuando les adelantabamos velozmente. Creo que puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que ella estaba disfrutando de la situacion lo mismo que yo, y quizas algo mas, por su alocada y desinhibida forma de ser.
-"Mi amor... soy tan feliz... y me gusta tanto este paseo que voy a hacer algo para que no lo olvides jamas" me dijo, y os juro que se me pusieron de punta hasta los pelos del cogote... pues ya sabia que sus promesas nunca son en falso.
No tuve que preguntarle en que estaba pensando, pues sus intenciones se hicieron muy evidentes cuando, tras girarse como una gatita en celo en el asiento, me dirigio una de sus miradas mas traviesas y uso ambas manos para terminar de desabrocharme del todo el pantalon y dejar mi aparato completamente a la vista... e indefenso ante su voracidad.
Lo primero que pense al sentir sus labios succionando mi chime fue que de seguir asi no iba a ser capaz de controlar el vehiculo y que al final nos estrellariamos...
Y lo segundo que pense fue... ¡ Que Diablos ! ¿acaso hay una forma mejor de morir?...
Asi que me relaje y permiti que hiciera una de las cosas que mejor sabe hacer... y que a mi mujer, por desgracia, le da asco. Mi lexico se queda corto para describir las mil y una sensaciones que me embargaban en ese momento, y el gozo que la union de su lengua, sus labios y sus manos trabajando a la vez en mi miembro me proporcionaban. Era algo sublime, un placer digno de los dioses que solo los muy afortunados pueden tener.
Por suerte no habia apenas trafico, por lo que no tenia que cambiar de marchas, algo que me hubiera resultado muy dificil con sus grandes pechos colgando sobre la palanca. Asi que la mano que no tenia en el volante la dedicaba a acariciarlos, algo de lo que nunca me canso... ni se cansarian ustedes si tuvieran la oportunidad de estrujar entre sus manos esa carne tan firme como suave, y pellizcar entre sus dedos esos gruesos y puntiagudos pezones de caoba, tan sensibles como agradecidos a todo tipo de manejos.
El viento se convirtio en mi aliado, haciendo que su minifalda revoloteara descontrolada a un lado y a otro, permitiendome continuos y generosos vistazos a sus nalgas desnudas. Pues su tanguita blanco por detrás era un fino cordon que desaparecia en la estrecha y misteriosa hendidura de su trasero, dejando sus duras y amplias nalgas a la vista.
No solo a mi vista, sino a la de algunos afortunados conductores que pudieron ver como su generosa grupa asomaba por encima de la puerta... dedicandonos miradas atonitas, y alguna que otra pitada de claxon... supongo que como agradecimiento al espectaculo... y nunca mejor usada esa palabra.
Para cuando alcanzamos el todoterreno de aquellos chicos yo estaba ya a punto de llegar al orgasmo, asi que les rebase velozmente, perdido en mi propio placer, pero no por ello sin dejar de observar como pegaban los muchachos sus caras asombradas a los cristales.
La cabeza de mi amante subia y bajaba ya a un ritmo frenetico, siguiendo mi respiracion agitada, llevandome hacia el climax a pasos forzados.
Casi tan forzado como el pobre motor del todoterreno al que los chicos exprimieron al maximo con tal de volver a ponerse a mi altura para ver el culo de mi amante de nuevo.
Decidi que tan loable esfuerzo merecia una recompensa, por lo que levante un poco el pie del acelerador para permitir que alcanzaran nuestra posicion... mirando complacido como se agolpaban los jovenes a los cristales para no perderse detalle de lo que sucedia en nuestro vehiculo. Al ser este un poco mas elevado que el nuestro yo suponia que su vista debia de ser magnifica, pero decidi hacerla tan memorable como la mamada lo estaba siendo para mi... asi que en un alarde de generosidad estire mi mano libre y baje el tanguita de mi amante hasta sus rodillas... dejando a tan solo un metro escaso de los encandilados muchachos sus tesoros mas intimos a la luz.
No puedo afirmarlo, pero creo que ninguno olvidara facilmente la rajita depilada que les dedicaba su humeda sonrisa vertical, mientras su fogosa dueña empezaba a tragar con glotoneria todo el semen que manaba a borbotones de mi fuente inagotable, producto de un orgasmo tan intenso como prolongado... que me impulso a pisar el pedal del acelerador de nuevo, de un modo automatico, alejandome asi por ultima vez de los muchachos que tocaban el claxon sin parar, intentando, sin éxito, volvernos a alcanzar.
Ella, ajena por completo a lo que habia sucedido, se dedicaba a lamer y succionar con fruicion mi aun rigido aparato, limpiandolo con tanto cariño y esmero que me temia que de seguir asi me provocara un nuevo orgasmo, por lo que tuve que rendirme y pedirle clemencia... pues no queria llegar al hotel totalmente agotado.
Despues de relamerse los labios como una gatita satisfecha reparo, creo que por primera vez, en que tenia el tanguita casi quitado... lo cual le hizo mucha gracia. Yo pensaba que se lo volveria a colocar pero, para mi asombro, lo que hizo la adorable desvergonzada fue ponerse de pie, sujetandose al parabrisas con una mano mientras se despojaba de las braguitas con la otra.
Yo no podia ver los coches que circulaban en sentido contrario, pues me tapaba el seto de proteccion, pero los continuos pitidos de claxon me dieron a entender, bien a las claras, que los pechos desnudos de mi alocada amante si se veian desde el otro lado.
Cuando volvio a sentarse, riendose y todavia sonrosada de la emocion de su osadia, le conte lo que habia pasado con los chicos... excitandose tanto con mi relato que se puso a acariciarse la depilada almejita con uno de sus dedos mientras sonreia de oreja a oreja.
Era una pena que yo no alcanzara a hacerlo, como hubiera deseado, pero la posicion era muy incomoda, y ahora el trafico era algo mas denso, cruzandonos continuamente con otros vehiculos. A ella ya le daba igual, pues una vez que habia empezado sus dedos no paraban de hurgar en su intimidad, cada vez mas freneticamente, mientras se acariciaba los pechos desnudos con la otra mano ajena, al parecer, a las miradas que le dedicaban.
Pero no era asi, y ella debia de estar disfrutando de su exhibicion mucho mas de lo que yo me imaginaba... pues en un momento dado me suplico que me pusiera a la altura de un camionero... pues deseaba correrse ante su mirada.
Yo, excitado, y siguiendo sus deseos, adecue mi marcha al trafico, haciendo lo posible por tener siempre un camion a la vista... a la espera de que el cambio de su respiracion me indicara el momento oportuno en que debia ponerme a la altura de uno de ellos.
Era como una ruleta, en la que los participantes no sospechaban el premio que estaban perdiendo cada vez que los adelantaba en busca del proximo camion.
Hasta que llego el momento crucial, en que su respiracion se convirtio en un continuo jadeo, y disminui mi marcha para que el afortunado tipo pudiera ponerse a mi costado y, desde ahí arriba, ver con comodidad el espectaculo de mi amante logrando su orgasmo. La vision debia ser increible, con su breve minifalda subida hasta la cintura y la camisa abierta de par en par... con sus dos deditos entrando y saliendo a un ritmo frenetico de entre sus piernas separadas.. y su otra mano estirando su pezon violentamente mientras jadeaba con la boca abierta... rugiendo su placer a los cuatro vientos.
Tan embelesados estabamos contemplandola los dos que el auto patrulla tuvo que hacer sonar varias veces su claxon antes de que me percatara de que lo tenia detrás.
Se lo imaginaran ¿no?... ordenando nuestras ropas deprisa y corriendo mientras ibamos a la entrada de servicio que nos indicaban unos kilometros mas adelante para estacionar tanto nuestro coche como el camion en una explanada situada tras una amplia curva.
Yo todavia estaba abrochandome los ultimos botones del pantalon, hecho un manojo de nervios, cuando la agente se asomo por un lado y me dijo con su voz firme y autoritaria que recogiera mi documentacion y fuera donde estaba su compañero con el camionero.
Recogi los papeles a toda prisa, sin saber aun que decir para salir del paso, mirando el gesto de enfado de la irritada agente... la cual, por otro lado, no dejaba de escrudiñar a mi amante. Al pasar por su lado no pude evitar compararlas mentalmente, diciendome que esa chica flaca no quedaria del todo mal con otra ropa, pues ni siquiera el uniforme podia ocultar unas nalgas bien prietas y unos pechos pequeños, pero duros y muy tiesos.
Cuando llegue a la altura del coche patrulla el camionero todavia estaba sacando toda su documentacion, y parecia estar tan asustado y nervioso como yo. El guardia, un tipo grandote y fornido, permanecia callado y con el gesto ceñudo, parado pacientemente al pie del camion... sin decir nada, a la espera de revisar todos nuestros papeles.
No podia dejar de mirar a mi auto, apesadumbrado por el mal rato que mi amante debia estar pasando, sobre todo cuando la agente la hizo salir y procedio a cachearla apoyada sobre al capo de nuestro auto.
No entendia porque la cacheaba a ella y a nosotros no, y porque insistia tanto en meter sus manos dentro de la ropa, dado que ya debia haberse dado cuenta de que no llevaba nada debajo, puesto que las braguitas aun estaban bajo su asiento.
Estaba tan absorto que el otro agente me tuvo que llamar la atencion para que me diera cuenta de que el camionero ya se marchaba, agradecido y con prisas, y que me tocaba a mi mostrar mi documentacion.
Yo se la entregue toda, de golpe, absorto en la contemplacion del cacheo de mi amante, pues para mi era ya evidente que la agente estaba manoseandola a conciencia... y yo, para mi sorpresa, estaba excitandome de nuevo, pensando en lo que le estaria haciendo.
Imaginense como me quede al ver que la agente, con toda la tranquilidad del mundo, se separaba de mi amante, despues de decirle algo al oido; y, tras abrir la puerta del descapotable, ocupaba el asiento del copiloto, sentandose comodamente y haciendo un gesto a mi amante para que entrara tambien.
No se que me sorprendio mas, si ver la parsimonia con que la agente se estaba quitando los pantalones, o la docilidad con que mi amante entro en el vehiculo, cerrando la puerta del mismo tras haberse arrodillado a los pies de la policia.
Tanto el otro agente como yo habiamos comprobado que mi turbada amante llevaba ya los senos al aire al ocupar su sitio, señal inequivoca de que el cacheo habia sido todo lo prolongado e intenso que yo habia sospechado... y mucho mas.
Si en ese momento me hubieran preguntado les aseguro que no sabria decirles de seguro si lo que le estaba mostrando al otro policia era la documentacion del coche o mi carnet de la biblioteca o del videoclub... y no era para menos, pues la cara de satisfaccion de la agente, comodamente recostada en el asiento no dejaba lugar a dudas acerca de lo que debia estar haciendo mi amante arrodillada a sus pies. Y con lo bien que maneja ella la lengua seguro que la agente estaba en el septimo cielo.
De eso no nos cupo ninguna duda cuando ambos vimos que se desabrochaba la camisa del uniforme, dandonos un vislumbre de sus pequeños y puntiagudos pechos desnudos, antes de tumbar el asiento del todo hacia atrás y desaparecer de nuestra vista. El motivo quedo bien claro cuando vimos el rostro sonrosado de mi amante asomar brevemente y desaparecer en direccion a su cara y a sus pechos. Su postura arrodillada sobre la agente nos permitia ver su culito desnudo por encima de la puerta del descapotable, ahora que su sufrida minifalda permanecia enroscada a su cintura, donde alguna de las dos la habia remetido para que no molestara, y dejara todo al aire.
El otro policia y yo ya habiamos dejado de fingir, y mirabamos absortos y embelesados la increible escena que tenia lugar a solo unos metros de nosotros.
No era para menos, mi amante ya estaba desbocada del todo y, aferrandose a la puerta y a uno de los asientos se irguio ante nuestra atonita mirada, moviendose adelante y atrás freneticamente, restregandose a conciencia contra la policia; de la cual solo veiamos uno de sus pies, apoyado en la esquina del salpicadero, pero que bastaba para hacernos una idea de lo bien separadas que estaban sus piernas.
Aunque nuestros ojos donde realmente se clavaban era en los voluminosos pechos de mi amante, que bamboleaban alocados en cada uno de sus empujones. Sus gruesos pezones brillantes de sudor, y puede que de saliva, semejaban dos datiles maduros que se hacia dificil no morder. Pero ese placer, por ahora, solo estaba reservado a la fogosa policia, la cual se aferraba a ellos con sus manos temblorosas con un ansia mas que justificada.
Yo tenia la boca seca, y una ereccion tan considerable como dolorosa viendo los dedos de la agente pellizcr y retorcer sin piedad esos pezones divinos. Por sus movimientos casi podria jurar que note cuando tuvo el orgasmo... pero lo que si sabia de cierto al ver la carita de pena de mi amante cuando la agente la obligo a ponerse de nuevo de rodillas a sus pies es que ella aun no habia obtenido el suyo.
La agente, con una sonrisa satisfecha, se tomo con bastante tranquilidad lo de ponerse la camiseta de nuevo, mirandonos con cierta insolencia mientras se abrochaba los botones. Sin importarle nada, al parecer, que tanto su compañero como yo vieramos de nuevo sus pechos desnudos... y supieramos lo que mi amante le estaba haciendo mientras tanto. Y que debia de estar haciendolo de maravilla, a tenor de su cara de felicidad.
Cuando al fin salio del auto, todavia abrochandose los pantalones, su compañero fue a reunirse con ella, a mitad de camino entre ambos automoviles, mientras yo miraba a mi amante limpiandose la boca con el dorso de la mano y una mirada en sus grandes ojos pardos que tenia mucho mas de anhelo que de inquietud.
Despues de dialogar unos instantes, la agente vino hacia mi, mientras su compañero se dirigia a mi coche con toda confianza, empezando ya a desabrocharse los pantalones.
Cuando la agente llego a mi altura lo primero que hizo fue ponerme contra la puerta del coche patrulla y empezar a cachearme. Afortunadamente estaba de frente a mi auto, por lo que pude ver con toda nitidez como permanecia dentro de pie junto al asiento y como la cabeza de mi amante se incrustaba en su entrepierna, empezando a mamar con avidez el trozo de carne descomunal que habia vislumbrado fugazmente cuando el corpulento policia se lo puso ante la nariz.
La agente, despues de constatar lo durisimo que estaba mi aparato, se dedico a liberarlo de su encierro, pegando contra mi espalda sus durisimos pechos puntiagudos mientras me decia al oido con su voz enronquecida lo bien que se la habia chupado mi esposa y lo mucho que habia disfrutado con su lengua.
Como ambos llevabamos puestos nuestros anillos de casados no quise sacarla de su error, y ademas dudo de que me hubieran salido las palabras, pues mi garganta estaba seca... no por como me masturbaba, ya que lo hacia con bastante rudeza, sino de ver asomar por encima de la puerta de mi coche los pies de mi amante... lo cual, unido al movimiento de caderas del policia me indicaba bien a las claras que la estaba poseyendo delante de mis narices.
La viciosa agente, sin dejar de masturbarme en ningun momento, me dijo al oido, con sus enervantes susurros, que su compañero tenia una poya descomunal... asi, con esas palabras. Y yo, viendo la violencia de sus empujes, no pude por menos que imaginar lo que estaria sintiendo mi querida amante con ese grueso trozo de carne apenas entrevisto entrando y saliendo tan violentamente de su almejita.
Yo estaba ya a punto de alcanzar el orgasmo a manos de la agente, mas por la vision de lo que sucedia en el descapotable que por lo que ella me hacia. Por sus gestos se veia claramente que mi amante habia cambiado de postura, y que ahora estaba a cuatro patas sobre el asiento mientras el policia la penetraba desde atrás.
Este, firmemente aferrado a su cintura, imprimia un ritmo frenetico a sus caderas, con unos empujes tan rudos y violentos que yo estaba convencido de que de seguir asi la iba a destrozar... o a matar de placer.
En ese momento la agente me dio su ultimo mensaje al oido. Me dijo, con una voz que sonaba excesivamente cinica para mi gusto, que estuviera tranquilo, que no la iba a dejar embarazada... que el siempre acababa en otro sitio. Ese comentario, junto con la vision del policia maniobrando para colocarse mas comodamente detrás de mi amante, encendio una alarma en mi cabeza.
Ella era practicamente virgen de ese agujerito, pues yo habia sido el primer en entrar, y solo lo habia hecho una vez hasta entonces... y no me dio tiempo a pensar nada mas, pues incluso desde donde estabamos pudimos oir nitidamente su grito de dolor cuando fue sodomizada por el salvaje policia.
Aunque lo cierto es que despues de ese primer grito no volvimos a oirla quejarse, y el ritmo del policia, que volvia a ser frenetico, nos daba a entender claramente la facilidad con que su chisme entraba y salia de su pequeño orificio.
Esa vision fue el detonante de mi abundante eyaculacion. La cual fue a parar, casi por completo, contra el cristal del coche policial. El resto permanecia en la mano de la satisfecha agente, la cual se la lamio sin pudor, sonriendo satisfecha.
Pero para cara satisfecha la de mi pobre amante cuando, tras irse el policia, haciendome un saludo medio burlon, me acerque a mi auto y la vi hecha un ovillo sobre el asiento, encharcada en sudor, practicamente desnuda y con marcas por todos lados... para dejar bien patente que este cumpleaños dejara una huella imborrable en ella.