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En Miami Cont...

Al cabo de unas horas…

Estuvimos en un montón de tiendas, las muestras de cariño eran muy constantes y los besos apasionados nos dábamos a cada instante como unos niños de quince años. En una tienda Ella me animó a comprarme un conjunto de camisa y pantalón blanco. Las horas pasaban de prisa, teníamos que abreviar o llegaríamos tarde a la fiesta. Ella me convenció para que marchara al hotel, se había probado un vestido en una tienda y marcharía por el mientras yo acercaría nuestras cosas y me daria tiempo para ducharme. Accedí y me dirigí al hotel, me duché y me prepare con mi traje nuevo. El tiempo se pasó rapidísimo, era hora de salir a la fiesta, llamé a Patty para ver si estaba preparada, y después de incitarme y provocarme con las cosas que le gustaría hacerme en la ducha me comentó que no le había dado tiempo a terminar de vestirse, me dijo que fuese dirigiéndome a la fiesta que Ella en cuanto estuviera lista iría. Acepté con mil y un gruñimientos y me fui a la fiesta solo.

La fiesta era una típica de estas ocasiones, mucho protocolo, mucha gente desconocida, algún que otro famosillo, pero como siempre muy aburrida... Después de un buen rato Patty llegó a la fiesta, la vi acercarse hacia mi, tenia puesto un vestido negro precioso, con un escote generoso, muy ceñido al cuerpo y lo mejor estaba por detrás, mostraba su espalda hasta donde pierde el nombre. Me quedé sorprendido, era espectacular, nunca la había visto así, solo con mirarla me excitaba, me besó y me preguntó si le quedaba bien mientras se daba una vuelta para enseñármelo. En ese momento se acercó nuestro nuevo cliente para saludarla y como dijo él... raptarla, le quería presentar al equipo con quien trabajaría en el futuro. Yo no podía apartar la mirada de se exuberante cuerpo, deseándola cada vez mas, pero llegó un momento que la perdí de vista entre la gente de la fiesta.

Seguí haciendo la función de relaciones publicas de la empresa, saludaba a unos y charlaba con otros, hacia bastante rato que no veía a patty, no sabia donde se había metido y de repente sonó mi móvil, era ella, contesté me dijo que la escuchara y la hiciera caso, yo accedí y presté atención a lo que decía por el teléfono, me estaba guiando por el interior de la casa, yo no decía nada, solo obedecía, me orientaba hacia una zona apartada de la fiesta y cuando llegué a una puerta me dijo que entrara, allí estaba ella con el teléfono en la mano. Cuando me vio entrar se moría de la risa mientras se acercaba a mí. Me besó apasionadamente y me dijo muy sensual que callara que no dijese nada y me preguntó que si había entendido, por qué me citaba allí yo aprobé con mi cabeza obedeciéndola y más que nada porque me había quedado sin palabras. Ella empezó a decirme,

“te quería dar esta noche, todo lo que tengo dentro, para eso planee el vestido negro tan seductor que de solo verme te excite. Lo vi en tu mirada, sonreí para mi misma y dije este lo compro, ahora te estaba esperando ansiosa, no veía la hora que llegaras! ¡apareciste por la puerta tan bello, con ese traje blanco que contrasta con el color de tu piel haciéndote mas atractivo todavía, me miraste sorprendido, no te esperabas esto, verdad mi amor!”

Acercaba su cuerpo muy cerca del mío, mientras que entrelazaba mis brazos a su cintura. Siguió diciéndome:

“¡ahora eres mío, esta será mi noche!”

Empezamos a besarnos apasionadamente, empecé a besarla en el cuello y deslizaba mi lengua por su hombro mientras Ella se dejaba llevar por el momento, con un movimiento lapido puso una de sus manos en mi entrepierna mientras muy sensual me decía

“¡Puedo sentir tu miembro crecer, ponerse duro para mi, cuando estamos juntos, se me olvida todo y solo pienso en poseerte de todas las formas conocidas y alguna no descubierta!” me besó apasionadamente, no me quedó mas que decirle:
“tranquila mi reina, tenemos toda la noche” mientras acariciaba su espalda.


Seguimos besándonos, y a cada beso mío ella me devolvía mas fuerte, poco a poco le fui quitando su vestido, mientras ella hacia lo mismo con mi camisa, parecía como si le gustara ver mi torso desnudo, empezó a besarme y mordisquearme las tetillas, el cuál me estaba ocasionando un gran placer y una excitación extrema. Se incorporo un poco para facilitar que su vestido ya desabrochado se deslizara por su cuerpo, se descubrieron sus pechos inquietos, cerró los ojos, esperando que yo los tomara con mis besos, mordiscos y caricias. No tardé mucho en darle lo que esperaba, pero no sin contemplar tan hermosas tetas. La cama nos esperaba desafiante para la batalla de nuestros sexos, yo había quedado sorprendido al quitarle el vestido y comprobar que no llevaba braga, lo tenia todo premeditado. La recosté sobre la cama y empecé a besar su vientre, empecé a pasar mí lengua sobre su ombligo, mientras a Ella se la escapaba una sonrisa ahogada por un gemido, poco a poco fui bajando y encontré su sexo húmedo y ansioso de mis caricias. Nuestra respiración era muy fuerte casi un jadeo, con mi lengua le estaba haciendo perder el control, trabajando sobre su clítoris, lo acariciaba muy suave primero poco a poco empecé a realizar movimientos mas intensos para conseguir que abriera al máximo sus hermosas piernas y como loca me pidiera que la penetrara, ya que sentía que el orgasmo estaba cerca, me acoplé entre sus piernas y la penetración fue muy profunda siendo recibida con un gran gemido de placer. Mis movimientos empezaron a ser mas constantes y rápidos, mi pene encajaba perfectamente en su vagina húmeda y muy caliente, la intensidad de mis penetraciones era inexplicables y nos llevaba al borde de un rítmico orgasmo, que se veía perturbado por nuestros gemidos que nos avisaba a cada uno que los dos habíamos llegado juntos.

Casi exhausta se vuelve sobre mí para dominar la situación, no estaba saciada de placer y quería más guerra, a lo que le hice ver con unas palmaditas en sus nalgas que mi pene después de descargar todo mi elixir en su vagina había perdido la erección. Ella empezó a sonreír y con una voz socarrona me dijo que no había problema, se deslizó sobre mis piernas hasta que su cara quedo paralela a mi pene, se disponía a brindarme placer con sus labios (es que nunca se lo pediría por hacerla sentir una dama). Empezó jugueteando con su lengua sobre la punta, lo agarró con su mano derecha y acercó su nariz queriendo sentir su olor, empezó a darme pequeños mordisquitos en mi glande y seguidamente introducírsela entera en su boca haciendo presión con sus labios. Su lengua recorrió todo mi pene, saboreo hasta la última gota del anterior encuentro, todo lo que me hacía me estaba volviendo loco de placer, Ella lo notaba ya que mi pene cojió la forma exacta para lo que Ella quería. Se acomodó de una forma que con solo dejar caer su cuerpo obtendría una penetración plena. Cerró sus ojos y así lo hizo, durante un rato empezó a moverse frenéticamente sobre mi pene, cojió mis manos y las llevo hasta sus pechos para que le colmara de caricias. Sus movimientos frenéticos cesaron, ahora eran mas lentos y premeditados, notaba como mi pene era contraído por su vagina dando tanta presión a mi pene que el placer y la excitación eran plenas, tuve incluso para no venirme tan pronto que agarrarle de las caderas para evitar ese movimiento.

Sin darme cuenta había encontrado una postura perfecta para sentir sus atributos ya inundados de su propio flujo, solo con un pequeño movimiento de mi parte la penetración se volvía mas profunda que las anteriores, empecé a moverme perdido entre nuestros deseos, pedía de prisa yo de prisa, me pedía calma y la recibía con movimientos mas lentos. Llego un momento que sentí como su entrepierna desfallecía de tanto placer recibido, no aguantaría mucho mas para venirse por segunda vez. Empecé a penetrarla con un movimiento endiablado, los gemidos ya no hacían más que montarse unos encima de los otros, no tardamos mucho de llegar otra vez juntos al orgasmo, otra vez la llené de mis jugos para mezclarse con los suyos.

Estábamos los dos exhaustos, pero ella se incorporó hasta penetrarse otra vez mi pene que estaba perdiendo la erección poco a poco, en su cara se veía que estaba desbocada, quería mas placer, con mi pene que apenas rozaba las paredes de su vagina y con la ayuda de una de sus manos empezó a darse placer. Empezó a moverse de adelante a tras sin sacar el pene y sus dedos empezaron a jugar con su clítoris. Yo no hacia más que mirarla y sorprenderme de la pasión que había puesto esa noche. Ella siguió con sus movimientos y no tardó mucho en llegar a su tercer orgasmo. Esta vez no grito de placer sino cerró los ojos y se abalanzó encima de mí. Así nos quedamos durante un buen rato, envolviéndonos en caricias y besos esperando el momento adecuado para volver a la fiesta.
Datos del Relato
  • Autor: navajo38
  • Código: 17414
  • Fecha: 28-09-2006
  • Categoría: Parejas
  • Media: 4.41
  • Votos: 58
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2921
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