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Categoría: Confesiones

EN LA ALBERCA CON EL SALVA VIDAS

Esto ocurrió una ocasión que fui con mi familia de vacaciones a una zona de casas en Michoacán, son casas que rentan para pasar de vacaciones y fuimos para un puente.



Era una zona residencial, las casas eran hermosas y había varias casas, pero al ser una sola zona las albercas se compartían, eran 3 muy bonitas, por cierto, pero se tenían que compartir con los vecinos.



Después de instalarnos, decidí dar un paseo para reconocer el lugar, iba yo en un mini short y brasear del bikini, me encanta vestirme si cuando voy a esos lugares, mi hermana y mi cuñado se quedaron ordenando la casa, mi mamá con mis hijas y yo aproveché mi seudo soltería para ver que me encontraba.



Estaba caminando por las albercas cuando lo vi a él, un moreno alto, de 1.90 aproximadamente, cabello corto, sonrisa enorme y muy musculoso, no pude evitar perderme en él, cuando de pronto me miró y se me acercó.



R: Bienvenida, soy Ramón, el salvavidas y encargado de la zona de albercas.



C: Hola, me llamo Cindy, estoy viendo en donde puedo estar.



R: Cindy, si gustas podrías estar aquí en la piscina mayor, aquí es donde más tiempo paso, claro por mi trabajo.



C: Jajá, no te preocupes yo sé nadar.



Él me miro y me sonrió, su sonrisa era perfecta, me tenía idiotizada, me tomó del brazo y solo me dijo que cualquier cosa estaba para mí.



Regresé a la casa, los demás se irían a conseguir que comer, en cambio yo decidí meterme a la alberca, los que me conocen saben que me veo muy bien en bikini y ese día escogí un bikini azul, súper pegado que parecía un cachetero, me lo puse y salí a la alberca mayor.



Como buena alborotadora, caminé por la orilla de la alberca hasta estar cerca de donde estaba sentado Ramón, lo saludé y sin decir más me quité la toalla mostrando mi cuerpo, él se quedó pasmado mirándome, yo lo miré y le sonreí, después me avente al agua.



R: Así que decidiste esta alberca.



C: Claro, se nadar, pero más vale estar cerca de un salvavidas.



R: Disculpa mi atrevimiento, pero que espectacular te ves con tu bikini.



C: Gracias, me gusta usarlo para nadar.



R: Disfruta tu día.



Regresó a su silla un poco tenso, ahí comencé mi show, me ponía a nadar de espalda, sacando mis tetas que se veían fenomenales cubiertas de agua, luego me hundía levantando mi trasero de tal forma que él me viera, él estaba pasmado, observando el show, por suerte no había mucha gente, en esa alberca solo estaba una pareja más y en las otras alrededor de 5 personas, estaba tranquilo.



C: ¿Te quedarás ahí todo el día?



R: Es mi trabajo, no me puedo mover.



C: Deberías entrar al agua y enseñarme a nadar mejor.



R: Eres una excelente nadadora, ¡vaya que lindas piruetas haces!



Salí del agua y me senté en la orilla de la alberca, él no podía de dejar de verme, me miraba las tetas, las nalgas, las ingles, lo traía loco, yo como buena provocadora, le sonreía, cruzaba la pierna, la alzaba marcando mi coño, en fin, ese día traía ganas de más.



C: Mira, ya se van esos chicos, ven, ¡nademos!



R: Uhm, ok, pero será un tiempo corto, ¡no tienen que verme aquí y menos con una residente!



C: ¡Tranquilo, ven!



Ambos nos sumergimos al agua, él era muy buen nadador, recorría la alberca en instantes, yo lo seguía, me encantaba la forma de su espalda, luego hicimos el juego de atraparnos, el me perseguía y me tomaba por la cintura, yo lo abrazaba, juntaba mi cuerpo para sentirlo junto al mío, eso empezó a excitarme.



Aprovechaba cada ocasión para arrimarme a él, sentía su abdomen cerca, sus fuertes brazos, él, aunque trataba de tomar distancia se dejaba llevar por mis movimientos.



R: Que bien me la estoy pasando, jajá, ¡seguro tu marido es feliz contigo!



C: Soy divorciada y vengo solo con mi familia, ¡estoy libre!



R: ¡No deberías tentarme al decir que estás libre!



C: ¿En serio? ¿Qué pasará?



Lo miré fijamente, estaba esperando su reacción y entonces Ramón comenzó a besarme, me besaba muy rico, su lengua entraba a mi boca, yo lo abracé por el cuello mientras nuestros cuerpos sumergidos se rozaban.



Nos hicimos a la orilla de la alberca, ahí donde apenas se veían nuestras cabezas, estaba todo solo, o si había gente no la notábamos, continuábamos en el faje. Comencé a acariciar su duro torso y me emociono al bajar mi mano y tocar su pene, el cual era duro y largo, estaba toda cachonda.



R: ¡Dios, vamos a mi cabina!



C: Y por qué esperar ahí, siéntate en la orilla, déjame comerte…



R: ¿Aquí?



C: ¡Si, más excitante!



Sonrió, miró para todos lados y se salió del agua sentándose en la orilla, yo saqué su dura verga de su tarje de baño, dura, grande con circuncisión, era hermosa, comencé a masturbarla con mis manos mientras él me miraba y se aseguraba que no nos vieran, parecía que todo estaba a su favor. La tomé con una mano y empecé a darle de ligeros lengüetazos, luego abrí mi boca y la introduje una y otra vez, mientras crecía el movimiento de mi boca, Ramón me apretaba de la cabeza y me impedía despegarme de él.



C: ¡Uhm, que dura!



R: ¡Ah!!! ¡Corazón que rico!!



Ahí estuve devorando su delicioso trozo unos minutos, luego el comenzó a acariciarme las tetas y al saco del bikini, yo coloqué su dura verga en medio de ambas y comencé a hacerle una magnífica rusa.



R: ¡Cindy!! ¡Qué rico se sienten tus tetas!



C: ¡Uhm!! ¿Te gusta?



R: ¡Me encantan, ah!!



Ramón estaba tan excitado que un rico chorro de semen inundó mi cara y mis tetas, el rico salvavidas estaba teniendo un orgasmo y yo disfrutaba verlo así.



R: ¡Que rico, uhm!!



C: ¡Delicioso, uhm, ahora te toca!



Cambiamos de lugares, ahora yo estaba sentada mientras él me besaba los muslos, acariciaba mis pies y besaba mi inglés, me hizo a un lado la trusa del bikini y comenzó a besar mis labios vaginales, lo hacía con pasión, abrió mi vagina y metió su lengua que tragaba todos los fluidos combinados con agua, parecía un gato bebiendo, era muy bueno mamando vagina.



Apretaba mi clítoris con sus labios, le daba ligeras mordidas, recorría con su lengua todo mi coño hasta llegar a mi ano, yo me retorcía, aun así, miraba a los lados y aún no había gente, cerraba los ojos y disfrutaba de como metía sus dedos en mi vagina, me apretaba mi vientre, me follaba con su lengua, me tenía jadeando y disfrutando de lo lindo…



R: ¡Que rica vagina!!!



C: ¡Chupas rico, uhm!!



R: ¡Ya me la pusiste dura nuevamente!



C: ¡Pues dámela!



Me arrojé al agua, me quité la trusa y él se quitó su traje de baño, me levantó un poco y me ensartó muy rico, gracias al agua su verga entró completa ¡qué rico!



Nos movíamos como peces, mi vagina apretaba con fuerza su rica verga, nos besábamos, mirábamos que nadie nos viera, sumergidos, continuábamos cogiendo.



C: ¡Ah!! Que rico, uhm!



R: ¡Nunca había cogido bajo el agua!



C: Es riquísimo, ¿no?



R: Muy rico mami, ¡más rico porque es contigo!



Me acomodé en la orilla agarrándome de unos pasamanos que sirven para la gente que no sabe nadar, él levantó mis piernas y me empujó con fuerza, al parecer estaba parado y eso hacía que me diera más rico, yo gemía y cerraba los ojos, lo besaba, disfrutaba de sus embestidas submarinas, él me mordía las tetas, jugaba con mis pezones y me cogía maravilloso…



C: ¡Ah, que rico, ah!!!



R: ¡Eres una diosa, uhm!!!



Me dio vuelta, se alejó un poco y yo simulé estar en cuatro, me tomó de las nalgas y me la metió con fuerza, que rico se sentía así, su verga entraba con fuerza, por un momento nos olvidamos de que nos podían ver, él seguía dándome con todo y me tenía viendo estrellas.



R: ¡oh, que rico mi amor, ah!!!



C: ¡Si, así, más, dame más!



R: ¡Me voy a venir, ah!!



C: ¡Si, ah, que rico!!



Me comencé a mover como loca, sentí como él se endurecía más y de pronto invadió mi vagina con tremendos chorros de semen caliente, que rico orgasmo me sentía toda una puta, pero que rico fue tener a ese hombre dentro…



R: ¡Ah!!! Que rico, ah!



C: ¡Uhm, papi, ah!!!



El orgasmo fue fenomenal, terminamos abrazados besándonos, una vez recuperadas las fuerzas él se puso su traje y salió del agua, yo también me acomodé mi bikini, pero seguí dentro, en eso llegó mi familia y me sentí mal porque se metieron al agua, que seguramente estaba llena de mis fluidos y de los de Ramón, pero admito que esa fue una rica experiencia.



Así que todos los días que duró la estancia, cogí con él, siempre buscábamos la forma, en la mañana mientras todos dormían, en la tarde mientras comían o en la noche que ya todos se iban. Ramón me daba pito debajo del agua y yo lo disfrutaba como nunca!



Con cariño Cindy.


Datos del Relato
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