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En el trabajo

A veces me hundo tanto en mis pensamientos y perversiones que prefiero escribirlos, me encanta recibir mensajes y saber que les gustan mis relatos. Les admiro.



¿Cómo empezar a describirlo?



Kique era un hombre de más de 35 años pero menos de 40, era gordito, tez blanca, ojitos de color miel muy cristalino, barba, cabello corto y no tan alto aunque él era 5 cm más alto que yo.



Para ser sincero mi estimado corazón, no era realmente guapo, pero era muy simpático y me trataba como si yo fuera un muñequito a punto de romperse. Sí, de porcelana.



Lo conocí por medio de una aplicación, pero la verdad querido corazón, lo hice esperar bastante, porque era muy obsesivo y me resultaba un poco aterrador enredarme en sus piernas, así que después de tanto tiempo fijamos una fecha para nuestro encuentro.



Fue un día martes, a eso de las 14:30 horas. Me mandó la ubicación y esperaría en esa dirección hasta que abriera la puerta de su trabajo. Cuando llegué me encontré en una purificadora de agua, me excitaba la idea de hacerlo en las instalaciones.



ーHola, al fin te conozco ーcomentó.



ーQué tal, ya era hora que nos viéramos ーrespondí.



ーClaro, me has hecho esperar bastante, espero valga la pena la espera, pasa ーdijo.



ーClaro que la valdrá ーrespondí con una sonrisa cínica en mi rostro.



Enseguida pasé a un patio grande, me encontraba dentro de la purificadora observando las máquinas, y algunas camionetas que salían para repartir la debida agua. En fin.



ーAdelante, pasa, sube al 1er piso y al terminar las escaleras hay un cuartito del lado izquierdo, ahí espérame ーdijo.



ーClaro ーcontesté. Y seguí las instrucciones para poder seguir el juego ya que se encontraba un supervisor en la planta baja.



Llegué inmediatamente a la puerta del lado izquierdo subiendo la escalera y me encontré con una habitación que tenía un clóset, una cama y una pequeña televisión.



No tardó ni cinco minutos en subir, entró en la habitación y comenzó a besarme. Introdujo su lengua en mi boca, reclamando los besos que no le había dado en todo el tiempo de espera. Sus manos recorrieron mi cintura encontrando camino hacia mis nalgas.



ーQué ricas están, son más paraditas en persona ーdijo.



ーNo es lo mismo en las fotos, ya que no puedes tocarlas ーrepuse.



ーNo las tocaba pero me masturbaba muy rico viéndolas e imaginándolas siendo mías ーcontestó.



Su comentario me tomó un poco por sorpresa pero él masajeaba mis nalgas como si fueran las últimas que él fuera a tocar y yo sentía ya su erección contra mi pene, enseguida bajé mis manos y comencé a tocarle y frotarle el bulto porque, ¿qué es un beso sin agarrón de bulto?



Enseguida liberé su tremenda erección y comencé a frotar su miembro: arriba, abajo, arriba, abajo. Él apretaba los ojos para forzar el placer acumulado en su entrepierna y que recorría cada fibra de su ser.



ーChúpamela, cómetela bebé ーdijo.



ーEnseguida lo haré ーcontesté. Y me puse de rodillas para poder succionar su hombría. Era un pene de tamaño normal (15 cm), pero era grueso, qué rico, comencé a chuparlo, lamerlo y olerlo. Tenía ese olor masculino en los genitales, unas venitas ricas y una cabeza rosada. Le pasaba mi lengüita por su glande y él gemía, introducía toda su hombría en mi boca y él aferraba sus manos a mi cabeza y así estuvimos por un momento más.



ーLo chupas muy rico, bebé ーdijo.



Pero enseguida me levantó y bajó mi pantalón para poder oler y manosear mis nalgas sin ningún impedimento de alguna prenda.



Me recargué sobre la cama que se encontraba en la habitación, ofreciendo mis nalgas a su plena vista y él empezó a lamerlas, debo recalcar que su barba me raspaba pero era un placer indescifrable, además comenzaba a introducir su lengua en mi cavidad que estaba muriendo de ansias por ser ultrajada y violentada por un miembro ardiente.



Con toda su cara recorría mis nalgas, se atascaba bastantemente delicioso, incluso sus mejillas se encontraban manchadas con su propia saliva, con el ritmo de su lengua comenzó a dilatarme para sumergir su apreciado falo en medio de mis nalgas.



Al estar preparado se levantó y se puso un preservativo para que comenzara a sentir mi suave y estrecho trasero.



Introdujo su pene y me hacía gemir como a una putita, claro, no podía gemir muy fuerte porque nos escucharía su supervisor, así que con una mano tapó mi boca mientras me follaba, aferró sus dedos a mis mejillas y su misma mano absorbía y disipaba mis gemidos al mismo tiempo que su pene gozaba entre el estrecho camino de mis nalgas y mi ano.



ーMe gusta el ángulo que tengo, te mueves muy rico ーcomentó.



ー¿Te gusta cómo me muevo? me encanta que tu pene me llene ーrepuse.



Y él apretaba mis nalgas mientras taladraba con su delicioso pene y comenzaba a montarme más fuerte, duro, delicioso.



Las embestidas hicieron que se moviera la cama en varias ocasiones y decidimos cambiar de posición, así que se recostó sobre el suelo y ahora yo comencé a montarlo, brindándole la vista de mis nalgas para que pudiera ver cómo entraba su falo súper tieso y cómo rebotaban mis nalguitas a la hora de enterrarme en su miembro.



Estuvimos así por media hora más y al momento de concluir su orgasmo apretó ambas manos a mis nalgas y se vino dentro de mí, obvio en el preservativo.



ーYa me vine bebé, te movías como putita y tu cintura me encantó, mis manos se la pasaron muy divertidas aferradas a ella, quiero coger de nuevo contigo ーcomentó.



ーGracias, a mí también me gustó, me encantó el toque de tus manos ーdije.



Me levanté de su pene, el condón salió y claro tenía su lechita derramada en esa burbuja de látex, la cual se veía deliciosa y era bastante, después me dijo que tenía meses sin haber tenido sexo.



Me subí el pantalón, arreglé un poco mi atuendo y pude salir de esa pequeña "oficina" y justo antes de salir a la calle me detuvo y me besó, arrimando su cuerpo de nuevo al mío y me prometió nos volveríamos a ver y claro su erección comenzó a despertarse otra vez.



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Amado corazón: disfruta tu cuerpo, puedes entregarte en cuerpo y alma al placer y dejar un poco de tu esencia en cada cuerpo, en cada fibra. Sólo recuerda cuidarte, alimenta tu cuerpo y tu espíritu con lo que más te gusta, nunca dejes que tu llama se apague y con ello tu persona. Sé tú mismo.



Uno puede ir por el mundo regalando besos, abrazos, caricias, pero de vez en cuando es una buena idea regalar orgasmos, es como "hacer caridad" porque claro, ayudas a quienes más lo necesitan.



Con toda mi alma,



Isra



No olvides leer mis demás relatos.


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