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En un vuelo de Iberia

En un vuelo de Iberia

Estaba sentado en el lounge (primera clase) esperando la salida de mi vuelo. Era el 121 de Iberia, Líneas Aéreas de España, desde Madrid a Panamá, en donde yo vivía.

Ya dicho vuelo estaba demorado tres horas y por fin iba a salir. Muy tranquilamente observé por la ventana del avión mientras tomaba un café, y al mismo tiempo observaba a las otras personas con quienes me tocaría viajar.

Quince minutos pasaron y entraron dos personas. Una era un hombre mayor, como de cincuenta y dos años. Parecía empresario y tenía un teléfono celular pegado al oído y otro teléfono en una de sus manos. Se sentó y comenzó a hablar con la otra persona en el otro lado de línea. Parecían discutir algo sobre algún negocio porque lo hacía de manera muy rápida y con mucha maestría

La otra persona que entró era una mujer. Rápidamente me di cuenta que era su esposa. Tenía como 42 años, cabezo rizado no muy largo, marrón y muy bonita. Se sentó y luego colocó el saco que portaba sobre sus piernas.

Como era lo único que me llamaba la atención en aquel momento, me dediqué a observarla muy detenidamente. Tenía unos ojos muy bonitos de color verde que volvían loco a cualquiera; unos labios carnosos pintados de lápiz labial rojo brillante, una blusa satinada morada abotonada en la parte delantera.

Luego de algunos minutos de cuidadosa atención, y sin que nadie lo notara, descubrí que el botón de la blusa estaba abierto, fuera del ojal. Era una tremenda mujer con unas medidas como de 34 D en sostenes. La fuerza aplicada en ese botón de la blusa era demasiado grande por lo enorme de sus senos y esta hacía que le quedara tensa o apretada. Les puedo decir que con solo mirarla, ya yo estaba algo excitado. Al parecer, esto se debía a que había transcurrido demasiado tiempo desde mi última relación sexual.

También se le veía el sostén negro, parcialmente visible a través de la blusa abierta. Siempre me han atraído las mujeres con ropa interior negra, y esta era muy sexy, elegante.

Intenté no mirar mas pero fue imposible. Ya me parecía que el esposo se iba a dar cuenta, se levantaría del asiento y me daría un golpe, pero en lugar de esto, ella se dio cuenta que yo la observaba y me sonrió. Me dio pena. Le sonreía también, pero no por mucho tiempo porque mis ojos no dejaban de observar su boca tan sensual y esos pezones cubiertos por el sostén negro. ¡Dios mío! Yo ya no aguantaba. Mientras mas miraba mas caliente me ponía.

Yo tenía unos blue jeans que me quedaban demasiado ajustados y ya se apretaban demasiado con el aumento de mi miembro. Ella me coqueteaba y me coqueteaba y yo le seguía el juego. Bajó la vista y finalmente supongo que lo hizo para abotonarse la blusa, pero no lo hizo. En lugar de esto, se abrió el único botón que quedaba arriba y se jaló la blusa un poco para que quedara mas suelta.

El huevo se me paró por lo excitado que estaba; lo tenía bien duro. Me sonrió en forma seductora y se quedó mirando mi cuerpo detalladamente. Yo estaba intentando evitar que me viera el huevo que se me paraba mas. Ya se notaba le bulto, y de nada servia disimular. El blue jean no dejaba espacio para nada y no me lo podía acomodar. Ella colocó el abrigo en el asiento de al lado, y abrió un poquito las piernas.

Por primera vez pude ver bien el resto de su cuerpo. Tenía puesta una mini falda algo corta, y bien apretada con una abertura bastante grande por un lado. También usaba unas medias negras y zapatos de tacones altos, de cuero. Con los zapatos hacía juego un cinturón de cuero en su cintura. ¡La verdad es que esta mujer si estaba buena!

Cruzó las piernas y el pie se le balanceaba hacia arriba y hacia abajo en forma muy ligera.

Yo sabía que cuando llegara a mi casa iba a tener fantasías con esta mujer. Pasaron diez minutos y luego cruzó las piernas al contrario, pero cuando lo hizo, la abertura de la minifalda se abrió lo suficiente para mostrarme el lazo que sostenía sus medias de seda negras. Ya prácticamente el huevo me dolía debido a la frustración y el deseo.

Yo creo que me la hubiera cogido allí mismo en el suelo de avión frente a su esposo si no hubiera controlado mis impulsos. Lo miré y todavía volteaba hacia otro lado, sin prestarle atención a su señora, oyendo cuidadosamente lo que le decían por teléfono. Tenía papeles regados en el asiento de al lado y aparentaba estar demasiado ocupado.

Tal vez por esto fue que ni siquiera se dio cuenta cuando ella se puso de pie para dirigirse a los baños. Las puertas de estos estaban una frente a la otra. No se podían ver desde el lugar en donde estaba sentado su marido, pero yo si podía ver bien la entrada.

Miré como comenzó a caminar, alejándose con su apretadita minifalda que le quedaba muy buena, mostrando su sobresaliente culo. También pude ver bien sus piernas hermosas a través de sus medias negras. Realmente esta mujer iba mas allá de lo que yo me había imaginado en todas mis fantasías.

Cuando llegó a las puertas, se dio vuelta y me sonrió seductoramente: la abertura de la falda estaba de frente a mi y ella movía la pierna para mostrarla mas. Tragué saliva cuando hizo esto. Luego se pasó la lengua por los labios lentamente y entró en uno de los baños con el letrero para hombres. Me quedé mirando la puerta. No se si era mi imaginación o si realmente ella había entrado a ese baño, así que esperé.

No … había entrado al baño equivocado. Pero…¿Sería que deseaba que yo entrara también? ¡Dios mío! ¿Acaso tengo tan buena suerte?

Me puse de pie y me hice el que caminaba hacia la puerta sin darme cuenta, pero estaba inseguro, nervioso. Tenía que hacerlo, no quedaba mas remedio. Entré al baño y ella no estaba allí. Me dirigí al lavamanos para lavarme la cara con agua fría y ya me estaba mirando en el espejo cuando vi unos tacones altos por debajo de la puerta giratoria detrás de mi.

Miré por un rato pero no se movían ni siquiera un poquito. Luego, un par de pantaletas negras de seda y medias también de seda, negras, cayeron alrededor de sus pies, cubriendo los zapatos. Levantó uno de los pies para sacarlo.

Ahora o nunca. Esta era la oportunidad. Me dirigí hacia el urinario y me agaché para verle las pantaletas. Parecían como tibias y húmedas. Tenían un perfume que hizo que el huevo se parara mas contra los pantalones.

-Pase si quiere. La puerta está abierta.

Fue una voz suave. Miré rápidamente alrededor y luego abrí la puerta. El baño era bastante grande. Ella me sonrió seductoramente de nuevo y extendió un brazo para agarrarme por la camisa y por el cuello de esta; me jaló hacia dentro del baño. Quise decir algo pero me colocó su dedo índice en los labios. Se arrodilló y me acarició el duro huevo a través del blue jean. Se sentía delicioso. Luego me abrió el cinturón con la seguridad de una mujer que quería guerra o mas que eso. Luego me agarró los pantalones por cada lado de la cadera y me los bajó de un solo tirón. Sin duda yo tenía el huevo bien grande y erecto porque ella sonrió y lo acarició de nuevo.

Una ola de placer me recorrió la espalda. Miré sus labios exquisitos y me los imaginé alrededor de mi huevo. Sus dedos se metieron en la cintura del interior y los bajó también hasta mis muslos. Ya mi huevo apuntaba hacia ella y me besó la cabeza del huevo. Luego pasó la lengua suavemente por la punta del huevo, justo por la puntita. Luego movió ella movió su cabeza hacia delante y hacia atrás para pasar le la lengua a mi pene desde la base hasta llegar al glande.

-Realmente usted tiene un huevo muy bonito. Es mas grande que el de mi esposo -dijo muy suavemente antes de comenzar a besarlo por los lados y a todo lo largo.

Los ojos me daban vueltas haciendo toda clase de esfuerzos para no gritar muy duro y nos descubrieran. No quería que terminara de mamármelo. Hasta que por fin ella, lentamente, se tragó todo mi órgano, hasta introducirlo completamente dentro de su boca. Nunca ninguna mujer me había mamado así el pene, tan profundo en su garganta, pero al menos eso era lo que ella trataba de hacer.

Lo que yo sentía no se puede describir. Bajé la mirada para verle sus labios sensuales, como se desplazaban a lo largo de mi huevo ya bastante lleno de su saliva. Fue entonces cuando lo tomó alrededor con sus dedos y comenzó a hacerme la paja mientras me lo seguía mamando. Ya yo no aguantaba mas, sobre todo porque se trataba de la mujer de mis fantasías mamándome el palo.

Al parecer ella sentía como el huevo se me ponía cada vez mas parado y duro porque lo comenzó a chupar con mas fuerza y a darle duro con las manos.

Le dije: -Ya estoy acabando!

Entonces lo mamó mas fuertemente y todo el semen le inundó la garganta. Le dio mas duro con la mano mientras los labios apretaban fuertemente alrededor de la parte mas sensible del glande, en la parte de debajo de la cabeza.

El huevo lazó un chorro, después otro chorro de semen dentro de su boca y garganta. Se sentía como chupaba y se tragaba todo y seguía sacándome todo lo que quedaba. Ya me temblaban las piernas cuando le acabé en la boca. Después de un tiempo que no parecía terminar, acabé totalmente pero cuando yo creía que habíamos terminado, ella siguió arrodillada para comenzar a besar y lamerme el huevo de nuevo.

Ya el palo se me había bajado, aunque no mucho. Al parecer ella quería que siguiera erecto por las cosas que hacía, porque siguió chupando y mamándolo, frotándolo. Luego me dijo:

-Mi esposo Rafael tiene tres semanas sin cogerme! Me parece que se está tirando a esas chinas putas que contrató como asistentes. Quiero tu huevo duro dentro de mi.

No esperó mi respuesta. Se volteó, inclinó y se levanto la falda hasta la cintura. Tenía el culo mas sexy y bonito que alguna vez haya yo visto. Todo el mundo me decía que el culo de mi novia era un regalo de Dios, pero esta mujer era mil veces mejor. Abrió las piernas bien abiertas y puso su fundillo apuntando hacia mi. Tenía una forma muy bella, redonda con esas medias negras que le serían de marco. La parte de arriba de las medias le quedaba solo a unos centímetros mas abajo de la cuca. Lentamente le restregué el huevo a través de los labios de la cuchara y la sentí mojada y caliente. Gemía suavemente. Me eché hacia atrás y empujé mi huevo un poco mas. Ella daba grititos de placer y yo con mi cuerpo rozándole el culo.

-¡Qué sabroso se siente! -dijo. Se lo seguí metiendo y ya los labios vaginales estaban por la mitad del huevo estaba a mitad del huevo. Luego le di mas duro hasta que mi cuerpo comenzó a pegar del culo haciendo un ruido: ¡Flap, flap, flap!

Ella gritaba pero a mi no me importó: La cuca no solo la tenía mojada sino también muy caliente. No se porqué la tenía tan apretada.

Lo que sentía era cien veces mejor que lo experimentado con mi novia. Ni siquiera cuando hacíamos las mejores cositas. Me quería quedar con esta mujer. Saqué el huevo lentamente y luego se lo volví a meter, también lentamente.

-¡Ayyy, qué sabroso!! ¡Cómo me gusta cuando me lo metes lentamente! ¡Así, asi me gusta!- gritaba la excelente mujer mientras la cuca se le apretaba fuertemente alrededor de mi pene. Temblaba como loca y la cabeza la tenía echada hacia atrás.

Luego se le escapó un gritito cuando terminó de acabar. Le sostenía por ambas caderas mientras se le hacía largas metidas bien adentro de su vientre, una tras otra, bien adentro de aquella panocha. Ella se sentía como en el cielo y luego de diez o doce metidas se volvió a venir. En el momento de ese orgasmo sentí que la puerta del baño se abría. Nos quedamos paralizados en medio de otro orgasmo que estábamos teniendo nos tuvimos que aguantar.

La voz era inconfundible: era su esposo todavía hablando por teléfono. Oímos cuando orinaba y yo lentamente metía el huevo cuando se me puso mas parado dentro de ese sabroso trasero. El esposo bajó la palanca del inodoro y se dirigió al lavamanos. En ese momento yo se lo sacaba a su mujer lentamente. El se secó las manos y salió. Cuando la puerta se cerró, lo volvía a meter esta vez con fuerza. Ella trató de contener el grito pero casi no pudo.

-¡Eres un asqueroso morboso! ¡me gusta así, me gusta tu huevo! -para luego tomar aire.

Seguimos tirando largo y seguido. Otra vez ella estaba acabando y yo también estaba comenzando a tener mi propio orgasmo. Cuando sentía que ya iba a acabar, le aceleré el paso: no pude evitar: mis caderas parecían una máquina automática y ella no se quejó cuando le comencé a dar metidas bien duras y mas profundas. Mi cuerpo sonaba cuando daba contra las nalgas: flap, flap, flap, flap!! Me rogaba que no parara aunque yo no tenía intención de detenerme, ya casi acababa:

-¡Así, así, asi me gusta, dame! ¡Mas, mas, yaaaaa!!!! -gritaba cuando tuvo el poderoso orgasmo. La cabeza del huevo le estaba martillando la cerviz cuando le eché todo el semen. Me susurró:

-Nunca había acabado así.

En el momento en que sentí su cuca al contraerse, le di duro hasta que exploté. Le di mas y mas duro hasta que se me vaciaron las bolas y todo se lo había echado adentro.

Se quedó moviendo la cadera como si la hubieran matado a cogidas, al mismo tiempo que ambos orgasmos se aflojaban.

Entonces oímos un sonido que provenía de la parte de afuera. Rápidamente me subí los pantalones e interiores. Ella se puso de pie y se subió la falda.

Al rato regresamos al lounge de primera clase, uno primero, el otro después. Yo me quedé sorprendido por que la dama empleó poco tiempo para asearse. Yo tuve que tardarme mas. El esposo no le dijo ni una palabra y tomamos nuestros asientos respectivos, comportándonos como si nada hubiera pasado. Ni siquiera sabía su nombre pero si la conocía íntimamente. El recuerdo de la firme redondez de su culo suave siempre me haría parar el huevo de ahora en adelante.

Cuando nuestro avión aterrizó en Panamá, permanecí sentado para seguir mirando a mi misteriosa mujer, que ya se despedía, pero mientras el esposo recogía sus cosas, ella dio un paso adelante y me entregó una tarjeta:

“Darlene Cruz: 555-6969, en letras doradas. “Me guardas un poquito de leche para otra ocasión”.

Quince días después recibí un e-mail que decía lo siguiente:

Enviado el:
Miércoles, 03 de Enero de 2007 09:37:03 p.m.

Para:
Marcos URBINA

Asunto:
HOLA CIELO

Bandeja de entrada

HOLA CIELO:

ESPERO TE ENCUENTRES BIEN Y GOZANDO DE ESTOS DÍAS CON TU GENTE. YA HA LLEGADO MI HERMANA Y HEMOS ESTADO PASEANDO UN POQUITO.

LO QUE TE DIJE ES CIERTO, PERO MAS BONITO ES LO QUE TÚ ME HAS DICHO A MI. TUS PALABRAS SON SUPER ENCANTADORAS Y ME ANIMAN A ESTAR CONTIGO.

BUENO CARIÑO AHORA NO PUEDO ESCRIBIR GRANDES CARTAS, PERO ESPERO QUE ESTA CORTITA DE SATISFAGA, SIEMPRE ESTAS EN MIS PENSAMIENTOS Y SIEMPRE TE TENGO METIDO EN MI CUCA Y BIEN SABROSO Y RICO, HACIÉNDOME MIL COSAS.

HASTA PRONTO, UN BESO DONDE TU SABES.


FIN
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 5.13
  • Votos: 56
  • Envios: 3
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