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Categoría: Maduras

En el tren

Hola a todos, es la primera vez que me animo a contaros alguna de mis experiencias.



Yo por aquel entonces tenía unos 19 años, tenía que viajar en tren desde el norte hasta Madrid a casa de unos familiares, los compartimentos eran para 8 personas 4 a cada lado y cuando subí resulto que estaba casi lleno, logre sentarme al lado de la ventanilla y me dispuse a leer una revista.



Estaba atardeciendo y en la siguiente parada se bajo mucha gente, en ese momento me di cuenta de que una mujer de unos cuarenta años se sentó enfrente mío, era morena no muy alta ni muy esbelta, era rellenita, pero lo que más me llamó la atención fueron sus grandes pechos y sus labios carnosos, pensé para mi quien la pillara y continué con mi lectura.



El vaivén del tren es algo que siempre me pone cachondo y aunque seguía leyendo no quitaba ojo a la mujer de enfrente, de vez en cuando sentía su mirada hacia mí y cuando coincidíamos era yo quien dejaba de mirarla por timidez.



Entonces me fijé en sus piernas enfundadas en unas medias oscuras, llevaba un vestido que la llegaba por las rodillas y que rodillas más hermosas.



A partir de ese momento prácticamente deje de leer y me dedique a pensar en lo bonito que sería disfrutar de una mujer así. Poco a poco se fue haciendo de noche y en el compartimento solo había unas pequeñas luces tipo emergencia, con la oscuridad como cómplice comencé a mirarla más fijamente y comprobé que no solo me mantenía la mirada sino que se humedecía los labios con su lengua de una forma poco descarada, en ese momento había un matrimonio mayor en el departamento con nosotros y de repente se levantaron para recoger sus maletas y el tren comenzó a pararse en la siguiente estación.



Cuando volvió a ponerse en marcha nadie más entró en nuestro compartimento, en ese momento yo ya tenía una calentura tremenda y pienso que ella lo había notado en mis pantalones, yo no sabía qué hacer, ella seguía mojándose sus labios con su lengua de vez en cuando y yo mirándola más fijamente que nunca comencé a hacer lo mismo, entonces sentí una sonrisa en su cara y me preguntó:



Vas muy lejos??



Hasta Madrid la respondí con voz entrecortada.



Yo también me contestó así que nos quedan unas cuantas horas mientras cruzaba sus piernas dejándome ver parte de sus muslos.



En ese momento se abrió la puerta y entró el revisor a pedirnos los billetes, nos deseo buen viaje y marcho apagando de nuevo las luces. Entonces ella se levantó y se dirigió a la puerta diciéndome que se iba al servicio, yo en ese momento ya no sabía cómo ponerme, los vaqueros me apretaban la polla y me sentía incómodo pero muy caliente, había tenido algunas experiencias con chicas de mi edad pero nunca con una mujer como ella.



Cuando regresó cerró la puerta y puso el pestillo e incluso corrió la cortina para que no se pudiera ver desde el pasillo y se acomodo en su sitio cruzando nuevamente las piernas dejando ver parte de sus muslos, en ese momento me di cuenta de algo, no llevaba las medias puestas, mientras yo estaba embobado ella volvió a sonreírme y subiendo un poco su falda me pregunto:



Te gustan??



Yo no sabía que contestar, estaba con la mirada fija en sus piernas, finalmente la dije que sí que claro que me gustaban.



Entonces haciéndome señas con su dedo me dijo, ven levántate, yo no lo pensé dos veces y me puse de pie delante de ella, puso su mano sobre mi polla diciéndome lo dura que estaba, que me iba a reventar el pantalón y bajando la cremallera me dijo tengo hambre, mucha hambre y comenzó a hacerme una mamada tremenda, se notaba que estaba muy caliente, yo mientras la tocaba su pelo y comencé a tocarla los pechos por encima de su vestido, eran grandes y duros y sentía como sus pezones se erizaban cada vez más, la desabroché su vestido mientras seguía chupándome la polla y mirándome a los ojos se quitó el sostén dejándome sus pechos al aire con unos pezones duros y largos que no tardé en meter en mi boca y morderlos suavemente.



Entonces me puse encima de ella y la bese en sus labios gruesos mientras metía mi mano bajo sus faldas, sin dejar de besarla la baje las bragas con su ayuda y comencé a tocarla su coñito, mis dedos se humedecieron de su calentura y los lleve hasta su boca para que los oliera y chupara y la pregunté si quería que me comiera su conejito.



Ni siquiera me contestó, solo empujó mi cabeza debajo de sus faldas y comenzó a jadear mientras se lo chupaba, no pares me decía, por favor no pares y al poco tiempo noté como se estremecía con el placer de mi lengua.



Ahora me toca a mí me dijo cogiendo mi polla en sus manos y chupándola nuevamente, yo ya estaba casi a punto de correrme cuando se la saque de la boca y la puse de espaldas al sillón levantándola las faldas y agachando su cabeza, métemela me dijo ella cuando mi polla buscaba desesperada su coñito, con el vaivén del tren y mis enculadas tuvimos un orgasmo tremendo, sus gritos de placer eran tremendos.



Después, busco mi polla una vez más y me la limpio con su boca hasta sacarla brillo.



El tren comenzó a detenerse en una nueva estación y eso hizo que volviéramos a la realidad, por desgracia más gente subió a nuestro compartimento y el resto del viaje lo dedicamos a intentar dormir un poco.



Una vez llegamos a Madrid, me dio un papel con su teléfono pidiéndome que la llamara a cierta hora y vaya que sí lo hice, pero eso será otra historia.



Si os ha gustado espero vuestros comentarios


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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