Me guio hasta su cuarto, caminamos de frente al final del pasillo, la última puerta a la izquierda.
Cerré la puerta, a mis espaldas estaba ella y me abrazó por la cintura, apegó sus suaves senos en mi espalda mientras besaba mi cuello y gime en mi oído.
Estaba agitado y tan deseoso de probar su cuerpo desnudo, sus manos inquietas por mi abdomen bajo; desabrochó mi pantalón, una mano alcanzó mis bolas y comenzó a jugar con ellas. La otra podía sentirla en el tronco de mi pene, subiendo y bajando en un vaivén lento...
Mi mente explotaba de placer al imaginar ciertos escenarios en los que repetiríamos ese momento.
Me volteó hacía ella, comienzo a besarla con lujuria y seducción; mis manos posadas en su cintura, empiezo a desnudarla dejándola sólo con sus bragas rosadas. Al verla me provoca sed de su sexo húmedo, preparado para ser penetrado.
Ya desnudo la beso y sostengo entre sus brazos, llevándola a la cama.
- te deseo Vanesa - dije mirándola acostada boca arriba
Sonrió, mordió su labio y su dedo índice me llamaba.
Me acosté encima suyo, besaba sus labios, mordía su cuello. Bajé a lamer su pecho, podía escuchar sus gemidos mientras mordisqueaba y apretaba sus pezones
- aahh. Mmmm. aah !! -
Abrazaba con fuerza sus piernas para sentir mi miembro duro. Podía sentir su vagina mojada e hinchada, rozaba mi miembro en su raja de abajo hacia arriba.
Mi pene estaba bien lubricado y erecto. Me paré, terminé de desnudarme frente de ella y quité su interior rosa. Tomé un par de segundos para admirar la belleza exquisita de aquella mujer. Posé mis ojos en su vulva y tragué saliva.
La penetre con fuerza sólo para escuchar su gemido intenso y con dolor. La miré y seguí a ritmo marcado mientras ella seguía su orgasmo, con su espalda arqueada y su cara llena de gozo y placer…