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En un viaje a Cancún I

Viajando a una playa nudista.
Por Marcos Urbina


Siempre he disfrutado mostrándole mis tetas muy brevemente a los conductores que viajan solos en sus taxis o en sus autos, en las autopistas o carreteras, también me gusta enseñarle mi cuca desnuda a otros hombres cuando cenamos en algún restaurante, y solo que la vean brevemente –una rápida enseñadita…y ya!! Me gusta exhibirme y siempre lo he hecho. Ahora mis esposo tenía que estar conmigo para darme todo su apoyo.

A mitad de nuestro vuelo a Cancún, incliné mi asiento hacia atrás dejando flotar, pasar mis pensamientos sobre lo que haría en la semana siguiente. La cuca ya se me mojaba con solo pensar en esto porque me excitaba, me ponía nerviosa debido a las emociones que me esperaban. Yo no podía creer que estuviera invitando a mi esposo a un campo nudista para vacacionistas, pero igual que yo, él nunca había sentido miedo en probar algo nuevo, sobre todo si se trababa simplemente de acostarse desnudo conmigo en una playa tropical en pleno verano.
Descansé la cabeza sobre su hombro mientras veía a la asistente de vuelo hacer su trabajo a lo largo del pasillo sirviendo bebidas y coqueteando con los otros pasajeros. No pude evitar notar lo bonita que era esta azafata y me puse muy deseosa, como ansiosa de que llegara a nuestros puestos para ver como reaccionaba mi esposo al ver su belleza y enormes tetas.

Me di cuenta de que esta azafata tenía puesto un brasiere blanco de lazos porque sus senos estaban apretados contra la tela de su blusa también blanca y con estos sostenes se le notaban mas. Nos vimos a los ojos como dos veces cuando yo me le quede mirándola haciendo su tarea y sabía que mi novio también se le quedaba mirando. Ella sonrió cuando por fin llegó a nuestros puestos y le pedimos nuestras bebidas. Luego de mezclarlas la azafata de vuelo extendió su mano para entregarme mi trago, pero pegaba o colocaba sus tetas a solo pulgadas de la cara de mi hombre.

Eran grandes por todas partes, enormes desde cerca, mas que cuando se veían desde lejos. Ella le entregó a marido su vaso y siguió hacia el asiento del otro pasajero mientras yo saboreaba mi trago y le sonreía.

Era obvio lo que acababa de suceder –que él se le quedara mirando- y le pregunté si le gustaría que otra mujer le colocara sus enormes tetas en su cara. Se limitó a sonreír y saboreó su trago mientras yo le susurraba a su oído que me encantaría ver a otra mujer mostrándole sus tetas. Tomé una sábana y la coloqué sobre nuestras piernas; le dije que tenía un poco de frío. En realidad yo tenía calor, estaba caliente y él me siguió la corriente porque sabía lo que venía, lo que yo iba a hacer a continuación. Siendo lo mas discretos posible, mi mano hizo su recorrido hasta su huevo para apretarle y acariciarle el miembro. Sin ser suficiente para mi, me atreví a bajarle el cierre o cremallera del pantalón, busqué su tembloroso huevo y lo saqué, quedando este debajo de la sábana. Mis suaves manos lo tenían agarrado alrededor, bien parado, y comencé a hacerle la paja suavemente, hacia arriba y hacia abajo, hacia arriba y hacia abajo, mientras él hacía lo posible para esconder, disimular el placer que sentía. Mis pajasos fueron mas rápidos, aumenté el ritmo y se puso mas duro, mas parado. También aumentó de largo cuando me di cuenta que él estaba a punto de acabar.

%%%%%%%

Estaba a punto de explotar, cuando una suave voz me preguntó si necesitábamos llenar nuestros vasos de nuevo, o que nos trajeran otra bebida. Mis ojos rápidamente se enfocaron en el brasiere de la azafata de vuelo quien ahora estaba parada al lado nuestro mirando hacia las sábanas. Veía como yo le hacía la paja a mi novio debajo de esta, con su huevo bien parado.

La cara se le puso roja de la vergüenza y en su pecho se notaba que respiraba con dificultad. Le dije que no me trajera bebidas pero que mi novio necesitaría que le volviera a llenar su vaso como en un minuto mas y le pedí que esperara hasta que se lo terminara de tomar, o estuviera listo para entregarle el vaso.

La azafata se quedó parada allí mirándonos. Ella sabía bien –estaba bien segura- que mi marido estaba a punto de descargar su semen sobre la sábana de la aerolínea.

El cerró los ojos y tembló cuando le apreté el huevo para sacarle hasta la última gota y lo echara todo sobre la tela. Coloqué su flácido, desgastado huevo en sus pantalones de nuevo, le subí el cierre y le di un besito en la mejilla como si nada hubiera pasado. Miré a la azafata y quedó muy claro que ella había disfrutado nuestro pequeño espectáculo, por la forma en que sus pezones sobresalían dentro de su blusa. Me dio la impresión de que ella buscaría un baño vacío, en donde no hubiera nadie, tan pronto como nos trajera nuestros tragos. ¡Yo quería seguirla para ver como tenía su cuca de mojada!! Después de entregarle su vaso, ella nos informó que ya estábamos comenzando a descender y suavemente retiró la sabana manchada de semen de nuestras piernas. Le sonreí a mi novio y le dije que de verdad este parecía el comienzo de unas vacaciones fabulosas.

Cuando aterrizamos buscamos un taxi para que nos llevara al pequeño campo nudista el cual quedaba como a 20 millas al sur de Cancún. Antes de subirnos al taxi sentimos el aire tropical húmedo y tibio muy delicioso en nuestra piel porque no estábamos acostumbrados al aire frío del invierno en Chicago. Montamos nuestras cosas en la maleta del taxi y nos sentamos en la parte de atrás para hacer el viaje de treinta minutos hasta el resort. El conductor nos ofreció dos cervezas Corona las cuales aceptamos gustosamente y las pagamos, las probamos mientras nos alejábamos del aeropuerto. Estas cervezas bien frías sabían deliciosas en un día tan caluroso como este que hacía en Cancún.

Cuando el taxi pasaba por una verdadera jungla de autobuses y taxis, todos de turismo, que salían del aeropuerto, me quité el suéter ligero que tenía puesto y con el cual había viajado en el avión y me senté al lado de mi hombre con un apretado pantaloncito con lazos delgados como un espagueti, solo con el sostén. Esto le llamó inmediatamente la atención al conductor y él movió el espejo para ver mejor mis tetas. Saboreé mi cerveza fría y admiré lo bonitos, redondos y firmes que estaban mis senos de sostén talla 34d. No colgaban nunca y eran perfectos para que me las mamaran y me chuparan los pezones durante horas en medio de una noche fría de invierno.

Mi esposo también se había dado cuenta de que el taxista había movido el espejo retrovisor para obtener una mejor vista de mis tetas porque no estaba dispuesto a perderse esta forma de exhibicionismo que yo le hacía. Yo quería darle un show que nunca olvidaría, a este taxista, así que cuando miré por la ventana y saqué mi mano izquierda esta quedó flotando debido al viento y salió disparada hacia mis tetas en donde quedó reposando y aproveché para acariciarme los pezones suavemente con movimientos circulares.

Debido a esta sensación, estos inmediatamente se pusieron erectos y se podían ver bien a través del sostén blanco. Los ojos del conductor estaban fijos en mis tetas y hacía lo posible para mantener el carro en el canal de la autopista –¡¡el pobre pasaba trabajo, ja, ja, ja!!! Terminé de tomarme la cerveza y anuncié que no sabía que hacía tanto calor en México. Yo no tenía idea de si el conductor entendía Inglés pero no me importó y descuidadamente, bien relajada, levanté mi franela sobre mis pechos y los dejé libres, al aire para que salieran de aquel confinamiento, de aquella cárcel del apretado sostén. ¡Qué calor!!

El conductor disminuyó la velocidad e iba a un paso muy lento, se quedó mirando por el espejo retrovisor cuando mis grandes y bellas tetas se mostraron tal cual como eran. Me tapé los pezones con las manos y les di masaje mientras los retorcía con mis dedos. Yo también me le quedaba mirando al taxista reflejado en el espejo y entonces me llevé un pezón a la boca para lamérmelo enérgicamente, como con rabia, frenéticamente. Estaba bien erecto y luego hice lo mismo con el otro. El conductor ahora estaba prácticamente echando saliva por la boca debido a lo que veía cuando me metí las manos debajo de la falda y me quité las pantaletas tanga rosadas.

Dejé que mi esposo oliera las pantaletas, y extendí la mano para colocarlas sobre el asiento, al lado del conductor. Mis manos desaparecieron debajo de mi falda y mi esposo le daba golpes a su huevo, se lo sacudía intentando aliviarlo por la presión que le aumentaba, se le seguía parando. Me levanté la falda hasta arriba y mis tetas estaban meciéndose cuando en ese momento comencé a tocarme el clítoris con los dedos. El conductor movió de nuevo su espejo para obtener una mejor vista de mi cuca. Mi esposo miró como yo recorría mis dedos desde el clítoris hasta mas debajo de mis labios menores hasta llegar a mi mojada cuca. Yo quería que mi hombre me mamara las tetas bien duro pero el show debía hacerlo yo misma.

Seguí metiéndome los dedos en la cuca, haciéndome la paja, gimiendo y respirando con dificultad, lo hacía como nunca antes y con un dedo bien adentro y con otro me restregaba el clítoris. Mi éxtasis se acercaba, no me lo podía tanto placer. Con un grito fuerte que casi hizo que el conductor perdiera el control del taxi, llegué al clímax y vio como mis jugos de sexo se salían por mi cuca. Mi cuerpo se puso a temblar y sacudirse por el súbito placer pero yo todavía no había terminado. Miré a mi esposo, lo acerqué al centro del asiento, levanté mi firme y duro culo del asiento y le agarré su tembloroso huevo para luego inclinarme hacia adelante y colocar mis tetas sobre el espaldar del asiento, entre nosotros y el conductor. Cuando el taxista ajustó de nuevo el espejo retrovisor le agarré la mano y coloqué sus dedos en mis pezones, apenas a unos centímetros de su cara. El Conductor miraba por el espejo mientras que con sus dedos él me retorcía los desnudos pezones. Mientras el taxista me acariciaba los pezones y les daba golpecitos yo bajé mi goteante cuca hasta el tembloroso huevo de mi marido. La cabeza de su huevo se introdujo dentro de mi cuca y yo desplazaba mi culo hacia arriba y hacia abajo sobre su huevo para controlar el ritmo del espectáculo. Pude sentir como las paredes de mi panocha se apretaron con cada movimiento y a los pocos minutos ya mi marido me estaba bombeando su carga de leche dentro de la cuca.

Después que el huevo dejó de lanzar semen, me lo saqué, alejé mis tetas y pezones de los dedos del taxista y comencé a mamarle y lamerle el huevo a mi esposo hasta dejarlo bien limpio. Dije:

-Gracias -al conductor pero este no respondió así que me volví a poner mi tanga mientras entrábamos por el pórtico del resort. Noté que el taxista estaba temblando mientras bajaba el equipaje del maletero y me quedé sorprendida cuando no quiso aceptar una generosa propina que mi esposo le estaba ofreciendo. – No, gracias -decía-. ¿Me puedo quedar con esto?

Señalaba hacia mi pantaleta rosada que todavía estaba en el asiento delantero. Supe, mientras nos alejábamos de su taxi que dentro de cinco minutos mi pantaleta la tendría el taxista agarrada envuelta alrededor de su huevo masturbándose y dándose alivio por el espectáculo que acababa de presenciar. Parece que la semana iba a comenzar muy bien. Ok, espero sus comentarios.

FIN

Traducido por Marcos Urbina
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CUENTO ORIGINAL EN INGLÉS:

I have always enjoyed flashing my tits to a lonely driver on the highway or flashing my naked pussy to another man during dinner at a restaurant. I have always been an exhibitionist and now it was hubby's turn to be one with me.

Halfway into our flight to Cancun I eased my seat back while my thoughts drifted to the week ahead. My pussy was already wet as nervous excitement was building inside me. I could not believe I had talked my hubby into vacationing at a nudist resort but, like me, he had never been afraid of trying something new, especially if it meant lying around naked with me on a tropical beach in the middle of winter.

I rested my head on his shoulder as I watched our flight attendant work her way down the aisle serving drinks and flirting with the other passengers. I could not help but notice how beautiful this flight attendant was and I was anxious for her to arrive at our seats to see how my hubby would react to her beauty and her huge tits. I could tell she was wearing a white, lace bra because her breasts were pushing against the fabric of her white shirt. Our eyes met a couple of times as I continued to stare at her while she worked and I knew my hubby was staring too. She smiled when she finally got to our seats and we ordered our drinks. After mixing our drinks the flight attendant reached over to hand me my drink sticking her tits inches from my man's face. They were every bit as huge close up as they were from distance. She handed my hubby his drink and moved on to the next passenger as I sipped my drink and smiled.

It was obvious what had just happened and I asked if he enjoyed having another woman's big breasts in his face. He just smiled and sipped his drink while I whispered in his ear that I loved seeing another woman show off her tits to him. I reached for a blanket and pulled it over our laps telling him I was a bit cold. I was actually hot but he played along because he knew what was coming. Being as discreet as possible my hand made its way to his crotch and I squeezed and fondled his member. Not daring enough for me, I unzipped his pants, searched for his throbbing cock and freed it under the blanket. My soft hands were wrapped around his hard-on and started stroking him gently. Up and down, up and down I stroked while he did his best to conceal the pleasure it brought him. My strokes began to quicken in pace and harden in strength and I knew he was going to cum.

As he was about to explode, a soft voice asked if we needed a re-fill on our drinks. My eyes quickly focused on the buxom flight attendant who now stood at our seats watching as I stroked my hubby's dick under the blanket. Her face was flush and her chest was heaving with each breath. I told her that I was fine but he would need a re-fill in about one minute and asked her to wait until he was ready. The flight attendant just stood there watching, knowing full well that he was about to unload his wad into this airplane blanket.

He closed his eyes and shivered as I squeezed every last drop of his cum into the blanket. I placed his worn out cock back into his pants, zipped him up and kissed him on the cheek like nothing had happened. I glanced at the flight attendant and it was very clear that she had enjoyed our little show by the way her nipples were protruding into her blouse. I had a feeling that she would be looking for an empty lavatory as soon as she re-filled his drink and I wanted to follow her to see how wet her pussy really was. After handing him his drink, she informed us that we were starting our descent and gently removed the cum-stained blanket from our laps. I smiled at him and told him that was just the beginning of an awesome vacation.

As we searched for a taxi cab to take us to the small nudist resort about 20 miles south of Cancun, the warm, moist tropical air felt great on our skin as we were used to the cold air of a Chicago winter. We loaded our things into a cab and settled in the back seat for the 30-minute drive to the resort. The driver offered us a couple of Coronas, which we gladly paid for and sipped as we left the airport. The cold beers tasted great on this hot day in Cancun.

As the cab made its way through the jungle of tour busses and other cabs also leaving the airport, I removed the light sweater I had worn on the plane and now sat next to my man in a tight tank with spaghetti straps. This action got the immediate attention of the cab driver and he moved his mirror for a better view of my tits. I sipped my cold beer and admired how nice, round and firm my 34d tits were. There was no sag in them and they were perfect for sucking and titty fucking for hours on a cold winter night.

My hubby also noticed that the cab driver had moved his mirror for a better view of my tits and could tell this unleashing my exhibitionist ways. I wanted to give him a show he would never forget. As I peered out the window, my left hand drifted up and came to rest on my tits while my fingers began to gently circle my nipples. With this sensation my nipples instantly became erect and could easily be seen through my white tank. The driver's eyes were now fixed on my tits while he strained to keep the car on the road. I finished my beer and announced that I had not expected for Mexico to be so hot. I had no idea if the driver understood English but it did not matter as I casually lifted my shirt over my breasts and freed them from the confines of the tight tank-top.

The driver slowed the cab to a slow pace and stared in his mirror as my big beautiful breasts were now on display. I cupped my tits with my hands and massaged them while twirling my nipples with my fingers. I stared back at the driver in his mirror while I brought a tit to my mouth and furiously licked my erect nipple and then did the same with the other tit and nipple. The driver was now literally drooling over me when I slid my hands under my skirt and removed my pink thong panties. I let my hubby smell my panties, reached over the seat and set them next to the driver.

My hands disappeared under my skirt and my hubby whipped out his cock trying to relieve the building pressure. I hiked my skirt up and my tits were heaving as I began fingering my clit. The driver moved his mirror again for a better view of my pussy. My hubby watched as I ran my finger from my clit down my lips and into my soaking wet pussy. I wanted my man to suck on my tits so badly but this was my show. I continued to finger fuck myself while I moaned and panted. I was into it like I never had been before. With one finger deep in my pussy another one stroked my clit. My ecstasy was close and I would not be denied. With a loud scream that almost caused the driver to loose control of the cab, I climaxed and he watched my sex juice flow out of my pussy. My body shook from the shear pleasure but I was not done.

I looked at my hubby, grabbed his throbbing cock and moved him to the center of the seat. I raised my firm ass up off the seat and leaned forward placing my tits over the seat between us and the driver. As the driver adjusted his mirror once again I grabbed his hand and placed his fingers on my nipples resting just inches from his face. The driver stared in his mirror while his own fingers now twirled my naked nipples. While having my nipples teased and flicked, I lowered my dripping pussy down onto his throbbing cock. His cock head slid in my pussy as I slid my ass up and down on his dick and controlled the pace of the show. I could feel the walls of my pussy tighten with each motion and within minutes he was pumping his load deep inside my pussy.

After his cock stopped thrusting his load, I slid off his cock, pulled my nipples away from the driver's fingers and licked my hubby's cock clean. I said "gracias" to the driver but there was no response and I put my tank back on as we pulled into the front entrance of the resort. I noticed that the driver was trembling while he unloaded our luggage from the trunk and I was stunned when he did not accept the generous tip my hubby was offering. He kept saying "no gracias" and "may I keep?" as he pointed to my pink thong still lying in the front seat. I knew as he drove off that within five minutes my thong would be wrapped around his cock while he masturbated and relived the show he had just seen. This was going to be a good week. I hope you´ll send me your commets.

THE END
Datos del Relato
  • Categoría: Intercambios
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