Pac, pac, pac. Era el monótono sonar del balón rebotando una y otra vez en la duela brillante y cuidada en extremo de la cancha del gimnasio techado, lo que a la vez producía un inevitable eco que acompañaba a destiempo el desesperante entretenimiento de Chellín que por más que trataba de que el tiempo pasara desapercibido, la espera ya habría hecho crisis en otra persona que no fuera él mismo pero que sobretodo que se trataba de esperar a Pame Situación a la que estaba por demás acostumbrado. Afortunadamente y para beneplácito de Pame y aunque jamás, ninguno de los dos había tenido referencias del pasaje bíblico en el que hacía referencia a la paciencia de Job, Chellín por herencia genética invertía en esperar todo el tiempo que Pame le tomara ya fuera su arreglo personal, la selección de la vestimenta adecuada, la decisión para adquirir u simple par de zapatos, el color de su nuevo automóvil, la selección del postre que tendría, por cierto, que cumplir con que mínimo estuviera muy bien presentado, que incluyera chocolate amargo y helado de vainilla, que o estuviera endulzado o saborizado artificialmente, que además tuviera sabor a café, que no estuviera muy chico sin exagerar en tamaño, que mínimo estuviera adornado con una cereza desde luego natural, pero sobretodo que sus calorías no excedieran los tres dígitos. Pues gracias a esa herencia genética, Chellín era capaz de soportar permanecer en píe por varias horas, aguantara cambios meteorológicos, mostrarse indiferente ante el hambre, de opinar acerca de tópicos nunca jamás relacionaos con sus típicas actividades, pero en fin todo fuera por su prima favorita, Era en pocas palabras el prototipo natural del guardia de la Torre de Londres o del Palacio de Buckinhamm ya que todo esto lo realizaba impávido sin siquiera pestañear o en otras palabras la misma reencarnación del Santo Job ya que todo lo acelerado que era en sus investigaciones lo transformaba en esas largas, larguísimas esperas. Por fin y por primera vez a la hora en punto sin que esto represente puntualidad sino que una hora después de la convenida, Pame hizo su aparición en el gimnasio. Entró cual desfile de modas en la más exclusiva pasarela, contoneándose pausadamente, se dirigió al centro mismo de la cancha, lucía un conjunto deportivo diseñado y confeccionado por ella misma ex profeso para la ocasión, en tela más propia para el aguar de una quinceañera que para alguien que se dispone a “practicar” Baloncesto, las uñas perfectamente manicuradas y esmaltadas a un tono acorde y en combinación con sus tenis color de rosa con agujetas negras. ¿Negras? Pensó para si Chellín. El peinado aunque discreto dejaba vislumbrar que había sido elaborado en alguno de los salones exclusivos que se hallaban en unos de los pisos del “Mall de América” y que por lo mismo cobraban hasta por cada pestañeo del estilista que además de tener pestañas ostensiblemente postizas parecería que se trataba de abanicar a su cliente en turno. ¿No pensaras “Bolear” con esa imagen? ¿”Bolear"? ¿Qué te pasa? Sólo vengo a admirar a mi primo favorito, aunque . . . Si ya se lo que vas a decir . . . No, nada. El atuendo de Chellín, ciertamente no sería la envidia de cualquier, digamos, el más paupérrimo vagabundo del Bronx. Sus calzoncillos en otras épocas en brillante color rojo con vivos en blanco y que por cierto habían sido heredados de su padre en su paso por un colegio al norte de la Ciudad de México. Los tenis mostraban el kilometraje al que había sido sometidos y que dejaban percibir una que otra mancha de lodo, pasto y algo de dudosa procedencia y el colmo; agujetas de diferente color. Rematado su atuendo con un suéter en azul o al menos con mucha imaginación ese había sido su color original, con tremendos agujeros uno en el codo derecho y otro al costado izquierdo. Por Dios, sí es que hubieras querido esforzarte por disfrazarte de pordiosero, no lo hubieras logrado tan atinadamente. ¿Qué te pasa? Mis tenis son los que siempre he llevado en nuestros viajes Pensé que eran suizos ¿Suizos? Por el olor. Dijo Pame haciendo una mueca de cerrar su nariz con índice y pulgar de su mano derecha al tiempo que se abanicaba con la otra mano. ¡Exageras! Casi están nuevos. Mi short ¡Pantaloncillos! Mi pantaloncillo es herencia de un “Fraile” ¿Fraile? Si, del Colegio Tepeyac. Fueron de mi papá. ¿Y el suéter? ¡Ah! El suéter, es toda una historia, ven siéntate. Chellín tomó del brazo a Pame al tiempo que la encaminaba a la primera fila de las gradas. Y al llegar él se sentó sobre el balón. Mira sucede que este suéter era el favorito de Norsi-Bo y además el único que aceptó como atuendo para dormir. ¿Lo único? Bueno, aparte de su ropa interior. Me refiero a que jamás usó pijama. ¿Y eso? Él sostenía que de bebé su papá o sea nuestro bisabuelo o “Gran-granpa” para mi, lo había llevado al Ajúsco, volcán al sur de la Ciudad de México y ahí lo había dejado desnudo por casi una semana. Semana durante la cual, le llovió y se secó, le granizó y se secó, le nevó y se secó, bueno pasó por las cuatro estaciones. ¿Y eso para qué? Para que se “Curtiera”, para que se “Fogueara”. ¿De verás? De verás y por eso dice Norsi-Bo que no se enferma y que el frío “Le pela los dientes” Ja, ja, ja. Rieron Pues ese suéter llegó el día en que misteriosamente desapareció de su casa en la Ciudad de México y enigmáticamente apareció aquí en St. Paul, perdón, San Pablo. En uno de los viajes de mi papá y mamá, Mami Kity lo puso en su maleta y en esa forma entró de contrabando y desde luego sin ser declarado, a estas tierras. Lo guardaron con la complicidad que les causaba discreta hilaridad cada vez que Norsi-Bo preguntaba; ¿Y mi suéter? Mami Kity habría tremendos ojotes, alzaba los hombros y sólo decía; ¡No se! Un día hurgando en el sótano lo encontré y desde entonces me lo pongo en mis partidos de rugby. ¿Así sales? ¡No! Cómo crees, siempre debajo de mi camiseta. ¡Que loco! Pues si, pero sí vieras cómo me ha dado resultado. Te creo, pero vine a ver cómo encestas. De acuerdo y auque no es mi fuerte, trataré de lucirme para ti. Mientras me permitiré tomarte una fotos, auque no seguramente saldrán del disco duro. ¿Y por qué no? ¿Te imaginas mostrar ese atuendo junto a mis diseños? Pero, digitalizadas puedes cambiar lo que quieras. ¡Caracoles Panteoneros! Eso es cierto. Pero ten cuidado cuando me quites mis “Panzolcitos”, como dice Mami Kity. Ja, ja, ja. Chellín dejó a Pame sentada en las gradas al tiempo que botando, siempre parsimoniosamente, el balón se dirigió al centro del mismo de la cancha. Las luces se apagaron y se encendieron varas veces, hubo una centellante secuencia estroboscopica, varios reflectores iluminaron la cubierta del gimnasio, una lluvia de candentes chispas generadas por fuegos artificiales generó una especie de túnel virtual por donde una decena da jugadores saltaban cual modernos gladiadores al coso donde minutos después serían la admiración del público que ávido de emociones destilaría adrenalina a través de las hazañas de los formidables atletas que conformaban dos “Quintetas” que se enfrentarían en el séptimo y definitivo encuentro por el gallardete que además de investirlos como campeones absoluto del máximo circuito del llamado “Deporte Ráfaga”, les abonaría una muy buena cantidad de billetes verdes a sus cuentas bancarias personales. A similitud de la “Apertura” de pista en cualquier Antro que se precie; las luces se fueron desvaneciendo, los fuegos artificiales fueron suspendidos el sonido y ruido se abatió a cero decibeles y ante el silencio expectante de los asistentes se escuchó una gravísima, muy grave voz que empezó a presentar a todos y cada uno de los cinco principales y reconocidos jugadores de los equipos contendientes y tocó al equipo visitante ser el primero en ser presentado condición que los sometió a una estentóreo abucheo hasta que por fin inició el turno de los jugadores anfitriones; Respetable público este es su Centro Target que les da la más cordial bienvenida y les desea hayan asistido a un excelente y memorable encuentro. Y ahora; de la Universidad de North Caroline, de seis píes cinco pulgadas y doscientas libras, como zaguero izquierdo, Harry Ferro, Así fueron presentados otros tres jugadores y entonces; De Northwestern Chiropractice University, de seis píes seis pulgadas y una carrocería de doscientas veinte libras, repartiendo juego, el centro sensación de la temporada, Novato del Año, de St. Paul, Minnesota.; ¡Marcello (Chellín) Santiago Villegas-Rosales¡ ¡Guau! Se dejó escuchar en el coso, haciendo vibrar hasta la fibra menos sensible siendo que los mismos cimientos del Casino de Mistyc Lake se movieron al compás de; ¡Chellín, Chellín, Chellín! El ruido alcanzó casi ciento quince decibeles y al poco se fue abatiendo paulatinamente hasta que permitió, al presentador, continua con su cometido. Esta es la quinteta de los “Timberwolves” que defiende el campeonato por cuarta ocasión consecutiva para orgullo del Estado de los Diez Mil Lagos, de las Ciudades Gemelas y de su patrocinador “Target” Huelva recalcar que a cada mención, primero del Estado y posteriormente a las Ciudades Gemelas la ovación cimbró de nuevo las estructuras del Complejo a punto de “Resonancia”, sucediendo todo lo contrario cuando hizo mención al patrocinador cuya sola mención causó sonora rechifla con toda clase de recuerdos que variaban desde la supuesta honradez en los precios de los artículos ofrecidos en sus tiendas departamentales hasta los de tipo familiar. Por primera ocasión los “Timberwolves” se enfrentaban a los “Lakers” que aún siendo representativo de Los Ángeles, California tenía sus orígenes precisamente en el Estado sede de ese decisivo partido. Al término de los movimientos finales de calentamiento los jugadores pasaron a ocupar sus respectivas bancas, donde se desharían de sus indumentarias de presentación quedando en el uniforme oficial y aunque Chellín había “Calentado” con su suéter de la suerte o sea el suéter con sus ya clásicos agujeros no tuvo forma de ocultarlos ya que la camiseta del uniforme de básquetbol no tiene manas como sucede con el atuendo para jugar Rugby pero el calzoncillo rojo con vivos blancos fue perfectamente cubierto por el uniforme azul gris de Los Lobos del Bosque. Nuevamente los cañones de luz formaban círculos de luz que iluminaban la cancha como sí trataran de dejar su lumínica huella en toda la duela. Por un extremo, hicieron su aparición corriendo una veintena de alegres, simpáticas y bellas animadoras que con desmedida y femenina gracia y armadas de “Pompones” haciendo juego con los colores oficiales del uniforme del equipo del cual eran animadoras, en ordenado desorden y bien estudiada coreografía se posesionaron de al menos el tercio central, al frente destacaba la que propiamente podía haberse considerado su directora o líder destacando que en lugar de “Pompones” maniobraba ágilmente un dorado bastón y que de acuerdo a las despliegues marcaba los cambios en la rutina de la veintena de jovencitas ahora dividida en dos grupos. Todas “Cortadas con la misma Tijera” pues ninguna de ellas rebasaba el metro y medio de estatura ni tampoco los cuarenta y ocho kilogramos de peso. Al frente estaba nada más ni nada menos que . . . ¡Pame! que una y otra vez hasta contar cinco, marcó la rutina a presentar. Grande y ruidosa fue la aclamación con que el respetable premió a las damitas. Antes del inicio del partido formaron desorganizada formación y por supuesto ellas formaron adelante de los jugadores porque en caso contrario hubieran sido ocultadas totalmente por las carrocerías de los descomunales atletas. Por supuesto que esa pose fue motivo suficiente para que las gradas se iluminaran ahora con el destello de incontables disparos de los “Flashes” de cámaras fotográficas, en su mayoría digitales de representantes oficiales profesionales de la fuente, de aficionados y desde luego se familiares que trataban de dejar plasmado ese instante en sus dispositivos electrónicos. Pame quedaba alejada de Chellín por lo que a todo lo que daba su voz, trató de atraer su atención con la idea de que salieran juntos en la foto . . . ¡Pame! ¡Pame! Despierta, despierta Era la voz de Norsi-Bo que como de costumbre había despertado temprano. Levántate, floja. ¡Qué costumbre la tuya de dormir después de la comida! Anda recuerda que tenemos boletos para el básquet. Mm, si, ya voy Papo Recuerda que vamos a ver a los Timberwolves contra los Lakers y ya sabes quién viene con los Lobos del Bosque. El único lobo que te tiene miedo. ¡Chellín! ¡Vamos que hace media hora que te estoy esperando! ¡Vamos Papo, vamos! junio 31 de 2008