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-Es la primera vez que me acuesto con un desconocido, proclama con una serenidad fascinante y con un tono de preocupación que me deja sin saber qué decir. Después de 1 minuto de silencio que empieza a resultar embarazoso sólo se me ocurre decir.
-Yo también.
-Me llamo Isabel y estoy casada, mi marido me ha dejado el mes pasado, se ha ido con la asistenta paraguaya que llevaba 2 años con nosotros. Me he quedado en la ciudad porque no me he atrevido a ir de vacaciones y encontrarme con nuestros amigos que me habrían compadecido y posiblemente reído de mí a mis espaldas. Hoy es mi cumpleaños y ni siquiera mi hija que está de vacaciones en Marruecos me ha llamado...
Estas confidencias con un desconocido me intimidan y me impulsan a disculparme.
-Lo siento yo estoy soltero mi novia me dejó el año pasado después de 8 años de relaciones y prefiero trabajar en Agosto y tener vacaciones en Septiembre. Será mejor que me vaya.
Ella se viste deprisa mirando hacia otro lado y yo me doy cuenta que será mejor hacer lo mismo. Terminamos de vestirnos a la vez y al abrir la puerta del todoterreno para irme dice en un tono inseguro.
-Yo mañana tengo que volver al centro comercial a recoger una cosa podemos vernos en la cafetería... pero solo para tomar un café y charlar un rato.
-Será un placer respondo con educación pero sin saber qué hacer.
No sé por qué estoy en la cafetería del centro comercial esperando a una desconocida de la que ni siquiera estoy seguro que quiera volver a ver pero que puede que sí quisiera volver a hacer el amor con ella pero que puede que no quisiera que mis amigos me vieran con ella..
Mientras le doy vueltas a la cabeza llegando a la conclusión que sería mejor que no apareciera entra por la puerta con un paso firme y orgulloso.
Lleva una falda marrón oscura algo ajustada apretando sus abundantes caderas una camiseta de tirantes mostaza ajustada marcando sus pechos y dejando intuir el relieve del sujetador Su piel morena llega hasta unos mocasines marrones. Vá perfectamente peinada y lleva un collarcito de ámbar Un reloj caro una pulsera de oro de un tamaño intermedio y un bolso beis de marca completan su puesta en escena.
-Hola dice en un tono neutro e inseguro que contrasta con su aspecto de hoy.
-Un café con hielo dice sin dejarme tiempo al ver que es lo que yo tomo.
Intento ser educado y galante.
-Vienes muy guapa.
-Gracias eso me decía mi marido hasta que se largó.
-Son cosas que pasan no te preocupes olvídalo... sin saber qué decir a continuación y de repente me siento observado inspeccionado.
Parece un chico educado, estará rozando los 40años casi 15 años menos que yo, medirá 1,70,tiene una barriguita incipiente, no ha pisado un gimnasio en su vida, es aceptablemente atractivo pero no le votaría para mister universo ni su propia abuela. Viste discreto sin estridencias pantalón de algodón azul, zapatos azules y polo granate, un reloj vulgar y un rostro agradable y neutro, en resumen, ni mucho ni poco.
Es un chico en el que no me habría fijado en mi adolescencia pero que seguro que resulta más interesante ahora que cuando tenía 20 años. Y desde luego lo de ayer fue una actuación muy buena. Ayer estaba algo bebida pero no está tan mal. ¿Por qué se fue conmigo una mujer mayor que él y algo subida de kilos? ¿Ocultará algo? No sé que hacer ni que pensar.
Mientras me diagnostica cruza continuamente las piernas enseñando las rodillas y el principio de los los muslos grandes redondos y inquietantes. Tengo que decir algo que interrumpa esta revisión, me siento incómodo y me imagino que le gustará desahogarse con un desconocido.
-y porqué ha hecho la estupidez de dejarte
-Mi marido viaja mucho lleva 25 años viajando, siempre sospeché que en sus viajes me engañaba llegaba demasiado cansado dice en un tono irónico y amargado. Pero ya lo tenía asumido cuando estaba en casa se portaba muy bien por eso no entiendo que se largara con la asistenta es 25 años mas joven pero ni siquiera es especialmente atractiva. Pero hablemos de otra cosa
No sé que otra cosa hablar.
-¿Y qué vas a hacer?
-El piso es mío, me quedo con el todoterreno y esta mañana he contratado otra asistenta paraguaya. La anterior era muy buena y ya me he acostumbrado a su forma de ser y de hablar.
-Vamos a dejar este tema, tengo que comprar unas cosas, acompáñame y me ayudas.
Se levanta sin esperar una respuesta casi sin importarle si la acompaño o no y decido seguirla sin pensar por qué posiblemente por poder contemplar su poderoso culo moviéndose acompasadamente pugnando por derrotar a su falda.
Bajamos a la sección de bañadores coge 2 y se dirige a los probadores.
-Me dices cual es el que mejor me queda, pide en un tono neutro y extraño.
Le sigo al probador están todos vacíos y sin saber que es lo que quiere ella y sobre todo sin saber que es lo quiero yo entramos en el probador sin marcha atrás posible.
Debo estar loca, he quedado con él y le he pedido que entre aquí conmigo, pero bueno, una aventura intrascendente, un poco de sexo como el de ayer y luego nos despedimos y adiós muy buenas.
Se quita la camiseta enseñando un sujetador de encaje negro que sujeta como puede unos pechos grandes y blandos. Mientras los admiro se baja la falda en un movimiento rápido y se queda de espaldas quieta. Unas bragas negras, casi un tanga, sacan a la luz unas nalgas blancas lo suficientemente grandes para rodear unas caderas anchas con algo de celulitis que me excitan repentinamente.
Sus imperfecciones me resultan morbosas y siento una salvaje atracción sexual que mi falo confirma levantándose a ver qué pasa. Por el espejo la veo por delante mientras se quita el sujetador y se pone el bañador.
Sus pechos libres del sujetador deciden descansar y se caen en un movimiento oscilante hasta bajar a su posición de reposo. Por delante sus mini bragas apenas cubren los pelos de su vagina que se asoman por los bordes apuntando a su cintura bastante estrecha en comparación con sus caderas pero con bastante carne. Se pone el bañador lentamente como exhibiéndose.
Es un triquini blanco y azul con las caderas muy altas dando lugar a una mujer en la que no me fijaría en la playa pero que sin saber porqué me atrae sexualmente. Se queda de frente al espejo y pregunta con determinación.
-¿Cómo me queda?
Al mirar el bañador me doy cuenta de dos cosas, sus pezones están grandes y excitados y mi polla está grande y excitada. Ella la está contemplando de reojo como si la pregunta se la hiciera a mi polla y no a mí.
La excitación no me deja responder, la tomo por detrás y le meto las manos por debajo del bañador masajeando las tetas que ella mueve nerviosamente mientras explora mi polla a través del pantalón con movimientos de culo. Su culo grande y blando consigue que mi polla crezca hasta casi dolerme. Nos separarnos sin decir nada y nos desvestimos a la vez, quedando desnudos.
Ella se agacha y se mete la punta de la polla en la boca con suavidad al principio y
profundamente después mientras me masturba con una mano y se acaricia los pezones y el coño con la otra. Sus pechos mientras tanto acarician mis piernas y por el espejo veo su culo abierto hasta parecer más grande todavía.
Lentamente se va incorporando mordisqueando mi pecho mientras me acaricia suavemente la polla con las dos manos hasta que se queda de pie frente a mí, a pocos centímetros. Acerca mi miembro a su vagina y se la frota, presionando su clítoris con la punta de mi polla que deja escapar unas gotas, gotas que recoge mezcladas con sus propios jugos con la punta de sus dedos y que se lleva a su boca como si fueran un líquido precioso.
Nuestras lenguas se funden y nuestros líquidos se mezclan en nuestras bocas. Mientras tanto mis manos aprietan su culo blando y lo agitan moviendo todo su cuerpo. Ella se retuerce, abre las piernas y me sujeta los testículos acariciando mi culo con un dedo. Decido imitarla en eso y mis dedos entran en su nalga bajando hasta encontrar unos pelos hasta que le meto un trozo de dedo por el culo.
Su cara está desencajada de excitación, me fijo en sus ojos por primera vez, son color miel y están empezando a ser rodeados por diminutas arrugas que proclaman y ocultan su presencia acompañadas por otras en la comisura de los labios disimuladas por el maquillaje pero que denotan una experiencia en la vida que confirma su cuello.
El efecto de su cara de 50 años excitada encima de su cuerpo desnudo me produce un agudo ataque de excitación sexual que ella nota y al que responde diciendo.
-Ahora me toca a mí.
Se agacha boca abajo en el suelo levantando el culo hasta una altura inverosímil ofreciéndose.
Me agacho parar comerle el coño aparto con los dedos los labios y disfrutando de la vista del interior de su vagina llena de protuberancias rosadas y húmedas le acerco la lengua.
Comienzo chupando sus pelos negros y blancos a los que doy pequeños tirones con los labios para a continuación acariciar los labios de su coño que tiembla. De repente le introduzco la lengua hasta el fondo mientras intento acariciarle el clítoris excitado y de un tamaño apreciable.
Subo la lengua por su culo acariciando con ella sus puntos más sensibles para a continuación terminar con su clítoris entre mis labios acariciándolo con la punta de la lengua y saboreando sus jugos de mujer.
-Métemela, suplica y ordena.
Me pongo de rodillas y apunto mi polla, se la meto rápida y violentamente sintiendo que entra en un mundo caliente húmedo y abierto que la atrapa. De repente la saco con suavidad y la pongo entre sus nalgas jugueteando con su agujero. Me separo y le chupo de nuevo el agujero de su culo hasta que está mojado de mi saliva. Ella estira la mano coge mi polla y la frota nerviosamente con su clítoris, la introduce en su coño y me susurra.
-Muévete.
La meto y la saco rítmicamente mientras acaricio su culo introduciéndole la punta del dedo índice por el culo. La excitación le hace mover las caderas produciendo un movimiento de mi dedo en el interior de su culo.
Después de unos minutos mi polla explota, y es exprimida por unos salvajes y desacompasados movimientos internos de su vagina que proclaman su orgasmo.
Nuestra sesión de sexo se ve interrumpida por una voz
-Señora le puedo ayudar le traigo otra talla del triquini
Ella responde con una voz increíblemente serena.
-Sí por favor una talla menos.
Mientras se aleja la dependienta nos vestimos en silencio y cuando llega ya salimos del
Probador.
-Me lo he pensado mejor, no hace falta me llevo éste
-¿Le ha gustado? ¿Le queda bien? Pregunta en un tono cómplice la dependienta con los ojos abiertos y brillantes.
Salimos del centro comercial en silencio sin saber que decir y al llegar a la calle con
el rostro serio dice.
-No sé que es lo que quieres y tampoco sé que es lo que quiero yo. Me parece que será mejor que no nos volvamos a ver. De todas formas por lo menos dime como te llamas
-Si no nos vamos a volver a ver mejor que no sepamos mas el uno del otro respondo secamente.
Ella se queda pensativa y finalmente dice:
-Tienes razón pero podemos mandarnos correos electrónicos, puede ser divertido, mi dirección es superisa@loquesea.net. Ha sido una relación muy buena.
-Ha sido un polvo sensacional respondo agresivo
-Si me escribes te respondo hacía años que no disfrutaba tanto con el sexo admite ella con una voz sugerente ahora tengo que irme
-Te mando un correo, le digo a modo de despedida mientras se aleja.
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